Crecer es difícil.
"Llámame y dímelo, como llegaste tan lejos, sin hacer un solo sonido"
Where the Lines Overlap, Paramore.
La adolescencia es una etapa complicada.
Con todas las hormonas tan violentas haciendo piruetas en tu cuerpo, con el fin de la irresponsabilidad y el nacimiento de un compromiso tanto a ti mismo como al futuro.
En serio, es horrible—sobre todo durante esa particular etapa en la que no sabes quién eres, no sabes quienes son los demás, no sabes dónde estás ni sabes qué hacer.
En pocas palabras, donde no saben nada.
Excepto que la chica rubia que se sienta a tres asientos de ti se ve linda usando ese pintalabios rojo.
Honestamente, Hiccup se siente algo deprimido en este punto.
Al principio era algo soportable, ver como la única persona que alguna vez le llamo la atención salía con el cliché perfecto del tipo rudo que siempre se queda con la chica en las películas de los 80's, verlos llegando juntos en su automóvil rojo y brillante y rápido. Ver como su brazo musculoso reposaba sobre sus hombros o sosteniendo su delgada cintura, ver un beso furtivo en los pasillos de la secundaria.
Era una desilusión diaria—era algo amargo, y Hiccup sentía sus piernas cosquillear incómodamente cada vez que la veía—pero era soportable.
Después, no tanto—pero él ya llegaría a eso.
Ambos tenían 15 años, eran prácticamente niños. Y Hiccup estaba completamente seguro que la infatuación infantil que tenía en Astrid Hofferson desaparecería tan rápidamente como llego. Él confiaba en que un día la miraría caminando por los pasillos de la escuela y no pensaría en como su cabello brillaba, ni en como sus labios eran una imposible sombra de rosa, ni como su risa podría darle un infarto a un anciano.
Después de todo fue su belleza cruda y su inteligencia nata lo único que lo atrajo en primer lugar, cualquier gusto que Hiccup mantuviera sobre ella sería algo pasajero, algo de que reírse cuando fuera más viejo y tuviera más experiencia en la vida y en el amor.
Se supone que sería algo pasajero.
Vaya que se llevó una sorpresa cuando no fue así.
Pasaron 2 años y Hiccup Haddock aún no podía sacar de su mente los mechones rubios y las muecas enojadas y la manera en la que su nariz se deformaba cuando estaba furiosa y honestamente como se veía tan hermosa aun cuando quería romper cráneos.
Pero Astrid tenía a Eret Eretson. Eret Eretson jugador estrella, Eret mariscal de campo, Eret que maneja un Camaro del 68.
Eret que es uno de sus mejores amigos, Eret con el que Hiccup creció los primeros años de su vida, que lo conoce desde que ambos eran mocosos jugando en la guardería intentando aprender a sonreír. Eret con el que descubrió que la verdadera amistad era pasar 2 años y medio reconstruyendo un estúpido Camaro de 68 juntos.
Pero un día, El factor Astrid llego y todo pareció salirse de sincronización. De repente Eret no tenía tiempo para estar con él—prefiriendo fiestas de fraternidad y viajes a la playa que probablemente terminaban en situación de categoría R— y Hiccup no quería estar con Eret.
Ver a Eret con Astrid no debía de presentar ningún problema—ella ni siquiera sabía de su existencia—pero por alguna razón que Hiccup no lograba descifrar, lo estaba destruyendo.
Todo se volvió aún más complicado durante su segundo año de preparatoria, porque, aunque Hiccup pasara todos los días viajando de una escuela donde todos lo ignoraban a una casa demasiado grande para estar vacía, aun así, era soportable.
Él podía levantarse en las mañanas completamente seguro de lo que sucedería en el resto del día, y luego podría irse a dormir consiente de que la mañana siguiente sería igual. Era un ciclo de eufuismo que debía de ser bizarro en los ojos de cualquier otro adolecente social, pero para Hiccup Haddock solo era una serie de pasos que no llegaban a ningún lado.
Un picotazo en el costado. Monótonamente perfecto.
Pero a pesar de todo, no era nada que una tarde de música alternativa y quedarse despierto hasta la madrugada viendo Netflix y comiendo cacahuates no arreglara.
Todo cambio con una simple salida a un pub camuflajeado como restaurante familiar. Hiccup siempre recordaría ese pequeño local, por el resto de su vida.
Por qué en un momento Eret tuvo una maravillosa idea—idea que pudo haber sido causada por la lastima, o tal vez por la culpa generada por lo que restaba de una amistad descuidada, Hiccup nunca lo supo—pero una tarde él mariscal de campo llego a su casa y prácticamente tiro la puerta de entrada, ordenándole que se vistiera y se preparara, porque él y sus amigos irían al Leonora's—un bar de mala muerte en el centro de Boulder—y pasarían un buen rato.
Él aceptó, porque cuando se intentó negar Eret lo tacleo hasta que cediera de una forma u otra, y Hiccup recordó por un rato lo buen amigo que Eret era.
Pero entonces llegaron al bar y Eret le presento a sus amigos, tres sujetos con brazos llenos de tatuajes y rostros poco amigables, además de una chica con la mitad del cabello rasurado y un arete en la nariz—nada que Hiccup no esperara, en serio—pero cuando vio a Astrid Hofferson, linda y brillante en aquel bar, su corazón perdió un latido que nunca recupero.
