Disclaimer: No soy dueña de MLB. Esto es una traducción y tengo el permiso de The Last Pilot.
Esto va para ti, Mar.
El ritmo de la música era compañero constante de Nino en las mañanas, fluyendo de sus audífonos mientras caminaba hacia la escuela. Dejó que el sonido lo calmara, por alguna razón estaba de mal humor. Comparado con otros días, no estaba tan mal, estaba bastante tranquilo, pero seguía encontrando difícil salir de su casa esa mañana. Sólo quería quedarse quieto y no tener que lidiar con nada, y sabía que sólo se iba a poner peor. Tal vez de ahí venía su mal humor, a parte de su falta de sueño. Se había quedado despierto casi hasta las cuatro de la mañana tratando de terminar un proyecto a tiempo, y sabía que no estaba preparado para el examen que venía de la mano con entrar a la escuela.
La música y sus pasos iban al mismo ritmo y era satisfactorio. Suspiró, sacudió su cabeza y siguió hacia adelante, pensando en que pasaría para irritarlo aún más. Mejor llegar y fracasar para poder regresar a casa.
Nino subió trotando las escaleras, audífonos todavía puestos mientras esperaba a Adrien a un lado de la entrada de la escuela. No era algo que habían acordado en algún momento, simplemente era algo que hacía y que Adrien parecía apreciar. Nino consideró amargamente que tan transparente podía ser para su mejor amigo, dudaba que pudiera pasar mucho tiempo antes de que Adrien le preguntara que estaba mal. Trató de pensar en una buena respuesta, cerrando sus ojos por un momento para calmar su cabeza.
Casi le da un ataque cuando alguien lo tocó y casi cae ridículamente de las escaleras, pero fue impedido por Adrien, quien lo detuvo antes de que cayera.
"¡Wow, amigo!" apenas escuchó a Adrien decir, quitándose los audífonos para escuchar el resto, "¡No te asustes! ¿Estabas quedándote dormido?"
Nino miró a Adrien, parpadeando lentamente y poniendo sus pensamientos en orden antes de rascar incómodamente su cuello.
"Uh, sí, eso creo," Nino rió evasivo, tratando de despertar un poco, pero fallando miserablemente. Dios, estaba realmente cansado.
"¿Acaso no dormiste? Pareces un zombi." Adrien preguntó, siguiendo a Nino, quien comenzó a entrar a la escuela sin decir nada.
"No realmente," dijo simplemente y con tono neutral, pero eso no impidió que Adrien levantara inquisitivamente una ceja, posicionándose frente a él y obligándolo a detenerse.
"¿Qué sucede?" Adrien preguntó inmediatamente y Nino evitó su mirada, controlando su enojo, que sabía, era a causa de su falta de sueño.
"Nada, sólo estoy cansado. Un poco malhumorado," dijo honestamente Nino, y Adrien lo miró tan intensamente, que estuvo a punto de irse, pero asintió, aparentemente satisfecho de que estuviera diciendo la verdad.
"¿Quieres que te deje solo?" Adrien preguntó mientras se acercaban al salón, pero Nino negó con su cabeza.
"No, está bien. Sólo que, tal vez hoy no me sienta muy platicador."
"De acuerdo, pero si quieres que me vaya, sólo házmelo saber," dijo Adrien, con esa sincera sonrisa que se podía diferenciar de sus falsas sonrisas de modelo. Y que, a pesar de su mal humor, hizo a Nino sonreír.
"Te lo agradezco amigo,"
"No hay problema," Adrien aseguró, dándole una palmadita en el hombro y sonriendo de nuevo antes de irse. Nino lo observó por un momento, tratando de averiguar a dónde se dirigía antes de decidirse por esperar en su escritorio, ya que todavía era temprano. Tal vez podría tratar de dormir un poco.
Eso era lo bueno de Adrien, siempre sabía cuándo quedarse al margen. Claro que habían muchas cosas buenas acerca de Adrien, no por nada eran amigos, así que sabía que podía contar con la silenciosa compañía de Adrien por el resto del día.
