Bueno ya regresé ^_^

Hace mucho que leí un fic que versionaba el Episodio Gold y en ella cada uno de los doce dioses le dio algo de sus esencias a las Gold Cloths. Hace poco un artista en Facebook vistió a diez de los olímpicos a un titán y a un dios primordial con las Gold Cloths y eso me dio la idea para éste fic.

Pensé qué pasaría si los dioses se veían cara a cara con los dorados. Esto sin duda será interesante. Usé diversos criterios para emparejarlos, los cuáles explicaré en su momento.

Χρυσό και Θεοί

Πρόλογο

Shion pisó la cima de Star Hill y se limpió el sudor de la frente. Agradeció a los dioses el haber revivido con el cuerpo y la energía de un joven de veinte años, o de lo contrario le seguiría siendo costoso subir hasta allá arriba.
Alzó la vista hacia el firmamento, para escudriñar el Destino escrito en las estrellas. La inmensidad del cosmos lo sorprendía siempre, igual que la primera vez que lo había visto.

-¿Shion de Aries?, escuchó a sus espaldas. Se volvió con cautela. La última vez que alguien había subido a Star Hill detrás de él él no había vuelto a bajar. Se encontró cara a cara con una joven que flotaba suavemente sobre el suelo, sostenida por unas grandes alas doradas. Retrocedió inmediatamente, mientras se inclinaba ante el ser divino.

-Yo soy Shion, el ex santo de Aries. ¿Qué desean de mi los inmortales dioses?, preguntó con solemnidad.
-El padre Zeus desea conocer a los doce que se atrevieron a derribar el Muro de los Lamentos en el Inframundo. Para ello solicita que se presenten en el Olimpo dentro de una semana. Solamente los doce. Ni un sólo mortal más debe pisar la morada de los dioses. Eso te lo recomiendo especialmente. Deben ir acompañados por Palas Athena o yo los acompañaré. Pero nadie más debe subir con ellos. ¿Queda claro?, preguntó ella con voz diáfana y cristalina.

-Sí, mi señora. Queda claro. Los doce solamente. Estarán allí en una semana, sin falta, manifestó, con obediencia.
La divina mensajera desapareció. Presa de los nervios, Shion bajó de la colina y entró como una tromba en el templo de Aries.
-¡Mu!, llamó a su discípulo,-¡Mu!

-¿Qué pasa, maestro?, se oyó la voz adormilada de éste, desde algún punto interior del templo. El sacerdote entró en el cuarto y le quitó las mantas a su discípulo sin más contemplaciones. Éste se encogió por el frío y se desperezó.

-Los espero a todos en el templo Mayor en media hora. ¡Hala, hala!, apremió, mientras Mu, más dormido que despierto, se sentaba en la cama.

-¿Pasa algo grave, maestro?, preguntó. El silencio recibió sus cuestionamientos. El primer guardián se encogió de hombros y se dispuso a levantarse. Algunos minutos después, oyó un estruendo proveniente del templo de Tauro. Esbozó una sonrisita, imaginando que habría tenido que hacer Shion para despertar a Aldebarán.

Mientras tanto, Shion subía las escaleras hacia el tercer templo, después de provocarle al segundo guardián un estruendoso despertar. Sabía que los guerreros le iban a reprochar el haberlos despertado, pero no le importaba. Había cosas más importantes que atender.
Como esperaba, Saga se había levantado nada más oír el estruendo en Tauro.

-¿Qué sucede?, preguntó con premura apenas vio entrar a su superior.
-Templo Mayor en media hora, resumió Shion.
-¿Y Kanon?, inquirió el geminiano.
-Déjalo dormir, contestó, pasando directo hasta el siguiente templo. Sabedor del mal genio de su vigilante lo despertó por vía cosmos. Confiaba en que las dotes psíquicas de éste le permitieran captar bien el mensaje.

En Leo, se arremangó las mangas, preparado para darle a Aiolia un saludo parecido al que le había dado a Aldebarán. No fue necesario, ya que el león estaba despierto, aventando una bola de estambre contra la pared.

-¿Insomnio, Aiolia?, preguntó.
-Seh...Marin me echó fuera porque no la dejaba dormir.
-¿Y ése estambre?
-Del gato, contestó. ¿Y usted qué hace despierto, maestro? ¿Viene de Star Hill?
-Es una larga historia. Pero puedes oírla si vas al Templo Mayor en quince minutos.
-Entendido, señor, captó inmediatamente.

