TSUBASA RESERVoir CRHONiCLE © CLAMP
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THE sweet
Era un clima frío y húmedo, justo a su llegada los atrapo una lluvia pero también llegaron a una dulce cabaña. El joven valiente cubrió a su princesa con su capa, los otros se protegieron como pudieron hasta estar a salvo bajo techo. No era la primera lluvia que los recibía pero sus defensas eran bajas, pero nadie se espero que fuera "él" quien cayera enfermo.
Él es de esas personas que lleva tiempo sin enfermarse pero cuando lo hacen, les pega muy fuerte. Cayó como tronco en el sofá con una fiebre alta. Para colmo de males, el mago se convirtió en su enfermero. La princesa estaba muy preocupada pero para él, era algo molesto tanta angustia.
—¡¡Estoy bien!!— repetía sin descanso aún cuando no era cierto, la joven se retiro junto con Mokona por orden de Fai.
Fai se quedo un rato con él para vigilar que no empeorara su situación, mientras tanto Syaoran se encerró en la cocina, llevaba rato intentado preparar algo.
—No necesito tus cuidados— refunfuño el moreno, Fai solo se limito a sonreír.
Finalmente de la cocina, salió Syaoran con una bandeja, en ella transportaba una taza humeante. El rubio en el rostro del moreno lo mucho que deseaba que él no estuviera, así que decidió abandonar la habitación. Syaoran no comprendió porque el mago se marcho de esa forma pero lo dejo a un lado para hablar con Kurogane.
— ¿Qué es eso?— pregunto Kurogane, Syaoran sonrió.
—Cuando me enfermaba de fiebre Fujitaka-toosan hacía "esto" para que me aliviara— dijo acercando la taza al mayor.
—Huele dulce…—se quejo el moreno, Syaoran bajo las cejas. —Tsk—musito Kurogane y lo bebió todo de un trago.
— ¿Esta bueno?—pregunto el castaño, Kurogane asintió con la cabeza. —Sabe… fue una sorpresa que usted cayera enfermo de esa manera, me preocupe— comentó Syaoran entristecido.
—No volverá a pasar…—dijo el mayor colocando su mano sobre la cabeza castaña de Syaoran, —ve a dormir—, Syaoran dudo en obedecer pero temió molestar a Kurogane por ello se retiro.
El moreno vio al chico marcharse. En su vida a odiado las cosas dulces, no tiene "sensibilidad" para comerlos pero esa taza de té con miel, la bebió sin queja alguna, y hasta hoy se hace la pregunta porque hizo aquello.
FIN
