Era una tarde tranquila como cualquier otra en Rusia, pero no para Anya quien estaba muy molesta en su oficina, a su lado estaba su novio Georgi quien trataba de que Anya no se molestara, ya que estaba escuchando el testamento de su difunto padre, el cual estaba siendo leído por un hombre algo mayor y con una lentitud que hartaba mucho a Anya, y más al saber que su padre había donado mucho dinero a fundaciones de animales, y hasta ahora no había escuchado su nombre.

-a la fundación salven a los delfines, 11 millones de dólares, a la sociedad de pumas desamparados, un millón doscientos dólares, a la fundación de las abejas, cuatrocientos mil dólares, a la fundación de los dálmatas- decía el hombre mientras leía el largo testamento.

-al diablo con los animales, ¿Qué me dejo el viejo?-interrumpió Anya muy molesta.

-y…yo pienso que mi novia Anya- esta vez hablo Georgi -mi novia está tratando de expresar, que la muerte de su padre, le ha dejado un enorme vacío, en su cuenta- Anya lo mira muy molesta y lo pisa muy fuerte –perdón, en su vida, y Anya se pregunta que le ha dejado para, sobreponerse-dice Georgi mientras se quejaba del dolor de su pie.

-sí, deje que vea- dice el hombre- panteras, lechuzas, serpientes, hija Anya- cuando escucho su nombre la chica sonrió al igual que Georgi- Mansión Keg, en Toronto Canada- dice el hombre para guardar el testamento, para luego tomar sus cosas y levantarse de su lugar.

-¿y?-pregunta Anya enojada.

-y se me ha hecho tarde, así que discúlpenme- el hombre toma sus cosas.

-está usted diciéndome, ¿que pase dos días sosteniendo su mano fría, esperando que estirara la pata, y todo lo que me heredo es un asqueroso pedazo de propiedad?-pregunta Anya muy molesta y asustando a Georgi.

-era asquerosa, hace 50 años, ahora esta clausurada, disfrútela- dice mientras le entregaba los documentos de la propiedad los cuales fueron tomados por Georgi.

-no, no, no, un minuto- dice Anya mientras se levantaba de su silla y seguía al hombre- esto, no es justo, apelare y lo llevare a usted, y a cada uno de esos delfines a juicio-dice empezando a gritar mientras Georgi leía los documentos de la propiedad.

-haga lo que le parezca-decía el hombre para luego salir de la oficina.

-¡GEORGI!, todo esto es tu culpa, como siempre, si hubieras falsificado ese maldito testamento- decía Anya mientras se acercaba a Georgi.

-pero, Anya, es una propiedad clausurada en Can….-decía mientras leía el documento y este fue arrebatado por Anya.

-oh Georigi, es que no lo entiendes, los delfines heredaron más dinero que yo- dijo Anya para luego tirar el título de la propiedad a la chimenea de su oficina.

-¡NO, ANYA, LA ESCRITURA ESTÁ ALLÍ!-gritaba Georgi mientras corría hacia la chimenea tratando de sacar el título de la propiedad.

Mientras le echaba agua a la chimenea y sacaba las hojas, pudo ver que en una se encontraba algo escrito, y estaba escrita por tinta invisible, y esta se podía ver con claridad, al parecer era revelado con el agua que Georgi había tirado.

- bucaneros, y doblones de oro, Keg tiene oculto un gran tesoro- decía Georgi mientras leía lo que decía la hoja con la tinta invisible.

-¿un tesoro?-pregunta Anya acercándose a la chimenea –Georgi idiota, ¡SÁCALO!-le grita mientras Georgi obedecía.

Una parte de la hoja estaba quemada, pero todavía se podía ver la firma de la propiedad y Anya sonrió mientras lo sostenía.

-sabía que valdría algo ese lugar, hay un tesoro en esa casa, y al fin voy a tener lo que merezco- decía mientras miraba el documento diciendo donde quedaba exactamente la propiedad.

-Anya, me queme la mano, necesito un doctor- decía mientras miraba su mano que se había quemado.

-hay muchos doctores en Canadá, vámonos- decía Anya mientras tomaba la mano quemada de Georgi.

