N/A: Me encanta la película, y respecto al fic, mi madre siempre me dijo que se empieza con tonterías.

Disclaimer: Hayao Miyazaki se lleva los créditos.


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Chihiro se frota las manos y las coloca sobre sus caderas. Su semblante desprende una sonrisa que irradia el paisaje y al que sus nervios hacen estremecer. El viento le recorre la nuca y gime. Gime de alegría, porque hoy, es el día en que menos desea llorar. Al principio le asusta la idea de volver a verle, la sangre le hierve y el corazón no controla. Después, se recuerda a ella misma la promesa (y admite que ya no es un regalo sorpresa) y piensa que todo llegará a tener sentido cuando se cumpla.

Se dice a si misma que los nervios son la emoción, que el estómago que a veces parece que va a explotar en miles y miles de pétalos de flor es el hambre —y dice «Mil», porque ella simplemente es Sen— y que el latido de su corazón probablemente se deba a que ha corrido demasiado. (Con demasiadas ganas.)

Y mira al frente. Primero un paso, después dos, luego tres... y se encuentra con que vuelve a correr. Sus ropas se agitan al aire que ha dejado libre su pelo y sus pies no pueden —ni deben— pararse. Da un pequeño salto y se choca con la figura que guarda su promesa. (Se prometió no llorar, que injusto era el destino.)

De pronto parece que se sumerge en él —y lo abraza y lo acaricia y recibe de vuelta todo lo que ha estado esperando percatándose de lo espeso que es Haku— lo líquidas que parecen sus caricias sobre sus mejillas, que llegan hasta sus piernas, hasta sus pies y que le contornean todo el cuerpo. Cuando intenta apegarse más a él siente la falta de aire, y en un fino hilo de desesperación impulsa la cabeza hacia arriba y vuelve a encontrarse con el cielo azul y la suave caricia de los rayos del Sol, que baña su húmedo cuerpo.

El río Kohaku le sonríe. (A ella aún le quedan esperanzas.)


Fin.