Love atlas

«He compuesto movimientos imaginando que nos encontrábamos una y otra vez en vidas diferentes, épocas diferentes»

Ben Whitslaw

En una tarde calurosa de de invierno, o en una fría de verano, Mio y Ritsu estaban conversando en un café, en las mesas del exterior. Soplaba un viento agradable. A Mio se le ponen las orejas y la punta de la nariz roja y estornuda. Eso hace reír a Ritsu.

-Adorable, que cosita, más adorable.- dice entre risas.

La pelinegra solo infla las mejillas para evitar reír, pero no lo consigue.

Se me ha olvidado mencionar que estas dos chicas bonitas llevan seis meses saliendo, ya hace un año que acabaron la universidad e irán a vivir juntas.

«Te imaginas como hubiera sido, si nos hubiéramos conocido en épocas distintas?»

La castaña dijo eso y dejó boquiabierta a su compañera, esa la cogió de la mano y la miro fijamente a los ojos.

-Por supuesto que lo imagino, mi amor.-


Kings and Queens

No es que yo sea mucho, solo tengo 17 años. Trabajo en el campo para la corte real. Mi nombre es Ritsu, también soy conocida como la hija del recolector o la hija de Tainaka.

Mi papá era el encargado de llevar la verdura a la corte, pero hoy está enfermo y má necesita cuidarlo.

Por eso mismo me estoy dirigiendo hacia la corte.

Con el carro de los caballos me acerco al castillo.

Al llegar a la puerta, los guardias me hacen bajar del carro. Les explico que ha pasado con mi padre y me dejan pasar.

Aparco el carro y cojo la gran cesta, que casi se cae sobre mi.

Poco a poco me adentro al castillo, hasta llegar al salón principal. Allí es dónde he de presentarme al rey y la reina, dejar lo recolectado y me pagarán al irme.

Un guardia me abre la puerta del salón, a cargas con la cesta, entro.

Es una gran sala, el suelo esta enmoquetado y tiene una larga alfombra roja que cruza hasta los tronos del rey y la reina. Allí están, si señor. Puedo verlos.

Un poco más animada, sigo mi camino. Espera. Hay un tercer trono, un poco más pequeño. ¿Quién se sentará allí?

Al llegar hago una reverencia y mis dudas desaparecen. Dios, nunca había visto a una chica tan bonita. Un cabello negro azabache que le llega hasta las caderas. Unos ojos grises que brillan como estrellas, y además lleva un bonito vestido azul pastel, que le llega hasta los pies.

La chica me mira y se ríe. Se tapa la boca con las manos y se sienta en su trono. Es la princesa. Ahora caigo.

Vuelvo al mundo real como si me estampara contra el suelo. El corazón me late muy rápido.

Me presento a la corte como dicta la ley:

- Majestades, mi padre enfermó y os he traído la verdura que pedisteis este mes.-

Dejo la gran cesta de la verdura sobre la alfombra y me voy haciendo haciendo otra reverencia, sin darles la espalda a los reyes. Aunque mis ojos se pierden en esa bella chica...

Al salir el guardia cierra la puerta del salón en mis narices. Le pido la paga que he de recibir, el guardia dice que no hay paga.

Voy hasta el carro y pego una patada en la rueda, furiosa subo y arranco los caballos. Por una cuadra sala una chica, no una chica cualquiera. Cabello negro, ojos grises, vestido azul...¿la princesa?

- Shh.- dice, con su dedo índice en sus labios. Calma a mis caballos acariciándolos y me muestra una bolsa de tela. La mueve y suenan monedas. Me bajo del carro y le doy las gracias, cojo su mano y la beso. La princesa se sonroja toda. Mi cara debe de ser un mapa, hace que me dé la espalda. Pero curiosamente veo que ríe. Sin mirarme me coge de la mano y me lleva corriendo hasta un establo más grande.

- Hija de Tainaka, ¿Cómo es llamada vos?- me pregunta curiosa.

- Mi nombre es Ritsu, princesa.- le digo amablemente.-¿Podría saber yo su nombre?.-

- Mi nombre es Mio y mi apellido es Akiyama.- me sonríe.

Hablamos un poco y vemos que conectamos muy bien. Entre risas la hija del rey vuelve a cogerme de la mano, me lleva por el castillo hasta su habitación. Nos sentamos en la cama y seguimos hablando.

Embobada por su belleza, le acaricio la mejilla con mi pulgar.

- Creo que me he enamorado de vos.- digo cerca de sus labios y la beso. Lo más sorprendente es que se deja besar y me corresponde.

Al acabar el beso, nos miramos y me sonríe.

- Creo que es mutuo.- dice, al que la vuelvo a besar y nos acomodamos en la cama.

Nos seguimos besando, entre sonrisas, por muchas horas.

Pero el rey entra sin llamar a la puerta y nos deja sorpresas.

