El club de los corazones rotos

Capítulo 1: El Lío


—¡Habrase visto tal escandalo! Y viniendo de ustedes, quienes deben de dar el ejemplo al resto de la orden ¡Los mismísimos santos dorados de Athena!

En la sala patriarcal, Shion iba y venía enfurruñado, dando una estupenda descripción gráfica de la expresión "andar como león enjaulado." Su empecinado vaivén tenía como testigo al resto de la orden dorada, quienes se limitaban a observar al mayor regente de la orden sin saber qué esperar después de tal zafarrancho.

—Pero es que, ¿Ustedes de qué me han visto cara, de director de colegio? ¡Jamás! ¡En todos mis años como patriarca, jamás había visto tal acto de irresponsabilidad!

—¿En serio? -soltó genuinamente intrigado el dragón marino- ¿Ni siquiera cuando Saga y yo…?

—¡Cierra esa bocaza, incauto! -interrumpió su mayor en el acto, antes de que Shion les escuchara y acabara por adjudicarles al par el milagrito-

—¿Qué? Yo sólo decía. Además ¿A quién quiere mentirle? Todos saben que cuando eran críos, Milo y Aioria ponían al Santuario patas arriba

—¡Óyeme!

Rezongaron los aludidos al instante, aunque después de anticipar que el resto de sus compañeros rodaban los ojos al cielo (porque de sobra sabían que no les correspondía el hacerse los ofendidos.) tanto Milo como Aioria se limitaron a intercambiar miradas cómplices y encogerse de hombros a modo de resignación.

—¡Pero si creen que esto se va a quedar así, están muy equivocados! Exijo que el responsable explique todo esto y de un paso al frente ¡A la de ya!

—Ahí te hablan, Shura…

—¡Que Shura ni que leches! Tú andabas en ese antro por tu propia cuenta, cangrejo delator.

—¿Vas a negar que el que comenzó con la idea para sorprender al patriarca no fuiste tú?

Para toda respuesta al mordaz comentario del de la cuarta casa, el guardián de Capricornio cerró los ojos, y masculló algo inentendible para el resto de los dorados.

Nossa…!

Con excepción a Aldebarán. Él sí entendía español como para comprender que le estaban recordando a su progenitora al de la cuarta casa de una forma poco cordial. El impactadísimo y bonachón de Tauro se llevó ambas manos para cubrir su propia boca.

Che cosa hai detto di mia madre!?

¡Coño, Cáncer! -rezongó Shura apresuradamente, pues incluso el cabrito ahora era preso del hablar en su lengua madre- Que no he dicho más na' déjate de hacer intriga pa' otro día que suficiente tengo con la que he liado.

"¡Olé olé!" Quisieron corear el resto de los santos cuando Shura acabó de hablar, si bien no habían entendido el apasionado intercambio de palabras mezclando portugués-italiano-español, a juzgar por la forma en que el peculiar trío vociferaba y daba aspavientos, seguro que algo interesante se decían. Así pues, la orden dorada presenciaba todo completamente atónita y sin atreverse a interrumpirlos. No fuera a ser que también a ellos le recordaran a sus sacrosantas madrecitas en otro idioma.

—Yo no sé ustedes… -soltó Milo de lo más casual a sus compatriotas- Pero mañana mismo me inscribo a un cursillo de lengua extranjera. Aunque sea de inglés, porque de "Hi, my name is Milo," no paso. Y el día que me vaya de mochilero por el mundo tremendo lio el que me espera…

El resto de los griegos se pensaron las posibilidades que ofrecía aquella sugerencia, cada uno intercambiando miradas inquisitivas con su respectivo hermano. Pero al encontrar el razonamiento del de Escorpio bastante lógico, se limitaron a encogerse de hombros y asentir como quien no quiere la cosa.

—Creo que entendí la mayoría de lo que dijeron -murmuró pensativo el de la onceava casa, como si no quisiera ser oído-

—¡Ay si, ay si! -cosa que no ocurrió, ya que Milo siempre estaba alerta a todo, más si de sus amigos se trataba- Me creo porque hablo francés y las chicas piensan que sueno súper sensual cuando lo hago ¿Porqué tanta presunción, Camus?

—¡Presu…! ¡Pero si yo sólo…! -el perplejo y sonrojado Acuario no sabía ni como responderle a su mejor amigo- ¡Olvídalo! Y luego se quejan de que no hablo...