En Virgo, le sorprendió no encontrar a Shaka meditando. Supuso que el santo de Virgo se había dado un descanso y había decidido dormir aquella noche. Entró despacio y lo encontró tendido sobre el suelo, entre almohadones.

-Shaka..., lo llamó con suavidad,-Shaka, ¡despierta!

El durmiente volvió su cuerpo hacia el origen del ruido, pero no despertó todavía.

-Shaka, soy Shion. ¡Levántate!, le apremió.

El más cercano a un dios abrió los claros ojos como en un sueño y se incorporó despacio. Bostezó sin reparo alguno.

-¿Qué sucede, Shion?

-De prisa, en el Templo Mayor, en quince minutos, apremió éste y se marchó hacia el siguiente templo, dejando a Shaka con sus dudas.

En el séptimo templo se encontró con Dohko ya despierto.

-¿Qué ha pasado, amigo?, le preguntó el libriano con preocupación.

-Acompáñame, amigo mío, contestó el sacerdote.

Los dos salieron del templo de Libra y subieron hacia Escorpio. Vieron la luz prendida y supusieron que el octavo guardián estaba desvelado. Al contrario, se encontraron con la discípula de éste, que llenaba un vaso con leche.

-Melissia... ¿está Milo despierto?

El santo femenino negó con la cabeza, mientras metía el vaso al microondas.

-No, señor. ¿Pero acaso ha pasado algo malo?
-No, tranquila. Es sólo que se ha presentado algo y necesito hablar con los dorados.
-Yo de usted tendría cuidado al despertarlo, terminó la griega, mientras sacaba el vaso, y tomaba un sorbo para probar la temperatura. Satisfecha, se despidió con una inclinación de cabeza y se metió a su habitación.

-Anda y despierta a los que faltan, le dijo Shion a Dohko.-No puedo perder más tiempo.

El séptimo guardián asintió y se dirigió hacia los templos restantes, mientras el sacerdote tocaba la puerta del santo de Escorpio.

-¿Milo...?

Como no obtuvo respuesta abrió con suavidad. El guerrero dormía con la cabeza bajo la almohada.

-Milo, ¡despierta!, susurró con urgencia.- ¡Despierta!, reiteró quitándole la almohada del rostro con brusquedad. El durmiente hizo ademán de taparse con las cobijas, pero el ariano fue más rápido y se las quitó también. El griego soltó un quejido y se despertó buscando algo con lo que taparse.

-No, Milo, nada de eso, lo frenó Shion.

-¿Shion? ¿Qué demonios pasa?, preguntó, todavía en brazos de Morfeo.

-¡Despiértate de una vez y sube! Los quiero en el templo en diez minutos.
-¿Con Melissia?, preguntó el escorpiano, volviendo poco a poco a la realidad.
-No, sólo tú. Anda, apresúrate, ¡vamos, vamos!, lo urgió Shion, mientras salía de la habitación.

El escorpiano refunfuñó. Planeó volver a dormirse y dejar a su superior con un palmo de narices. Pero sabía que, sí lo hacía, le caería una buena. Se levantó a regañadientes.

En los demás templos, Dohko había ido despertando a los demás guardianes y había subido, así que cuando Shion llegó, ya él estaba ahí.

Poco a poco fueron apareciendo, algunos despeinados, otros todavía con sueño y en pijamas. Death Mask le dirigió una mirada asesina al sacerdote.

-Bueno. ¿Ya estáis todos?, preguntó Shion, checando que no faltara ninguno.-Bien. Me disculparéis por despertaros así, tan intempestivamente, pero esto es urgente.

-¿Acaso le pasó algo a la señorita Athena?, dijo alguien.
-No, no, ella está bien. Podéis estar tranquilos, los tranquilizó.

-¿Entonces qué pasó?, preguntó el guardián de Cáncer de malos modos.

-Verás, querido Death Mask, le contestó, sin perder los papeles,-esta noche, mientras estaba en Star Hill, he recibido una visita muy especial. Parece que vuestra hazaña en el Muro de los Lamentos ha llamado la atención allá arriba.

-¿"Allá arriba"? ¿Se refiere al Olimpo?, preguntó Shaka.

Shion asintió.

-Así es, Shaka de Virgo. He recibido la visita de Iris, la mensajera de los dioses. El Crónida quiere conocer a los doce hombres que lograron tal hazaña.

El dato cayó como un jarro de agua fría despertándolos del todo.

-¿Entonces tú nos guiarás, maestro?, preguntó Saga.