Ese pensamiento lo hizo sentir un poco mejor.
...
Fue despertado por Adrien, y se sorprendió al encontrar el salón lleno y ya en clase. De verdad estaba cansado, sentía que podría dormir durante una guerra… ¿en qué clase estaban?
Ugh, Nino podía sentir su malhumor regresar. Lo único que quería era que el día terminara, tal vez tuviera suerte y la escuela explotaría antes de que comenzara el examen. No sería la primera vez.
Las clases pasaban y cada vez se sentía más molesto, pero debía admitir que se sentía un poco recargado gracias a su pequeña siesta en la biblioteca durante el almuerzo. Adrien ayudó a que la gente no lo molestara, otra cosa de la que tenía que agradecerle al rubio.
Estaba despertándose cuando Adrien le hizo una pregunta bastante inocente desde su asiento frente a él y con un libro en sus manos.
"¿Estás listo para el examen?" dijo simplemente, saltando un poco cuando Nino azotó su cabeza en la mesa, haciendo su gorra a un lado.
"Uh, ¿tomaré eso como un no?" preguntó Adrien, mirándolo escépticamente mientras Nino golpeaba suavemente su cabeza una y otra vez.
"Voy a reprobarlo," Nino suspiró, haciendo una dramática mueca.
"Amigo, estarás bien," Adrien aseguró, recargándose en su silla con una media sonrisa en su rostro. ¿Acaso parecía que siempre estaba posando? Nino comenzaba a pensar que sí.
"No, no voy a estar bien," murmuró Nino, tomando su gorra para cubrirse los ojos de la cruda luz del mundo. "De hecho, voy a estar muerto, tirado en el suelo. Debajo de una gran montaña de ceros como un… fracaso. Fracasado. Esa era la palabra que buscaba."
Adrien dio una fuerte carcajada, antes de calmarse y reírse silenciosamente tras su mano. Nino lo miró por debajo de su gorra con el ceño fruncido, para después fijarse en el libro entre sus manos.
"Asumo que vas a aprobar, ¿no?" dijo entre dientes.
A Adrien le tomó un momento tranquilizarse antes de decir "Tal vez, sobre todo porque yo ocupé este tiempo para estudiar, y no para babear la mesa."
"Yo no babeo," Nino protestó, mirando la mesa para estar seguro, lo que hizo que Adrien riera de nuevo.
"Ten," Adrien dijo de repente, cerrando el libro y dándoselo a Nino, "Tenemos como tres minutos más, mejor trata de aprender algo."
Nino observó el libro por un segundo antes de suspirar y enderezarse, hojeando el libro si poner atención. Estuvo así por otro minuto antes de que su palpitante dolor de cabeza lo hiciera cerrar el libro suspirando.
"¿Es mucho pedir que un loco supervillano llegue a tratar de destruir la escuela para que las clases sean canceladas por el resto del día?" murmuró para sí mismo, pero Adrien lo escuchó, mirándolo con una inquisitiva y divertida expresión.
"¿En serio quieres que un akuma haga que cierren la escuela, sólo porque no quieres hacer el examen?"
"No todos tienen tan mala suerte como tú," Nino replicó débilmente, mirando el libro cerrando. "Tal vez tenga suerte."
Adrien rió, sacudiendo su cabeza y su estúpidamente perfecto cabello. "Bueno, yo le apostaría al libro, pero tal vez sólo yo lo haga."
...
Y justo en ese momento, literalmente de la nada, el suelo se sacudió violentamente y, al mismo tiempo, sonó una gran explosión y un coro de gritos aterrados.
Los ojos de Nino y de Adrien se abrieron completamente, mirándose el uno al otro por un segundo antes de que Nino comenzara a reírse con una combinación de incredibilidad y miedo.
"¿¡Decías!?" Nino rió con pánico y Adrien lo regañó enfadado.
"¡La escuela está siendo atacada Nino, no te rías!"