Oooookay, mala idea. Él nunca se sintió más fuera de lugar, delgado, infantil y escuálido entre gente con tatuajes de calavera y gimnastas de cabello largo con músculos demasiado grandes para cabezas tan pequeñas. Hiccup no se sentía lo suficientemente maduro como para pertenecer a este tipo de gente.
Eret empezó a tomar tragos cuyos nombres Hiccup no tenía ni idea de lo que significaban—y Hiccup descubrió que ¡hey a Eret le gusta tomar! —después comenzó un juego de billar con los otros sujetos tatuados, mientras que la chica del pelo rasurado se excusó diciendo que su vendedor había llegado (Hiccup ni siquiera quería saber qué vendía, aunque lo sospechaba) lo cual lo dejo muy, muy, muy incómodamente sentado en un banquillo del bar, Astrid tomando tragos cortos al lado suyo.
Después de cinco minutos de practica mental y manos sudadas que jugaban con su vaso de coca cola light, Hiccup se decidió a iniciar una pequeña conversación con Astrid—no con Astrid-la-chica-que-te-ha-gustado-desde-secundaria, si no con Astrid-la-novia-de-probablemente-tu-único-amigo-de-verdad.
Pero, como todos sus planes, fallo contundentemente cuando Astrid fue la primera en hablar.
"Es té helado, ¿sabes?" Ella le dijo "puedes dejar de verme como si estuviera inyectándome heroína"
No exactamente las primeras palabras que Hiccup esperaba oír de ella, mucho menos dirigidas a él.
Su primera reacción fue tartamudear y tal vez esconderse bajo una roca y morir por un rato, pero ese sarcasmo reprimido que nació cuando él solía pasar horas hablando consigo mismo o discutiendo con su padre aparecieron en un instante—su sistema de defensa atacando una vez más.
"¿En serio? Vamos, y yo pensando este era un verdadero bar de mala muerte. Demasiado inocente para mis gustos"
Dios, en ese momento el solo deseaba lanzarse por la barra y golpearse con una botella de cerveza hasta desmayarse. Tal vez eso dolería menos de lo que Astrid Hofferson podría hacerle.
Pero para su sorpresa, Astrid se rio en su bebida, haciendo que una delgada línea de hielo bajara por la comisura de sus labios hasta su cuello y más abajo, haciéndolo apartar su mirada.
Pasaron el resto de la noche charlando amigablemente—Hiccup en serio intento no tartamudear, cumpliéndolo solo en parte—y ordenando bebidas no alcohólicas hasta que Eret llego a la barra, jadeando como estaba tan ebrio como una cuba y quería ir a casa, todo esto mientras intentaba besar a Astrid en el cuello.
Hiccup habia arrugado la nariz y mirado hacia otro lado.
Hiccup manejo el Camaro del 68 hasta la casa de Eret, donde él y Astrid se bajaron, todo esto mientras el musculoso mariscal robaba besos de sus labios y usaba una mano para tocar su trasero, la otra intentando balancear su peso ebrio—probablemente alguien tendría suerte esa noche…
Ver a Astrid corresponder los besos de otra persona no era algo que él quisiera ver.
Hiccup se llevó el Camaro a su casa vacía, donde a pesar de que la noche tuvo un final algo deprimente, charlar con Astrid Hofferson por primera vez en su vida no fue una mala experiencia.
Al día siguiente, no es Eret el que va a recoger su auto del garaje de Hiccup, si no Astrid.
Tal vez, si Hiccup juega sus cartas bien, por fin podría tener a alguien más que a Eret que él pueda llamar "Amigo"
La ironía nunca fue tan amarga.
"Vamos, ambos sabemos que Rachel y Ross habían roto, Ross tenía todo el derecho del mundo de hacer lo que hizo" Eret se queja dándole un trago a una lata de cerveza, El trio viendo la 6ta temporada de Friends en Netflix mientras juegan con un platón de M&M's
"Claro que no, obviamente si Ross en serio la quería debía haber esperado más antes de meterse con esa…facilota" Astrid se queja de vuelta, y el brazo de Eret sobre su hombro nunca se vio más incómodo, lo hace querer decir cosas que luego no podría desdecir "¿Tu qué piensas Hiccup?
Hiccup estaba concentrado en sus chocolates, ignorando como nunca se había sentido tanto como una tercera rueda más que esa noche.
"Pues…es cierto que Ross tenía derecho" Eret le da un pulgar arriba y Astrid le lanza un chocolate en el ojo "pero estoy seguro que si Ross la amaba como decía, habría esperado un poco más"
"Si!" Astrid triunfa, levantando un brazo y sonriendo "Eso son dos contra uno, ¿Qué piensas de eso señor Jon-Snow-Se-Quedara-Muerto?"
"¿Solo puede existir un Jon Snow, Eh Eret?" Hiccup lo provocó.
"Chantaje" Eret bufó.
"Soborno, luego te paso la cuenta del cable, As"
"Estamos usando Netflix, idiota" Ella ríe de nuevo, hasta su risa se escucha increíble. "Pff, eres todo un Chandler"
"Claro que no, él es todo un Hiccup"
"Oh, mira tú, pensaba que mi nombre era Santiago hoy. ¿Imaginas eso?"
