Ouija
Fiesta y misterio. Eso era lo que se admiraba por todos y cada uno de los adornos que ya se manifestaban en las calles a su paso: fantasmas, calabazas, cruces y hasta una que otra calavera eran las principales figuras que se estampaban en las ventanas de los negocios de las largas calles de Manhattan, los colores naranja, morado y negro predominaban haciendo que estas adquirieran un aire lúgubre y misterioso que, además de asustar un poco, llamaba la atención de más de uno a su vista. Halloween o la noche de brujas como otros los conocían era, sin duda alguna, la festividad más esperada por los miles de jóvenes que habitaban en la gran ciudad, en octubre, todo el lugar parecía adentrarse en un concurso en el que lo elegante, lo tenebroso y macabro parecían unirse de una manera sublime que, además de dar un toque fúnebre y oscuro, daba cierta elegancia que cualquiera que pisara las calles o visitara las casas se quedaban maravillados por la creatividad que más de uno tenía para esto.
Y por supuesto, la universidad de Manhattan nunca lograba quedarse fuera de esto.
— ¡Listo, al fin quedo todo listo!—exclamo una peli azul bastante emocionada, mientras terminaba de decorar la mesa principal de lo que sería el salón de eventos para la tradicional fiesta de disfraces que organizaba el comité estudiantil en el que, como hacía un año, era presidenta.
—Juro que cuando creo que alguien se emociona más que tú en halloween, ¡bum! lo superas con la mano en la cintura—el chasquido de unos dedos junto con aquella voz tras su espalda capto su atención, haciéndola girar sobre sus talones para mirar a su ahora acompañante.
Sonrió sin poder evitarlo al verlo.
—Es que no todos tienen la suerte de celebrar su cumpleaños y Halloween al mismo tiempo—dijo con aires de suficiencia a su mejor amigo, pasando unos mechones de cabello sobre su hombro antes de soltar una risita divertida.
Musa Deveraux si bien era conocida por ser la típica chica popular en la universidad, también era famosa por tener el espíritu de la noche de brujas más marcado que cualquier estudiante de la universidad, desde pequeña, al celebrar su cumpleaños el mismo día que la celebración comercial le había traído un gusto y fascinación por la festividad incluso más grande que su propio cumpleaños por lo que, cada año, ella se empeñaba en que la fiesta de su día fuera la mejor de todas.
—Pues te has lucido, el lugar está perfecto—exclamo Brandon mirando con detalle la decoración que había sido puesta hasta el más mínimo rincón del lugar—Además…—se detuvo para tomar su mano, haciéndola girar en su lugar para admirar su disfraz, una perfecta copia de Morticia Adams—perfecta elección de disfraz—
Ella a comparación de la mayoría de las chicas que solía usar alguna lencería con orejas de animales para parecer "disfrazadas", prefería ir acorde a la fecha y usar un disfraz realmente fuera del que toda chica usaría.
Hizo una pequeña reverencia a modo de agradecimiento.—Gracias, lo mismo puedo decir de usted, señor oficial—su voz era de completa diversión mientras hacía un saludo militar al ver el traje de policía en el que estaba enfundado su amigo.—¿Stella no vino contigo? —pregunto de repente cambiando del tema, al ver que su amigo había llegado completamente solo.
—Iré por ella ahora—informo señalando la salida—Solo pasaba para saber si no se te ofrecía nada—
Musa solo atino a negar con la cabeza con una fina sonrisa.
—No, tengo todo controlado—dijo, para enseguida despachar a Brandon hasta la salida con ligeros empujones y unas cuantas bromas de lo que le pasaría si llegaba tarde por su novia, si bien conocía a su amiga, sabía que dejarla esperar era como invocar la tercera guerra mundial en el mundo y, por el bien de Brandon, debía alentarlo a que se apresurara.
Se despidió con un ligero movimiento de su mano antes de regresar su atención al lugar, el reloj marcada quince minutos ya para las nueve de la noche, la gente no tardaría en llegar.
Y como lo había predicho, en cuanto las manecillas marcaron las nueve en punto las primeras personas comenzaron a cruzar el umbral del salón, luciendo tétricos, llamativos y algunos hasta extravagantes disfraces correspondientes a la festividad, otros parecían se habían puesto la primera bolsa con ropa vieja que se habían encontrado y otras tantas, como siempre, lucían aquella lencería con orejas de conejo u otro animal. Musa no pudo más que poner sus ojos en blanco, no lograba entender la poca originalidad de cierta gente.