"Lo siento pero, ¿¡cuáles eran las probabilidades!?" Nino rió de nuevo, antes de que ambos voltearan rápidamente al oír más gritos y Nino tragara saliva nerviosamente. "Ok, tal vez mi emoción pueda esperar…"
"¿¡Eso crees!?" Adrien gritó, poniéndose de repente de pie con una intensamente concentrada mirada en su rostro. "Quédate aquí y escóndete."
"Espera, ¿¡a dónde vas!?" Nino le gritó a su amigo, quien estaba corriendo hacia la entrada de la biblioteca. En ese momento hubo otra explosión y Nino miró a su mejor amigo correr hacia el peligro.
"¡Nino, escóndete!" Adrien gritó sobre su hombro, desapareciendo entre la multitud de estudiantes aterrados.
"¿¡Qué demonios!?, ¿¡acaso desea morir¡?" Nino gritó para sí mismo, escondiéndose bajo una mesa. Estaba seguro de que Ladybug y Chat Noir aparecerían y salvarían el día como ya era costumbre, pero eso no era excusa para que Adrien fuera tan imprudente.
Nino sabía exactamente qué hacer en estas situaciones. Cuando la ciudad estaba siendo atacada, se escondía como toda la gente y esperaba a que sus héroes los salvaran, pero… Recodó esa valiente y determinada mirada que Adrien tenía justo antes de correr hacia el peligro. Él no se asustaba, no entraba en pánico, ni se acobardaba, nunca. Nino no podía recordar una sola vez en que lo viera escondido durante un ataque de akuma, ¿acaso iba a evacuar personas? Nino también se preocupaba por sus amigos, en serio, haría lo que fuera por ellos, pero cuando ocurría un ataque, siempre estaba al pendiente de sus amigos, pero desde un escondite y no corría a buscarlos. No como Adrien.
Otra explosión hizo temblar el suelo y cerro sus ojos con fuerza, temblando de miedo bajo la mesa. Pero, para ser honesto, no tenía miedo del akuma. A lo que le temía era que a Adrien le pasara algo. Ser valiente era algo, pero ser estúpido era otra cosa y, cada vez que lo pensaba, no se podría imaginar dónde estarían sus otros amigos. ¿Estarían asustados? ¿Estarían escondidos? ¿Acaso habrían salido de la escuela?
¿Enserio pensaba esperar para averiguarlo?
Adrien estaba fuera, como un idiota, en el campo de batalla, y Nino no dejaba de pensar en las increíbles cosas que Adrien había hecho por él ese día, todas las cosas que le recordaban por qué eran tan unidos.
Y no había manera en que dejara que le pasara algo.
...
Nino estaba saliendo de la biblioteca antes de que realmente decidiera irse, ya corriendo por la escuela y esquivando aterrados compañeros y maestros. No lograba ver algún incendio, pero el piso seguía temblando casi haciendo que perdiera el equilibrio. Estaba asustado, aterrado, pero tenía que encontrar a sus amigos, no iba a irse de la escuela sin ellos.
Se detuvo en una esquina de un pasillo que llevaba al patio principal y, por como sonaban las cosas, ahí se encontraba el villano. Pero su mejor oportunidad para llegar a su salón, donde probablemente se encontraban atrapadas Alya y Marinette, era por el patio y luego subiendo unas escaleras.
Sus rodillas temblaron con sólo pensarlo, casi perdiendo toda la confianza cuando el suelo se sacudió violentamente, pero se mantuvo. Se preguntaba si tenía esa mirada determinada en sus ojos.
Giró en la esquina y corrió hacia las escaleras, la pela visible, pero no se detuvo. Llegó a los escalones y comenzó a subirlos cuando escuchó un sarcástico comentario que sólo podía pertenecer a Chat Noir, y que lo hizo reír de alivio. Al menos uno de sus héroes estaba ahí, listo para la batalla; pero parecía que estaba sólo.
Cuando terminó de subir las escaleras se atrevió a mirar hacia abajo, viendo a una… loca… ¿señora? No podía explicarlo, pero estaba seguro de que ella era la causante de todo el alboroto. Y ahí estaba Chat Noir, de pie, con una arrogante sonrisa y recargado en su vara. Pero no estaba Ladybug.