"Eso es exactamente lo que Chandler diría" Astrid ríe de nuevo, y Hiccup está empezando a pensar que es un masoquista.
Él no puede parar de mirar a Astrid Hofferson, Hiccup es el rey de los masoquistas.
El celular de Eret suena, el tono de la cucaracha resonando sobre el sonido de la televisión.
"Iré a contestar, espera" Él dice antes de levantarse y salir de la habitación, donde deja a ambos en un sorprendentemente cómodo silencio.
"Así que…escuche que rompiste un record de natación hoy" Hiccup inicia la conversación, parcialmente cómodo después de unas semanas de amistad "También escuche que Angelica Ronman se arrancó las extensiones del enojo" Astrid logró romper un record de natación formando hace varias generaciones en la preparatoria, su salón le hizo una fiesta a la que Hiccup se negó a ir apenas al descubrir que Eret tampoco iría.
¿Qué diría la gente?
"Solo las de colores" Astrid sonrió, sintiéndose orgullosa "Pero su novio noto la diferencia y la boto, muy poca popularidad, se dice por las calles"
"Estoy seguro que no valia la pena" Hiccup mordio su labio "Lamento no haber podido ir a tu fiesta de celebración"
"Está bien" Astrid se encoje de hombros "Solamente conocía a las chicas del club, el resto eran amigos de Eret y otros tipos que querían embriagarse, tu sabes"
Por supuesto que él lo sabía.
"Estas lista para las nacionales?" Él cambia el tema de conversación.
Astrid lo mira como si tuviera dos cabezas por un segundo "¿De qué hablas? Faltan meses para las nacionales, no creo si quiera ganar las regionales"
"Oh, yo creo que lo harás" Hiccup le sonríe, pensando en un universo alterno donde la situación podría ser diferente, y él estaría sosteniendo su mano "Entonces esos cazatalentos de Boulder CU se estarán pateando a sí mismos"
Astrid le sonríe, esa sonrisa secreta que a Hiccup le gusta creer es solo para él.
"Para ti es fácil decirlo, tu catapulta enloqueció a los tipos del MIT" Ella se queja, un toque de envidia en sus palabras, pero disminuido por la felicidad por su amigo
"No lo sé…no quiero tener que salir del estado para poder…tu sabes, crear cosas" Hiccup miente.
"¿Entraras al CU?" Astrid pregunta, una sonrisa ya formándose en su rostro "Genial, al menos tendrá a alguien con quien sufrir en la universidad"
La respuesta hace a Hiccup algo feliz, pero la pregunta es la que lo hace hablar.
"¿Eret no…?"
Astrid se encoje de hombros, casi desinteresada "Eret tiene amigos entre los profesores de Kansas, quiere entrar ahí"
"…ya veo" Él no sabe que más responder.
El resto de la conversación es interrumpida cuando Eret grita al otro lado de la habitación.
"¡Chicos! ¡Fiesta en Alvard, Ashley Jeffords abrió la bodega de licor de su padre y todo el mundo está ahí!" Hiccup ya puede escuchar a Eret encendiendo el motor de cierto Camaro del 68.
"¿Iras o…?" Astrid se encoje de hombros de nuevo, pero asiente de todas maneras "Estas cansada" No es una pregunta, más bien una afirmación, son 10 para las 12 y Astrid gasto mucha energía nadando esa mañana.
Ella no debería ir si está cansada.
"Pero tengo que ir tú, eh, tu sabes…apariencias" Casi parece una excusa.
"No, no lo sé." Hiccup le responde secamente, fuera de la burbuja de popularidad en la que tanto ella como Eret viven.
Las palabras que no dice son las que más lo sofocan.
Son 4 meses después cuando Astrid y Hiccup ya son una entidad, reconocidos públicamente como amigos aún bajo la perpetua mirada de la preparatoria.
Eret y Astrid aún son la pareja perfecta, fueron escogidos rey y reina del baile de primavera hace 2 semanas y Hiccup recuerda ver manchas rojas en el cuello de ella al día siguiente que solo pueden ser calificadas como chupetones.
Uno esperaría que los sentimientos que Hiccup tenía hacia Astrid hubieran sido botados hace mucho tiempo, tal vez incluso desde que su cerebro de dijo "Hey, sabes algo, tal vez es un poco inapropiado tener sentimientos por la novia de tu amigo"
Si…No, no, nope, nada. Nope. Aún estaba ahí, horribles emociones que solo lo deprimían cada día que veía su brazo en su cintura o sus labios en los suyos.
A Hiccup le gustaba la chica que él veía desde lejos, a él le gustaba la chica que podía nadar tan rápido como un delfín y aun así tener la amabilidad para ayudar a una chica de primer año que se lastimo la rodilla de camino a la escuela.
Pero la muchacha que leía libros de Jane Austen hasta las 4 de la mañana, la chica que le gritaba a la pantalla cuando un personaje de Juego de Tronos moría, la chica que se abstenía de comer hamburguesas porque "estaba ganando peso" a pesar de verse hermosa aun con sin maquillaje y con el pelo grasoso después de una carrera hasta el supermercado…
Esa chica era segura de sí misma—pero podía tener inseguridades—esa chica le gustaba verse bien, pero también le gustaba lo que la gente pensara de ella, esa chica que una vez le hizo una llave de cangrejo por un pastelillo de crema que al final compartieron…
A Astrid Hofferson la había visto desde que tenía 14 años, pero a Astrid, a ella la conoció en septiembre.
