Teache me

Capitulo 1

Cerca de las montañas, en un día de tormenta y de fuertes lluvias, un automóvil sonata negro, recorría la autopista. En el auto estaban tres pasajeros, uno quien era que el que conducía y en la parte de atrás una pequeña niña de siete años que yacía acostada en el asiento, tenia teñidas las mejillas y su cabeza sudaba en un día bochornoso y a lado de ella una mujer de cabellos negros y ojos a perlados, quien acariciaba la cabeza de la niña

-La fiebre sigue aumentando-. Decía la melodiosa voz de la mujer, quien con sus manos, sostenía un pequeño trapo húmedo.

-Tranquila, casi llegamos al pueblo-. El hombre que conducía, iba con rapidez e intentaba no perder el control debido a la calle mojada y resbalosa.

La pequeña niña abrió poco a poco sus deslumbrantes ojos, iguales a las de su madre y vio que sus ojos estaban cristalinos.

-Mamá-. Pronuncio la niña mientras dirigía su poca visibilidad a la mirada de su madre, quien esta tenía una cara de preocupación y tristeza.

-Estarás bien cariño, ya casi llegamos-. decía la madre que poco a poco se le cristalizaban los ojos-. Hiashi…

-Tranquila, solo…

-¡Cuidado!-. Interrumpió la mujer, al ver que un venado estaba posado en medio de la calle.

Hiashi al no querer lastimar el animal, giro con brusquedad el volante, perdiendo así el control del automóvil. Fuertes frenazos se escucharon al intentar parar el auto y salir ilesos de ese problema.

La mujer abrazo y protegió a la pequeña niña al ver como poco a poco el carro se saldría de la autopista.

Solo el estruendo del choque fue opacado por un intenso relámpago, el auto sonata solo daba locuciones seguidas, dejando el coche destrozado por fuera y por dentro.

En tanto solo 5 minutos el carro se encontraba hecho añicos al ver descendido de una meseta. El hombre que se encontraba en el asiento principal, murió en el impacto y en el asiento trasera una mujer sangraba de la cabeza y tenía unas fuertes heridas en todo su cuerpo. En sus brazos protegía a la niña peliazul, quien esta tenía una herida en la frente. La pequeña abrió los ojos pesadamente y vio como la dama que tenía enfrente, respiraba entre cortado y se levantaba lentamente. La doncella abrió los ojos y unas cuantas lágrimas cayeron en la mejilla de su hija.

-Hi…Hina…ta…-. La mujer le dedico una cálida sonrisa y callo de lado para que la niña pudiese tener la fuerza de levantarse y salir de ese lugar. Mientras su conciencia poco a poco decaía, rezo por que su preciada niña viviera.

-"Por favor, has que sobreviva"-. Ese último deseo por la vida de su ser querido, fue escuchado.

-Por haber arriesgado tu vida por un ser valioso y por no querer herir a uno de mis hijos, te concederé tu deseo, yo la protegeré y la cuidare como si fuera uno de mis hijos, así que puedes irte tranquila.

El venado que observo todo el accidente, se acerco hacia el auto y observo a la pequeña niña. Hizo un sonido y los animales del bosque salieron en ayuda; aves y mamíferos con un gran esfuerzo sacaron a la niña y se la llevaron en lo más profundo del bosque.

El venado hizo una inclinación a la pareja que yacía dentro del carro y se retiro.

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9 años después-.-.-.-.-.-.-.-

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-¡Vamos, Kyu!-. Una chica de cabello largo hasta la cintura, corría a toda prisa por los altos arboles. Detrás de ella la seguía un zorro de pelaje rojo-anaranjado.

-¡Hinata, no debemos llegar tarde o sino Cerf nos regañara!-.decía el pequeño zorro, una vez que le dio alcance a la chica, quien observaba el alba ascender de las rocosas montañas.

Mientras los primeros rayos del sol salían, dejando ver la figura de la chica, sus ojos a perlados, el cabello azul oscuro y una piel blanca y tersa. Su bien formado cuerpo que era cubierto por una tela blanca rasgada que cubría el pecho y otra tela que tapaba de la ingle hasta la nalga, dejando ver su abdomen y su ombligo. En la parte de su cuello, posaba un collar con un diamante en forma de rombo.

-¡HINATA!-. Grito el pequeño zorro, al darse cuenta de que presencias extrañas se acercaban.

Hinata se estremeció también, lo sintió, era un aura con intenciones malas, volteo hacia atrás; se estaba acercando.

-Kyu, escóndete-. Susurro con un tono leve.

El zorro se metió en una perforación de un árbol, junto con unas pequeñas ardillas. Mientras tanto Hinata ocultaba su presencia en los altos arboles, trepo más para ocultarse en las verdosas hojas. Poco a poco se escucharon murmullos, hasta convertirse en voces masculinas y una femenina.

-¡Rápido, antes que los guardabosques vengan!-. Grito la mujer femenina, que se encontraba a cinco arboles de donde se encontraba la ojiblanca. La mujer tenía el cabello café, al igual que los ojos, vestía una blusa blanca de tirantes, con unos pantalones militares y unas botas negras que le llegaban hasta la rodilla. Tenía un cinturón grueso con equipamiento de caza y en su mano izquierda llevaba una escopeta.

Detrás de ella le seguían tres hombres robustos, pero no estaban solos llevaban una jaula grande y dentro de él estaba un lobo negro, lo tenían amarrado de las patas y con un bozal en su hocico.

-"Pobrecito"-. Pensó al ver al pobre animalito y este se meneaba para encontrar escape, sin resultado alguno. -. "Tengo que ayudarlo"

Determinada miro hacía donde se encontraba Kyu, quien ladeaba la cabeza de lado a lado, ya que sabía muy bien lo que planeaba la ojiblanca. Hinata no le tomo importancia y seguiría con su decisión.

