Nota antes de la lectura:
Esta historia la escribí entre los años 2008 y 2009, antes de que terminara la saga de Harry Potter, tanto de los libros como las películas.
Soy nueva en esta página, así que no sabía cómo se publicaban los capítulos, así que hay fallos técnicos en los capítulos que están sin publicar, como tampoco sé cómo se ponen las parejas. Es un Harry/Hermione, así que, si no os gusta la pareja y estáis dispuestos a criticar por la elección, os pido que os abstengáis de leerla.
Para los demás, espero que os guste.
Harry se encuentra en un lugar extraño. ¿Por qué no puede hacer magia? ¿Por qué Ron y Hermione no le hablan?
Capítulo 1. Si no fuera por ti
Harry despertó sobresaltado. Había tenido de nuevo ese sueño en el que Voldemort mataba a Hermione, a Ron y a él mismo, pero eso era imposible, él estaba vivo, pero, sus amigos...
Se dio cuenta de que no estaba en Hogwarts, cursando su último curso para convertirse en auror. Se hallaba en una habitación extraña, pero él estaba tranquilo, había fotos suyas en la mesilla de noche, de uniforme de uno de los mejores del país. Se levantó de la cama y buscó su ropa, toda muggle, no encontró por ninguna parte su uniforme de Hogwarts, ni el de quidditch, pero sí estaba el de la foto, y otro de un equipo de fútbol.
Se fue al cuarto de baño vestido con lo primero que vio, se lavó la cara, como intentando despertarse, y, de repente, gritó, gritó con todas sus fuerzas al mirarse al espejo: su cicatriz ya no estaba allí, se había esfumado, como si jamás hubiese existido. Se volvió a sobresaltar, en el pasillo estaban sus padres, James y Lily Potter, entraron preocupados al aseo al ver a su hijo asustado:
-Hijo -empezó Lily-, ¿te pasa algo?
-Yo... vosotros... -tartamudeó Harry.
-Te dije que tendríamos que llevarlo al médico -dijo James, mirando a su esposa-, el golpe de ayer le trastornó.
-Papá, mamá -Harry, sin poderse contener, comenzó a llorar-, os he echado de menos, ¿de verdad sois reales?
-Harry, ¿te ocurre algo? -preguntó Lily, mientras su hijo los abrazaba-. Es como si no nos conocieras o no nos hubieses visto.
-Algo así, creí, mamá -Harry se separó de ellos, mirándose al espejo-. ¿No tenía yo una cicatriz en la frente?
Ambos, Lily y James, se rieron:
-No, hijo -respondió su padre-. Lo que sí hacías era pintarte una y jugar con tus amigos a que erais aprendices de un colegio de magia. Pasabais muchas aventuras, esa cicatriz te la había hecho un mago oscuro que nos mató, al principio nos preocupamos ante tanta...
-Ante tanta imaginación y realidad del juego -siguió Lily-, pero bueno, ¿qué haces así vestido? Ponte el uniforme que llegará tarde al instituto.
Harry obedeció y en menos de lo que esperaba ya había desayunado, estaba vestido y esperaba el autocar que lo llevaría al instituto
El autocar apareció y se montó rápidamente, no sin antes despedirse de sus padres. Allí encontró a los que una vez o él creyó que estuvieron en Hogwarts, se sentó al lado de una muchacha de pelo castaño y ondulado con el flequillo liso peinado hacia al lado derecho, la chica se volvió y lo miró interrogante:
-¿Por qué te sientas aquí? -preguntó ella.
-¿No me puedo sentar con mi amiga, Hermione?
-Claro que te puedes sentar conmigo, si quieres, pero ése es el sitio de Ron, y tú siempre te sientas ahí detrás, con tus amigos.
Harry miró atrás, allí estaban Draco Malfoy, Pansy Parkinson y los que una vez fueron de Slytherin.
Ginny pasó por su lado, sonriente, otras chicas también lo miraron, embelesadas:
-¿Por qué Ron no se sienta con Ginny? -preguntó a Hermione ignorando las miradas furtivas de las demás chicas.
-Es una larga historia, además -respondió ella-, tú fuiste el culpable.
-¿Por qué? ¿Qué hice?
-¿Cómo no te puedes acordar? -paró dándose cuenta de algo-. Esto es una broma, ¿no?