De esa chica, de esa chica se había enamorado.
No habia manera de negarlo—su pecho se tensaba cada vez pensaba en ella, su cabello se erizaba cada vez que ella tocaba su brazo accidentalmente—y todas las noches, ella era su ultimo pensamiento antes de dormir.
Era abrumador, era inexplicable, era autodestructivo.
Y luego estaba Eret—el cual parecía esforzarse por querer seguir siendo su mejor amigo. Él cual siempre lo llevaba a los mejores lugares, le presentaba a las chicas más hermosas y no dudaba botar a sus otros amigos para pasar una noche entera viendo películas tontas como en los viejos tiempos…
Horrible, es horrible—como si los estuviera traicionando a ambos.
Ambos estaban sentados sobre la azotea de su enorme casa vacía una tarde, faltando un par de horas para su cita con Eret, comiendo de una bolsa jumbo de Cheetos y bromeando de la estupidez de Snotlout.
Una idea se habia formado en la parte de atrás de su mente hace mucho tiempo—algo irresponsable y cruel. Pero necesario.
Hiccup decidió darse a sí mismo un regalo adelantado de cumpleaños por primera vez en su vida, tenía derecho de ser un poco egoísta al menos una vez, ¿verdad?
Hiccup intenta ignorar como en tan solo una semana, la preparatoria se terminaría de una vez por todas. Intentó ignorar como Eret le mostro un brillante anillo que había estado ahorrando para comprar por todo un año.
Tal vez si lo ignoraba lo suficiente, desaparecería de la existencia.
Hiccup era el menor del trio, pero en un par de días tendría 18 años, legalmente un adulto según el estado de Colorado. Hace una semana Hiccup escucho a Eret y a Astrid discutiendo sobre una fiesta sorpresa para él.
Una ola de culpa baña a Hiccup, dándole ganas de retorcerse sobre sí mismo y escupir explicaciones como si fuera vómito, pero él traga su propio odio con una bocanada de aire, decidiéndose por ser mala persona por una vez en su vida.
Él…él ha aguantado mucho durante toda su vida—cada paso un escalón cuesta arriba—al menos esta vez sería su turno de dar un golpe a la vida. Sin importar las consecuencias.
"Una vez dijo que estaba tan ebrio que despertó en un basurero en Connecticut con ropa interior de mujer, resulta que alguien intento poner drogas en el trago de una chica, pero él se la bebió por accidente" Ella sonríe en medio de su historia y se lanza un puño de Cheetos de queso picante a la boca "¿Quién diría que nuestro pequeño Scott sea todo un héroe?" A lo lejos, un par de faros de neón iluminan la carretera, y Hiccup reconoce esas luces en cierto Camaro del 68'
"Espera" Hiccup le dice, ahogando un respiro, aunque sus dedos tiemblan sobre su lata de refresco, es ahora o nunca "Tienes algo de…" Él le apunta a su mejilla con un dedo tembloroso, donde bien podría haber una serie de migas de queso, pero donde no hay nada más que su suave mejilla.
"¿Tengo algo? Yo…" Ella empieza a limpiar su mejilla con sus dedos, la cual está completamente limpia "¿Listo?"
Ella lo mira con tanta confianza que se siente como pisar una mina. Hiccup está destruyendo tantas cosas con una sola tonta acción desquiciada…
…Pero…solo una vez, es todo lo que Hiccup pide. Solo una vez será suficiente.
"No, espera" Hiccup posa su mano en su rostro y pasa un dedo por su mejilla, apreciando la delicadeza de su piel y la calidez de su tacto, ella lo mira algo adorablemente confundía y Hiccup siente, más que mira, como su mejilla cambia de color a un rosa suave, él traga saliva nerviosamente, la calma antes de la tormenta se saborea durante un momento.
Entonces él la besa, y lo único que puede saborear son sus labios, sabor a fresa como su lápiz labial.
Los ojos de Astrid se abren como platos, y un anhelo repentino suena en el fondo de su garganta, pero Hiccup solo escucha el sonido de su propia sangre hirviendo correr por sus venas.
Sus labios son todo lo que él esperaba que fueran, suaves y acaramelados. Se siente como una experiencia única en la vida.
Pasan los segundos, y Astrid aun no lo ha empujado, ella está congelada. Atrapada entre sentimientos demasiado complicados y el obvio hecho de que hay un par de cálidos, atractivos labios chocando contra los suyos.
Son separados por el claxon del Camaro de Eret—el cual afortunadamente no vio nada—y Astrid se aleja de él como si tuviera la peste.
(Nada que Hiccup no esperara, probablemente un par de golpes y una amistad rota se avecinaban).
Un sonrojo casi vergonzoso ilumina sus mejillas mientras que sus ojos azules brillantes la miran desconcertada, y Hiccup decide que así es como la quiere recordar. Sonrojada y confundida, con el regusto de sus labios en los suyos.