-Maldición, no me va hacer caso-. Dijo Kyu, quien pensaba en algo, su deber era mantener a salvo a la peliazul-. Ustedes alerten a todos, Hinata tratara de salvar al lobo-. Las ardillas que se encontraban en el mismo árbol que él, asintieron y se fueron.

Los hombres con sus berrinches, se detuvieron a descansar, la mujer los criticaba por ser tan débiles y entre ellos empezaron a discutir como niños.

Hinata aprovecho esta oportunidad y bajo del árbol con sumo silencio, se desplazo entre los árboles para buscar un material que le sirviera de ayuda, vio que estaban cerca del lago. Fue entonces que se le ocurrió una idea. Se acerco a pauso cauteloso a la orilla del lago y con leve zumbido que hizo, despertaron unas luciérnagas semidormidas.

-Perdon que las moleste, necesito su ayuda-. Las luciérnagas al ver la cara preocupada de Hinata, decidieron ayudarla.

Hinata se alarmo al ver como los arbusto se movían, tal vez los cazadores la había escuchado, pero se calmo al ver un pelaje rojo salir de ahí.

-Kyu, que se la última vez que me asustas así-. Dijo enfurecida.

-Perdón, vengo a ayudarte-. Dijo el zorro mientras se acercaba a lado de una inclinada Hinata, quien esta le sonrió y lo acaricio detrás del oreja.

Una vez que les explico el plan a las luciérnagas de una manera rápida y sencilla, se quito el collar del diamante y se las dio.

-Cuento con ustedes-. Dijo alegre la ojiblanca y corriendo salió disparada al lugar donde se encontraban los cazadores. Mientras se movía en el bosque a paso cauteloso, encontré un palo ancho y lo tomo para defenderse.

De una manera rápida, se encontraba detrás de los cazadores quienes se encontraban bebiendo agua y la mujer afilaba su cuchillo de una manera cruel y fría.

Uno hombre sin pelo y con ojos negros, se encontraban leyendo él mapa.

-No puedo creer que no lo encontremos-. Dijo enfurecido mientras arrugaba y rompía el mapa.

-Cálmese capitán, por lo menos encontramos un buen material-. Dijo un hombre de cabellos y ojos cafés, quien este le dirigía una mirada fría al lobo negro.

-¡¿Qué es eso?!-. Dijo el otro hombre robusto de cabello negro y ojos cafés, se puso de pie para ver mejor.

Los otros miraron en dirección y también se quedaron asombrados. Entre los arbusto se podía ver un brillo de color verde.

-Puede ser…

-¡ESMERALDAS!-. Grito el hombre de cabellos cafés, quien este se adelanto y corrió. Los otros le siguieron el paso. Mientras que la mujer se puso de pie. No podía creer que así de fácil se encontraran joyas.

Los hombres vieron como la luz se disipo, y de los arbustos salían luciérnagas de manera rápida.

La mujer estaba a punto de avanzar cuando alguien le da un golpe en la cabeza y cae aun consiente.

-¡HELGA!-. Grito el capitán al ver como uno de sus miembros caía, pero se quedo quieto al ver a la bella mujer, quien estaba inclinada desatando al lobo. Mostrando así una sonrisa maliciosa.

Hinata se asusto, pero continúo de una manera rápida. El lobo se puso de pie y miro a Hinata.

-¡Hinata corre!-. Grito Kyu, pero solo Hinata era capaz de escucharlo, los demás no.

El zorro le entrego el diamante a la peliazul y esta de manera rápido la tomo y salió corriendo junto con Kyu y el lobo

Helga se incorporo y miro como el zorro le entregaba el diamante a la ojiblanca. Reincorporándose agarro su escopeta y empezó a dispara una vez que Hinata se encontraba varios metros lejos.

-¡Capitán, ella tiene el diamante!-. Grito Helga, al ver como su odioso oficial, se quedo embobado por la mujer Tarzan.

-¡¿QUÉ?!-. Grito el capitán enojado por haberse quedado quieto-. ¡Vayan, tráiganmela!

Disparaba la mujer incontrolablemente, mientras seguía a la ojiblanca. Después se les unió sus otros dos compañeros quienes no portaban arman al principio.

-¡Separémonos!-. Grito Hinata que corrió con todo la fuerza que le brindaban sus piernas.

-¡¿QUÉ?!-. Grito Kyu-. Sabes que no puedo dejarte…

Se escucho un disparo más, y este rozo el hombro derecho de Hinata-. ¡Ugh!-. se quejo Hinata quien estaba a punto de caer pero se sostuvo. El lobo solo se le quedaba viendo a esa niña que podía hablar con los animales.

-¡Solo hazlo!-. Grito Hinata, quien apretaba su hombro sangrante.

-¡Yo la protegeré, vete y escóndete!-. Hablo el lobo sin despegar la vista del frente. Hinata sonrió.

Kyu obedeció y se fue del lado este del bosque, Hinata corría casi al mismo paso del lobo.

-¡Vamos a la catarata que esta al oeste, nos podremos ocultar ahí!-. Dijo el lobo quien recibió una respuesta positiva de Hinata.

No estaban lejos de la catarata, ya casi habían perdido a los cazadores, cruzaron unos árboles y se detuvieron al ver la catarata y su profundidad.

-¡POR ALLA!-. Se escucho una voz masculina.

-¡Vete!-. Dijo Hinata al lobo quien la miro con una cara de duda-. Saltare…

-¡¿Qu…-. Iba interponerse el lobo pero Hinata ya había saltado.

-¡Corre!

El Lobo no tenía otra opción y fue a ocultarse en una de las cuevas de las cataratas.-. "Que niña"

Hinata toco el agua fría y se escabullo entre ellas. Su hombro sangraba así que su nado era lento, dejo que la corriente se la llevara y la ayudara a refugiarse, conocía a la perfección el área que la rodeaba.

Los cazadores perdieron todo rastro de la mujer y se detuvieron a mitad del camino.

