Bueno, este cuento fumado salio de a pagina KOKORORO NO VOCALOID, pues hice una dinámica poniendo papeles al azar y deje a los fans elegir quien iba a interpretar que papel, una vez que esto se decidio me di cuenta de que no sabia como carajos mezclar a todos los personajes en una sola historia y despues de matarme pensando salio esto asi que espero que les guste.
Peliazules, rubios, shotas, el rey ambicioso y la hechicera buena
Dirigiéndose hacia la ciudad Winter, la gran heroína Miku Hatsune recorría el amplio sendero que los guiaría a ella y a su compañero a un lugar cálido donde hospedarse.
-¡Vamos Kaito! ¡Ya casi llegamos!-dijo con alegría.
La efusividad con la que la heroína habló solo hizo que a su compañero se le resbalara una gotita de la nuca, apenas hace unos minutos la estaba escuchando de lo lejos que quedaba la ciudad de la nieve y su exageradamente rápido cambio de actitud siempre lo descolocaba, muy en el fondo deseaba tener esa capacidad de cambiar tan rápido como ella su estado de ánimo.
-¡Vamos en camino!-gritó Miku efusiva.
-¡Vamos!-dijo Kaito siguiéndole la corriente con una sonrisa.
.
-Espejito, espejito ¿Quién es el rey más rico y poderoso de todos los reinos?-preguntó un castaño a su instrumento mágico.
-Oh rey de amplias tierras y dueño de miles de riquezas, con pesar te informo este día que no eres el soberano más rico que pueda existir, pues más allá de las tierras del verano, pasando por los territorios del otoño, en el reino del invierno reside una joya en sí misma, la princesa Rin, la gobernante con más, riquezas en el mundo entero.
-¡¿Qué?!-el rey ambicioso se sorprendió, era imposible que algún reino tuviera más riquezas que aquel gobernado por la estación de la primavera, especialmente el reino gobernado por la estación del invierno que hacia algunos años era el reino más pobre que pudiera existir.
No había forma de que se hubiera vuelto un lugar con grandes riquezas tomando en cuenta que vivir allí sería complicado, pues la siembra de los cultivos para alimentar al pueblo no sería posible a menos que tuvieran invernaderos equipados con lo necesario para hacer crecer sus siembras y tomando en cuenta que no tenían el dinero suficiente en ese reino para la construcción de ellos ese lugar estaba siendo azotado por hambruna y pobreza, él lo había comprobado en la visita que le había hecho a los anteriores reyes hacia no menos de 5 años, ellos le habían pedido que ayudara a la economía del reino, como si eso fuera posible, primero muerto antes de dar sus riquezas a la caridad.
-Tienes que estar equivocado tonto espejo-gruñó queriendo quebrarlo.
-Mmhh-se escuchó a alguien aclararse la garganta detrás de él-He visitado esas tierras con hace poco padre y te informó que efectivamente el reino del invierno posee mucha más riqueza que las tierras de la primavera, la princesa Rin es una verdadera joya, estuve investigando sobre ella y resulta que es capaz de convertir en oro todo lo que toca.
El castaño abrió ampliamente los ojos ¿Esa niñita rubia que había visto a lado de los reyes tenía la capacidad de transformar en oro todo lo que tocaba? ¿Cómo era eso posible? Dicho poder debió conseguirlo luego de que él rechazara ayudar al reino del invierno pues de lo contrario no hubieran solicitado su ayuda.
Kiyoteru lo sopeso un momento, si él no era el gobernante de las tierras más ricas buscaría la forma de serlo. Y tenía un muy buen plan para ello.
-Hey Piko, pareces saber mucho de esa princesa.
-Por supuesto que lo sé, mi sirviente, Oliver ha estado vigilándola continuamente, una princesa como ella literalmente vale oro.
El rey ambicioso sonrió enigmáticamente.
.
-Me pregunto si serán ciertos los rumores-susurró la joven rubia mirando los copos de nieve caer danzarinamente del cielo, él joven a su lado colocó frente a ella la taza de té que acaba le de servir.
-¿Rumores?-preguntó él captando la atención de la chica.
-Mmn-sopló la taza dando un ligero sorbo a té, a pesar de que Len era su caballero y no su sirviente a él le era inevitable no ocuparse de las pequeñas cosas que un sirviente personal debía hacer para su soberana, aunque bueno tenía la excusa de que todo era para cuidarla más de cerca (misma excusa que utilizaba Kaito con Miku para no separarse de ella)-Los Rumores de que la Heroína Miku se encuentra en la ciudad.
-¿Eh? ¿La señorita Miku se encuentra por aquí? La verdad es que no tenía ni idea.
-Yo tampoco, lo escuche de unas sirvientas que dijeron que tal vez era ella, ah, pero que falta de respeto de nuestra parte ¡Debemos invitarla a ella y al joven Kaito a cenar con nosotros!-dijo poniéndose de pie con efusividad.