-No, Saga. La diosa dejó claro que ni un solo mortal más debía pisar el Olimpo aparte de ustedes doce. Ella os guiará, o iréis con la señorita Athena, pero nadie más debe ir con vosotros, aclaró Shion.

-¿Cuándo?, preguntó Mu.

-Dentro de una semana.

-¿Mandarás a llamar a la diosa de la sabiduría, maestro?, preguntó Camus.
-Le comunicaré el asunto, pero ella deberá elegir sí os guía o no. ¡Sin discusiones!, zanjó, viendo a algunos abrir la boca para protestar.- ¿Alguna objeción?

-¡No!, contestaron al unísono.

-Bien, podéis regresar a la cama. No sería mala idea que le diéramos un arreglito a las Gold Cloths.

-¿Diéramos?, volvió a interrogar el santo de Aries.

-Sí. ¿O quieres encargarte tú de las doce, Mu?, sonrió Shion.

-¡Gracias, maestro!, dijo antes de salir junto a sus compañeros. Como de costumbre, el último en salir fue Dohko.

-¿Crees que sea buena idea esto, Shion?
-¿Qué? ¿Decirle a la señorita que no los acompañe? No. Ya deben ir aprendiendo a confiar en otros dioses, sentenció el tibetano.-Sobre todo teniendo en cuenta que hemos hecho tratados de paz con Hades y Poseidón.
-Escuché que liberaron a Perséfone, comentó Dohko.
-Así parece ser. Al parecer, tras muchos berrinches y pataletas, la diosa decidió que le importaba más estar en buenos términos con su esposo que vengarse por las ofensas de las que fue objeto aquí. Estuvo hablando largo y tendido con la señorita Athena y llegaron a un acuerdo. Así que podría decirse que hemos ganado una aliada más entre los inmortales. O en cierta forma, terminó de explicar.
-¿Qué hay de Anfitrite?, inquirió Dohko.
-Hum...no lo sé. Sé que no le tiene mucho aprecio a la señorita, pero tampoco tiene la misma autoridad que un olímpico. Aunque pertenezca a uno de los linajes dé ninfas más antiguos. Yo no preocuparía.
-¿Y Ares? ¿Qué quería la vez pasada?
-Al parecer que liberáramos a ciertas deidades afines a él. Por eso mandó a traer aquellas urnas a Egipto.

El santo de Libra soltó una carcajada.

-Pero según parece, no puede hacer nada y está atado de manos.

Shion sonrió levemente.

-Sí, Saga lo engañó y se las arregló para hacerlo jurar que aunque liberara a ésas dos deidades, no intentaría nada contra Athena. Por el Estigia.

-Vaya, vaya. Se ve que Saga es hermano de Kanon, ¿no?, sonrió Dohko.
-Así es. Pero me temo que esto le salga caro a Saga. Estoy preocupado.
-No te preocupes, zanjó Dohko. ¿Qué es lo peor que podría pasar?, agregó el chino, mientras se iba.

-Eso me gustaría poder saber, murmuró el sacerdote por lo bajo mientras la puerta se cerraba.

Una semana después...

Aiolia sentía el estómago hecho un nudo. Veía a sus compañeros, los cuales estaban en estados que iban desde la tranquilidad hasta los ataques de pánico como el que estaba a punto de darle a él. Se mordía el labio inferior con tanta fuerza que estaba seguro de que iba a sacarse sangre. Su hermano le golpeó la nuca con violencia.
-¡AUCH!, ¡Aiolos!, protestó.-Eso dolió...
-Ya cálmate, chico. Parece que te vas a hacer encima, le recomendó su hermano.
-El gato torpe tiene miedo, se burló el santo de Escorpio.
-¡Maestro!, se escandalizó la discípula de éste.

El santo de Leo se puso rojo de rabia.

-¡Cállate, bichejo!, vociferó.- ¡El burro hablando de orejas!
-¡Por lo menos yo no me hago encima!
-¡Yo no me he hecho encima!
-¡Pero estás a punto!, puntualizó con sarcasmo.

- ¡Eso no es cierto! ¡Bicho ponzoñoso!, rebatió Aiolia
-¡Gata dorada!
-¡Alacrán del infierno!
-¡Gato baboso!

-¡BASTA!, vociferó Dohko.-A ver...Milo, Aiolia...tranquilos. ¿No creen que están muy grandes para estos juegos? Compórtense, por favor.

Los dos se sacaron la lengua y se dieron la espalda.