-¡Maldición!-. Grito Helga, estaba muy molesta por la golpiza que la había dado esa chiquilla salvaje.

Los otros dos respiraban para que el oxigeno llegara a sus pulmones, mientras el capitán veía la ruta en la que se fue la bella chica.

-¿Cómo es que ella tiene el diamante?-. Pregunto Bryce, el hombre de cabellos cafés.

-No lo sé, pero tenemos que encontrarla-. Dijo el Capitan quien intentaba ver como idealizar un plan para atrapar aquella niña.

-Vámonos, de seguro los guardabosques escucharon los disparos-. Dijo Helga con su expresión de mujer calculadora.

-"Esa niña me las va a pagar"

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Del otro lado de la montaña, el río que transportaba el agua de las cataratas, conducía a una cabaña cerca de la carretera.

-Es hermoso-. Dijo la melodiosa voz de una mujer de cabellos negros.

-Mikoto vámonos-. Dijo un hombre quien ponía cajas en una camioneta 4X4. El hombre cerró la cajuela y se acerco a su amada esposa y el la abrazo por la cintura.-. Vamos que no están esperando.

-Sí, solo veía el hermoso rio-. Dijo Mikoto quien se alegro por el abrazo que le dio su esposo.

Ambos se quedaron viendo el rio, como una feliz pareja, Mikoto estaba tranquila por la paz que le daba ese lugar, una sonrisa de satisfacción se le formo en la cara, pero se disipo al ver un cuerpo flotante en el rio.

-¡Oh, por dios!-. Susurro, pensando que se trataría de un tronco o algo parecido.-. ¡Santo cielos!-. Grito al ver que se trataba de una chica que intentaba llegar a la orilla.

-¡¿Qué pasa?!-. Dijo Fugaku, al ver como su esposa separaba el abrazo y se dirigía corriendo a la orilla del río.

Hinata llego a la orilla con mucho esfuerzo, lo cual provoco que su hombro se lastimara y sangrara más de lo debido. No se dio cuenta que alguien se encontraba en ese lugar, pero al escuchar un grito se alarmo y vio como una mujer de cabellos negros se acercaba más hacia ella. Por un momento le pareció que vio a su madre, pero era diferente.

Intento ponerse de pie, pero el dolor de su hombre se lo impidió y ya era demasiado tarde.

-¡¿Estás bien?!-. Pregunto Mikoto a la chica quien esta se hizo hacia atrás por miedo, jamás había estado tan cerca de un humano.

-Tranquila, no te hare daño-. Dijo Mikoto con una sonrisa, quien dejo a Hinata con la ceja derecha alzada y temor en sus ojos.-. Déjame ver-. Dijo al ver como sangraba el hombre de la chica.

Hinata aun estaba en alerta y dejo que la mujer extraña revisara su hombro. Ya que tenía un aura tranquilizadora.

Fugaku se quedo a distancia, ya que se dio cuenta que la chica tenia pánico en sus ojos, un ligero movimiento podría alertarla.

Mikoto miro con horror la herida que tenía en el hombro-. "necesitaría unas puntadas".-. Pensó-. Tengo que llevarte a un hospital…

-"¿Llevarte? ¿Hospital?"-. Pensó Hinata alarmada, no sabía qué era eso.

-Tranquila, confía en mí-. Dijo Mikoto con una sonrisa cálida. Hinata se quedo pasmada, sentía que alguien ya le había dicho eso, pero no lo recordaba.-Ven…-. La ayudo a ponerse de pie y al ver como ella no oponía resistencia la dirigió hacia la camioneta.

Fugaku miro la chica que sangraba y luego supo lo que planeaba su mujer.

Abrió la camioneta y Hinata dudo en entrar, pero al ver la sonrisa de la mujer se tranquilizo y se metió. Mikoto se subió con ella en la parte trasera, tomo una toalla y la coloco en el hombro de la chica, para después ponerle una manta morada encima para que se secara y se calentara.

-Cariño, llama a la casa y diles que le hablen a doctor Fausto-. Dijo Mikoto quien se encontraba de lado izquierdo de la chica. Fugaku asintió, se adentro a la camioneta, arranco y se dirigió a su ciudad.

La camioneta se dirigió hacia la carretera, para después irse en dirección a la ciudad de Konoha. Hinata miro con tristeza como se alejaba de su bosque, tal vez cometió un error, pero al ver la mirada de la mujer que se encontraba a su lado, la miraba con cariño, se sintió protegida.

-Se la han llevado-. Dijo Kyu al ver como una pareja se había llevado a Hinata.

-Eso es lo mejor-. Se acerco el venado un poco más viejo de lo que era antes-. La buscan los cazadores por el diamante, allí estará protegida.

Kyu miro con tristeza el camino donde se había ido la peliazul, pero sabía que Cerf tenía razón.

-No te preocupes, esta sería una buena oportunidad para que le enseñen a Hinata a vivir como una humana normal, nuestra misión de enseñarle el significado de la vida a finalizado.

Eran las 10:48 de la mañana, después de un largo viaje rodeando la montaña para llegar a la ciudad de Konoha, pasaron varias avenidas y calles, había demasiada gente en cada lugar que ellos recorrían, Hinata se estremeció más y su miedo aumentaba, no estaba acostumbrada para eso, no tenia recuerdos después del accidente, salvo una imagen borrosa de sus sueños, una mujer que pronunciaban su nombre.

Después de dar una vuelta en un esquina, entraron en una cuadra, pasando cuatro casas grandes y hermosas, Fugaku estaciono la camioneta en una casa grande de color blanca, tenía dos pisos y alrededor césped y arboles que lo hacían ver más tranquila.

-Ven-. Dijo Mikoto al abrir la puerta y salir, le extendió la mano a Hinata para ayudarla a bajar. Una vez en la entrada, una mujer corpulenta de cabellos anaranjados los recibió con una gran sonrisa, pero este cambio al ver a la joven que traían, su mirada se torno llena de preocupación y dudas.