—¡A callar todos! -bramó Shion, ya exasperado, su paciencia se acababa de ir por la ventana cuando Milo parloteaba con que se iría de trotamundos- ¡Alguien dígnese a aclarar de una buena vez quién fue el genio al que se le ocurrió este alboroto!

Para toda respuesta a la severidad en la mirada del patriarca, los presentes no dudaron en señalar al responsable del inverosímil barullo.

El ingenuo caballero, creyéndose que aún tenía el respaldo de sus compadres de batallas, se mantenía infranqueable y de brazos cruzados. Gran sorpresa se llevó al sentir el repiquetear de un insistente dedo justo en su mejilla (ese no era otro más que Kanon, temiéndose que de no confesar le regresaran a Cabo Sunion.) y cuando abrió los ojos para exigir que le dejaran de toquetear su fino rostro, se vino a topar con que doce índices lo señalaban acusadoramente.

—¡Joder! ¡Menuda sarta de traidores estos!

—Shura…

—Vale, vale, así por las buenas ni quien se niegue a cantar como un loro...

El patriarca suspiró profundamente e inconscientemente comenzó a frotarse las cienes, preparándose para que la historia por desenvolverse le causara una migraña para los récords.

—Todo comenzó cuando…

—¡Es que esto no puede ser cierto! -lo interrumpió repentinamente el angustiado patriarca, ya casi arrepintiéndose de averiguar como se tramó todo- Viniendo de ti, me extraña Shura. Tu siempre ejerciendo un carácter impecable... ¿Cómo es que arrastraste en este escándalo hasta tus compañeros de mejor conducta? Es decir, ¡Inclusive Shaka! ¡No me lo creo!

—Si me permite explicarle, su ilustrísima

—Sí, permítale patriarca -rezongó el de la décima casa observando al rubio- Porque con todo respeto, según mi entendimiento todos están bastante grandecitos, sin mencionar que tienen libre albedrío. ¡Yo no arrastré a nadie a seguirme!

—Shura está en lo correcto -concordó Shaka serenamente, aunque removiéndose el cuello de su blanca túnica por lo abochornado que estaba de verse en semejante situación- Más bien diría que me convenció a dejarlos pasar por mi templo

—Y a participar… -completó Shion como para que convenientemente Shaka no se olvidara de ese detalle- ¿Tendrías la amabilidad de decirme qué te persuadió a participar en esta fanfarronería? A ti, el más cercano a Dios.

Si bien Shaka había percibido antes un leve ardor en sus mejillas, lo último dicho por el patriarca definitivamente terminó causándole un salvaje sonrojo en el rostro.

—Honestamente sentí curiosidad por ver como se ocurría todo, yo nunca había visto una antes… Me pareció un lindo detalle para con usted

—¿Un lin…?

Shion estaba que rechinaba los dientes del coraje ¡Y apenas era el principio! ¡Y estaba empezando por los más calmados! Tomó de nueva cuenta una bocanada de aire y contó hasta diez para tranquilizarse. Sin embargo, tomando en cuenta como pintaba la cosa, ¡El pobre Shion ni contando hasta el infinito se calmaría!

—De acuerdo, de acuerdo. Shaka participó porque le pareció lindo detalle… -dicho esto sin evitar que le diera un tic en el ojo- ¿Qué me dices de ti, Mu?

—Ya decía yo que no podía evitar esto por siempre

Se lamentó en un murmullo Mu, agarrándose del poderoso brazo de Aldebarán y este le dio una palmada en la espalda para confortarlo.

—¿Qué fue lo que ultimadamente te motivó a ser cómplice en tal acto?

El guardián de Aries pasó saliva sonoramente, considerando que así debía sentirse Kiki cuando le pillaba en sus travesuras. Mu hasta consideró utilizar la telequinesis para desvanecerse, ¡O mejor aún…! El pedirle a alguno de los gemelos que lo mandaran a la otra dimensión. Pero antes que pudiera decir ni pio, notó como su maestro continuaba hablando con renovada enjundia…

—A ti, que siempre has demostrado rectitud, un carácter ejemplar, tanto como una conducta intachable. El santo más puro, generoso, amable, retoño de mi tutelaje…

—De aquí a que termine Shion de echarle flores nos va a llegar el año bisiesto. -masculló el dragón marino en lo que continuaba el muy inspirado patriarca- ¿Qué más claro ejemplo de nepotismo que este? ¿Se fijan como de mí nunca dice esas cosas? ¡Menos de Saga! Aunque eso es entendible. Además, se nota que aún le tiene mi-

—¡Por Athena, Kanon! ¡Por eso mismo es que no se refieren así de ti! -siseó Saga, ya hastiado como estaba del parloteo de su gemelo, no vio más que cubrir con su propia mano la boca del menor de Géminis- ¡Nunca te callas! ¡No! ¡Que te vas a andar callando, ni que tuviera tanta suerte!