"Tu-tu-¿Qué? Umm, Hiccup tu…¿Qué? Oh dios tu…" Ella tartamudea, y Hiccup nunca la había visto tan…fuera de su zona de confort en su vida.
Le queda bien, frustrada le queda bien.
"Ese es Eret" Hiccup le sonríe, voz sorprendentemente calmada "Deberías irte"
"Ah, yo—sí, debería…" Ella sigue hablando, pero Hiccup ya se está alejando de la azotea, entrando por la ventana a su habitación y abriendo la puerta. Astrid desvía la mirada todo lo que puede cuando pasa al lado suyo y Hiccup nunca se sintió peor en su vida.
Pero en cosquilleo en sus labios aún está ahí. Sus labios aun tiemblan ligeramente tras el beso, su primer beso, Él le dio su primer beso a la persona que más ama.
De alguna manera es poético. Su primer beso no se fue en algo banal. Su primer beso fue Astrid Hofferson.
Hiccup espera que ella le diga a Eret, y tal vez suban a darle una paliza juntos como la pareja dinámica que son—pero no pasa nada, y unos minutos después Él logra escuchar como el Camaro enciende y como las ruedas se alejan de la casa, probablemente a su cita con final feliz que tanto esperaban…
Hiccup suspira, una vez más solo en una gran casa vacía, pero los mensajes de texto y las llamadas de su madre inundaron su celular en su momento. Así que intentando no pensar en el beso—y fallando—Hiccup comienza a hacer sus maletas.
Un sonido lo despierta en la madrugada, y le toma un momento darse cuenta que la puerta, que alguien está tocando. ¿Tal vez el taxi llego antes de lo esperado?
Hiccup se levanta de la cama y se pone una camisa lo suficientemente presentable como para poder decirle al taxista que le de unos minutos para arreglarse, las maletas ya están listas y su vuelo no empieza en un par de horas.
La persona no para de tocar, y esa pequeña molestia mañanera despierta en Hiccup, estaba disfrutando un sueño hermoso de un universo alterno cuando lo despertaron—soñar con Astrid no era algo extraño en ese punto.
Pero cuando Hiccup baja las escaleras y abre la puerta, no es un taxista rumano de 46 años el que abre la puerta, si no nada más ni nada menos que Astrid Hofferson.
"¡Di algo, idiota!" Su conciencia le grita, y Hiccup deja de morderse la lengua el tiempo suficiente para comenzar a balbucear.
"¿A-Astrid? Astrid! Hola, Astrid, Astrid. ¿Qué-Que haces aquí alas…muy temprano? Astrid" Suave, Henry Haddock, Suave.
Probablemente un mundo de dolor se avecina, porque Astrid esta roja y su ceño fruncido solo puede significar una cosa. ¿Qué hace ahí de todas maneras? No tiene sentido.
"¡Tu! Tu" Ella sisea "Todo estaba yendo… ¿Cómo pudiste, Hiccup Haddock?" Ahí está, esa extraña aparición que es una furiosa Astrid.
¿Qué le podía decir? ¿Qué se iría? ¿Qué necesitaba un último recuerdo? ¿Qué necesitaba darle un cierre a una relación que solo existía en su mente? Todo parecía que lo autodestruiría.
Pero antes de poder decir una palabra, Astrid levanta un puño y lo golpea en las costillas, fuerte, un segundo después lo está besando.
Astrid lo está besando.
Esta vez son sus labios los que se mueven, esta vez es ella la que está tomando su rostro en ambas manos y aguantando un sollozo, es ella la que esta sonrojada y ansiosa.
Y es él el que no responde el beso, no es justo para nadie. Ella esta confundida y enojada y todo es tan complicado de repente. E incluso en un universo donde el beso en realidad es honesto y real, Hiccup no se quedará en Colorado lo suficiente como para corresponder cualquier cosa que habrían podido ser.
Sería tan fácil perderse en el beso—solo cerrar los ojos y disfrutar el toque cálido de sus labios, tomarla por la cintura y fingir que al terminar ambos seguirán cerca del otro. Sería tan fácil morder su labio y hundir su rostro en su cabello.
Pero no es real, porque ella es Astrid Hofferson, ella sale con mariscales de campo y tiene un futuro más brillante que sus ojos azules, y él es Hiccup Haddock y pasó todas las vacaciones de veranoconstruyendo una catapulta mecánica.
Viven en mundos diferentes.
Y cuando Hiccup abrió los ojos, Astrid ya se había separado.
"Yo…yo debería irme" Ella respira, casi un llanto.
"No. Quédate. Olvida a Eret y quédate. Lo lamento, pero daría todo este tonto viaje y lo que implica porque te quedaras. Daria lo que fuera por haberte conocido antes que Eret. Te amo"
"Si…" Hiccup traga saliva "Deberías"
Y así como llego, desapareció.
Un par de horas después, el taxi llega justo a tiempo y Hiccup carga las maletas antes de cerrar la casa grande y vacía completamente, dejando un par de notas para su padre y una disculpa escrita por irse antes de lo planeado, pero también explicando que no hay problemas con su graduación, puesto que había acumulado suficientes créditos para graduarse 3 veces, deja solo una.