Tras esperar unos cuantos minutos más el cielo se abrió y dejó ver un resplandor del que salió la joven con alas doradas y el caduceo en la mano. Shion se adelantó y se inclinó frente a ella. Los doce lo imitaron mientras él se levantaba.

-Bienvenida, mi señora Iris, la saludó con una sonrisa.

-¿Athena irá con ellos?, preguntó.

-No. Los esperará a su vuelta.

-Está bien, dijo, paseando la vista entre los hombres vestidos con los ropajes dorados.-Veo que sobra uno…

Saga puso los ojos en blanco y se separó de su gemelo.

-No hay problema, ya sé que no puedo ir, refunfuñó.

-De acuerdo. Estarán de vuelta dentro de doce días, le dijo la hija de Taumante a Shion.

-No hay prisa. Pueden regresar cuando sea necesario. Puedes llevártelos.

-Bien. Vengan, agrúpense en torno a mí, instruyó la diosa haciendo un ademán con el caduceo. Se agruparon junto a ella e hizo un ademán el cual generó otro fuerte resplandor que los teletransportó a otro sitio.

Cuando se recuperaron de la impresión, se dieron cuenta de que estaban en una especie de vestíbulo muy amplio. La decoración era sencilla con los muebles justos, pero el ambiente imponía.

-¿Dónde estamos, mi señora Iris?, preguntó Camus de Acuario.

-Éste es el palacio de Palas Athena. Los traje aquí porque supuse que al ser ella quien los protege debería de ser adecuado que estén aquí. Vamos, síganme. Deben de purificarse antes de poner un pie en el Olimpo.

-¿Purificarnos?, interrumpió Saga, con voz estridente.- ¿Y con qué?

-Con néctar y ambrosía. Vuestras armaduras también recibirán un baño.

-Bien, ¿dónde está el baño o lo que sea?

-Síganme.

La diosa los guio hacia un salón que guardaba semejanza con un baño público. Numerosas doncellas se acercaron a los dorados y los rodearon.

-Los dejo a cargo de las ninfas. Volveré en un rato más para hablar de lo que deben hacer, dijo, mientras se marchaba.

Tomó el rumbo hacia las dependencias interiores y subió las escaleras hasta llegar a su destino. Tocó una puerta y esperó a que se le diera permiso para entrar.

-Adelante, se oyó una voz femenina y autoritaria.

-Con su permiso, mi señora, contestó mientras abría la puerta. En la habitación se encontraban dos doncellas de singular belleza sentadas en sendos divanes. Mientras que una tenía la piel broncínea y ojos y cabello castaño oscuro, la otra tenía piel nívea, con grandes ojos zarcos y cabello castaño con reflejos áureos.

-¿Y bien?, comentó la mayor de las dos, la de cabello castaño, mientras se ponía de pie,-¿los has traído?

-Sí, mi señora Palas, contestó la mensajera divina,-están abajo, purificándose. ¿Qué quiere que haga con ellos después?

-Ya te diré que es lo que quiero que hagas con ellos. En cuanto al hospedaje déjalos aquí, pero no les digas que me encuentro en éste lugar. Quiero darles una lección. Ya estoy harta de oírlos hablar mal de los dioses cada vez que tienen oportunidad.

-De acuerdo, mi señora. Bajaré para llevarlos al Olimpo, entonces.

-De acuerdo, vete, autorizó.

Una vez que la diosa hubo salido, se volvió hacia la otra joven.

-Bien querida Hebe…ya sabes lo que debes hacer, sonrió con cierta malicia-Asústalos un poco.

-Pero hermana…preguntarán por ti, debatió la diosa de la juventud.

-Diles que estoy en el Santuario. Sabrán de mí hasta que llegue el momento. Les voy a enseñar a respetar, contestó la diosa de la guerra justa.

La escanciadora del vino de los dioses sonrió y se marchó. Atravesó los pasillos con premura y llegó hasta el vestíbulo donde se encontraban los doce hombres.

-Es un placer conocerlos por fin, santos de Athena. Yo soy Hebe, la diosa de la juventud y escanciadora del vino y la ambrosía de los dioses. Seguidme. Por el camino les diré que es lo que se quiere de ustedes.

-¿Qué sucede con la señorita Athena?, demandó Shura.- ¿Dónde está?

-Athena está abajo en la Tierra. Confía plenamente en que no meterán la pata aquí, respondió la diosa con suavidad.

-Señorita…sí se puede preguntar… ¿qué debemos hacer?, preguntó Milo.

-Ten un poco de paciencia. A su tiempo se les dará a conocer esa información, repuso ella sin perder la calma.