—¡Cierren la boca los dos, par de idiotas! -se impuso Dokho rejuvenecido a la par que prensaba de las orejas al par de gemelos- Que yo quiero escuchar como pasó todo…

—No te hagas el inocente que tú estabas en el barullo -mencionó Shion con tono inescrutable, a lo que Dokho le sonrió traviesamente-

—¡Pero no desde el principio, mi amigo! Sólo hasta el final, obviamente para apaciguar a estos jovencitos. -explicó tratando de sonar convincente, cosa que dudaba el antiguo guardián de Aries, por la forma en que escrutaba a su entrañable camarada- ¡Muy a diferencia de Aioros! ¡Él si que estaba involucrado desde el principio!

El arquero respingó, e instintivamente comenzó a frotarse la nuca, evidenciando nerviosismo porque ya estaba sudando la gota gorda ante aquella situación.

—Bueno… -habló el arquero para aclarar- comienzo, lo que se dice comienzo… no.

—Entonces, ¿Qué parte tocabas en el desastre?

—Técnicamente yo me uní después. Meramente para cuidar a Shura

—¡Eso! Mi hermanito es todo ejemplar, un amigo incondicional, un caballero…

—Yo no pongo eso en tela de juico, Aioria. Además ¿Quién te ha dado vela en este entierro?

—Esto… sí. -El de Leo abrió sus ojos verdes a más no poder, sintiéndose acorralado- Verá usted su majestad. ¡Es decir, su alteza! ¡Digo, su ilustrado!

—Discúlpelo, su ilustrísima -después de rodar los ojos y negar con la cabeza,el mayor de los hermanos de fuego corrigió al león dorado en un tono de profesor exasperado- Aioria se traba al ponerse nervioso.

—¡En efecto, emperador! ¡Rayos! ¡Quise decir, excelencia! -Aioria chasqueó los dientes al escuchar uno que otro compañero reírse por lo bajo de su atropellada dicción- La cosa es que yo iba cuidando a mi hermano, ¡Eso mismo!

—¡Si! Y yo los iba cuidando a todos ellos

Anunció Milo de lo más casual, ganándose las incrédulas miradas de sus compañeros.

—Por favor, esa ni quién se las crea -comentó mordazmente Afrodita, revisando el estado de sus cutículas en el proceso- Si han de mentir, al menos asegúrense que sea creíble.

—Ya que estás hablando Afrodita, cuéntame ¿Porqué te enredaste en esto también tú?

El de Piscis se señaló el pecho de lo más casual y con el mejor rostro de inocencia que su guardaba bajo la manga de su repertorio actoral, ondeó la mano como para restarle importancia al asunto.

—No pierda su tiempo conmigo, patriarca. Yo no participé en ello, se lo aseguro.

—¿En serio?

—Por supuesto. Yo jamás andaría a deshoras trasnochandome en antros de mala muerte. En caso de que no lo sepa, requiero de mis nueve horas completitas de restauración para mantenerme así de bello y rozagante. Por eso yo me adhiero estrictamente a mi rutina nocturna; la cual consiste en mi tecito de valeriana y una pastilla de melatonina que me mandan efectivamente a los brazos de Morfeo. Gracias a Athena mi templo es el último, porque después de tomarme mi tecito no sé más del mundo.

—Ya va… -dijo el patriarca, un tanto preocupado de que cualquiera de estos días les amanecía intoxicado el caballero de Piscis. Pero luego, Shion reparó en otro detalle más importante- Pues si dices que tienes el sueño pesado, eso habría de explicar la pinta que traes…

—¿Qué pinta? Si yo estoy divino…

Murmuró Afrodita, extrañado a más no poder. Y siguiendo las gesticulaciones de Shion, quien le señalaba hacia su labio como si este trajera migajas en el, Afrodita sacó su espejito compacto como de rayo para revisarse. Lo que regresó su reflejo le heló la sangre y desató un atronador grito en el de Piscis, uno que curiosamente también causó unas cuantas risillas burlonas entre sus compañeros.