Hablar con la empollona de la clase para que pueda estar a la altura de gente como tú, ¿no? Pues vete, que no estoy de humor para tus risas, vete a sentarte con tu novia.
-¡Harry! -lo llamó Draco-. Ven te he guardado un sitio.
Él se alejó de Hermione con muchas preguntas en su cabeza y se sentó entre Malfoy y Ginny, ella lo abrazó y lo besó en los labios, pero Harry la apartó bruscamente:
-¿Qué haces, Ginny?
Draco, ella y los demás lo miraron incrédulos:
-No os preocupéis -dijo Draco, fingiendo que no pasaba nada- es que a Harry lo ha entretenido la becada, está pensando en alguna broma. Mira Ginny -señaló al pelirrojo que entraba-, es tu oportunidad.
Ella lo miró convencida y asintió, se puso encima de Harry y lo volvió a besar, éste estaba tan alucinado, que se quedó quieto, Draco le colocó las manos entorno a la chica y le dijo al oído:
-Espera un poco, ya te ha visto Weasley -informó Malfoy-, bueno Ginny, que lo vas a asfixiar.
Los demás rieron y ella también, pero Harry se había quedado boquiabierto ante la salida de la chica, la hermana de Ron, su mejor amigo.
Llegaron al instituto y Ron, abajo lo estaba esperando, Harry, aliviado, dispuesto a explicarle lo sucedido fue solo a su encuentro, Ron lo agarró de la camisa y lo estampó contra la pared:
-¿Cómo se te ocurre pedirle a mi hermana que elija entre tú y nuestra familia?
-¿Qué dices? -preguntó Harry confuso-. Yo no he hecho nada a Ginny, no sé porqué me ha besado, en serio.
-No te hagas el tonto, todo el instituto sabe que sois novios desde hace un año, no vuelvas a mentirme, porque ya no me lo trago.
-Pero, ¿qué dices? -cuestionó Harry, empujándole-. No me gusta tu hermana, lo sabes bien.
-¿Qué? -preguntó Ron fuera de sí, iba a golpear a Harry, pero él se agachó ágilmente.
-¡Eh, Weasley! -dijo Draco, acercándose con el resto del grupo-, no se te ocurra volver a amenazar a Harry, pueden ocurrir graves consecuencias.
Ron se marchó dirigiendo a Harry una mirada fulminante, éste se había puesto en pie. ''¿dónde estoy?'' se preguntó, mientras se dirigía, acompañado de sus amigos al instituto.
En clase, Harry se sentó al lado de Draco, donde él le indicó. El chico decidió que era hora de enterarse de lo que les pasaba a sus amigos, aunque tuviera que hacerlo a través del rubio.
-¿Qué es lo que pasa con Ron?
-Te ha afectado el golpe de ayer, ¿no?
-¿Qué golpe?¿El de futbol?
-No, el del accidente de coche, ¿recuerdas?
-Pues no, pero debe ser que me afectó.
-Bueno, te lo cuento -aceptó Malfoy-, ya sabía yo que te pasaba algo cuando te sentaste al lado de Granger.
"Weasley y la chica eran amigos tuyos, pero tú te abriste a más personas, ellos querían que fuerais sólo tres, por eso te separaste de ellos y formaste un nuevo grupo, con tus compañeros de futbol. En cuanto a Ginny, le dije que sería divertido ver la cara de Weasley si besabas a su hermanita. Pero no es tu novia, todavía. Y ya ves al bobo del pelirrojo, no hace más que llamarte para hablar con él y pegarte, si tiene oportunidad, pero para eso estamos nosotros, para ayudarte en lo que podamos."
-¿Y Ron y Hermione son novios?
Draco soltó una sonora carcajada, que hizo que Harry se sintiera incómodo, quería entender lo que pasaba y no que se burlaran de él.
-No lo sé -respondió Malfoy parando de reír-, los rumores dicen que sí, pero yo creo que incluso Weasley es demasiado para Granger, aunque sea todo lo inteligente que tú quieras...
Sonó una melodía proveniente del bolsillo del pantalón de Harry.
-¿Qué es esto? -preguntó a Draco, era un aparato pequeño que vibraba y sonaba.
-Contesta, tonto -le respondió al moreno-, es tu móvil.
