Prologo
El sol entro por una de las ventanas con rejas. Melody sonrió, deseaba hacerse la dormida y seguir imaginando en sus alocados sueños donde podía salir de aquel lugar. Al final Lucy se dio cuenta de lo que intentaba su amiga y salto encima de ella
-Mel! Mel! Mel! Despierta! Tienes una cita hoy!-decía Lucy con su cabello rojizo hasta los hombros y su tierna sonrisa mientras saltaba en su cama. Melody se desperezo y se sentó en la cama.
Al otro lado de su dormitorio color gris estaba Sophie recogiendo las pocas pertenencias que tenía metiéndolas a su closet. Su vida no era la mejor pero intentaba apreciar lo que tenía. Vivía en un orfanato en el campo, lejos de la cuidad, Londres. Era un gran orfanato de color gris, lo cual no ayudaba en nada a levantarle el ánimo pero este día iban a venir unas personas para ver si se la llevaban de este horrible lugar.
-Buenos días dormilona- saludándola con un tono burlesco en la voz.
-Buenos días regañona- le contesto Melody con cariño. Sophie era como su hermana mayor. Era unos centímetros más alta que ella. Llevaba su cabello liso recogido en una coleta y era 2 años mayor que ella.
Se levantó de la cama y cargo a Lucy hacia la suya. La deposito con delicadeza en el colchón con las sabanas todas desarregladas. Eso de acomodar y limpiar no se le daba bien a la pequeña Lucy quien tenía 4 años y claro apenas era una bebe y así se comportaba. Melody, Lucy y Sophie eran como hermanas, las tres habían sido abandonadas por sus padres en este orfanato y a pesar de que no era el mejor lugar siempre podían contar una con la otra para sobrevivir al orfanato de Wool.
-Alístate Mel, los señores llegaran pronto y necesitas estar presentable para que te lleven con ellos-recordó Sophie
-No me iré si no se las llevan a ustedes también- espeto Melody con una sonrisa socarrona mientras tendía su cama.
-Y crees que nos quieran a las tres?-preguntó Lucy con timidez mirando a sus "hermanas". Melody se arrodillo a su lado y la abrazo.
-Claro que si- susurro con una sonrisa en el rostro. Sabía que era algo imposible pero ella no pensaba abandonarlas aquí. Con solo 10 años de edad había aprendido a madurar muy rápido pues era alguien muy lista y tierna. La soltó y se metió al baño, sus hermanas la ayudaron a arreglarse y ponerse linda. Justamente a las 12 sin un minuto más menos la señorita Cole llegó por ella al cuarto y la guio al lugar de la entrevista.
La señorita Cole era alguien que tomaba en exceso, alguien abusiva. Siempre fulminaba con la mirada a Melody. Su sucesora el Sr. Cole le había contado varias historias a su hija de un niño que se parecía mucho a mí. Increíblemente, un día el niño que era muy malo, se fue con un hombre barbudo con lente de media luna a una escuela y ya solo volvía cuando era necesario. Sin embargo comparaban a Melody con aquel niño y la trataban mal, pero sus "hermanas" endulzaban su vida, por eso las adoraba.
Abrió la puerta con timidez y se sentó en la silla donde ella debía ir. Eran dos jóvenes padres de rasgos delicados y lucían infinitamente enamorados uno del otro. La mujer tenía ojos color miel y una nariz respingona, su apariencia irradiaba calidez. El muchacho tenía una sonrisa en el rostro, con ojos miel y cabello rubio rojizo tenía un aire divertido.
-Soy Tomas y ella es Isabel, mi esposa- dijo señalándola, la mujer le dedico una sonrisa- ¿Cómo te llamas?
-Melodía, pero me gusta más que me digan Melody o Mel. Tengo 10 años- contesto algo nervioso. Había asistido a muchas entrevistas y todas habían acabado mal. Raramente algo sucedía, la silla se rompía o ella se enfermaba, a veces (si los señores no le agradaban) les empezaban a salir granos o cosas así. Estas personas lucían amigables y ella prefirió confiar e intentar relajarse.
La entrevista paso sin ningún incidente y los señores le dijeron "Te queremos a ti como nuestra hija" algo que lleno su vida de esperanza, algo que hizo que su corazón palpitara y sonrió con nunca antes lo había hecho. En ese momento decidió que era buena idea presentarles a sus "hermanas" y las trajo. Tom y Isabel estaban encantados con las niñas y por fin su sueño se volvió realidad cuanto se las llevaron a las 3 de aquel orfanatorio.