—¡Tú me hiciste esto, cangrejo de pacotilla!

Ladró el de Piscis después de ver que alguien le había jugado una bromilla por demás infantil, pues le habían ultrajado su inmaculado rostro garabateando en el. Afrodita estaba que escupía espuma por la boca del coraje, ¡Y si que hubiera intimidado a cualquiera…! De no ser por el monóculo mal dibujado en su ojo izquierdo, haciendo mancuerna con un bigotazo que hubieran sido la envidia del mismísimo Emiliano Zapata.

—¿Porqué siempre me culpas a mi de tus desgracias, pez payaso? Yo no tuve nada que ver con tu ridículo accidente.

—¡Ah! ¿No, dices? ¡Entonces como explicar el marcador que llevas colgado en la oreja! La próxima vez que le juegues una broma a alguien más, asegúrate de primero deshacerte de la evidencia incriminatoria. ¡Idiota!

Afrodita dijo esto arrebatándole rápidamente al de Cáncer el marcador que descaradamente portaba sobre su oreja para lanzárselo a la cara. Shion carraspeó para atraer la atención a él de nueva cuenta pero alguien se le volvió a adelantar.

—¡Suficiente! Es más mi penitencia al tener que escuchar las excusas de todos -soltó ya harto el de Capricornio- Escúcheme, patriarca, que este lio se originó cuando rompí por enésima vez con June y muy para mi desgracia me vine a topar con Diógenes…

—¡Shura! -dijo Shion quedando boquiabierto- ¡¿Salías con June de Camaleón?! Aguarda, aguarda un momentito. Esa no es la pregunta que debí hacer primero, pero estoy tan abrumado con tanta información que ya sabrás… A ver, para empezar ¿Quién diantres es Diógenes?

—Diógenes López del Tepeyac…

Se adelantó a responder Aioros de lo más victorioso, como si le diera orgullo haber recordado semejante nombre; pero Shion, aún confundido sobre la identidad del hombre, sólo se encogió de hombros.

—¡Dio de Mosca, su ilustrísima! De no haberme encontrado con ese taimado nada de esto estaría ocurriendo, ni le estaríamos perturbando con trivialidades en plena madrugada. Sin embargo, debo confesar el haber subestimado a donde se puede llegar cuando se tiene un corazón roto, y mire que resultó haber muchos aquí presentes…

Y así, finalmente el de Capricornio comenzó a relatar sobre su vivencia, con esa voz tan profunda y varonil que por ser a la vez tan masculina resultaba ser naturalmente seductora e hipnotizante. ¡Cortos se quedaban los poetas cuando Shura de Capricornio hacía galanura de su melodiosa voz! Incluso sus compañeros lo sabían, pues en cuanto comenzó a hablar con ese aire melodramático, se les antojó que el sonido de guitarras flamencas también le acompañaban de fondo.

—Mejor siéntate, Shion -sugirió Dokho en un susurro sin querer interrumpir al de Capricornio- Esto va a estar bueno...

Continuará


Qué les pareció este primer capítulo?

Qué fue exactamente el escándalo que le armaron a Shion? Shura y June?! Pero en qué universo!? Será que ahora si nos cuentan con lujo de detalle de qué habla el cabrito? Pos claro! Y eso lo averiguaremos en el siguiente y capítulo de este fic.

Debo mencionar que esta historia ya tenía un tiempecito rondándome los pensamientos pero no había podido comenzarla dado a que estoy trabajando actualmente en otras (como la reedición de la entrevista de Milo y Shaka). Pero bueno, me terminé de decidir a que viera la luz cuando mi México lindo y querido quedó eliminado del mundial. Enviándome a mi también al club de los corazones rotos. xD Apuesto a que no se sabían el nombre del santo de la mosca, a que no?

Espero les esté divirtiendo este nuevo fic :) Mil gracias por leer y doblemente gracias a aquellos que se toman el tiempo de comentar. Uno no recibe nada más que liberar su imaginación (y si te va bien alegrarle el día a alguien.) por lo que cada comentario significa muchísimo.