Por alguna extraña casualidad supo cómo hacer lo que Malfoy le decía, pero su amigo le cortó, pues una mujer, que debía ser la profesora, entró en clase.
Harry se acostumbró a la vida que llevaba allí, pues tras mucho pensarlo, había llegado a la conclusión que todo lo que había pasado en Hogwarts, lo de Voldemort, lo de la magia, en realidad nunca había existido, se trataba simplemente de un juego de niños, aunque no entendía porqué tenía reticencia a tener a Draco como amigo, ni tampoco porqué echaba tanto de menos a Hermione y Ron, si ellos habían dejado de ser amigos hacía tres años,y, con Draco y los demás de futbol siempre se había llevado bien. Porque al día siguiente de despertarse en el extraño mundo que le había parecido, habían aparecido todos sus recuerdos allí.
Al mes siguiente, mientras estaban dando clase de educación física, hubo otro problema con Ron Weasley. Estaban formando los equipos para hacer un partido y los habían elegido a él, Harry, y al pelirrojo.
El equipo de Harry iba ganando por un gol, todo iba bien, hasta que Harry metió el segundo y Ginny fue a besarle, el moreno ya estaba acostumbrado a los besos y a las demostraciones de cariño de la pequeña de los Weasley, pero en cuanto ella volvió a la clase de educación plástica y visual, Ron le mandó el balón y le dio de lleno en la cabeza e hizo que se cayera al suelo y se golpeara con una roca en el mismo sitio donde le hizo desequilibrase el balón.
Se despertó en una camilla, con jaqueca, se pasó la mano por el pelo y encontró el lugar donde había recibido el daño de la piedra:
-Será mejor que no te lo toques -le advirtió una voz que no esperaba-, te han tenido que poner seis puntos.
-Genial -musitó Harry-. ¿Por qué estás tú aquí?
Hermione frunció el ceño, ofendida:
-Que ya no seamos amigos -empezó ella, desde la silla cercana a él-, no significa que te deje de tratar como un compañero más -él la miró, boquiabierto-. Soy la delegada de clase -le informó, dándose importancia-, el profesor me ha ordenado venir, en lugar de tu patrulla de amigos.
-¿Y el profesor? -le preguntó Harry, se fijó en que estaba leyendo Orgullo y prejuicio de Jane Austen-, ¿por qué no ha venido él?
-Porque ha ido con Ron -explicó Hermione, poniendo un marcapáginas-. Se ha pasado un montón al darte ese balonazo y lo ha llevado a ver al director Brown, lo va a pasar mal.
-La culpa es suya -se quejó Harry-, no debería ponerse así porque su hermana me bese.
-No es por eso -dijo ella, poniéndose cerca de él-, Ron no quiere que su hermana sufra, como sufrieron las otras. Y no me digas que no te acuerdas.
El chico se quedó callado, había empezado recordar lo que Hermione le decía, cómo primero había sido un galán para ligarse a Cho Chang, la había engañado y manipulado para obtener un premio en una liga de futbol, seguidamente vinieron otras chicas, Sophia, Christine, Marietta... y todas ellas acababan llorando...
-¡Basta! -exclamó Harry, no quería ver cómo hería a las personas, aunque no las conociera del todo. Hermione se levantó y lo miró, asustada, el muchacho cogió su mano y, poco a poco encontró la forma de no ver esas imágenes, la paz lo acogió-. No quiero ver eso, por favor, Hermione, no quiero ser así, ayúdame, yo nunca hice eso...
-¡Harry! -ella le cogió la otra mano-. Respira, tranquilízate, por favor. ¡ah!
El muchacho también lo había sentido, cómo Hermione entraba en su mente y cómo ambos veían lo que una vez creyó que era su vida, Hogwarts, la magia, Voldemort, la amistad verdadera, la familia Dursley, la muerte de sus padres... Hasta que, Harry abrió los ojos y encontró a Hermione sobre él, respirando entrecortadamente, el chico se ruborizó, nunca había tenido a su amiga de esa manera y nunca se hubiese imaginado que iba a tenerla encima. Ella lo miró a los ojos y se bajó de la cama, dándole la espalda:
-¿Qué ha pasado? -pudo preguntar el chico cuando su amiga se dio la vuelta.