De camino al aeropuerto, Hiccup ignora todos los mensajes de textos y cada vez que Eret o Astrid o incluso Fishlegs y hasta Ruffnut lo llaman, en su intento de desaparecer destruye el chip de su teléfono y lo remplaza por un nuevo número. Y ocultando todo mensaje de Facebook que llegue a su bandeja de entrada.
Ya estando en la red social, Hiccup al perfil de Astrid, mira su foto de perfil con Eret, con su brazo sobre sus hombros. Ella se ve tan…pequeña al lado de tipo. Es casi triste.
Hiccup suspira una vez más, acción que últimamente es más que recurrente, pero aun debajo de la aplastante melancolía de salir de su vida, está la emoción de comenzar una nueva.
Una vida con su madre, su madre que él no veía desde los 10 años. Pero que ha pasado todo este tiempo viviendo experiencias con las que Hiccup solo soñó; hundiendo barcos caza-ballenas en el ártico, quemando puestos de guerrilla en las amazonas, capturando cazadores furtivos en África…
Cuando le llamo, Hiccup esperaba estar más furioso que nunca, después de todo ella lo abandono, y aunque aún estaba algo amargo por lo mismo, cuando le ofreció un lugar junto con ella…no pudo decir no.
El horizonte estaba lleno de nubes, pero todo se ve más claro cuando estas en el ojo del huracán.
Aún hay fotos en su celular, de él y Astrid, un amor que nunca pudo suceder—de él y Eret, una amistad que él puso mucho esfuerzo en arruinar—de los tres.
De Astrid, sonriendo.
Hiccup mira por la ventana, dejándose a sí mismo ver las calles de Denver una vez más, su madre lo está esperando en Somalia.
Dos años después, Londres, Inglaterra.
"¿Así que, un tiro "por el ángulo" es cuando entra por cualquier esquina de la portería?" Hiccup le pregunta a Cami, sosteniendo una pelota de Soccer verde en el pequeño parque en las afueras de Londres
"Exacto, ¡ya estas entendiendo, Hiccup!, tal vez luego podamos jugar sin que te rompas la muñeca" Cami lo provoco, pero había una sonrisa cálida en su rostro.
Se había cortado el pelo hace unas semanas, estaba incluso más corto que el de él y eso solo hacia sobresalir los tatuajes en su nuca.
"No la rompí, solo se me lesiono un poco" Hiccup le responde, haciendo un puchero.
A Hiccup le gusta con el pelo corto, su cabello largo le recordaba demasiado a cierta nadadora rubia que él aun recordaba.
Cami era una chica pequeña y delgada, su cabello de un tono rubio sucio y sus ojos de un azul claro que Hiccup en serio no quiere comparar, vestida con un par de shorts deportivos y una remera de Barcelona se ve adorable, si no fuera por el siempre presente factor sexual que son sus…eh, pechos, enormes, en serio.
"Ajamm" Camila se cruza de brazos "¿Y qué hay de aquellas veces que casi mueres intento patear el balón?"
"Eso fue una vez" Hiccup le recordó, luego su expresión se derrumbó "Bueno, tal vez dos, ¡pero nadie pudo haber visto esa rama la segunda vez!"
"Hiccup no había ninguna rama, ni siquiera estabas corriendo" Cami se rio, se oía tan natural que elevaba su pulso cardiaco
"Oh búrlate" Contesto Hiccup, lanzándole la pelota (la cual ella atrapo sin problema alguno) "pero te dejo saber que esta torpeza para los deportes ha sido pasada de generación en generación por los Haddock" Toothless estaba persiguiendo ardillas unos metros a la derecha, pero aun así tuvo tiempo para soltar el relativo canino de una carcajada.
"Creí que tu mama era capitana de un grupo extremista y que tu padre solía ser miembro de los SWAT" Cami le recordó, acercándose a él y levantándolo del piso, solo para después de esto besarlo, amarrando sus brazos en sus hombros y sintiéndose tan dulce que casi era asfixiante, Cami mordió su labio inferior y Hiccup tembló, bajando sus manos y acariciando su espalda.
"…Cállate" Hiccup muerde su labio, entretenido, perdido en ella "Te hago saber que solía ser un experto rescatista, además logre amansar a una enorme bestia salvaje"
"¿Toothless?" Cami se suelta a reír "Anoche se ocultó debajo de cama cuando pusimos ese programa de peces en la televisión"
"¡No le gustan las anguilas!" Hiccup defiende a su amigo, antes de abrazarla fuertemente, capturando sus labios en un beso casi abrazador. Cami, siempre recíproca, procede a besarlo de vuelta, rodeando su cuello mientras Hiccup juega con ella, pasando sus dedos por la zona delicada de su espalda baja.
"Adeeeemaaaas" Camila cantó, voz tierna y burlona, separándose un poco de Hiccup y causando que hiciera otro puchero "Acordamos que, si ganaba este juego, yo diría donde vamos a cenar hoy"
"Lo cual decidiré hoy, porque te destruiré, y en tu deporte nacional ni más ni menos" Hiccup tomo el turno para provocar, sonriéndole pícaramente.
"Esto no es Rugby, idiota" Camila le sonríe.
"Tú me entiendes, ¿Crees que Brad nos haga un descuento en el pub? Creo que me acostumbre a las papas y salchichas de tu loca nación"
Una parte de él recordó como solía platicar así con Astrid—tonterías mezcladas con bromas y planes mezclados con promesas—pero eso no era algo que pensar con Cami en sus brazos.