Bueno, para nadie era secreto que la princesa Rin era admiradora de la heroína Miku y de su compañero, ella solía decir que quería ser una heroína tal y como ella y recorrer el mundo en busca de aventuras, las hazañas de Kaito y Miku eran legendarias, desde enfrentarse a dragones, cruzar mares turbulentos, encontrar tesoros ocultos, derrotar ejércitos de demonios enteros y salvar reinos, Rin hubiera querido hacer todo eso, pero ella tenía sus deberes como princesa no podía simplemente olvidarlos e irse por ahí de aventura.
-¡Ya se, tú tienes que ir a invitarlos personalmente!
-¿Eh? Sería mejor si mandáramos a un mensajero-dijo desviando la mirada nerviosamente, no es que no quisiera ir pero realmente no quería dejar a Rin sola en el castillo, aun le preocupaba, hacia tiempo la princesa casi fue asesinada en el castillo, por suerte él pudo detener al agresor, pero desde aquella vez no se le hacía muy cómodo dejar a Rin sola y se había vuelto más apegado y sobreprotector con ella.
La princesa pensaba que Len estaba siendo muy paranoico, había pasado mucho tiempo desde aquel incidente y el rubio seguía sin confiar en los sirvientes del castillo y Rin pensaba que ya era tiempo de que aprendiera que ella podía estar bien sin ser vigilada las 24 horas del día.
-Iras tú es una orden.
-Pero princesa…
Ella suspiró.
-Ya hemos hablado de esto Len, no pasara nada malo porque me dejes sola un rato, debes dejar de ser tan paranoico ¿Si?
-Bien-dijo haciendo una ligera mueca iré a invitarlos personalmente.
-¡Yey!-dijo ella con alegría.
.
Cerró la puerta con fuerza detrás de ella respirando agitadamente.
-Casi parece que corriste un Maraton-dijo Kaito regresando la vista de su periódico con una suave risita, le advirtió que lo mejor era no salir del hotel pero como siempre no fue escuchado.
-¡Hey no te burles!-reprochó infantilmente-No sabía que tuviera tantos fans en esta ciudad. ¡Fui tomada por sorpresa!-dijo arrebatándole el periódico para que le prestara atención.
-Sí y terminaste llena de hojas ¿Te tiraste a los arbustos cierto?-dijo pasando una mano por el largo y sedoso cabello azul de la chica dejando que las hojas cayeran al piso.
-Eh… algo así-dijo recordando cómo había tenido que ocultarse entre los arbustos del parque principal.
Kaito tomó una de las hojas doradas del cabello de la chica examinándola muy de cerca y acto seguido abrió los ojos sorprendido.
-Son de oro…-susurro con una expresión desencajada.
-¿Eh?
-Parece que eran ciertos los rumores de que en el reino de invierno había arboles de oro-comentó el peliazul.
-Vaya, sí que son hojas bonitas, el parque está lleno de arbustos árboles y flores doradas, debiste verlo es un lugar muy hermoso.
-Y ser perseguido nuevamente por chicas intentando violarme, no gracias-dijo revolviendo el cabello de la heroína.
El sonido de alguien llamando a la perta capto la atención de ambos.
-¿Quién será?-se preguntó Miku extrañada.
-No creo que debamos abrir ¿Y si son más fans?
-Disculpe, señorita Miku, joven Kaito, vengo de parte de la princesa Rin-habló Len del otro lado de la perta esperando que así le abrieran.
-¿Eh? ¡¿La princesa?!-dijo corriendo a abrir la puerta.
-¡Espera Miku podría ser una…! Trampa-no logró terminar de hablar antes de que la peliazul ya había abierto la puerta.
-Ah, buenas tardes, La princesa Rin me envía a invitarlos cordialmente a una cena en el castillo, a ella le encantaría mucho contar con su asistencia.
-¿La princesa nos ha invitado?-dijo con estrellitas en los ojos-¡Kaito, Kaito iremos al castillo a conocer a la princesa!-le informó alegremente a su amigo casi saltando de alegría.
-Sí, sí, ya lo oí-suspiró dándole una ligera sonrisa a la felicidad que irradiaba su compañera.
.
Miku siempre había querido ser una princesa, ellas por lo general eran lindas, amables y elegantes, todo el mundo las escuchaba y obedecían, aunque las reglas no eran realmente lo suyo y no había tenido la suerte de nacer en cuna de oro, aun así admiraba a las princesas por eso se había puesto muy emocionada cuando Len había llegado invitándola al castillo para conocer a la princesa.
No tardó mucho en alistarse para la reunión y el caballero los guio al carruaje para llevarlos al castillo, pudo admirar todo el lugar durante el recorrido y si la ciudad era hermosa se pregunto qué tan bello debía ser el castillo y como sería la princesa que conocería.