-Claro -murmuró ella, dando paseos alrededor de Harry-... ahora todo tiene sentido, tú... él... vosotros... todo encaja...
Harry asistía confuso a las palabras de su amiga, observando cada gesto que hacía, algo que le pudiera dar una idea de lo que ella trataba de decir, no quería interrumpir las cavilaciones de la chica, así que, cuando por fin ella se sentó, decidió actuar:
-Disculpa -le dijo Harry-, ¿qué es lo que te encaja?
-Harry -empezó la chica-, lo siento muchísimo, no lo sabía, si lo hubiese tenido alguna idea de lo que ocurría...
-Por favor, Hermione -pidió Harry incorporándose-, ¿me lo puedes explicar más claro?
Ella sonrió, muy satisfecha de sí misma:
-Por supuesto -asintió su amiga-, tú no eres Harry Potter...
-¿QUÉ? -le interrumpió el chico, asustado y asombrado-. No puede ser, no es cierto, mientes.
-¿Quieres callarte y escucharme? -la chica estaba asqueada-. Te estás pareciendo más a él.
-¿A quién?
-Cuando digo que no eres Harry Potter -dijo Hermione, como si él fuera tonto-, me refiero a que no eres nuestro Harry Potter, al de este mundo -Harry la observó, confuso-. Alguien ha repartido las personalidades de todos tus tús para que tú el Harry Potter de Hogwarts, del mundo mágico, te pudieras olvidar de todos tus recuerdos de tu realidad.
-¿Te falta un tornillo? -le cuestionó Harry, incrédulo-. No habrás estado en un manicomio, ¿no?
Hermione soltó un suspiro exasperante:
-Existen muchas realidades -le explicó la chica-, en una eres mago, en otra eres un estudiante, en otra padre, en otra, ladrón... y así sucesivamente, todo lo que uno solo no es.
-Entiendo -dijo Harry-, pero, eso quiere decir que Ron y Hermione de Hogwarts también han sido transportados a esas distintas realidades.
-¿En tu realidad seguimos siendo amigos? -le preguntó, curiosa, Hermione.
Pero Harry no pudo contestarle porque sus amigos vinieron, junto con la enfermera, que le venía a revisar.
-No habrás estado comiéndole la cabeza a nuestro amigo -le preguntó Draco a Hermione-, ¿eh, becada?
-Yo no necesito comerle la cabeza a nadie para ser un idiota.
Harry salió de la enfermería, seguido de sus amigos y se marcharon al autobús que los llevaría a casa, el muchacho pasó como todos los días, riéndose de las bromas de sus amigos, o por lo menos intentando hacerlo, necesitaba hablar con Hermione, aquella revelación le estaba dando que pensar y necesitaba preguntarle si ella sabía más cosas a cerca de las distintas realidades. Como si ella le hubiese leído el pensamiento, le dio una nota cuando pasaba por su lado. Harry estaba impaciente por leerla, pero no quería que sus amigos se diesen cuenta, así que esperó hasta llegar a su casa, donde sus padres lo recibieron preocupados, se habían enterado del accidente de aquella mañana.
Tras tranquilizarlos y hacerlos entender que Ron no era del todo culpable, Harry subió a su cuarto, donde leyó la nota de Hermione, tenía la letra pulcra y bien cuidada, como solía tener su Hermione:
Harry:
Todo este descubrimiento me ha impactado y tenemos que seguir hablando de ello. Quiero saber cosas sobre tu realidad y supongo que tú debes estar intrigado por la mía, así que te propongo que nos veamos en los recreos, si no te molesta perdértelos. Y también debemos encontrar a tus Hermione y Ron. Te ayudaré, pero creo que Draco, Ron y los demás de esta realidad no deben enterarse, sería un tanto extraño vernos juntos. Mañana en la sala de la Comisión de alumnos.
Hermione.
Se dio cuenta de que había una posdata, en la que Hermione le daba su número de móvil, lo marcó en su teléfono, pero colgó antes de que contestara, algo le decía que no debía hacerlo.
A la mañana siguiente, Harry y Hermione actuaron como si nada hubiese ocurrido ayer, hasta que, tras rechazar ir con sus amigos al patio, Harry anduvo por los pasillos hasta la sala que le Hermione le habló, llamó a la puerta y le abrió ella misma, tirando de su brazo.