"Probablemente, pero…" Ella le sonrió, sus colmillos afilados contra sus labios y tocando su pecho con sus dedos, acercándose a él de nuevo—presionando su cuerpo contra el suyo "si yo decido que cenar…podría ser…tu y yo, solos, en nuestro departamento…y tu serias mi cena."
Hiccup toma la pelota y la lanza dentro de su propia portería.
Un año después, aeropuerto de Denver, Colorado.
"Gracias por volar con United Airlines, puede recoger sus maletas por el lado derecho"
La asistente de vuelo le dice a todos los pasajeros, los cuales se alejan de la misma hacia sus diferentes destinos, algunos hacia las maletas—como Hiccup mismo—otros a sus conmovedoras y acogedoras bienvenidas con sus familiares, algunos abrazos son intercambiados y una que otra persona llorando se mira por ahí. Hiccup toma su maleta negra, y unos segundos después una enorme jaula baja por la cinta móvil del aeropuerto.
Va-a-a-a-ya lo que tuvo que pagar para que lo dejaran pasar a su amigo.
Hiccup lo encontró en Alaska, en un bosque donde se quedó atrapado en una trampa para osos, llorando y jadeando, esperando la muerte…todos los del grupo le dijeron que lo sacara de su sufrimiento.
Pero Hiccup no lo hizo, se veía tan…tan solitario ahí—tan rechazado por su manada ¿tal vez por ser más grande? Tan fuerte que incluso el alfa de la manada le temía—que le recordó a sí mismo.
Hiccup lo medico hasta que estaba tan sano como siempre, incluso cuando le mordió el brazo y hubo que darle con un dardo tranquilizador para que lo soltara—las marcas de sus colmillos aun decoran su brazo derecho—pero el momento más maravilloso de su vida fue cuando Hiccup quiso dejar ir al perro-lobo, pero en vez de eso este se quedó ahí, mirándolo con confusión y sin miedo alguno, se metió de nuevo en su tienda de campaña, recostándose sobre su sleep-in.
Ahí se formó la amistad perfecta que Hiccup jamás haya tenido, sin traiciones, sin dejar a nadie abajo, sin sentimientos demasiado grandes y complicados. Solo una asociación entre dos individuos que confían tanto en el otro que bien podrían ser hermanos.
Fue difícil, encontrar una jaula para perros de 1.20 metros, pero fue mucho más difícil sobornar al gerente del aeropuerto como para dejarlo subirlo al avión—por suerte el sujeto era amigo de Valka, así que sucedió más fluido de lo esperado.
Hiccup deja salir a Toothless de su jaula—el lobo dejo una impresión de dientes muy amorosa en su brazo, el nombre solo quedo—e ignora los jadeos asustados y los pequeños gritos a su alrededor, Toothless es un animal pacifico.
Ambos salen del aeropuerto en unos minutos, y se siente como un paso hacia abajo.
Honestamente, Hiccup no esperaba volver a ver esa ciudad en su vida, pero míralo ahora, tan solo 3 años después y ya estaba de vuelta. Justo para la boda de su primo.
Cuando recibió la invitación su primera reacción fue botarla, pero Snotlout nunca lo había dejado de buscar, nunca había dejado de mandarle textos, de acosarlo por Facebook en cada foto que subía hasta que por fin desactivo los comentarios. Fue como si en cierto punto a su primo Scott fue la única persona que aún le interesaba que volviera, que se reportara, que les hiciera saber que aún estaba vivo.
Por favor, Hiccup, vuelve, te extrañamos aquí.
Al final, la culpa le gano, la melancolía lo empujo y la nostalgia lo atrapo. Además, la vida de extremista se volvió aburrida con el tiempo, y regresar a ella después de un año de ser tan feliz solo seria imposible.
Cierto, tal vez su foto de perfil en el Tíbet es sorprendente, y los recuerdos son eternos. Pero tras un tiempo Hiccup por fin entendio por que el equipo de su madre era tan extravagante, nunca se quedaban en un lugar por mucho tiempo, siempre moviéndose, siempre ayudando de las maneras más estúpidas, ilegales y peligrosas.
Hiccup casi pierde la vida en el Cadayo durante su primer mes con su madre, cuando unos piratas somalíes intentaron tomar su barco por la fuerza y una bala errante le dio en la espalda y en el vientre, él aún recuerda el miedo que le dio la idea de morir. Pero su madre estuvo a su lado todo el tiempo, aun mientras peleaban contra los piratas, nunca dejo su lado.
Cicatrices, a Hiccup le empezaron a gustar. Los colmillos de Toothless en su brazo, las marcas de balas en su cuerpo. Unos meses y miles de kilómetros después, en Venezuela, durante una temporada de caza de leopardo, el grupo de su madre fue capturado por traficantes de animales exóticos, donde un hombre con una sola mano paso horas golpeándolo con su muñón y amenazándolos de muerte, pero a pesar de todo Valka uso medidas drásticas—escaramuzas nocturnas y bombas de gas lacrimógeno—para hacer salir a los traficantes de la selva venezolana. Fueron los meses más épicos de su vida, con la adrenalina tan alta que creció como 10 centímetros ese día.
