Prólogo
Todos tenemos un destino. No importa cual sea, que haremos y como llegaremos a este. Siempre estará esre presente y espantándonos como psicópatas, queramos o no.
Por mas que lo evitemos, por mas que creamos que no es lo correcto, por mas que detestemos nuestro destino, jamás lo podremos evitar. Ya sea tarde o temprano, para mi es imposible escapar de este. Y lo que mas lamentamos es jamás poder cumplir con nuestros propósitos, nuestros sueños, o incluso no haber hecho algo y habernos quedado de brazos cruzados mientras pensamos: "Qué importa, mañana lo empiezo".
Pero lo que de verdad duele es haber empezado una tarea, una meta y no te permiten cumplirla, terminarla o incluso empezarla después de tantos esfuerzos y dedicación.
Yo tenía un sueño, yo tenía una meta, yo creía tener un destino. Jamás pude cumplirlos. Siempre esperé a que se me de una que otra oportunidad para poder enmendarlo o reparar los daños. Todos hemos querido hacerlo. Y aunque lo hemos deseado de corazón, esto no pasa.
Por suerte, eso ya no era un problema en mi vida...