-Por aquí -ordenó sin saludarle.
Le guió hasta un cuarto donde estaban algunas colchonetas del gimnasio, pelotas, pero todo apartado dejando un espacio para una mesita de café y una colchoneta que no había quitado, a modo de asiento.
-Siéntate -le ofreció cuando cerró la puerta, había una pequeña ventana donde entraban los rayos del sol-, he traído refrescos y bocadillos para hablar.
-Vale -dijo él tomando asiento, ella se cruzó de piernas sobre la colchoneta-, ¿esto no parece una cita furtiva?
Hermione se rió, algo ruborizada, abrió la lata de un refresco y se la ofreció a Harry y luego hizo lo mismo con otra:
-¿Quién empieza a contar las cosas de su realidad? -preguntó ella, emocionada.
-Primero tú escucharás -dijo Harry tomando el mando-, luego tú contarás.
-¡Genial! -exclamó Hermione.
El chico tomó aire y empezó a relatar, gracias a la aparición de Hermione en esta realidad hizo que no olvidara partes esenciales de su vida, empezó por contarle el principio de su vida, la profecía y Voldemort, luego la muerte de sus padres, su desgraciada vida viviendo con los Dursley, sus tíos y su primo; la llegada de Hagrid y su descubrimiento de mago, el Callejón Diagon, el primer curso en Hogwarts, la piedra filosofal, el segundo curso, la aparición del heredero de Slytherin y del basilisco, la petrificación de todos los brujos nacidos de muggles, la cámara de los secretos; el tercer curso, Sirius Black, Buckbeack, el gato de Hermione, el profesor Lupin; el cuarto curso, el Torneo de tres Magos, cuatro al final, la resurrección de Voldemort... continuó hasta el séptimo curso, que estaba terminándolo, cuando decidió buscar al mago tenebroso, con sus fieles amigos.
Tardó dos semanas en relatarle todo lo que había vivido con todo detalle, la chica estaba intrigadísima, siempre quería que le contara más, no le importaba perderse las clases, cosa diferente a su Hermione. El recreo que terminó la historia de su vida, fue antes de que diese por finalizado el recreo:
-¿Hermione? -la llamó, se había quedado en silencio-. Lo siento, pero no me acuerdo qué pasó después de que nos enfrentáramos a Voldemort.
-¡Es increíble! -exclamó la chica-. Has vivido tantas cosas, tan mágicas, tan emocionantes... Harry -se calló un momento, poniendo cara de preocupación-, también has sufrido mucho, ¿cómo pudieron pensar que tú eras el heredero de Slytherin? Tú nunca harías daño a nadie a propósito.
Y tu amigo Ron,¿cómo pudo desconfiar de ti? Suerte que yo... bueno, la yo de tu realidad, nunca dudó de ti, esa yo es un gran apoyo para ti.
-Sí -admitió Harry-, nunca me abandonaste... bueno me abondonó, es tan difícil hablar de otra Hermione cuando te tengo aquí al lado.
-Es verdad -reconoció la chica-, cuando te miro me recuerdas al Harry de este mundo hace algunos años.
Se quedaron en silencio un rato, recogieron las latas de refresco y el papel de los bocadillos en una bolsa y salieron a la sala donde había butacas vacías y un escenario con un atril en medio.
Hermione tiró la bolsa a la basura y salieron de allí separados, primero él, luego ella.
Draco y los demás se habían acostumbrado a que Harry faltara en el recreo, al principio pensaron que era por problemas gástricos, o porque se peleaba con alguien, pero luego se comportaba igual que siempre y se dejaron de preocupar. Les inquietaba saber si se veía con alguna chica, pero Draco los tranquilizaba diciendo:
-Será que la chica es demasiado tímida para que los amigos de Harry sepamos quién es y él está siendo caballeroso para conseguir algo, ya le conocéis.
Al día siguiente, en el recreo, Hermione empezó a contar las vidas del Harry, Ron y Hermione de esa época.
-Antes de nacer -empezó ella, tras beber agua-, nuestras madres se conocieron en las clases de preparación al parto, y como vivíamos cerca, ellas se empezaron a hacer amigas, ya que iban y venían juntas.