¿Dónde estaba?
Nino sacudió su cabeza para enfocarse, volteando a ver a su salón cuando, de repente, vio la puerta abierta.
Era Marinette, parecía que estaba saliendo a escondidas, cerrando silenciosamente la puerta.
"¡Marinette!" gritó, el patio era muy largo y, combinado con la explosiva pelea en el patio, su voz se perdió. Marinette estaba dándole la espalda y, de repente, comenzó a correr en dirección contraria a él y a la seguridad del salón.
"¿¡Qué demonios!?" Nino volvió a gritar, quejándose y agarrándose la cabeza en frustración antes de ir por ella. ¿Por qué sus amigos no se quedaban en un solo lugar? Y Adrien le pedía a él que se mantuviera a salvo, cuando eran sus amigos los que corrían hacia el peligro.
Nino siguió gritando su nombre, tratando de alcanzarla, siempre una vuelta detrás de ella mientras corría hacia las partes más desiertas de la escuela. No lo escuchaba, pero su determinación por asegurarse de que se escondiera lo hacía moverse. No iba a dejar que ninguno de sus amigos saliera herido porque él estaba demasiado asustado como para protegerlos.
Giró la última esquina, y sonrió aliviado cuando vio a Marinette agachada, de espaldas a él y casi completamente escondida. Estaba a punto de hablar, y habría muchos momentos en los que se preguntaría que habría cambiado si lo hubiera hecho. Si hubiera llegado un segundo antes, la habría alcanzado y sorprendido, y nada hubiera cambiado. Si hubiera llegado un segundo después, ella no se encontraría ahí, sino alguien más, y nada hubiera cambiado.
Pero dada la casualidad, Nino llegó cuando lo hizo, y se atragantó con sus palabras cuando vio una brillante luz roja consumir a su amiga.
Las únicas personas que estaban en ese pasillo eran él y Marinette Dupain-Cheng, pero ahora, se quedó completamente congelado mientras que Ladybug se encontraba en el lugar en dónde ella había estado.
Se quedó con la boca abierta, mirando a la superheroína en total y absoluta incredulidad. Todas las funciones de su cerebro habían dejado de funcionar, a excepción de la que seguía repitiendo la frase 'Marinette es Ladybug' millones de veces por segundo.
Se tensó cuando ella volteó, horror cruzando sus facciones al verlo ahí parado, tan pálido y asustado, que no había manera en que no hubiera visto lo que acababa de ver.
Porque había visto absolutamente todo.
"Oh, Dios mío," susurró ella, con los ojos abiertos en shock.
"Oh, Dios mío," repitió Nino, sus manos cerrándose en puños y con los brazos cerca de su pecho
"¡Oh, Dios mío!" Ladybug gritó, jalando sus colitas, haciendo una ridícula mueca aterrorizada que sólo Marinette era capaz de hacer.
"¡OH, DIOS MIO!" Nino finalmente reaccionó y, con las manos sobre su cabeza, comenzó a gritar de pánico.
"¡Nino, cállate!" Ladybug trató de detenerlo, con sus manos abiertas frente a ella como si estuviera tratando de controlar a un grupo de gallinas asustadas. Pero escuchar la voz que ahora reconocía como la de Marinette salir de la boca de Ladybug hizo que siguiera gritando. Era como si algo se hubiera derrumbado, como si algún tipo de raro hechizo no lo hubiera dejado ver lo que era tan obvio. Porque ahora todo tenía sentido.
Fue tacleado con fuerza, y Ladybug le puso una mano en la boca para silenciar sus gritos.
"¡STAFHKSOIFHKS!" sus gritos incomprensibles no le impidieron mirar los, increíblemente familiares, ojos azules de Marinette, que estaba abiertos como platos y llenos de pánico.
"¡Deja de gritar y te dejo ir!" dijo tensamente, mirando alrededor para asegurarse de que nadie estuviera viendo.
Nino quitó la mano encima de su boca diciendo, "Qué demonios, Marinette!"