A medida que iban ascendiendo el paisaje se tornaba más luminoso y sublime con formas suaves y nubosas. Se veían numerosas construcciones ostentosas, sin duda las moradas de los dioses. Los doce iban en silencio, extasiados por lo que estaban viendo.

-Bien, interrumpió el silencio la joven que los guiaba,-entren aquí para comunicarles lo que han de hacer.

Fueron entrando ordenadamente. La diosa entró tras ellos y cogió una pequeña cratera.

-Cada papel tiene el nombre del dios con el que se entrevistará cada uno. Espero que sepan griego clásico, dijo, mientras les ofrecía la crátera por turnos. Los rostros fueron adquiriendo una variedad de expresiones de acuerdo con lo que leían en el papel, y ninguna era buena.

-¿Ya todos tienen sus papeles?, hubo un murmullo de asentimiento general.-Bien, se entrevistarán uno por día en el salón contiguo a éste, dijo, señalando la puerta. El resto se quedará abajo, en el palacio de Palas, mientras al que le corresponda esté aquí arriba. Irán en orden zodiacal. ¿Quién será el primero?, el santo de Aries levantó la mano con timidez,-bien, a ti te tocará mañana. Podéis retiraros.

Los dorados se inclinaron respetuosamente y fueron saliendo organizadamente.

-Ah, lo olvidaba, agregó la diosa, recordando las palabras de su hermana,-no podéis decirle a los otros quién os ha tocado.

Los dorados tragaron saliva. ¿Qué habían hecho ellos para merecer aquello?

Mientras, Iris le comunicaba a la virgen que lleva la égida como habían sido desarrollados los acontecimientos.

-Bien. Veamos cómo le va a Mu con mi hermano, sonrió.

¿A cuál de todos sus hermanos se referirá Athena? Hum, hay varias posibilidades. Ya lo verán en el próximo capítulo.

Como notarán, he introducido a dos nuevas diosas en mi repertorio usual. Bien, vamos allá.

Iris: Es la mensajera de los dioses, una hija de la océanide Electra y de Taumante, hermana de las Arpías. Así como Hermes suele estar ligado a Zeus, ella está ligada más que todo a Hera, pero igual cumple las órdenes de otros dioses. En el capítulo 15 de "Mi Ángel Guardián" recordé que el caduceo es un objeto que portan las deidades que pueden trasladarse entre los planos de la realidad (Cielo, Tierra, Inframundo) por lo que no es exclusivo solo de Hermes. Ésas deidades son Hermes, Perséfone e Iris. Esta diosa suele llevar un jarrón con agua del Estigia con la que rocía o da de beber a los que perjuran. El que es rociado o bebe de esa agua, pierde la respiración y la voz y es excluido de las reuniones y consejos de los dioses durante nueve años

Hebe: La diosa de la juventud. Es hija de Zeus y Hera, por tanto es hermana de Ares e Ilitía. Encargada de escanciar el vino y la ambrosía de los dioses, es una de las representaciones posibles de la constelación de Acuario. Después de que Zeus llevara a Ganímedes al Olimpo le cedió el puesto como escanciadora, aunque hay una versión en la que él le escancia el vino solamente a Zeus y ella siguió haciéndolo con el resto de los dioses. Cuando Heracles se desprendió de su lado mortal y subió al Olimpo se casó con ella

Estigia es la mayor y más respetada de las oceánides y personifica el río del Inframundo que lleva su mismo nombre. En recompensa por la ayuda prestada durante la Gigantomaquia, Zeus le concedió sacralidad a su nombre y por él hacen las deidades sus más solemnes juramentos. Es decir, una vez que juran algo "por el Estigia" están atados de pies y manos y deben cumplirlo sí o sí. Saga se las arregló para que Ares jurara dejar en paz a Athena por el Estigia y ahora el dios de la guerra no puede intentar nada contra su hermana por mucho que quiera. Como lo hizo lo veremos más adelante xDDD

Éste fic se desarrolla después de los acontecimientos de "Mi Ángel Guardián" peeero NO es una continuación de ése fic. Para que les quede claro desde el principio y después no anden preguntando.

Bienvenidos sean los nuevos lectores y los que ya me conocen y siguen ;) Espero que me acompañen en esta nueva aventura.

Ojos zarcos: Ojos azules.

Los capítulos y el título están en griego ^_^ Éste fue el capítulo 00 o "Prólogo"

El título se traduce como "Dorados y Dioses" ;)

¡Gracias por leer! ¡Nos vemos en el capítulo que sigue!