"Después de nuestro nacimiento, quedaban todas las tardes para verse, sus maridos, nuestros padres, estaban trabajando y se hacían compañía mutuamente. Mi familia no tiene el apellido de las familias ricas antiguas, así que por eso tu nuevo amigo me llama becada.
Al poco tiempo ya jugábamos juntos y como en tu cumpleaños no había mucha gente que se quedase, nosotros siempre íbamos.
Cuando empezamos el colegio conocimos a Ron, y los tres creamos tu mundo, pero no llegamos a tener tanta imaginación para hacerte sufrir. Ni se le acerca tu realidad a la que nosotros inventamos.
Al empezar el instituto, las cosas cambiaron un poco, tú te metiste en el equipo de futbol, te encantaba desde pequeño y yo me resistía a jugar contigo; conociste a Malfoy y todos los que son tu grupo, pero tampoco te empezaste a mezclar tanto con ellos.
Hasta que algo cambió, en San Valentín recibí una tarjeta de Ron y tú llegaste con tus amigos de futbol de una fiesta a la que ni te molestaste en avisarnos que ibas. A partir de entonces, nada volvió a ser como antes, primero te alejaste de Ron, empezaste a mentir a las chicas y yo vi impotente, como te ibas de mi lado, como nuestra amistad de quince años se rompía para siempre. Reconozco que no lo quise creer hasta que le contaste a todo el instituto que mi familia era una ladrona y que teníamos dinero por ello. Después no te volví a hablar y me prometí a mí misma que nunca lo haría..."
-Rompí mi promesa el día que te sentaste a mi lado en el autobús -finalizó Hermione, tenía lágrimas en los ojos.
Harry se acercó a ella, con un pañuelo de papel le limpió los ojos, cogió su rostro con ambas manos y la atrajo a sí, abrazándola:
-No sabía que yo te haría algo que te hiciera llorar -le dijo-, bueno mi yo de esta realidad.
-Lo siento -se disculpó Hermione apartándose un poco de él-, no me imaginaba que todavía me quedaran lágrimas.
Hermione solo tardó una semana en contarle aquello y Harry hubiera preferido no saberlo, en su cabeza pasaban imágenes de la vida de su yo de esta realidad, para corroborar lo que la chica le había dicho.
A partir de entonces, ya no quedaron más en los recreos, se había vuelto arriesgado cuando decidieron volver al día siguiente, un profesor había pillado a una pareja en un encuentro amoroso, y además tenían que llevar de nuevo su rutinaria vida con sus propios amigos.
Aunque Harry no soportaba estar sin ella, la echaba de menos cuando no estaba y se alegraba de verla, desde la distancia. Se enfadaba muchas veces consigo mismo por haberle hecho sufrir a una persona como Hermione. Era la mejor chica que había conocido y no sólo en este mundo, sino también al que él pertenecía. Más de una vez sus amigos habían tenido que sacarle varias veces de sus pensamientos.
Quería recordar todo lo que Hermione le había dicho y entender porqué el Harry de esta realidad había hecho cosas como aquella, o como mentir y aprovecharse de las chicas.
-¿Harry? -lo llamó Draco-. Estás pensando en la próxima chica, ¿verdad?
-¿Eh? -le preguntó el aludido, desconcertado-. ¿Qué has dicho?
-No importa -dijo su amigo-, el golpe de Weasley te ha afectado, ¿verdad?
-Sí -asintió Harry-, ¿qué le ha pasado después de eso?
-Está expulsado -le aclaró Draco-, lo más normal, ha sido una agresión en toda regla.
No iba a estar tranquilo hasta que hiciera aquello, así que se despidió de todos los chicos y se dirigió a la casa de los Weasley, estaba a una manzana de la suya.
Abrió la puerta del jardín y se acercó al porche, donde la señora Weasley, una mujer regordeta y con cara de buena persona lo saludó amablemente:
-¡Buenas tardes, señora Weasley! -dijo Harry.
-Cuanto tiempo sin verte por aquí -dijo ella-. ¿Vienes a ver a Ron?
-Sí señora -afirmó Harry-, ya sabe lo que ocurrió, ¿no?
-Por supuesto -dijo ella-, ¿cómo estás?
-Me quitarán los puntos la semana que viene -le informó el joven-, ¿subo a su cuarto o baja él?
-Como quieras -contestó la mujer, sonriendo.
