Disclaimer: Yo no soy Jo, pero vaaaaaaaaaaaaale, si quereis, me meto una peluca rubia y hago que James se morree con Draco ;)

Viñeta cortita para la tabla inspirada de misión_insana (comu de Lj) serán diez viñetas, aún no tengo definido si serán sólo de séptimo o de todos los años, cada una está ambientada en la frase de una canción, la de aquí, es "Desde que te vi, supe que eras sólo para mi" de la canción "desde que te vi" de Benjamín Rojas.

No obstante, escribí el fic con la canción "When the stars go Blue" de T. Hilton y B., sin más, ojala les guste :) (y muchas gracias por leer)


Hay cosas que simplemente se saben, que estaban allí y no tenías ni idea de su existencia o, por tu bien, creíste propicio olvidarlas y cubrirlas con un manto negro.

Lo malo de lo último es que, cuando salen a flote, lo hacen con más intensidad. Sino me crees, puedes preguntarle a James, que está lleno de intentos fallidos.

Le ve traspasar la barrera para llegar a la estación, su cabello pelirrojo un poco despeinado y una expresión radiante en su rostro, un poco más alta que cuando la vio a final del curso pasado, arrastrando su baúl con ímpetu. Sus padres van detrás y James se percata que la otra chica que siempre va, esa que parece una tabla de planchar y tiene un cuello demasiado largo, no está allí.

La muchacha, ajena a todo el barullo que reina en la estación, habla animadamente con su padre y mueve sus manos al hablar, como si tratase de describirle algo que no le alcanzase detallar con las palabras. Él esboza una suave sonrisa mientras le ve con su familia, atestiguando el bamboleo de su cabello cuando ella se mueve o estira sus brazos, el sonido del brazalete que siempre lleva en la muñeca izquierda.

Cuando corre un poco la cabeza para tener un mejor ángulo de observación, se percata de que unos ojos verdes, del color de las esmeraldas, le miran con curiosidad, no, no es Lily, es su madre, joder, le ha pillado.

Las mejillas de James se tornan carmesí, sin embargo, le devuelve la mirada y, haciendo acoplo de sus fuerzas, le sonríe amistosamente mientras inclina levemente la cabeza.

La señora le sonríe de vuelta, atrayendo la atención de su hija, la cual le pregunta a quién está sonriendo. Cuando la madre de la muchacha señala con la cabeza hacia su dirección, James finge estar demasiado ocupado dándole dulces a su lechuza, que gorjea contenta ante las atenciones.

Al momento que sospecha que aquellos ojos familiares le han dejado de mirar, levanta su vista para llevarse un chasco. Demonios, Lily le sigue mirando y, no, no le mira como cuando en quinto curso le lanzaba sus ácidos "vete al demonio Potter", más bien, si es que no se equivoca, parece alegre de verle, como una especie de "me alegro que estés aquí, James" que a él le provoca una sacudida en la boca del estómago. Similar a la que sintió cuando ella le sonrió en cuarto curso (cuando ayudó a Mary para que no se cayese de la escoba) y entonces él lo supo, se percató de que, Lily Evans, prefecta perfecta y cabezota, era sólo para él.

James le devolvió, un poco nervioso, si hemos de ser sinceros, la sonrisa a Lily y, al verla tan radiante, tan ella, mandó todo a la mierda, incluso sus intentos fallidos de olvidarla durante el verano.

Era un nuevo año en el colegio Hogwarts de magia y hechicería y, ese año, la pelirroja sería suya, como debió ser desde un principio o, como lo fue desde siempre, salvo que ninguno de los dos se dio cuenta.