-Nana, ya llego Fausto-. Dijo Fugaku a la ama de llaves que se encontraba sorprendida.

-Llegara en cualquier momento, señor-. Dijo la sirvienta, una vez reaccionando de su impresión.

-Hola Kalitza, me ayudas-. Dijo Mikoto al ver cómo la joven estaba por darle un desmayo por la pérdida de sangre.

-Claro señora-. Corrió la nana en auxilio de su patrona.

-No le toques el hombro derecho, está lastimado-. Dijo Mikoto, quien sostenía a la ojiblanca de la cintura.

La nana Kalitza se puso de lado derecho de Hinata y al igual que su patrona la tomo de la cintura para darle soporte.

Fugaku entro y acomodo los sillones para que recostaran a la joven. Mikoto sonrió ante el acto de su esposo y coloco a la joven.

Por fuera de la casa se escucho el sonido del motor de un carro.

-Ya llego-. Dijo contenta la nana al ver como el doctor bajaba del auto con su esposa.

Fausto entro y al ver a la joven ensangrentada, se acerco a paso apresurado.

-Eliza prepárame agua caliente y vendas-. Ordeno Fausto, un hombre rubio y de unos hermosos ojos azules acompañados con unas ojeras, pero que lo hacían ver atractivo.

-Sí, Fausto-. Contesto Eliza, una hermosa mujer esbelta de cabellos rubios y ojos morados.

-Traeré el agua caliente-. Dijo la nana, mientras corría como la luz hacia la cocina y volvía de igual manera con un cazo de agua caliente.

Eliza saco las vendas del maletín de su esposo. Una vez todo listo, Fausto se acerco hacia la joven y esta la miro de una manera desconfiada. Eliza vio el miedo de la chica y se acerco detrás del sillón.

-Tranquila, pequeña… -. susurro Eliza con una voz suave, Hinata se tranquilizo y se dejo revisar.

Fausto limpiaba la herida con agua caliente, poco a poco la ojiblanca se tranquilizaba. Una vez limpia todos pudieron ver como había perdido un poco de su piel y de su carne. Era como una grieta de 5 cm en su hombro.

-¿Dónde la encontraron?-. Pregunto Fausto, quería ver si sus sospechas eran verdaderas.

-En las montañas de Jinsei, estaba en el río…-. Mikoto no sabía cómo explicarle, pues al ver la herida que tenia se quedo sorprendida.

-En ese lugar está prohibida la caza de los animales, ya que se consideran sagrados para la vida de la naturaleza-. Decía Fausto con una cara de enojo.

-Eso ya lo sabemos por...-. Iba a continuar Fugaku pero entendió la indirecta de Fausto.

-A esta niña le dispararon-. Dijo Fausto a Mikoto y a Kalitza que no entendieron. La pelinegra se tapo la boca con su mano derecha, tenía ganas de patearle el trasero a quienes intentaron matar a la pobre joven.

-Kalitza, prepárale el baño, tiene que estar limpia para cuando cerremos la herida-. Dijo Eliza, mientras acariciaba el largo cabello de la joven.

La nana asintió y se dirigió a uno de las recamaras del fondo de un pasillo lateral derecho de la casa. Eliza tomo a Hinata con cuidado y siguió a la nana.

-También hay que prepararle una comida balanceada, para que recupere la sangre perdida-. Dijo Fausto quitándose los guantes látex de sus manos.

Mikoto asintió y se dirigió hacia la cocina. En la sala solo quedaron Fugaku y Fausto, el rubio se sentó en el sillón donde antes se encontraba la joven.

-No puedo creerlo-. Dijo Fugaku con la mirada agachada-. Fausto ¿Crees que ya esté pasando?

Fausto se quedo mirando hacia el piso como si la respuesta estuviera en el suelo-. Tú sabes que solo es una leyenda.

-Solo sé que la niña sabe algo que nosotros no-. Dijo mientras se sentaba enfrente de Fausto.

Del otro lado de la cocina se encontraba Mikoto sacando unos sartenes y en eso entra la nana-. Señora déjemelo a mí.

-Si mejor, yo le ayudare a Eliza a bañarla-. Dijo Mikoto, mientras salía de la cocina, se fue al pasillo y entro al cuarto de baño. Vio como Hinata se quitaba los trapos viejos, dejando ver su cuerpo bien formado, Eliza la metió a la tina y vio que tenía algo en la mano izquierda.

-¿Qué es?-. Pregunto Eliza a la ojiblanca y esta solo oculto más lo que traía.-. Tranquila no voy a quitártelo…

Hinata sintió la presencia de Eliza y vio que tenía un aura calmada y pura. Mikoto se acerco y se sentó a lado de ella, empezó a mojarle la espalda con agua caliente.

La ojiblanca vio que se encontraba en un lugar seguro, les mostro el diamante en forma de rombo. Eliza y Mikoto se miraron, entonces eso era lo que buscaban los cazadores.

-Es hermoso y eso te pertenece, así que cuídalo mucho-. Dijo Mikoto con una sonrisa y eso hizo que Hinata se le soltara una pequeña sonrisa. Durante unos minutos ambas se pusieron a bañarla, le quitaron el lodo de su cuerpo, tallaron su cabello y al final la secaron.

-Señorita, le traje la ropa que me pidió-. Dijo la nana quien abrió la puerta y le paso la ropa a Mikoto.

-Gracias Kalitza-. Dijo la pelinegra recibiendo la ropa.

Después de un rato le pusieron la ropa a Hinata, era una blusa negra de tirantes para que no se lastimara el hombro y un short negro de encajes que le llegaba cinco cm arriba de la rodilla.

-Hinata me permites tu diamante-. Dijo Mikoto, la ojiblanca le extendió la joya.

