Eleventh Doctor / The Master!Simn
-¿Me echabas de menos, Doctor? -Preguntó la vieja voz conocida a sus espaldas, puede que con un poco de ironía en sus palabras, o con cierto retintín. Si, quería meter un poco el dedo en la yaga, pues seguía estando enfadado con él.
Bueno, un poco.
En Navidad siempre nevaba y hacía frio. Y, desde hace unos años, también había historias. Cientos y cientos de historias por un hombre que había vivido cientos y cientos de años. El nuevo sheriff no solo protegía a los aldeanos de las fuerzas extraterrestres que lograban colarse, sino que tenía buena mano con los niños.
Y con los adultos tampoco iba mal.
Todo el pueblo trataba de escuchar sus aventuras y les preguntaban a otros que había contado ese día si se lo habían perdido por asuntos personales. Todos querían al protector de su pueblo, y él les quería de vuelta.
Aquel día estaba narrando algunas aventuras de su anterior regeneración, con las playeras y, para que negarlo, el ego un poco subido. Recodó a Rose y Mickey, a Martha y los Jones, a Donna y a Wilfred… el recuerdo de los buenos momentos le sacaba una sonrisilla, los momentos duros y las perdidas dejaban una mueca triste sin remedio, y el recuerdo de…
-¿Me echabas de menos, Doctor?-Preguntó la voz de Master, puede que con un poco de ironía o retintín. Si, quería meter un poco el dedo en la yaga, se notaba a la lengua que seguía… molesto. …Y el recuerdo de Master le partía los corazones.
Al principio pensó que era una mala jugada de su mente, igual que cuando perdió a su esposa definitivamente antes de conocer a Clara. Podía seguir oyendo su voz, oír sus tacones por la TARDIS, su risa… Y ahora había vuelto a empezar.
Casi.
Gallifrey vuelve, Gallifrey se alza, Gallifrey nunca cayó… Recuerda a Rassilon, la puerta de la Inmortalidad, The Master… desapareciendo… sacrificándose… salvándole la vida.
-¿Sorprendido Doctor? –Continuó la voz seguida de los pasos.
El Doctor había callado y ni se atrevía a girarse, pensando que se trataba de alguna alucinación.
[i]-Tal me estoy haciendo viejo finalmente… vaya, esto me recuerda demasiado a mi octava regeneración –Pensó con una sonrisa amarga.[/i]
-Doctor ¿Quién es? ¿Le conoces? –Preguntó uno de los niños que estaban a su alrededor. Posiblemente seria Barnabas, tenía su voz. O eso creía.
Lentamente dejó al pequeño que tenía sobre su regazo de pie en el suelo. Los niños no podían ver sus alucinaciones, los adultos tampoco. Nadie, en realidad, podría.
Y ahora lo hacían.
A no ser…
…que esta vez…
… no fuera una.