Este empieza a gritar a su hija primero: -¿Pero que has hecho? ¡Y CON UNA CHICA!- La cara de Mio se vuelve horror extremo. Su padre me coge por el cuello y me estampa por la pared:- ¿¡CÓMO TE ATREVES?! ¡JODIDA HIJA DE PUTA! Nadie pone las zarpas en mi hija sin mi consentimiento. ¡Y MENOS UNA CHICA!-

Me echa a patadas del castillo y tan siquiera puedo despedirme de la princesa. La última imagen que me viene: ella estaba llorando y los guardias impedían que llegara hasta mi.

Me despierto cerca del fosado, todo me duele. Vaya paliza me habrán metido. Y me he quedado sin carro, por supuesto. Ritsu imbécil.

Voy a casa como puedo, tengo suerte de que no me han matado. Al llegar a casa me meto en mi cobija y rompo a llorar hasta que concilio el sueño.

A la mañana siguiente llama el cartero, con dos cartas. Las dos son para mi, una... es de la corte, la otra... no tiene remitente. Pues muy bien.

Abro la primera.

«Aviso: recomendamos que usted se vaya del pueblo,

o la muerte pasará por vuestra casa

Firmado: El rey»

Vale, genial. Tiene sentido.

A ver si la otra carta me anima un poco.

«Querida Ritsu, hija de Tainaka

Estoy muy enamorada de vos,

no os voy a olvidar,

tocaste mi corazón,

nunca encontré nadie como vos

Os quiero, os amo y os amaré siempre.

Mi padre va a echaros del pueblo, pero me gustaría que puedas ser feliz sin mi presencia. Así que os doy las monedas suficientes para que puedas marcharte lejos y vivir feliz junto a vuestra familia.

Tuya: Mio Akiyama»

Leer esto me deja petrificada, la carta se me cae de las manos. ¿Quién dice que no pueda ser? Con este dinero... puedo quedarme junto a mi querida. Dejaré de ser yo, però solo ella lo sabrá. Nadie más. Y el dinero que sobre se lo queden mis padres.

Voy hasta el pueblo a pie, con el dinero bien guardado.

Primero: me cortaré el cabello más corto, segundo: me vestiré con ropas como las de la corte, Tercero: cambiaré mi nombre y la partida de nacimiento, cuarto: me identificaré como un nuevo ciudadano y quinto: compraré un noble corcel que me llevará al castillo.

Me voy a convertir en su príncipe, y nada ni nadie evitará que esto no sea posible.

Dejo de ser Ritsu Tainaka para ser Roger Williams.

Dicho y hecho. Voy rumbo al castillo sonriendo feliz.

Todos los pueblerinos y las pueblerinas me miran. Me intimidan con la mirada o me observan sorprendidos.

A poco que llego al castillo me piden identificación. Por supuesto se la enseño sin problema. Ahora soy un noble caballero inglés. (o por lo menos eso dicen mis papeles)

Al entrar dejo mi caballo en el establo y me bajo. Ahí sigue mi carro familiar. Espero poder recuperarlo algún día.

Me dirijo al gran salón.

A medida que voy adentrándome me vienen imágenes de lo que pasó ayer. La verdura... el castillo... la princesa... sus besos y su padre dándome la paliza de su vida.

Ahí están, el rey y la reina. En sus tronos. Mio esta a su lado, con uno más pequeño.

Me mira aburrida, sus padres me miran con mala cara.

Tal y como dicta la ley, hago una reverencia y me presento.

- Soy el príncipe Roger Williams, de las lejanas tierras de Inglaterra.- me acerco al trono de la princesa, la levanto y cojo una de sus manos. Al mismo tiempo me arrodillo sobre una de mis piernas.

- He venido a pedirle la mano a vuestra hija, y el consentimiento de ustedes, respetables majestades.- Mio me mira con muy mala cara. Si las miradas mataran, ya estaría muerta. Yo no dejo de sonreír. El rey se levanta y se cruza de brazos.

- ¿Que opina mi preciosa hija sobre ello?.-

Cojo fuerte la mano de la princesa y me levanto. Me acerco a su oreja y le susurro:- Soy Ritsu, hija de Tainaka.-

Ella se sonroja y se tapa boca con la otra mano.

Las dos nos dirigimos serias al rey y dice:- Padre, quiero casarme con él, sin duda.- Majestad nos mira confundido. Le lanza una mirada a su esposa y ella asimila. Este ahora da dos palmadas y anuncia a toda la corte.

- La princesa, Mio Akiyama, contraerá matrimonio con Roger Williams. Príncipe de tierras inglesas. ¡SIRVIENTES, EMPEZAD LOS PREPARATORIOS DE LA BODA!- Ella me sonríe, yo le devuelvo la sonrisa. El rey prosigue:- Estoy muy feliz porque mi hija al fin ha seguido el camino correcto.- Se emociona y abraza a la reina.

Mio y yo nos reímos.

La abrazo fuerte y nos deshacemos en un apasionado beso.