Mikoto saco una cadenita plateada de la bolsa de su pantalón y lo adentro al agujero que tenía el diamante.-. Mira ya esta…

Hinata se asombro y lo tomo para ponérselo, Eliza le ayudo a abrochárselo para que no hiciera esfuerzo en su hombro.

En la sala Fausto tomaba un sorbo de té, que le había ofrecido Kalitza-. Aquí viene-. Dijo al escuchar murmullos femeninos acercándose.

Hinata se sentó en el sofá de nuevo y vio como el doctor preparaba una aguja y un hilo especial, la ojiblanca al verlo hizo un tic en el ojo derecho.

-Bien, quiero que te quedes quieta-. Dijo Eliza, quien le puso una inyección con anestesia en el hombro lastimado-. Buena niña…

Fausto espero unos minutos y se acerco a ella-. Te duele… -. dijo mientras le pellizcaba el brazo. Hinata negó-. Bien…

Fausto comenzó a puntear la parte separada, después de unos minutos corto el hilo y lo amarro-. Eliza vendas-. El rubio recibió las vendas de su esposa y empezó a darle giro en su hombro, después dejo que Eliza continuara ya que tenían que quitarle la blusa mientras que Fausto y Fugaku estaba contra la pared.

-Termine-. Dijo Eliza mientras le daba una paleta a la joven como si se tratase de una niña. Hinata lo acepto pero no sabía que era.

-Se abre-. Dijo Kalitza-. Te lo metes en la boca y empieza a saborear-. Continuo al ver como la peliazul le hacía caso y se emociono por la sensación que recibió al chuparlo.

-Bien por ahora ya pasamos lo más grave solo falta su estado emocional-. Dijo Fausto al ver como la chica no sabía que era la paleta.-. Eliza, te lo encargo.

Eliza asintió y se sentó lado de ella-. ¿Sabes hablar?-. Pregunto, mientras la tomaba de las manos en señal de apoyo.

Hinata asintió

-Me llamo Eliza y el es mi esposo Johann Fausto. Ella es Mikoto y su esposo Fugaku Uchiha y la que está ahí es Kalitza-. Menciona a cada uno, mientras los señalaba con su dedo índice.

-¿Cómo te llamas?

-Hi…Hinata-. Balbuceo.

-¿Y tu apellido?

-¿Qué es apellido?-. Pregunto Hinata con una ceja alzada.

Eliza miro a Fausto y este le dijo que continuara.

-Es el nombre de tu familia, que hace que te distingas de una persona.

Hinata negó, no sabía nada de eso.

-¿Vives en la montañas Jinsei?-. Pregunto de nuevo.

Hinata asintió alegre, cosa que le pareció tierno a Fugaku

-¿Vivías con alguien?

Hinata asintió

-¿Con quién?

-C…Con los animales del bosque, ellos me cuidaron desde que era niña.

-¿Hace cuanto?

-Desde hace 9 años.

-¿Cuántos años tienes?

Hinatas se quedo pensativa, jamás le había importado su edad, según su memoria tenía 7 años, cuando conoció a Cerf, pero antes de eso…

-16-. Contesto Hinata mientras se tocaba la cabeza, sentía pulsaciones.

-¿Tienes padres?-. Dijo Eliza al ver como se ponía pálida.

-No…No me acuerdo-. Dijo con una cara preocupada.

Eliza le acaricio la mejilla-. Eres una buena niña

Después de un rato Fausto y Eliza se encontraban en la entrada de la casa de los Uchiha.

-Es probable que sufrió un accidente e hizo que perdiera la memoria de su infancia, si estuvo así por 12 años, quiere decir que fue una amnesia permanente, también que ha vivido por su cuenta estos últimos años en un bosque, sin saber cosa básicas. Si la van a cuidar yo les sugiero que le empiecen a enseñar todo lo que se ha perdido. Como bañarse, vestirse e incluso comer, para que ella empiece a tener una vida normal, volveré en una semana para checar la herida, hagan lo posible para que no lo esfuerce mucho.

-Muchas gracias Fausto, Eliza, fueron de gran ayuda-. Dijo Fugaku y a su lado se encontraba Mikoto.

-Fue un placer, cualquier duda o problema que tenga, llámenme-. Dijo Fausto como ultimo para después retirarse con su esposa Eliza.

Ya eran las 3:15 de la tarde, Hinata se encontraba sentada en el sillón, jugando con peluche de gatito que le dio Kalitza.

-Sasuke está por llegar-. Dijo Mikoto quien miraba el reloj de su mano izquierda.-. Saldré a la plaza para cómprale algo de ropa a Hinata.

-Quieres que te lleve-. Dijo Fugaku al ver como su esposa con una sonrisa que hizo que su corazón latiera a mil.

-Vamos-. Dijo mientras abría la puerta-. ¡Kalitza!-. Grito Mikoto.

-Sí, señora-. Dijo la nana que salía de la cocina con una bandeja de comida para Hinata.

-Saldremos a comprarle ropa a Hinata, cuídala y si llegan mis hijos….-. Se quedo pensando-. Que no la molesten tanto.

-Sí, señora cuídese-. Dijo la nana entendiendo que los hermanos se llevarían tremenda sorpresa.

Unas vez que los patrones se fueran, Kalitza le enseñaba a comer a Hinata, le había preparado un sándwich con pan integral y unas cuantas verduras, pico una manzana y preparo un jugo de naranja.

Hinata miro con alegría el plato que le sirvió, y empezó a comer.

-¿Quieres ver televisión?-. Dijo la nana, mientras prendía la televisión, le enseño el control a Hinata y le explico sus botones-. Este es para subirle el volumen, este para bajarle, este para cambiarle-. Le dio el control a la peliazul para que viera cómo funcionaba. Kalitza se dirigió de nuevo a la cocina para asear un poco.

Hinata dejo el sándwich semicomido en el plato y empezó a cambiarle, se emociono al ver como había diferentes escenas, pero una llamo su atención era en el canal de Discovery Channel, un programa de leones, le dejo ahí y empezó a comer de nuevo mientras veía la tele, le entendía muy poco, pero admiraba la belleza de los leones.