— ¡Hey Musa, excelente fiesta! —
— ¡Te has lucido, Deveraux! —
— ¡Nunca nos defraudas, Morticia! —
Las palabras de felicitación y alabanza eran algo que la anfitriona no dejaba pasar por alto, sonreía y agradecía a todo aquel que detenía sus pasos para elogiar tan estupendo trabajo. Pero a pesar de que en tan poco tiempo había visto miles de caras ya conocidas, entre ellas a sus amigas y sus respectivas parejas, no podía encontrar a cierto chico de cabello magenta que parecía estar retrasado más de lo normal.
Un largo suspiro escapo de sus labios, justo en el momento en que se rendía en su tercera vuelta por el salón, deteniéndose en la barra de bebidas para pedir un trago. Levanto su dedo para indicar le pasaran un vaso.
"¿Es que acaso me dejara plantada en mi cumpleaños?" pensó un poco molesta y con semblante apagado, en todo el día Riven, su novio, no se había comunicado con ella para dejarle trabajar tranquila con la promesa de verla esta noche, pero, ya hacía más de una hora que la fiesta había comenzado y él no había hecho acto de presencia.
—Cara mía—escucho de repente aquella esperada voz tras sus espaldas, sonriendo sin poder evitarlo al escuchar la pésima imitación de aquel apodo, a la vez que una rosa negra se aparecía en su campo de visión.
Sonrío al reconocer la rosa como parte de la decoración fúnebre del lugar.
—Pensé me iba a quedar plantada el día de hoy—soltó de primero sin poder evitarlo, tomando el pequeño detalle entre sus manos antes de encarar a la persona tras sus espaldas, portando un sencillo pero exquisito traje negro característico de Homero Addams a juego con su disfraz.
—Salí tarde de la constructora de papá, no fue la intención—esa sería su manera de decir un "lo siento por llegar tarde". Riven trabajaba medio tiempo en la constructora de su padre, aquel era un negocio familiar al que él estaba bastante apegado por lo que, a pesar de que le había molestado su impuntualidad, no planeaba reclamarle nada.
Se encogió de hombros—Esta bien, no te preocupes—murmuro, inclinándose hacía el frente para depositar un suave pero apasionado besos en los labios—Pero como castigo—sonrió traviesa—Vas a bailar conmigo todo lo que no he podido por esperarte—dijo, tomando su mano y arrastrándolo sin más a la pista de baile, si había algo a lo que Musa era adicta, además de los labios de su novio claro está, era el sentir la energía y el éxtasis en su cuerpo con cada acorde que recorría su cuerpo al bailar, siempre había sido una de sus pasiones.
Las horas comenzaron a pasar como escasos minutos entre aquellas cuatro paredes en que los jóvenes se habían reunido, baile, música, diversión, charlas y un sin fin de vaivenes de sonrisas, bebidas y algunos besos entre los asistentes era lo que se respiraba en aquel ambiente, si algún joven en la ciudad quería encontrar diversión sin duda estaban en el lugar correcto. La noche desde un principio prometía y con todas las de la ley lo estaba cumpliendo.
Más desafortunadamente, la diversión y magia de halloween no podía durar eternamente.
Justo cuando el reloj marcaba las 2 am, las luces del lugar se encendieron con una sincronía extrema que provoco que más de uno se quedara ciego por un par de segundos, mientras sus ojos volvían a acostumbrarse a la luz después de horas bajo la oscuridad y simples luces de neón. El lugar tenía toque límite y todos tenían que abandonar el lugar. Poco a poco uno a uno se fue marchando del lugar, dejando atrás la música que ya solo eran un simple mormullo que comenzaba a apagarse para dar paso a las últimas charlas de los presentes que aún parecían no querer irse de la fiesta.
—Y por fin se fue el último—suspiro Musa, mirando como él ultimo invitado cruzaba la puerta, a la vez que recogía unas cuantas cosas para dejarlas apartadas en un rincón, no tenía ánimos de limpiar, ya mañana llamaría al resto del comité para dejar impecable el lugar antes de entregarlo de nuevo a la universidad el lunes.
—Creí nunca se irían—comentó Riven mientras terminaba de apagar las luces del lugar, para enseguida encaminase hacía su novia y pasar un brazo por los hombros de su novia—Felicidades, lo lograste de nuevo—dijo sonriendo con orgullo robándole un beso.