Pero tras años de encuentros cercanos a la muerte, Hiccup recordó a Astrid, y con ella regreso esa ansiedad de contacto humano.
Un tiempo después del fiasco del Congo, el grupo se estaciono en Londres pon un rato, no había nadie que los necesitara como para poder actuar de inmediato, así que Valka les permitió usar un poco de dinero de la compañía privada que los financia para estar en paz un rato…
Ahí fue donde conoció a Cami.
Su nombre era Camila Cazzie, Hiccup la conoció en un bar londinense mientras los matones de futbol soccer estaban en la suyas, y lo único que necesitaban era a un yankee incrédulo con el que desquitarse por la derrota de su equipo. Intentaron asaltarlo, cinco británicos ebrios y molestos eran mucho más que lo que Hiccup podía aguantar. En serio, era como si todos en ese país midieran 1.90 y tomaran proteína en vez de agua.
Hiccup se defendió, incluso logro noquear a uno de ellos, pero no logro mantenerse de pie contra el resto.
Fue en este momento cuando un rayo rubio y molesto y británico se hizo presente—Al parecer las chicas de ahí son mucho más fuertes de lo esperado.
Al final resulto que ambos podrían ser mucho más que solo te-salve-de-una-golpiza-amigos. Ella se ofreció a vendar sus heridas, y él acepto.
Hiccup nunca había besado a nadie desde esa triste noche con Astrid, pero cuando Cami lo beso se sintió tan diferente que lo hizo gemir y cuando su lengua roso con la suya, Hiccup sabía que era su fin.
Hiccup aún recuerda las noches, tocando piel que nunca había visto descubierta, hundiendo su rostro en cabello rubio y entre piernas pálidas, atrapado entre las sabanas sin siquiera importarle el tiempo que le tomara salir de ese pequeño departamento que compartía con Cami.
Hace 3 años Hiccup nunca imagino que su vida sería así, pero así lo era.
Cami, con sus besos secretos frente a sus amigos británicos, la que le enseño cómo funcionaba el soccer e incluso lo sacaba a jugar al parque todos los fines de semana.
Cami, cuyas primeras veces fueron incomodas para él y algo dolorosas para ella, pero con la que descubrió lo que el amor físico puede ocasionar a una persona. Rubia, atractiva, fiera chica a la que él le conto todo.
Cami, que no lo juzgó.
Con la que se separó, la cual le impulso a subir a ese avión esa tarde.
Nope, no pensando en Cami en esos momentos, eso simplemente lo haría dudar el haber regresado a Colorado, pero ella dejo muy claro sus razones para separarse.
Afuera del aeropuerto, todo se sentía tan…tan…
Era como si el tiempo se hubiera parado en la ciudad, donde todo era lo mismo, incluso el aire se sentía igual—una parte de él estaba aterrada de ver cierto Camaro del 68' llegar a recogerlo al aeropuerto, pero los rumores dicen que a pesar de todo, Eret y Astrid no eran los Sr y Sra Eretson.
Rumores, o tal vez la única llamada que tomo en 3 años, Hiccup nunca había oído a Ruffnut tan furiosa, dijo que si alguna vez regresaba lo colgaría de un poste de luz por los testículos—pero había valido la pena…
No, de hecho, no—solo lo había dejado con un horrible sentimiento de culpa que casi lo hace romper con Cami, pero…
"Prométeme que me olvidaras, Hiccup"
No debería pensar en eso ahora, la boda durara un par de días y entonces podrá regresar a su vida, ya no necesita el dinero de su madre para sobrevivir, podría volver a trabajar en Colorado, tal vez trabajar en la clínica Hanger, o incluso en un hospital. Había un mundo de posibilidades en ese estado, y no había nada que lo detuviera—el ya no se sentía como el mismo Hiccup Haddock que escapo de la ciudad y el estado y el país, en un intento desesperado de dejarlo salir todo lejos de la zona de peligro.
Hiccup se pregunta si Eret sigue estudiando en Kansas, se pregunta si la universidad de Boulder le dio a Astrid su beca, él se pregunta si Ruff y Fishlegs en realidad están juntos tras tan solo 3 años, se pregunta que estaba pensando Snot cuando decidió casarse con Heather apenas a los 20 años.
Todas esas preguntas pueden ser contestadas, y el cierre que Hiccup siempre deseó puede ser posible, tal vez, después de años de suspiros aguantados podría dejar salir el aire podrido de sus pulmones.
Afuera del aeropuerto, en las calles de la ciudad, con el aire helado de Denver chochando con su gabardina, por un solo segundo, Hiccup se siente en paz.
"¿Hiccup?"
Hiccup jamás había girado la cabeza tan rápidamente, porque ahí, al lado suyo—tan increíblemente real—mirándolo con ojos afilados y boca ligeramente abierta, estaba nada más ni nada menos que Astrid Hofferson.
Este fic lleva mucho tiempo guardado, creo que ya es hora de deshacerme de el, disculpen si hay fallas o typos pero no me pude tomar mucho tiempo en editarlo. Sus reviews son agradecidas para que comience un nuevo proyecto dentro de poco, así como para que termine los que aun sobran. Muchas gracias.