Se escucho la puerta abrirse, y entro un joven de ojos oscuros y grises, cabello negro que colgaba cerca de las mejillas para enmarcar el rostro y una larga cola de caballo en la parte posterior de su pelo. Vestía una camisa azul de cuadros abierta y debajo lleva otra de color blanca de manga corta con unos jeans y zapatos negros.

-¡Ya llegue!-. Dijo Itachi pasando como si nada en la sala, hecho una ojeada y vio a la chica, siguió su camino pero se detuvo al instante, retrocedió algunos pasos, para ver de nuevo lo que creyó no haber visto. Una chica.

Hinata se estremeció ante la mira del chico.

-Lo siento me equivoque de casa-. Dijo mientras se disponía para salir de nuevo.

-¡Ah! joven Itachi que bueno que llego-. Dijo Kalitza al salir de la cocina.

-Nana-. Dijo Itachi mientras se acercaba a la mujer.

-Si dígame-. Dijo la nana sonriente, ya que sabía lo que le iba a decir.

-Hay una chica hermosa sentada en nuestra sala-. Dijo Itachi, esperando que se tratara de una broma.

-Lo sé-. Dijo la nana quien quería reírse por la actitud del joven.

-Que bien

Hinata estaba alerta, pero a la vez se divertía por la actitud que tomo el muchacho.

-Se llama Hinata, si quiere saber más, sus padres le contarán lo sucedido-. Dijo la nana al ver como Itachi se quedaba como piedra-. Hinata, él es uno de los hijos de Mikoto, el es Uchiha Itachi-. Presento Kalitza.

- ¿Y mis papas?-. Dijo Itachi, ya que quería saber lo sucedido.

-Fueron de compras, si me disculpa-. Dijo Kalitza mientras se dirigía de nuevo a la cocina, volteo y le giño un ojo a Hinata, y esta sonrió pero no sabía que significaba eso.

Itachi se acerco a ella y esta enseguida se alerto y se puso en cuclillas para hacerse para atrás. Itachi vio la herida de su hombro.

-Tranquila, no te hare nada-. No sabía por qué razón dijo eso, pero algo le dijo que ella tenía miedo, miedo a él.

-Señor Itachi, tiene hambre-. Dijo la nana quien se asomaba por la cocina.

-Sí y mucha-. Dijo mientras se acercaba a la cocina con su nana.

Hinata al ver como el hombre entraba en la cocina, decidió volver a ver la televisión, tomo el control y le cambio hasta toparse con otro canal que le llamo la atención esta vez era la película de Rápidos y Furiosos sin control. Le dejo ahí y retomo a comer su casi finalizado sándwich.

-¿Le dispararon?-. Dijo Itachi enojado, al preguntarle que hacia ella aquí.

-Sus padres la encontraron en la montaña Jinsei-. Dijo la nana mientras lavaba los platos.

Itachi se le quedo viendo a la joven, mientras le daba un mordisco a su sándwich. Salió para darle compañía quería conocerla y aparte ver la película era su favorita.

Hinata se le quedo viendo a la tele como si fuera una niña, estaba de rodillas y abraza una almohada negra con destellos dorados.

-Hola-. Dijo Itachi, que se encontraba a unos pasos de ella. Hinata se asusto y dio un brinquito hacia delante-. Perdón no quise asustarte, te importa si me siento-. Dijo apuntando al suelo

Se sentó a lado de ella, Hinata se acomodo en su lugar de nuevo, miraba a Itachi como si fuere un bichito extraño. Itachi le sonrió, ya que vio que tenía migajas de comida en su boca. Tomo una servilleta de la mesa donde se encontraba el plato de la ojiblanca.

-Toma, límpiate-. Le extendió la servilleta, pero ella no entendió-. Mira se hace así…-. Se puso de rodillas y le limpio la boca en una pasada. Hinata se le quedo viendo, pero después un fuerte ruido que salió de la tele y ambos voltearon embobados. Así estuvieron por un gran rato viendo la película. Itachi le agrado la compañía de la joven y Hinata seguía vendo de reojo al chico que se encontraba a su lado en el suelo.

-¡Espérame, idiota!-. Se escucho una voz reconocible para Itachi, fuera de su casa.

-Sasuke llego-. Dijo con una gran sonrisa de diversión se moría por saber cómo reaccionaría su hermano menor. Se puso de pie-. Ahora vuelvo-. Le dijo a la ojiblanca.

-Nana vamos-. Itachi tomo a Kalitza de la mano y se escondieron en la cocina quería saber la reacción del azabache.

-"Sasuke"-. Pensó la peliazul.

La puerta se abrió de nuevo dejando que entrara otro miembro de la familia, esta vez entraron dos chicos, el primero que entro era un chico de piel clara que tiene ojos y pelo negro ónix a la altura de la barbilla. Su cabello es de punta en la espalda con flequillo. Y detrás de él un rubio de cabello alborotado, bigotes pequeños en sus mejillas y ojos azules claros. Ambos tenían el uniforme de su preparatoria, que era una camisa blanca y unos pantalones azul marino.

-Entraron los dos y lo primero que vieron fue a la chica sentada de rodillas en su sofá, viendo la tele. Ella les dirigió también la mirada con sus ojos a perlados, cosa que sorprendió a Sasuke.

-Perdona nos equivocamos de casa-. Dijo el azabache, quien estaba a punto de darse la vuelta junto con su amigo embobado.

Se escucho una risa que provenía de la cocina y de ahí salió Itachi con una carcajada.

-Itachi, cuanta veces te he dicho que cuando traigas a una de tus aventuras a la casa…-. Iba continuar pero su hermano lo interrumpió.

-Disculpa hermano pero ella no es mi invitada, aunque quisiera-. Dijo Itachi, mientras su nana le mandaba una cara de reproche.

