Disclaimer: Ninguno de los personajes en esta historia son de mi autoría.

Summary: Tohru sabe que Kyou la odiará por siempre; acaba de romper su brazalete favorito.


Ser feliz

Tohru contiene la respiración.

Él estará furioso, estará más que furioso, estará colérico. Ya imagina lo mucho que saltará la vena de su sien, el como se encresparán sus vividos cabellos, el rechinar de sus dientes. Kyou es un chico impetuoso y Tohru puede estar segura de que aquello lo hará explotar, solo que está vez no será contra su primo, sino contra ella, y la joven no está segura del como hace Yuki para sobrellevar tales escenas de odio.

Eso le pasa por torpe y curiosa, ella no es del tipo que fisgonea, pero últimamente se ha sentido más atraída en todo lo relacionado al joven Sohma. Eso no la inculpa —acaso la delata—, debió hacer lo que hace todo los sábados, entrar recoger la ropa sucia y salir.

La chica lleva las manos a su boca abierta, todavía no puede creer lo que ha pasado. Kyou siempre le repite que no es necesario que se encargue del aseo de toda la casa y mucho menos del de su habitación, pero sintiéndose ella una intrusa en la casa Sohma y acorde al trato que hizo con Shigure cuando se le ofreció techo—aunque a esté parece ya no importarle—, siempre se ha responsabilizado totalmente de la limpieza y organización del hogar, por eso jamás ha atendido a semejante reclamo. Un motivo más que Kyou tendrá para explotar en su contra.

Finalmente Tohru reacciona. Si se da prisa quizá logré reparar el daño antes de que él regrese de su caminata matutina y lo noté, entonces será como que nada haya pasado. Se coloca en cuclillas y una a una comienza a recoger las cuencas blancas y rojas dispersas por todo el piso de la habitación, lo que hasta hace cinco minutos conformaba la pulsera favorita de Kyou, o al menos eso cree Tohru, pues lo ha visto usarla sin falta cada día desde que lo conoce, incluso recuerda una ocasión en la que Arisa sugirió que la pulsera se trataba del regalo de una exnovia e interrogó a su compañero sobre el proceder de aquél su inseparable accesorio. Arisa insistió más de lo prudente en ello y el chico interrogado, presa del nervio y estrés estalló en cólera marchándose de la escuela a grandes zancadas, eso a pesar de que las clases continuaban. Aquél día y sin saber muy bien porqué, Tohru sintió una extraña opresión en el pecho, quizá la pulsera sí se tratara de un recuerdo personal del muchacho. Aquella idea entristeció a la joven a tal grado que logró preocupar a sus amigas.

Un escalofrío recorre el cuerpo de Tohru, no quiere ni pensar en lo que ha hecho y en lo mucho que a Kyou le molestará su acto. La odiará por siempre, eso sería lo peor.

La joven termina de acumular todas las cuencas sobre un pañuelo blanco que cargaba en el bolsillo del delantal rosa, luego recuerda que tiene algo de elástico en su habitación el cual sería perfecto para reparar su error. Se pone de pie alarmada, pensando en el orden de las cuencas 'Roja, blanca, roja blanca' se repite internamente mientras a toda prisa abre la puerta de la habitación para dirigirse a la suya propia, sin embargo para su mala suerte el propietario de aquel brazalete se encuentra del otro lado del umbral.

—¿Tohru? —la mira con una ceja alzada. Kyou no esperaba encontrarla en su cuarto —¿Qué haces aquí?

—Yo aaaaam... Kyou-kun —sus mejillas se sonrojan —… yo aaaam... hoy... hoy es sábado y debo lavar la ropa sucia así que vi... vine a ello.

Kyou suelta un suspiro exasperado, como si no le hubiera dicho cientos de veces a la chica que no es necesario que se ocupe de sus cosas. Tohru puede ser algo terca en ciertos aspectos.

El joven mira sobre el hombro de ella, ahí atrás se encuentra la dichosa ropa sucia.

—Creo que olvidas algo —le dice señalando la canasta que Tohru dejó en el cuarto tras de sí. Ella empieza a balbucear evidenciando su nerviosismo —… ¿pasó algo?

La cara de ella se colorea aún más, de un rojo alarmante, comparable con el rojo de una de las manzanas que desayunó hace unas horas. La mirada inquisidora de Kyou sostiene la suya durante algunos segundos, entonces Tohru no puede evitar delatarse desviando un segundo los ojos al pañuelo blanco entre sus manos, instintivamente Kyou sigue la dirección de la mirada de Tohru, y ahí están entre las delicadas y blancas manos de la chica, todas revueltas, las cuencas de la pulsera que hasta el día de ayer le era inseparable.

Él joven deja escapar un "ohhhh" difícil de interpretar.