Musa soltó una risita por el acto.
—Recuerda es mi deber hacer el halloween memorable—sonrió. Justo en ese momento dirigió su vista al reloj de la pared que apenas se podía divisar por la oscuridad del lugar, ya marcaba las 2:30 de la madrugada. —Es tarde, debemos irnos. —
Mientras manejaban con destino a la casa de la peli azul, un escalofrío recorrió su espalda, una fugaz ráfaga de viento ser había colado por su ventana, haciéndola erizar cada uno de sus cabellos y teniéndose que clocar el saco que Riven le había puesto sobre sus hombros al salir del salón.
—Esta refrescando y la neblina está bajando cada vez más—comentó al notar la capa que cubría a grandes pasos la calle frente a ellos.
Riven soltó una risita un tanto tétrica—Oficialmente es primero de Noviembre—comento con voz suave—Y son las tres de la madrugada, ¿ya olvidaste la leyenda? —pregunto y, al notar la confusión de su novia prosiguió—Cada primero de Noviembre el manto entre nuestro mundo y el mundo de los espíritus se desvanece, dejando que todas las almas se escapen del purgatorio y comiencen a vagar libremente entre nosotros, jugando bromas a los mortales y llevándose las almas de algunos inocentes que tienen la mala suerte de cruzarse en su camino—sus palabras eran tranquilas, suaves, como quien está dando el clima en lugar de una historia que a más de uno pondría a dudar, mirando fijamente el camino que poco a poco se nublaba más.
Ella negó con la cabeza—Esa es solo una leyenda—
—Nunca se sabe, ¿Quién dice que esa neblina no es en realidad ese velo espiritual?, capaz nos topamos con algunos fantasmas y…—
— ¡Basta Riven! —le cortó de repente al notar el rumbo que las palabras del chico a su lado estaban tomando.
— ¿Te has asustado con lo que dije? —preguntó.
—No, solo quiero que dejes de hablar de esas cosas y conduzcas, es tarde—le riño, cruzándose de brazos y desviando la mirada de las calles, por alguna razón el ver lo que les rodeaba ahora le causaba cierto escalofrío.
Desde ese punto, el llegar a su casa fue cuestión de unos cinco minutos más antes de estar frente al porche de su hogar, Musa por primera vez estaba agradecía vivir en el centro de la concurrida ciudad y estar cerca de todo desde este punto. Salió del auto con paso pesado, por primera vez desde que había salido del salón los tacones le pesaban y el punzante pero placentero dolor de haber estado de pie toda la noche por fin le estaba pasando factura. Se quito los endemoniados tacones antes de lograr pisar el último escalón.
Riven en esos momentos no podía más que verla con una embobada sonrisa, si bien pocas veces se permitía que lo vieran como un idiota embobado por una chica, eran momentos en los que estaban a solas en los que se permitía admirarlas de aquella forma incluso sin que ella se diera cuenta.
Sin previo aviso, la tomo de la cintura y la atrajo hasta él para darle aquel beso que realmente se había estado aguantando toda la noche.
—Tenía que despedirme de mi novia como es debido—susurró de manera entrecortada, separándose apenas un poco para poder respirar.
— ¿Por qué mejor no te quedas?, el camino es peligroso ahora...la neblina casi no te dejara ver—le dijo, dirigiendo su rostro hacia la calle y notando como, aún a pesar de no haber pasado ni tres minutos de haber llegado, la neblina parecía haberse duplicado y ahora no dejaba ver más que poco más de una cuadra desde su casa.
Él solamente negó con la cabeza.
—Tengo unos pendientes temprano en la constructora con mi padre, me mataría si no estoy a primera hora con él—
Musa lo miro con resignación unos segundos, si algo había aprendido de su novio es que las responsabilidades de su trabajo, a pesar de ser prácticamente mitad dueño, era algo a lo que Riven se apegaba bastante.
—Riven, es solo que…—comenzó a hablar a pesar de sus mismos pensamientos y saber que todo sería en vano, pero fueron esas palabras las que se atoraron en su garganta cuando el canto de una lechuza se hizo presente. El animal los admiraba perfectamente desde una rama cercana, como si fuera su lúgubre testigo de aquella noche.
—Uy, dicen que ver uno de esos es de mala agüero en estas fechas—murmuro el chico mirando al animal—Dicen que anuncia la muerte…—
Ella no dudo nada en darle en darle un golpe en el pecho.
