Un grupito de peques de alrededor de 8 años observaba expectante a los recién llegados.
Mientras los jóvenes colgaban sus empapados abrigos y gorros en el perchero, los pequeños casi contenían la respiración.
-¡OK, niños! –Exclamó la anciana profesora- como me imagino ya saben, hoy nos visitan Harry Potter y Ronald Wersley…
-¡Es Weasley! W-E-A-S-L-E-Y- corrigió el pelirrojo visiblemente indignado.
-Oh, claaaro. Harry Potter y Ronald Wiasley…
Ron se disponía a interrumpir otrra vez, pero Harry le dio un codazo al tiempo que reprimía una risotada.
-Y están aquí –prosiguió la anciana, sin percatarse de su error- para relatarnos una de sus muchas aventuras.
Grititos ahogados de emoción se esparcieron por todo el aula.
Harry y Ron sonrieron a los pequeños y tomaron asiento en el confortable sillón que la anciana había aparecido para ellos.
-ammm… -Harry titubeó- hola niños ¿Cómo están?
-¡Bieeeen!- corearon todos
-¿Listos para oír una increíble historia?- preguntó Ron cual presentador de circo.
Todos asintieron extasiados.
-Entonces presten mucha atención a mi querido amigo Harry, el les narrará una muy buena historia…
El ojiverde miró repentinamente a Ron y le lanzó una significativa mirada.
-¿¡QUE!? –Inquirió el pelirrojo con aires inocentes- se supone que TU prepararías una grandiosa historia para los mocosos.
-noooo… -tu ibas a hacerlo- reclamó Harry
-¡claro que no!
-¡que si!
-¡que no!
-¡SI!
-¡NO!
-¡Si¡Si¡Si!
-¡QUE NO, POTTER!
-¿chicos?- interrumpió la profesora
Ambos la miraron avergonzados.
-¿Podrían comenzar a contar la historia?
Ron le dio un codazo a Harry.
-Tú me metiste en esto- susurró
-Debí traer a Hermione –susurró Harry de vuelta
-¡claro! Traer a Hermione Y de paso a su barriga gigante de nueve meses me parece una genial idea- musitó Ron irónicamente
-¡Jovencitos¿Creen poder comenzar la historia hoy?- preguntó la profesora severamente
-¡Ya va¡Ya va! –Exclamó Ron antes de dirigirse nuevamente a Harry- ¿vas a contar alguna historia o prefieres que le relate a los pitufos como logré que Hermione tenga antojos cada 15 minutos y pese el doble que antes?
Harry le dedicó a su amigo una mirada de esas 'que dirrrrty eres', para luego aclararse la garganta y comenzar:
-bueno… este… hace algunos años, en Hogwarts mis ami--
-¡Hogwarts! Ya saben… el lugar donde estudiaran cuando cumplan los 11… es realmente genial y--
-¡Gracias Ron, por tu oportuna interrupción! –Lo interrumpió Harry, irritado- ahora, si no te molesta, claro, me gustaría continuar con la historia…
Al ver que el pelirrojo no dijo nada, solo rodó los ojos, Harry prosiguió:
-Como decía… mi amigos y yo teníamos una importante misión ¡Salvar la Piedra Filosofal de las garras de un profesor muy, muy malo!
Todos los pequeños parecían aterrados, Harry no puedo evitar sonreír.
-Para eso entramos en un oscuro pasillo. Al final de este pasillo se encontraba la puerta que nos conduciría a la Piedra… Cuando la abrimos ¡PUM!
-¿Pum? -repitió Ron- fue más bien un ¡GUAU!
-si, si, guau –corroboró Harry intentando no perder la paciencia- nos encontramos con un perro gigante de tres cabezas llamado Fluffy y…
-¡Harry bromea! El perro se llamaba bravucón. Y era grande, feo y olía realmente mal -Ron se acercó a Harry y murmuró- ¡¿Fluffy¿A quien intentas asustar con ese nombre?
-Bueno… continuó el ojiverde- 'Bravucón' nos miró con sus 6 ojos y gruñó enojado… entonces su 3era cabeza se--
-¿Harry?
-¿¡Si, Ronald!?- preguntó el aludido entredientes, intentando no subir la voz.
-De hecho, creo que fue la 2da cabeza…
-¡Como quieras! Su 2da cabeza –rectificó el ojiverde- se acercó a nosotros y nos olió y--
-¡OH! Te refieres a la cabeza que nos olió… si, esa fue la 3era cabeza, pensé que te referías a la que intentó mordernos…
-¡¡¡¿Quieres contar tú la maldita historia, Ronald?!!! –vociferó el pelinegro
-¡Harry, por dios! No maldigas frente a los niños…
-¡Suficiente! –Ahora era la profesora quien gritaba- ¡Levántense, YA!
Los chicos se miraron echándose la culpa mutuamente.
-¡Salgan de mi aula¡No se en que pensaba cuando le pedí ayuda a dos chiquillos de 20 años!
La anciana profesora los empujó fuera del salón, a la intemperie, donde llovía a cántaros.
-¡Nuestros abrigos! –exclamó Ron intentando volver a entrar, pero en cuanto abrió la puerta, tanto abrigos como gorros le fueron aventados al rostro.
-Sabía que la ibas a cagar –sentenció el pelirrojo entregándole su abrigo y gorro a Harry.
-Y yo sabía que debí haber traído a la barriga con patas en vez de a ti...
Ambos se miraron unos segundos, antes de estallar de la risa.
-barriga… jajajaja… con patas… jajajaja ¡esa si que esta buena!
-Si… -concordó Harry- ¡Pero no se te ocurra decirle que yo dije eso! –agregó preocupado por su integridad física.
Ron pasó un brazo por sobre los hombros de su amigo, éste lo imitó y juntos se encaminaron al bar mas cercano donde pudieran conseguir una chimenea… y quizás de paso un poco de whisky de fuego.-