Pero al llegar al castillo nada fue como se lo esperaba, el caos gobernaba el lugar, cosa que no parecía usual puesto que el caballero estaba igual de impactado que ellos al ver a sirvientes desesperados corriendo de un lado a otro.
La corazonada de Len le decía que lo que temía se había hecho realidad.
-¿Qué ha pasado aquí?-preguntó con voz fuerte imponiendo seriedad en el lugar.
El ama de llaves se acercó mirando al caballero con preocupación.
-La princesa ha sido secuestrada.
-¿Qué?-abrió los ojos con sorpresa.
-Alguien se la ha llevado, escuchamos forcejeos en su habitación pero para cuando logramos abrir ya no había nadie, fue como si hubiera desaparecido de la nada.
Len comenzó a hiperventilar, y a dar vueltas culpándose de que la chica hubiera desaparecido.
-No está, es mi culpa, no debí dejarla sola, sabía que esto pasaría, debí insistir en quedarme con ella-no paraba de decir el rubio.
-¡Tranquilízate muchacho!-dijo Kaito dándole una cachetada
Miku sonrió nerviosamente sin saber que hacer parecía que hasta Kaito se había descontrolado.
-¡No es momento para que pierdas la cordura! ¡Tú princesa podría estar en peligro! ¿No?-lo zarandeo haciéndolo entrar en razón.
-Gracias, lo necesitaba-dijo sobándose su mejilla.
-Bien, la princesa ha sido secuestrada ¡Debemos traerla de regreso! ¿Alguna idea de quien pudo habérsela llevado?
El salón permaneció en silencio, nadie tenía ni la menor idea de que persona hubiera querido llevarse a la princesa ni mucho menos había pistas de su paradero.
.
-Entonces básicamente me están pidiendo que los ayude a encontrar a la princesa del reino del inverno ¿No es así?-preguntó la castaña mirando a los 3 jóvenes frente a ella que habían irrumpido en su cabaña buscando desesperadamente su ayuda, se notaba mucho que habían cruzado a toda prisa el reino del Invierno y del Otoño para llegar hasta ella.
-¿No puedes?-interrogó Miku subestimando sus habilidades y haciendo que una venita resaltara de la frente de la hechicera, encima de tiraban la puerta de su hogar hacían menos sus habilidades, en sapos, si, debía convertirlos a todos en sapos.
-Por favor señorita Hechicera, necesitamos encontrar a la princesa Rin-rogó el caballero,
-¿La princesa Rin?-recordaba muy bien a esa chica, hacia unos 4 años la joven princesa la había encontrado temblando de frio en la calles, no quería recordar cómo había terminado herida y vagando por la ciudad de Winter mientras todos la tachaban de bruja y murmuraban a sus espaldas, el caso era que la princesa la había ocultado en una pequeña cabaña y la había estado cuidando a escondidas, al sentirse en deuda con ella antes de irse de la ciudad de Winter le había regalado un don que ayudaría a cumplir su deseo de ayudar a su reino y tal parecía que la princesa había sabido usarlo.
Meiko suspiró y se puso de pie.
-Bien, los ayudare, pero solo porque conozco a la princesa.
-¡Muchas gracias!-exclamó Len haciendo una reverencia.
La castaña se acercó a un espejo ovalado que colgaba de la pared.
-Espejo mágico que yo he creado, muéstrame en donde a la princesa Rin han ocultado-habló fuerte y claro y la imagen del espejo se distorsiono, mostrando el reino de la primavera y más específicamente el castillo del Rey en lo más alto de una torre que solo faltaba que estuviera custodiada por un dragón, pero eso solo era un cliché de los cuentos de hadas.
-Bien, ya tenemos lo ubicación, hay que ir a….- antes de que Kaito pudiera terminar la frase Len ya había salido corriendo gritando a todo pulmón "¡Rin ya voy por ti!"-Patético-susurró el peliazul con cara de incredulidad para después escuchar una risita por parte de Miku.
-Me recuerda a la vez que me perdí en el bosque del olvido y fuiste a buscarme, horas después te encontré lloriqueando y siendo "Miku yo te voy a encontrar"
Kaito se sonrojo sumamente avergonzado de las palabras de la peliazul.
-Eso no es… yo solo…
Ella le extendió la mano.
-¡Vamos Kaito, tenemos una princesa que rescatar!
Él sonrió y tomo su mano.
-¡Vayamos!
Meiko suspiró desairadamente.
-¡Hey me deben una caja de botellas de Sake por el favor!-gritó-Tal vez después de todo deba acompañarlos, todo sea por el Sake.
Y así fue como una bruja… bueno, una hechicera bebedora de sake, una heroína muy hiperactiva, un héroe sin mucho protagonismo y un caballero con complejo de llorón, se embarcaron a rescatar a una princesa despreocupada de las garras de un sexy rey ambicioso y 2 shotas malvados…
Continuara (?)