-Sasuke que bueno que llegas-. Dijo su mamá al ver que su niño estaba en la entrada con su mejor amigo-. Hola Naruto.

-Hola-. Dijo saludo un alegre Naruto.

-Mama, hay una chica usurpando el sillón y la televisión-. Dijo más frio Sasuke.

-Sasuke, no sea grosero, ella es nuestra invitada-. Dijo Mikoto con los brazos cruzados-. Mejor ayúdale a tu papá a sacar unas bolsas de la camioneta.

-Le ayudo señor-. Dijo Naruto adelantándose, quien este recibió un "Gracias" por parte de su padre.

-Se llama Hinata y se quedara a vivir con nosotros por un tiempo-. Dijo Mikoto a su hijo, quien lo miro con un cara de asombro.

Hinata se alegro de ver a la mujer que la había traído, llego sana y salva, pero su alegría se esfumo al ver como Sasuke le miraba de una manera fría.

Sasuke no le agradaban la compañía de mujeres debido a su club de fans que tenían en la prepa, pensó que sería como una de ellas, lo acosaría y esas cosa que tanto le molestaban. (Así que no piensen mal.)

Ambos se miraron con cara de alerta, algo les decía que sería un tormento vivir juntos.

-Hinata, mira lo que te trajimos-. Dijo Mikoto emocionada mientras entraba, junto con sus esposo que tenía cinco cajas y tres bolsas, detrás del esta Naruto con 8 bolsas y una caja de color morado.

Sasuke se le quedo viendo a la nueva invitada, le parecía extraña, ya que se asusto cuando su mamá corrió hacia ella.

-¡Vamos, Sasuke no seas tan mezquino!-. Dijo un alegre rubio, quien mantenía la vista en la chica.-. Creo que mejor me voy, tú y tus padres tienen que charlar.

Naruto tomo su mochila negra con naranja y salió disparado a la calle con un "Te veo el lunes, para que me cuentes todo". El azabache se despidió de su tonto y fiel amigo, para después cerrar la puerta.

-¿Y bien?-. Dijo Sasuke quien se acercaba a la sala, donde se encontraba su padre estirándose y a su madre quien intentaba hablarle a Hinata.

-Kalitza, lleva a Hinata al cuarto de Sasuke-. Dijo Mikoto con una gran sonrisa, pero para Sasuke fue como una patada en la espalda.

¡¿Qué?!-. Grito Sasuke-. ¡¿Y por qué el mío?!

-El cuarto de huésped está lleno de polvo y cajas-. Dijo su madre quien se acercaba a acariciarle la cabeza a su hijo berrinchudo-. Solo será por un día, mañana se hará una limpieza-. Le sonrió

Sasuke no soportaba que lo chantajearan, pero nunca le podía decir que no a su madre, eso hizo que ladeara la cabeza.

Kalitza se llevo a Hinata al cuarto del azabache, dejando así solos a la familia Uchiha. Hinata se sentó en la cama matrimonial, acaricio las suaves cobijas, era la primera vez que sentía esa sensación.

-Se te ofrece algo, mi niña-. Dijo la nana, mientras veía como Hinata observaba el cuarto del amo Sasuke.

Hinata negó

-¿Quieres que me quede contigo? -. preguntó la nana, muy insegura de dejar sola a la joven.

Hinata volvió a negar y miro a la nana con mucha ternura-. Gr…Gracias-. Dijo tartamudeando, hablar con otros humanos se le hacia un poco difícil.

Kalitza salió de cuarto y se dirigió a la sala, donde se encontraban sus patrones.

Hinata se levanto de la cama que se encontraba esquinada a la pared izquierda y empezó a observar la grande habitación de color azul, tenía una gran ventana con cortinas de color negro, enfrente de la cama estaba un escritorio, con unos cuantos papeles y lápices, a lado del escritorio estaba un gran closet y enfrente una puerta que conducía al cuarto de baño.

Hinata se acerco al escritorio y con sus dedos largos y blancos empezó a tocar los objetos. Tomo un libro que estaba en la repisa y lo abrió, le pareció algo aburrido así que lo dejo donde antes se encontraba. Abrió el primer cajón del escritorio y saco una foto donde se encontraba, el chico de cabellos negros con una cara de pocos amigos, a su lado izquierdo estaba el rubio quien hacia una señal de amor y paz y del lado contrario estaba una pelirosa que sujetaba el brazo del azabache con mucho cariño.

-Que no te enseñaron a no tocar lo que no es tuyo-. Se escucho en la entrada de la puerta, Hinata se asusto y dejo caer la foto. Hizo pasos hacia atrás, por si necesitaba huir.

-Ya me contaron tu situación-. Dijo mientras se acercaba a ella-. Pero sabes no la creí…-. La miro con unos ojos fríos-. Voy a descubrir cuáles son tus verdaderas intenciones.

Sasuke saco unas ropas del closet y se fue dando un fuerte portazo. Hinata se quedo viendo el piso con una cara de tristeza-. Con razón no me dejaban acercarme a las personas-. Susurro, mientras que una lágrima caía de sus mejillas.

Cuando anocheció la madre de los azabaches, fue a la habitación donde se encontraba la ojiblanca, la acomodo en la cama y le dio las buenas noches. Hinata cansada se quedo dormida plácidamente, pero no fue por mucho ya que el sueño de la mujer que lloraba y susurraba su nombre, lo tuvo y se despertó agitada, su corazón latía muy fuerte.

Se paro y vio como la luna daba su resplandor en la gran habitación, abrió la ventana y dejo que el viento tocara su rostro, al ver el árbol frondoso que tenía en frente, le recordó su hogar en el bosque.

AYUDA!-. Se escucho a lo lejos, Hinata pensó que trataba de una ilusión.-. ¡Ayúdenme!-. Se escucho una vez más y más fuerte.