-Con su permiso subo -dijo Harry abriendo la puerta-, gracias.
Al entrar en la casa le invadieron un montón de recuerdos de aquel Harry, en el salón habían jugado los tres juntos, habían visto películas, habían llorado porque no querían marcharse, habían comido y se habían abrazado... Decidió subir las escaleras que estaban detrás de una puerta, al lado del sofá. Subió los escalones de dos en dos y oyó a dos personas hablando, a quienes conocía bien:
-Venga, Ron -dijo Hermione-, ¿quieres escucharme? Tienes que recuperar esta semana de expulsión.
-Harry se lo merecía -dijo Ron-, me parece justo este castigo, pero me quedé más a gusto, hacía mucho que se lo debía...
-¿Quieres dejar de hablar de Harry? -le pidió la chica-. Como bajes las notas vas a perder la beca.
-Es verdad -admitió el pelirrojo-, todavía no te he dado las gracias por lo que estás haciendo por mí...
Harry se asomó a la puerta, que estaba entreabierta y vio un paisaje que le hizo recordar lo que había pasado su yo con la tarjeta de San Valentín, Ron se estaba acercando a Hermione para besarla, Harry no necesitaba ver más, su temor a quedarse solo había regresado, el miedo era de ambos Harrys.
Silenciosa y rápidamente bajó las escaleras, cerró la puerta de casa:
-¡Adiós, señora Weasley! -se despidió el chico, aguantando las ganas de romper algo-. Y perdone las molestias.
-¡Adiós Harry! -le dijo ella-. Vuelve pronto.
Harry movió el brazo a modo de despedida, y cuando la casa de los Weasley se perdió de vista echó a correr, no debía pensar las cosas en caliente, debía esperar, esperar. Recordó el dolor de Harry de esa realidad, él había visto cómo Ron coqueteaba con Hermione el día anterior a San Valentín, se enfadó y por no pegarlo decidió salir con sus amigos de futbol, había una fiesta esa noche. No bebió, pese a lo mucho que le apetecía olvidarse de aquello. Y lo hizo por una noche. Pero la pesadilla volvió cuando al día siguiente vio lo que se esperaba, la tarjeta, esa tarjeta, la tarjeta de la discordia, la que terminó con la amistad de ambos chicos y con la separación de Hermione.
Esa noche ideó vengarse de los dos y no podía evitarlo, ya que la oscuridad se había instalado en su corazón y nunca volvería a ver la luz, ya no tenía esperanza.
Lo primero fue crear el rumor de Hermione y luego, lo que tanto le había costado y que consiguió hace un mes, que Ginny eligiera a Harry en vez de a Ron. Antes había hecho daño a muchas chicas, todo para impresionar a Ginny y hacer daño a Ron, el que había sido su mejor amigo.
Tenía que admitirlo, se había enamorado de Hermione y justo cuando iba a confesárselo había sido demasiado tarde para él.
-Tu vida sí que es emocionante -intentó que el Harry de la realidad en la que estaba pudiera escucharle-, amor, traición, venganza, celos.
Pero lo que no entendía era porqué a él le dolía haberlos visto besarse, si él no era el Harry de allí, no podía estar celoso, o quizá... Sí, sin duda lo acababa de descubrir.
Harry no apareció los siguientes días a clase, recibió llamadas y visitas de sus amigos, pero no estaba de humor para verles, Draco y sus compañeros nunca habían entendido la amistad que le unía a Ron y a Hermione, y habían intentado separarlos, eso había sido lo peor para Harry, descubrir aquello en los recuerdos de su yo.
A la mañana siguiente, después de clase, una visita inesperada, hizo que saliera de su mutismo y que tomara contacto con el exterior, era Hermione.
-¡Hola, Harry! -lo saludó amablemente ella-. ¿Qué te ha pasado?
El joven no contestó, todavía no podía creer lo que acababa de descubrir.
-Nada -respondió al fin.
-Dime la verdad -pidió Hermione, sin creérselo-, por favor.
-Ha sido doloroso -confesó Harry-, saberlo de esta manera -Hermione lo miró, confusa-. El domingo vi como tú y Ron os besasteis.
-¿Qué? -ella se quedó con los ojos muy abiertos.