A la mañana siguiente a primera hora Anya y Georgi tomaron un vuelo directo a Canadá de 7 casi 8 horas, llegaron a Canadá y rápidamente consiguieron un auto y fueron a la Mansión Keg.

Esta Mansión estaba en Toronto, pero no en la ciudad, si no a las afueras, y mientras avanzaban por la ciudad empezó a ponerse nublado, era más que obvio que iba a llover, y así fue, la lluvia llego rápidamente y todavía faltaba un gran camino para llegar, y tardaron mucho tanto que el camino de tierra se volvió un camino de lodo.

Georgi y Anya llegaron a la mansión, estaba lloviendo y había muchos truenos, era una mansión muy grande, y había crecido la maleza en toda la casa, pero se podía entrar, daba mucho miedo ese lugar, pero tenían que entrar a verla.

-entonces, ¿Qué opinas?-pregunta Georgi quien miraba la mansión.

-que te vas a mojar- dice Anya empujando a Georgi y sacándolo del carro para que abriera la reja de la mansión.

El ruso abrió la reja y Anya paso, dejando atrás a Georgi, y este último fue atrás de ella.

Entraron a la mansión, y vieron la recepción, la cual era grande y espacioso, había mucho polvo y telarañas, pero era elegante el lugar.

-Georgi, enciende la linterna- dice Anya y Georgi obedece.

Con la luz podía verlo mejor, si necesitaba muchos arreglos, cada vez que se movían veían más defectos.

-que asqueroso-dice Anya ya que había visto una rata.

-vaya, este lugar es fabuloso, se podrían hacer tantas cosas con él, aunque da algo de miedo- dice Georgi quien estaba emocionado mirando el lugar.

-si así es- escuchan los dos una voz que venía de la parte de arriba.

-¿Quién es?-preguntaron los dos con algo de miedo.

-me temo que no puedo contestarles volvieron a escuchar la voz y Georgi apunto la linterna hacia las escaleras.

-¿Por qué no?-pregunto Georgi.

-es que…. Es difícil de explicar-

-¿es usted el guardia?- esta vez hablo Anya.

-no-

-¿es un transeúnte?-pregunta Georgi.

-no exactamente-

-entonces muéstrese-dice Anya empezando a molestarse.

-está bien, con una condición, si me dejo ver no vayan a gritar- la voz se escuchaba más cerca- siempre gritan todos-

-¿es usted un ladrón?-pregunta Georgi- dedo advertirle que estoy armado- dice Georgi sacando un arma y Anya se lo quita.

-escucha, basta de hablar, si no te dejas ver te voy a arrestar por allanamiento de morada- dice Anya muy molesta.

-está bien, está bien, cálmese señora, allí voy- en ese momento los dos sintieron una brisa y se empezó a sentir mucho frio, y vieron que de las escaleras algo bajaba.

Lo que estaba bajando era una silueta blanca, y poco a poco se podía distinguir que era la figura de un chico, era alto, grande y tenía el cabello corto, pero era trasparente, efectivamente era un fantasma.

-hola, mi nombre es Jean, pero pueden llamarme JJ-saluda con una sonrisa y de forma tranquila.

Anya y Georgi se asustaron al verlo y eso hizo que empezaran a gritar.

-no, por favor, no griten- dice Jean tratando de calmarlos, pero era tarde.

De pronto se escuchó un ruido muy fuerte que venía de arriba, era una especie de gruñido, y Jean al escuchar eso se desvaneció.

En ese momento del suelo empezó a salir mucho humo que daba vueltas haciendo que se formara un pequeño tornado, mientras crecía el tornado, en medio del tornado salía un fantasma más grande y de color verde, y cuando salió por completo, abrió sus ojos e hizo crecer su cara haciendo un rostro tenebroso y eso asustar a Georgi y Anya.

-¡FUERA!-grito el fantasma y su voz tenía un tono muy brusco.

Anya y Georgi salieron corriendo y subieron al auto, y Anya arranco muy rápido, y Georgi apenas había cerrado la puerta.

Continuara.