Título: En el Punto de Partida
Resumen: Tras el ascenso y caída del T2 en la concentración previa al 41º Interescolar, Junta y Hajime tendrán que volver a confiar en el otro y en sí mismos para conseguir su más preciado sueño. Una historia de superación, amistad y valentía sobre ruedas.
Todos las personas y backstory's aparecidas aquí son propiedad de Wataru Watanabe, creado de la franquicia de Yowamushi Pedal. Servidora sólo se dedica a utilizar sus personajes para el disfrute personal y público. Espero que les guste.
Hacía frío. Hacía frío y se había acabado todo. Aún no era capaz de pensar en ello, de levantar la mirada. "Tan sólo quiero despertar, abrir los ojos y que todo sea un sueño." Teshima mantenía sus ojos clavados en el azulejo roto del suelo, mientras el sudor -bien provocado por la tensión o por el choque de temperatura entre el exterior y la calefacción de la sala- chorreaba por sus mejillas. Le temblaban las manos, las piernas estaban a punto de quebrarse. "No ha sido lo único que se ha quebrado hoy." Pensó, utilizando la ironía con la que tanto se juzgaba a sí mismo, pero no pudo arrancarse nada más que un diminuto amago de sonrisa. No tenía ni siquiera fuerzas para aquello. Prácticamente, en ese instante no tenía fuerzas para nada. Sus últimos siete meses se habían resumido en entrenar, crecer, para llegar al Interescolar y demostrar lo que no había sido capaz de hacer hasta ahora. Era cuestión de valor y práctica llegar hasta el campeonato, nada podía salir mal. Hasta hace 3 semanas. Tres simples semanas les había bastado a los de primero para romperle los sueños en pedazos. O mejor dicho, para simplemente romperlos.
En ese momento se percató de su silencioso compañero y miró a la derecha. Allí, callado y sumido en sus pensamientos, Aoyagi mostraba el rostro más cansado que nadie podía haber mostrado jamás. Por un instante se miraron y sólo encontró vacío. "No da para más" Suspiró. Intentó musitar algo, una palabra, un "todo va a ir bien", un "el año que viene será", pero no pudo porque ni él se lo creía. El año pasado sí, pero este no.
Volvió a bajar la cabeza, apretando sus párpados por última vez para cerciorarse de que aquel infierno que estaba viviendo era real. Porque no podía ser, porque había perdido un año en construir castillos en el aire. Y en aquel momento, su compañero insomne murmuró.
- ¿Cuándo vamos a saber dónde parar?
La voz de su amigo llegó a sus tímpanos como una olla a presión. Tuvo que pedir que repitiese la pregunta, y tras comprenderla, permaneció observando a aquel chico con el que había compartido tanto, y al que en ese instante no conocía de nada porque no estaba en sus planes aquello de perder. No sabe cuánto tiempo se mantuvo estático, clavando sus ojos negros en la cabeza del rubio, como si pudiese volársela sin apretar ningún gatillo. "Cálmate, no la pagues con él, hizo más que tú. Todo el mundo hace más que tú, recuerda." Se llevó las manos a la cara para taparse lo patético que podía resultar si otra persona pudiese intuir que una lágrima había brotado dirección al suelo.
Y es que siempre fue aquel su mayor problema: él mismo. Nunca había hecho falta ningún enemigo: ya estaba él, o aquella voz de su mente, para hacerle sentir culpable. Para pedirle más. "Trabaja más, entrena más, estudia más. No es suficiente, no eres brillante aún." Se quería demasiado a sí mismo, en verdad. Él tenía un don, siempre se lo decía su madre. No podía estrellarse, no aún. "Con 18 años nadie puede estrellarse." Agarró la estrella de su camisa y se secó la cara. "Estás montando un puto show de la nada." Y rectificando, volvió a mirar a su amigo.
- Supongo que cuando lleguemos a la cima, o nos caigamos del todo.
Aoyagi lo miró por un instante, esbozó una sonrisa triste, de esas que clavan y duelen, antes de soltar su última frase aquel día.
- Uno nunca sabe cuándo está cayendo.
"Y en verdad no hacía falta decir nada más." Asintió Junta, antes de caerse él también.