— ¡Riven ya basta de decir esas cosas! —
—Oye tranquila, solo estoy bromeando son tontas historias, ¿no me digas que de verdad crees en ello? —
Negó con la cabeza a pesar de que el escalofrío aun seguía presente en su cuerpo, como si un aire helado recorriera su espalda—No, es solo que…—se volvió a callar al sentir los labios de su novio sobre los de ella nuevamente.
—Es solo que nada, es tarde…será mejor que me vaya—dijo de manera segura, haciendo que la chica frente a ella tratara de tranquilizarte, a pesar de que Musa aparentaba tranquilidad podía notar como algo la incomodaba—Lamento no haber podido estar el tiempo hoy en tu cumpleaños, pero mañana después de la misa en honor a tu madre, estaré contigo todo el día. —
Los ojos de Musa instantáneamente adquirieron un brillo completamente diferente.
— ¿En serio? , ¿Lo prometes?—
Él asintió—Te prometo que no importa nada, pase lo que pase, mañana estaremos juntos, lo juro—y fueron esas últimas palabras que le escucho decir, antes de despedirse y verle subir a su auto para marcharse. Se quedo de pie en aquel lugar siguiéndolo con la mirada, apenas a una cuadra que era lo que la espesa niebla le permitía
La sonrisa que aún mantenía en sus labios poco a poco fue desvaneciéndose, el sentimiento de preocupación volvía a embargarla al ya no saberlo cerca y pensar que cualquier cosa podría pasarle y, justo como si la noche escuchara sus pensamientos, aquella lechuza soltó un sonoro sonido, haciéndola dar un brinco antes de girar su mirada hacia donde estaba, más esta ya no la miraba, ahora parecía seguir el trayecto que Riven hacia segundos atrás había tomado.
—Estas siendo una miedosa Musa, es halloween—se recordó como si el saber aquello apaciguara el sentimiento que le oprimía el pecho.
Se dio media vuelta para poder al fin entrar a su casa y descansar lo que su cuerpo ya le pedía a gritos, el cansancio de un ajetreado día ya estaba haciendo efecto y aquel no tardaría en cobrar su cuota. Se dirigió rápidamente a su habitación, no sin antes mandarle un mensaje a Riven mientras subía las escaleras, pidiéndole que se reportara en cuanto estuviera en su casa a lo que obtuvo como respuesta un "Si, su capitana", acto que la hizo sonreír de manera sincera y divertida.
Se tiro en la cama apenas cambio sus ropas, aferrando su mano al celular que aún parecía no tener ganas de emitir aquella melodía tan conocía para la peli azul, estaba decidida a no dormirse hasta recibir la llamada de Riven para asegurar que todo estuviera bien, pero a pesar de todo intento de mantener sus ojos abiertos, el sueño poco a poco comenzó a vencerla llevándosela al mundo de Morfeo e, inconscientemente, comenzó a soltar el celular, rodando por las finas sabanas y cayendo con un sonido sordo sobre aquella fina…un celular que aquella noche, no iba a sonar.
A la mañana siguiente su profundo sueño fue perturbado cuando de un momento a otro, la extraña sensación de estar siendo observada, aun a pesar de tener sus ojos cerrados, la invadió haciéndola abrir sus ojos de golpe y mirando por todas partes, topándose obviamente con la nada en su habitación. Por inercia giro su rostro hacía la ventana, el diminuto sol que aún se podía apreciar por estas fechas, había sido remplazado por un cielo completamente encapotado y grisáceo, como si en cualquier momento una tormenta dejaría caer su furia sobre la ciudad, las ramas ya prácticamente carentes de hojas comenzaron a raspar el cristal de su ventana cuando, de repente, noto como el aire comenzaba a balancearlas provocando un molesto sonido, el ver aquel espectáculo la hizo llevar sus manos a sus brazos y frotar las palmas contra su piel, como si realmente el viendo hubiera tocado su cuerpo.
Se paró de inmediato de la cama y cerro las cortinas.
Estiro un poco sus brazos para poder despabilarse un tanto y mientras tallaba sus ojos con sus puños, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a llegar a su mente. Sin pensarlo dos veces, hurgo entre sus sabanas para encontrar aquel aparato electrónico que, al final de unos cuantos segundos, descubrió tirado prácticamente a los pies de su cama.