-No te molestes en negarlo -dijo Harry, muy serio-, fui a casa de Ron a disculparme por lo que le he hecho estos años, aunque no sea el yo de aquí, pero me sentía responsable y vi cómo te besaba.
-Eso no puede ser -negó Hermione-. ¿Viste como juntábamos los labios?
-No, pero...
-Pero nada -dijo ella enfada-. Ahora explícate, ¿por qué es doloroso?
Hermione nunca lo había besado, eso hizo que se animara a seguir hablando:
-Después de veros juntos -Hermione asintió, impaciente-, los recuerdos del Harry de aquí vinieron a mi mente como diapositivas. El Harry de aquí vio una cosa parecida a lo que vi yo.
-¿Qué vio? -insistió ella, impaciente.
-Se dio cuenta como Ron ligaba contigo -explicó Harry-, por eso fue a la fiesta con los de futbol, para intentar olvidar lo que había visto, pero al día siguiente, San Valentín, al ver esa tarjeta en tus manos, creyó que tú y Ron erais novios, tenía miedo de quedarse solo y al verla junto a ti, él la llamó "la tarjeta de la discordia". Se vengó de ti con ese rumor y con Ron lo consiguió al hacer que Ginny lo eligiera a él, en vez de seguir los consejos de su hermano.
-Pero Harry -la chica dudó antes de añadir-, eso no tiene base, no tienes nada salvo sus recuerdos, a no ser... Harry, ¿él me quería?
-Estaba enamorado de ti -le confesó Harry, un poco cortado, lo que estaba haciendo le parecía muy raro-. Se puso celoso de Ron...
-Si yo lo hubiese sabido -dijo Hermione ignorando las últimas palabras de Harry-, si me lo hubiese dicho... no tenía que estar pasando por esto.
El joven se quedó sin palabras, Hermione también sentía lo mismo que él, por la vergüenza y el no pensar había ocurrido aquel lío.
-¿Desde cuando lo quieres? -le preguntó Harry, curioso.
-Yo lo sé desde que tenía trece años, pero siento que lo quiero desde antes -confesó ella-, ¿y él?
-Desde siempre -contestó él-, pero se dio cuenta el día en que, en el campamento, os besasteis jugando a la botella, a los trece.
Hermione lo abrazó y él la estrechó entre sus brazos, se acordó de su Hermione, ¿dónde podría estar?
Al día siguiente decidió que tenía que marcharse, debía encontrar a sus amigos, a los de Hogwarts, no sabía cómo, pero debía hacerlo, había liberado el corazón de aquel Harry y la Hermione de aquí le estaba irradiando luz. Ambos se habían reunido en un descampado:
-Tenemos que desear que se produzca el cambio -dijo Hermione, agarrando las manos de Harry-, desea volver con tu Hermione y yo que vuelva mi Harry...
-¿Cómo lo sabes? -le preguntó él a la joven.
-Es muy fácil darse cuenta de lo que sienten los demás -contestó ella, simplemente-. Hazme un favor.
-Dime -le dijo el muchacho, una luz los había envuelto-. Un momento, cuida de que tu Harry haga las paces con Ron y arregle un poco su vida, necesita algo de estabilidad.
-La tendrá, te lo prometo -Hermione lo abrazó-. Y por favor dile a tu Hermione lo que sientes antes de que otro se te adelante.
-¡Adiós! -se despidió de la chica que tanto le había enseñado.
-¡Hasta pronto! -dijo Hermione, y él lo entendió, sin necesidad de preguntárselo.
La luz los envolvió y al instante, desapareció:
-¿Harry? -le preguntó la chica-. ¿Qué es Hogwarts?
-¿Otra vez acordándote de nuestro juego? -le cuestionó, el Harry de aquella realidad había vuelto-. Me alegra saber que ese pelmazo se ha ido, parecía que quería quedarse contigo.
-¿No estarás celoso de ti mismo? -le dijo Hermione riéndose.
-Pues sí, porque te quiero -le confesó Harry-, y no quería que ése te lo dijera a través de mí.
-Yo también te quiero -dijo ella y Harry hizo algo que se moría por hacer. La besó los labios, primero un beso suave, pero luego apasionado y anhelante.
Los dos Harry y Hermione de esa realidad desearon que el viaje de Harry llegara a la persona que quería.