Hinata volteo para todos los lados y vio como un pajarito azul, estaba aleteando con mucha dificultad en el cielo.

-¡Por aquí!-. Dijo Hinata al ver como el pajarito perdía el vuelo, se subió a la ventana y se estiro para que el pajarito aterrizara en su mano derecha. Ocasionando que un chico de cabellos negros y revueltos se despertara de su letargo sueño.

-¡Acaso… m…me hablaste a mí!-. Dijo agitado el pajarito, o más bien pajarita.

Hinata sonrió por la impresión de la pajarita-. Sí, soy Hinata y puedo hablar con los animales. ¿Y tú, que pasó?-. Dijo mientras bajaba de la ventana.

-Soy Amelia, unos niños me arrojaron una piedra y lastimaron mi ala-. Dijo mientras intentaba ponerse de pie en las manos de Hinata.

-Pobrecita, tranquila yo te voy a curar-. Dijo Hinata mientras se dirigía hacia la puerta. Según ella, había visto la caja con sus vendajes y medicamentos de su herida, que había dejado el Doctor Fausto en una de las mesillas enfrente de la sala.

Abrió la puerta para no despertar a nadie y menos a ese chico que le daba tanto miedo. Al ver que no había nadie bajo las escaleras sin saber que un azabache la espiaba.

-"Te atrape"-. Pensó Sasuke, al oír como la chica hablaba con alguien y ver como descendía hacia la sala, de seguro vio algo de valor y lo robaría.

-Itachi, Itachi despierta-. Susurro Sasuke para que no fuera el único testigo de un posible robo. Pero el hermano mayor estaba bien dormido que ni siquiera le tomo importancia.-. Tsk, idiota…

Sasuke salió de la habitación y bajo con mucho cuidado para ver que tramaba la ojiblanca.

-Lo encontré-. Se escucho muy leve pero el azabache lo oyó fuerte y claro. Hinata se adentro a la cocina y con mucha esfuerzo encontró el botón de la luz y la encendió, se puso cerca del fregadero y se puso de rodillas dándole la espalda a la entrada de la cocina. Cosa que Sasuke aprovecho para ver mejor.

-"¿Qué rayos hacia en la cocina?"-. Pensó-. "No hay nada de valor ahí"

Hinata había tomado un pedazo de papel que se encontraba ahí, lo doblo y deposito al ave.

-Déjame ver-. Dijo mientras revisaba el ala de Amelia.

-Vaya no pensé que tu primer robo fuera en la cocina…-. Hinata se asusto y volteo para ver al que menos deseaba ver-. …Que planeas robarte un sartén.

Hinata lo miro con enojo, cosa que sorprendió al azabache, rodo los ojos y volvió sus atención hacia Amelia.

-"Acaso me ignoro"-. Pensó enojado Sasuke, se acerco muy molesto y tiro del hombro derecho de Hinata, un acto en la cual se arrepentimiento. Vio al pájaro lastimado y dio unos pasos atrás.

Hinata hizo una mueca de dolor por el tirón, pero aun así no despego la vista. Sasuke se sintió culpable, se sentía un estúpido. Se acerco y se puso en cuclillas a lado de la peliazul

-¿Es tu hermano?-. Pregunto Amelia, por las cosas crueles que le dijo.

Hinata negó y abrió la boca-. Solo es…

-Perdón…-. Susurro solo para que Hinata lo escuchara-. No sabía…

Hinata veía la triste y culpable mirada del azabache, cosa que le partió el corazón. Levanto su mano derecha y la coloco en la mejilla de Sasuke.

-No fue nada-. Dijo con una voz delicada, mientras que su boca formaba una tierna y suave sonrisa.

Sasuke se quedo pasmado por la reacción de la chica, sintió una electricidad en el roce de su mejilla, mientras su corazón latía con rapidez.

-Tienes algo…-. Dijo Hinata mientras quitaba su mano de la mejilla del azabache.

-¿Eh?-. Reacciono Sasuke, y entendió lo que quería decir la peliazul-. Así…déjame ver…

Se puso de pie y salió de la habitación, después de unos segundos Sasuke trajo una manta verde, se arrodillo y abrió una de las puertas de la alacena, saco un canasta.

-Ponlo aquí-. Dijo mientras le extendía la canasta con la mantita dentro de ella.

Hinata deposito Amelia en la canasta con sumo cuidado, con solo ver a Eliza vendarla, aprendió. He hizo lo mismo con la pajarita.

-"Muchas gracias Hinata… y a él"-. Dijo Amelia mientras se acomodaba en la canasta.

Hinata miro a Sasuke con tranquilidad, después de todo supo que él no era del todo malo.

-Gracias U…Uchiha-. Dijo Hinata con una leve sonrisa, volteo hacia la pajarita para acaríciala. Sasuke se le quedo viendo, he hizo una pequeña sonrisa al ver la ternura de la joven.

-Sasuke

-¡¿Eh?!

-Dime Sasuke-. Dijo mientras miraba de lado, como si fuera a encontrar algo que le llamara la atención, ya que solo estaba la blanca pared-. Y…perdóname por las cosas…que te he dicho.

Sasuke fijo su mirada en el hombro y vio que tenía una pequeña mancha de sangre, cosa que lo hizo sentirse más culpable.

-S…Sasuke…amigo-. Dijo Hinata mientras tomaba la canasta y se ponía de pie cosa que imito el azabache.

-Amigo ¿verdad?-. Dijo con una sonrisa y con unos ojos de paz absoluta

Sasuke sonrió-. Si, amigos…

"Solo es un amigo"

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¿Sera verdad? XD

Pues aquí les dejo mi segundo proyecto, espero que haya sido de su agrado, Gracias a los que se tomaron la molestia de leerlo y esperón con ansias su comentarios que me motivaran a continuar esta historia.

Alguna duda, pregunta, sugerencia háganmela ver. ¡COMENTEN!

Yeiii-chan n_n