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DISCLAIMER: Los personajes conocidos son de Rowling, los que no son conocidos y la trama son míos.

AVISO: slash (relaciones homosexuales). Si no puedes manejarlo, presiona atrás porque no me gusta recibir comentarios destructivos. Gracias.

NOTA 1: Es probablemente una de las parejas menos conocidas de las que he escrito, pero me llamó la atención y tenía casi toda la tarde libre. Lamento no haber continuado con las historias que tengo colgadas, pero cuando la inspiración llega para algo hay que aprovecharla.

NOTA 2: Conforme lean notarán que utilizo a fanon!Blaise y no canon!Blaise. No tengo nada contra el canon, pero he utilizado (y me he encariñado) tanto con fanon!Blaise que no podría escribir esta historia con el gemelo malvado de los libros. Lo siento.

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Título: Arlequín

Autora: GaBo0

Parejas: BillBlaise

Rating: M

Summary: Un encuentro inesperado entre dos personas inesperadas en el lugar probablemente menos indicado. Cómo las cosas se desarrollan y uno no se lo espera.

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Arlequín

Por GaBo0


El As de Cocos

Ser Blaise Zabini no había sido tan simple. Luego de una traumática entrada a Hogwarts, no sabía si agradecer a algún ser omnipotente el que nadie recordara el bochornoso accidente o sentirse indignado por el hecho de que nadie lo hiciera. Ya habían pasado ocho años y no era una cuestión que le quitara el sueño. Si bien lo había hecho cuando era un niño, pues once años son apenas los que se necesita para entrar a la pubertad, ahora que era un adulto joven (si se le podía considerar aquello) su imagen era lo que menos le importaba y lo más importante para su supervivencia a la vez.

Siete años e incontables accidentes lo habían llevado a ocupar un lugar de importancia relativa en su círculo social. A pesar de ser una persona calmada y de pocas palabras, su presencia caía por su propio peso. Teniendo en cuenta que Draco Malfoy, una de las personas más influyentes, estaba de su lado, no había que preocuparse demasiado acerca de nimiedades que tenían de cabeza a otros alumnos de Slytherin.

Desde su nacimiento había sido distinto al resto de su generación. Era extraño que, proviniendo de una familia antigua y poderosa del mundo mágico, no tuviera un hogar constituido. Era extraño que su madre no tuviera un matrimonio que durara más de 4 años. En toda su vida había vivido con cuatro padrastros y estaba seguro de que, por muchas cosas que sus compañeros dijeran de sus padres verdaderos, los esposos de su madre nunca habían alcanzado ese nivel de intimidad que se necesita tener en una relación padre-hijo saludable.

No que todos fueran malos. De hecho, ninguno de ellos tenía otro defecto además de haberse casado con su madre. Pues Blaise adoraba a su madre, la amaba más que cualquier otra cosa en el mundo. La amaba tanto como aborrecía sus formas de mantenerse a flote en el mundo. Luego de que su padre muriera su madre había a comenzado a tener aquellos matrimonios fugaces en el que todos creían sinceramente que esta vez duraría para siempre. Blaise no estaba seguro de que esta fuera la versión verdadera o la versión que habían preferido contarle.

Amina siempre había sido, y siempre sería, la mujer con la que Blaise soñaba casarse algún día. Callada y elegante, de sonrisas astutas e inteligentes, de mirada calculadora y mente clara, con un apetito voraz de conocimiento, poder y riqueza. Era una mujer que quería alcanzar el tope de su capacidad en el tiempo breve que estaría en la tierra. Para Blaise, ese entusiasmo y empeño que su madre ponía en su perfeccionamiento era lo que lo marcaría, tal vez inconscientemente, a lo largo de su vida.

Desde que era pequeño buscaba ser como su madre. Si ella sostenía conversaciones con personas elegantes, él lo haría con sus hijos. Si ella caminaba con gracia y elegancia, él la observaría mientras copiaba cada uno de sus movimientos. Este constante observar a su madre le permitió copiar las técnicas más sencillas de seducción que alguna veces usaba, así como la lógica y cálculo tras las mentiras más intrincadas que inventaba. Recordaba a Draco diciéndole que su forma de andar y hablar siempre le recordaría a la de aquellas damas que tomaban el té en la Mansión Malfoy. Era de esperarse.

Al llegar a Hogwarts, no se sorprendió cuando oyó al Sombrero susurrarle al oído que el único lugar en el que su personalidad cautelosa y calculadora encajaría era en Slytherin. A pesar de no haber oído demasiado acerca de Hogwarts, sí sabía que aquella era la casa de los magos oscuros, de personalidades viciosas y amantes de las artes negras. Esto, muy lejos de repelerle, solo aumentaba su curiosidad y, ya en el camino, había decidido trabar amistad con alguien de esa casa de no ser colocado en ella.

Los años siguientes habían sido un ir y venir de eventos interminables que ocurrían en momentos fugaces. Su rápido escalar en la pirámide social había sido casi tan brutal como su amistad con Draco. De ser considerado poco menos que alguien con suerte, se había convertido en la mano derecha del heredero de la familia más rica de Inglaterra. Eran pocos quienes se atrevían a levantar algo en su contra.

Sin embargo, él jamás había realmente buscado que su vida tome ese rumbo. Probablemente, su madre estaba orgullosa de él ahora que era invitado a importantes reuniones sociales y se codeaba con embajadores y socialités. Era también muy probable que su orgullo se desinflara ligeramente cuando supiera que se acostaba con algunos, muchos de ellos siendo no precisamente lindas muchachas de su edad.

Draco lo sabía y no perdía oportunidad de burlarse de él. Blaise, con su presencia exótica, siempre lograba llamar más la atención que su amigo, quien poseía una belleza más tradicional que parecía no estar muy de moda. Blaise sabía que su piel, tan blanca como la de Draco, destacaba mucho más contra su cabello oscuro. Que sus ojos azules se veían más profundos entre sus largas pestañas curvas. Que con arquear una ceja su rostro adoptaba una expresión completamente diferente. Sabía cuál era su mejor ángulo y sabía cuál era la mejor forma de lograr que viejos millonarios le compraran un trago. Y también sabía que Draco estaba celoso.

No que debiera estarlo realmente, desde que tenía una prometida con la que parecía llevarse de maravilla. Blaise, por otro lado, no planeaba comprometerse en un futuro cercano y planeaba continuar disfrutando de su vida y las comodidades que sus amantes adinerados podían brindarle. Su madre, por suerte, andaba muy ocupada en negocios parecidos como para prestar atención a las nuevas (y costosas) adquisiciones que aparecían en su cuarto de vez en cuando. O, si sospechaba, no tenía el valor de encarar a su hijo (lo cual para Blaise no era una posibilidad, ya que para él su madre lo era todo menos cobarde).

Así, poco a poco, el niño que siempre miró a su madre como modelo ahora tenía el mundo abierto ante él como un gran libro colorido y entusiasta, donde los personajes bailaban a su alrededor con sonrisas pintadas de colores brillantes y el paisaje se abría ante sus ojos invitante y tentador. El niño adorable se había convertido en un joven atractivo. El carácter observador era ahora sensual y calculador. Sus ojos se habían llenado de la ambición que reflejaban los ojos negros de su madre cuando se posaban sobre su nueva víctima.

Y fue a este joven a quien Bill Weasley conoció esa noche en aquel bar oculto en las sombras que las paredes apenas alumbradas proyectaban sobre las mesas polvorientas.

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Chapter Summary: Un vistazo a Blaise Zabini.

Martes, 10 de Enero del 2006

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