Salut mes lecteurs,

Este capítulo no está relacionado con la historia El diario de Haruhi, a menos que ustedes así lo deseen, es producto de la ociosidad y el deseo de innovar… espero les agrade.

P.D. Para entender este "capítulo" se debe imaginar que los hosts se encuentran en una casa de campo y todos comparten habitaciones, aunque la historia gira entorno a la pareja Kyouya-Tamaki.


– ¿Por qué no se calla? ¿Cómo es posible que alguien así pueda ser real? ¿Por qué tanta insistencia? De casualidad… ¿estaré enamorándome de ella? ¡Claro que no! Ella es el objetivo y no el fin. Por otro lado, yo sólo tengo que cumplir la meta que me fue impuesta. ¡Ella y él son tal para cual! Igual de estúpidos, igual de distraídos, igual de aburridos… ¿Por qué habría de querer estar con ella? –se dijo a sí mismo el rey de las sombras.

– ¿Qué clase de persona dejaría a dos jóvenes juntos? No quiero decir que Mori-sempai se aprovechará de la situación, pero… No, no, no y ¡no! No aguanto la preocupación. Mi hija sola y desvalida con un muchacho fuerte, apuesto… –dijo Tamaki mientras Kyouya lo veía interesado, aquella afirmación era una revelación.

-¿En serio te parece que Mori-sempai es apuesto? –inquirió el rey de las sombras maliciosamente.

-Pues… pues… sí, ¿no? –contestó el rey muy preocupado. Sabía que Kyouya planeaba algo.

-No conocía esa inclinación suya… milord –agregó mientras lo observaba desde su cama.

-Yo… yo… pues… -alcanzó a decir.

Kyouya se acercó a él lentamente, sus ojos estaban llenos de pasión y encanto. Tamaki no podía dejar de verlos, no podía evitarlo o mejor dicho; no quería evitarlo. Su mirada comenzó a bajar y observó con detalle la perfecta nariz, los carnosos labios, la suculenta boca y la sensual y característica sonrisa que su querido amigo esbozaba cada vez que algo le divertía o interesaba. Un leve rubor coloreó sus mejillas, trató de contenerlo mas no le fue posible, razón por la cual, dejó de mirar al rey de las sombras.

-¿Sabes algo? –inquirió Tamaki sin esperar respuesta alguna. Kyouya lo volteó a ver. Tamaki prosiguió: –jamás creí que sentiría algo así… jamás pensé que yo podría estar enamorado justo como lo estoy en este momento…

Kyouya no esperaba aquella declaración, le sorprendía y entristecía a la vez. Él sabía que la única persona de la cual su amado ángel podría enamorase se encontraba en la habitación contigua.

El cuello de Tamaki era blanco como el marfil, con la yugular levemente saltada. Kyouya quería morderlo, marcarlo, decirle al mundo que su amado ángel era sólo suyo y que no estaba dispuesto a compartirlo. Súbitamente, notó que su host estaba en silencio, aquello lo sorprendió, así que volteó y notó que éste lo veía algo atónito. Lo anterior no le importó, su curiosidad era más fuerte; así que su mirada continuó bajando. Escudriñó meticulosamente la camisa negra que su amigo portaba, era ceñida, no dejaba nada a la imaginación. Vio su pecho, su abdomen y su ombligo. Sintió un leve escalofrío, jamás había visto tan detalladamente a su host principesco. Sus ojos continuaban con la exploración del bien formado cuerpo del rey. Sus ojos se detuvieron justo en la entrepierna de su ángel musical, una parte de él se avergonzó, así que vio de reojo a Tamaki; gracias a lo cual notó que los ojos de éste observaban justo el mismo lugar que los de él.

"No puede ser… Yo no soy…" Tamaki no podía decirlo, es decir, a él no le gustaban los hombres ¡y menos Kyouya! O… ¿acaso sus celos no eran por Haruhi? ¿Quizá le molestaba que cuando Kyouya y Haruhi estaban juntos él le pusiera demasiada atención? No, no era posible…

Instintivamente, Tamaki se volteó. Le daba la espalda a Kyouya y cubría su bello rostro con sus finos dedos de pianista. No toleraba esa situación. De la nada, unas fuertes manos rodearon su cintura, en vano intentó quitarlas de él. No era correcto lo que pasaba, pero… ¿qué es correcto en estos días? Al pensar lo anterior, optó por no moverse y quedarse entre aquellos fuertes brazos. Kyouya notó la quietud de su compañero, sonrió maquiavélicamente, volteó la cara de su amigo y lo besó tiernamente. Tamaki contestó el beso tímidamente, poco a poco, Kyouya comenzó a soltar a su amigo. Ambos prolongaron el beso el mayor tiempo que pudieron, pero para su desgracia, eran humanos, así que se separaron un instante para tomar un poco de aire. Quedaron frente a frente; contemplándose en la penumbra de la habitación.

-¿Continuamos? –preguntó Kyouya seductoramente.

-Yo… –respondió Tamaki, su interlocutor lo miraba fijamente con las gafas levemente caídas. "Esto no debe ser, él me ha…"

-Te he besado y volvería a hacerlo. ¿Te molesta demasiado? Porque a mi me dio la impresión contraria. –expresó el rey de las sombras al tiempo que se separaba del host principesco. Inesperadamente, los ágiles brazos de Tamaki se aferraron a Kyouya, no podía dejarlo… no quería dejarlo. El host principesco no comprendía del todo su reacción; mientras tanto, el joven Ootori sentía sobre su ropa las finas manos del pianista, eran estilizadas y bellas; su ángel por fin osaba abrazarlo fuertemente.

-Veo que aprendes rápido… Eso es interesante –agregó antes de besar apasionadamente al host principesco. Ambos sabían que aquella noche sería demasiado corta.

Las estrellas fueron testigos de la unión de dos familias, de dos almas y de dos cuerpos. Tamaki se sentía feliz, le fascinaba la idea de dormir entre los brazos de su amigo… desde ahí podía escuchar su respiración y los latidos de su corazón. Todo era felicidad pero estaba cansado, sumamente cansado así que optó por dormirse… No sin antes besar a su rey de las sombras, a su ángel caído, a su amado Kyouya Ootori.


Oh la lá! Mon premier yaoi!

No fue tan difícil… aunque, francamente, prefiero la relación hombre-mujer mas no puedo negar que fue edificante dejar la imaginación volar.