"Debió haberse caído" pensó inclinándose para recogerlo y revisar si Riven la había llamado como le había dicho, pero a pesar de que releyó su lista de llamadas, mensajes y aquellos whatsapps, ninguno pertenecía al contacto de su novio, pero si al contrario, tenía bastantes llamadas perdidas y otros tantos mensajes de sus amigos y otros conocidos de la universidad que le extrañaron bastante y mucho más al leer el contenido de estos.
"Musa, lo siento muchísimo", "Sabes que cualquier cosa estoy para ayudarte", "Debes estar destrozada", "Se fuerte Musa, no estás sola, nos tienes a nosotras". Aquellas frases se repetían varias veces entre los mensajes, Stella, Bloom, Sky, Nabu…y la lista sin fin de los contactos seguí mientras leía cada uno de los textos.
¿De qué están hablando?
¿Qué está ocurriendo?
Las preguntas comenzaron a sonar en su cabeza mientras la confusión se reflejaba minuto a minuto en su rostro. Justo en ese momento, como si sus ruegos interiores hubieran sido escuchados, el nombre y la fotografía de Brandon apareció en la pantalla de su celular contestándole de inmediato.
— ¿Hola? —
—Musa…yo…yo lo siento tanto—y ahí estaba otra vez, ¿Por qué todo mundo parecía darle un pésame?
— ¿De qué estás hablando? —inquirió.
—De lo que paso anoche, tienes que ser fuerte…sabes que cuentas conmigo—
Su frente se arrugo aún más de lo que ya venía haciendo—Brandon, no te estoy entendiendo… ¿de qué hablas?, ¿Qué paso anoche? —volvió a interrogar a su amigo, obteniendo un sepulcral silencio por lo que pareció una eternidad. —Brandon, ¿Qué paso? —esta vez su voz ya no era de curiosidad, si no que ahora la preocupación se impregnaba en cada letra que había soltado, que su amigo se quedara callado sabía no era nada bueno.
Brandon suspiro al otro lado del teléfono—Aún no lo sabes, ¿cierto? —ella negó con la cabeza como si la estuviera viendo—Canal siete, el noticiero…—
Y así, sin más…obedeció las palabras de su amigo, tomando el control remoto de su televisión encendiendo el aparato y, como si este ya estuviera programado, la imagen de la reportera local se presento de lleno en la pantalla, relatando lo que parecía un accidente automovilístico. El auto a las espaldas estaba completamente destrozado mientras la grúa trataba de hacerlo girar y quitarlo del árbol en que se había estrellado.
Musa conocía ese auto, podría reconocer en cualquier lugar aquel elegante, aunque ahora bastante abollado, mustang deportivo de color rojo, lo había visto de cerca desde hacía más de un año y gran parte de su tiempo lo había pasado dentro de aquel auto dando vueltas por la ciudad con el dueño de este.
—No…no…—un sollozo escapo de sus labios haciéndola callar, no podía ser él…no era él.
La voz de la reportera inundo el lugar, confirmándole así su más terrible pesadilla.
—La madrugada este sábado, la policía local recibió el aviso de un aparatoso choque a las orillas de la ciudad, al parecer, la densa neblina de anoche fue la culpable que el conductor no pudiera concentrarse en el camino y terminara saliéndose de este, subiéndose al camellón de la carretera y chocando contra un árbol, debido a lo fuerte de los golpes y la magnitud del impacto el conductor murió al instante debido a un golpe en la cabeza. Fuentes oficiales confirmaron que la víctima del siniestro corresponde al joven de 18 años Riven Di Stefano, hijo del reconocido arquitecto de la ciudad Dimitri Di Stefano, de parte de la cadena televisiva siete le damos nuestra condolencia…
Un grito desgarrador fue lo siguiente que se escucho en aquella habitación.
Y…¿bien, que les parece?, como saben, soy una chica de épocas y me gusta jugar con las festividades en mis historias —como mi fic navideño— así que, ahora con la llegada de Octubre, ¡SE LLEGA HALLOWEEN! Y admito que es de mis festividades favoritas, así que…¿Por qué no crear una historia referente a ello?, además, creo que en este fandom no hay ninguno de este estilo así que ¿Por qué no iniciar con ello?, ¡les reto a escribir un fic de halloween! Jajaja.
Les aviso que esto será un fic corto, tres capítulos o quizá cuatro, aún no defino bien, pero no va a pasar de ahí, por lo que las actualizaciones serán rápidas ya que tengo avanzada más de la mitad de la historia.
Espero este sea de su agrado, ¡un saludo a todos!.
Dobreva.