—Lo... lo siento muchísimo Kyou-kun. No… no era mi intención… yo… yo solo la vi ahí y pensé que era extraño que no la llevases contigo y… que… quería verla más de cerca porque es mucho… muy extraño que no la usaras —la chica toma una bocanada de aire y sus ojos se tornan cristalinos —pe… pero… no tuve cuidado y con la esquina de la mesita de noche… —un temblor se apodera de sus manos—. Por favor no estés molesto.

Kyou permanece en silencio, su mirada fija en las manos de Tohru. Tampoco él puede creerlo; la pulsera rota, igual que su maldición. Entre esas manos blancas y finas las cuencas rojas y blancas parecen ser algo sin importancia, parecen ser, como lo cree Tohru, los restos de una insignificante pulsera y no el hechizo que contiene a un horrible demonio que vive dentro de los poseídos por el gato. Hoy tuvo ese sueño, algo dentro de él se despidió para siempre, él lloró. Por la mañana notó que el brazalete ya no era necesario, así que —pensando que alucinaba— lo dejo junto al despertador y continuó con su rutina de todos los días. Evitó pensar en la pulsera, evitó pensar en Akito y evitó pensar en el resto de los Sohma, más no logró evitar pensar en la chica de cabello oscuro, piel blanca y ojos castaños que justo ahora se encuentra inmóvil frente a él y en cuyas manos pálidas y temblorosas se encuentra deshecho lo único que refrenaba un poco su amor por ella.

—Kyou… Kyou-kun… pu… puedo repararla… en serio —dice Tohru con la mirada baja y la voz quebrada —. Por favor, por favor no estés molesto.

La voz de ella lo trae de vuelta a la realidad, Kyou la mira unos segundos, la comisura de los labios de la chica tiembla y su voz se ha vuelto débil, apenas audible.

—¿Por qué estas tan depresiva? —pregunta desviando la mirada, cree conocer la respuesta.

—Sé que te encanta este brazalete, en este momento debes estar muy molesto conmigo. Lo siento tanto Kyou-kun... por favor no me odies. —la chica exhala y una lagrima amenaza con deslizarse por sus pómulos sonrojados.

—Tohru no estoy molesto —dice con voz más suave anormal. Tohru alza la vista sosteniendo la de él por unos segundos, le parece ver un brillo especial en sus ojos naranjas que asemejan el despunté de un buen día.

—¿no… no lo estás? —pregunta con una voz aún temblorosa.

Kyou lleva una mano a sus cabellos y suelta un largo suspiro.

—No. Me estaba preguntando está mañana que debía hacer con la pulsera, veras es que ya no me sirve y pensaba en el mejor método para deshacerme de ella… Creo que le estaba dando demasiadas vueltas al asunto, la verdad me alegro que esté rota, ahora será más fácil botarla.

Tohru lo mira boquiabierta sin poder dar crédito a las palabras del chico, ¡y ella que temía tanto el ser odiada por siempre!, aquello parece más bien un agradecimiento por parte de él.

—Además… ahora puedo hacer esto.

Kyou toma una de las muñecas de Tohru atrayéndola hacia él abruptamente, las cuencas caen dispersas al suelo, algunas botan y ruedan por la habitación y el pasillo pero ninguno de los dos hace nada al respecto. Él envuelve entre sus brazos los hombros de Tohru y una de sus manos se posa sobre la nuca de ella acercándola hacia su pecho, sus dedos se entrecruzan con los mechones de largo cabello oscuro, y apoya su mentón sobre la cabeza de la joven. Ella tiembla un poco, puede escuchar la respiración del chico junto a su oído; ella se sorprende, más el temblor que se apodera de su figura no es debido a ello, sino al sentimiento de dicha y confort que comienza a expandirse rápidamente por todo su cuerpo. Tohru corresponde al gesto sin preguntar, relaja su cuerpo y posa sus manos sobre la ancha espalda de él. Se pregunta por qué nunca antes había abrazado a Kyou, a pesar de que eran tan cercanos ella siempre había sentido cierto distanciamiento por parte de él, quizá debido a eso jamás se había ilusionado al respecto. Ahora puede hacerlo.

Un brazalete hecho pedazos, y el suave beso que Tohru siente depositar a Kyou muy cerca de su frente. Solo eso basta para ser feliz.


Hola, otra vez yo.

Como quizá ya lo notaron, actualmente no puedo dejar de crear fanfictions para estos dos (me traes viejos recuerdos a la cabeza). Por eso me decidí a que en lugar de llenar FanFiction con cada historia que me venga a la cabeza, y volver todo un caos y desorden, iré publicando aquí todos los One-Shots que tengo pensados para Kyou/Tohru

Espero que hayan disfrutado la lectura. Cualquier comentario es bienvenido.