Ella chilló, cerrando fuertemente sus ojos y sacudiendo su cabeza de un lado a otro, lo que resultó que sus colitas se despeinaran. "Noooo" se quejó, "esto está mal, está muy mal."
"¡¿Por cuánto tiempo… siempre has sido Ladybug?!, ¡¿todo este tiempo?!" de nuevo, Nino fue rápidamente silenciado por ella, la intensidad de sus ojos la hacía un poco intimidante, pero podía distinguir a la asustadiza diseñadora que siempre había sido su amiga.
"Nino, no le puedes decir a nadie, ninguna persona puede saberlo, ¿entendiste?, ¡nadie!"
Nino estaba a punto de sacudirse la mano de la cara otra vez, cuando vio algo increíblemente sincero y suplicante en sus ojos.
"Por favor, Nino," habló de nuevo, su voz más suave y desesperada mientras lo miraba, "Por favor prométeme que lo mantendrás en secreto. Necesito saber si puedo confiar en ti."
Para sorpresa de Ladybug, aparte de su shock y su pánico, Nino se encontraba enojado.
"¡Pero claro que puedes confiar en mí!" le dijo con fuerza, haciéndola retroceder un poco por la sorpresa. "Mari- yo-, esto es muy loco y extraño, pero te juro que no lo contaré," dijo genuinamente, mirándola intensamente, "No se lo diré a nadie."
Estuvieron congelados en esa posición por un segundo, Ladybug sentada sobre él, deteniéndolo en el piso. Nino no sabía que pensar, o cómo pensar, qué estaba pasando. Pero lo que si sabía, era que no había manera en que la apuñalara por la espalda. Ese era el secreto más grande que se podía imaginar él- él no iba a traicionar a Marinette. De ninguna manera.
Justo en ese momento, otro fuerte temblor sacudió a la escuela y Ladybug miró hacia el patio nerviosamente, su mirada moviéndose entre la pelea en la que debería de estar y el DJ atrapado debajo de ella.
"Necesito irme" dijo tensamente, la duda claramente en sus ojos. "Chat no puede pelear contra esa cosa por sí sólo, necesito estar ahí."
"S- sí," tartamudeó, todavía no procesaba completamente que era lo que estaba sucediendo.
Se miraron el uno al otro por un momento más antes de que un segundo temblor la forzara a actuar.
"Te busco después," le prometió "y lo explicaré todo, te lo juro. Sólo vete de la escuela, no es segura en estos momentos."
"¿Y los demás?, Adrien sigue allá afuera, de hecho salí a buscarlo"
Ladybug parecía asustada cuando comentó que su mejor amigo podría estar en peligro, pero esa fuerte determinación regresó a sus ojos. "Yo encontraré a Adrien, sólo sal de aquí. Chat Noir y yo mantendremos a todos a salvo. ¡Me tengo que ir!"
Se levantó, liberándolo y corriendo por el pasillo y de camino al patio. Parpadeó una, dos, tres veces medio tirado en el suelo.
Hubo otro estruendo y lo dejó pasar, mirando el techo del pasillo.
Lentamente arregló su gorra y se acostó de lado casi en posición fetal.
Comenzó a hacer ruidos extraños, algo como 'eeeeaaaHHHHHHH', que cada vez aumentaban de volumen hasta que, de repente, estaba de pie, gorra en una mano y audífonos en la otra, corriendo como el viento y gritando histéricamente cómo cualquier otra persona.
Lo que más confundía a la gente, era que parecía emocionado.
Bueno... Para los que ya me conocen tal vez esto sea una sorpresa porque después de un año subo algo (Sí, la última vez que subí un cap de TVW fue exactamente hace un año, el 29 de Mayo, mi cumpleaños). Pero estoy de regreso con esta nueva historia, que puede que algunos conozcan y otros no, además de que no es de HTTYD es de chan, chan, chan... Miraculous Ladybug. Amo esta serie, no tienen idea cuanto. Sin más que decir, me despido.
Besos. Bye.
