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Prefacio
El chapoteo en el exterior comenzó a cesar, pero la mente de Riven, que vagaba entre las letras del libro previamente escogido, se perdió totalmente del ritmo de la lluvia. No fue hasta que algo suave se recargó sobre su hombro que volvió a la realidad, en la biblioteca de Alfea, y miró a quien le interrumpía. Era ella, por supuesto; acababa de caer dormida y aún en sueños se abrazaba en busca de calor.
Riven la miró unos segundos; asimilando la situación, y esperó a que ella abriera los ojos y apenada se apartase. Pero el tiempo sentenció que no sería así. Sin darse cuenta, la ojeó con indiferencia, intercalándola con las páginas; luego se detuvo con curiosidad. Asimilando la situación intentó ignorarla, deslizando sus ojos violáceos sobre renglones carecientes de significado. Todo era pasar la mirada por encima de letras que, por más que intentaba, no comprendía.
Ella lo distraía.
Pensándolo, no sólo esa vez, si no que había sido así la mayoría de los días, desde el comienzo del verano; acrecentándose con gusto desde aquella noche que se durmió pensando en cómo lo había ayudado sin saberlo, plasmándose con preocupación desde la tarde en que pensó mejor en ella.
Cerró el libro y paseó la vista por los centenares de libros colocados en las estanterías hasta atreverse a detenerla en su compañera dormida: estaba despeinada, con los cabellos rojos escurriendo por su rostro; le pareció percibir su cansancio, pero siendo más por el hecho de saber que no había tocado su cama en días, que por evidencia física; también observó su respiración profunda, su piel blanca erizada por el frío, la forma de sus labios… sonrió estremecido con el pensamiento de besarlos ¿A qué sabría el hacerlo?¿A travesura o a deseo? ¿Y si ella abría los ojos? ¡Qué más daba! Audaz, se acercó ligeramente a su rostro y antes de dar el paso decisivo deseó poder sentir su aroma, pero el único que lo rodeaba era el de la tierra mojada que provenía del exterior. Fue entonces cuando captó que había parado de llover y alertado por su nuevo hallazgo irguió la espalda mirando hacia los jardines del colegio, a través de los ventanales opacados por la neblina que se disipaba en remolinos.
Dejó caer la sonrisa, cuando entre los jirones blancos la figura de Musa se dibujó con el matiz de un sueño lejano. Estaba afuera, observándolo detenidamente a él y a quien descansaba a su lado. Riven papadeó con fuerza. Lo único que quedaba era el fantasma que comenzaba a esclarecerse en su mente: El franco recuerdo de que alguna vez había sido de Musa.
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En honor al comienzo del Verano (boreal) por fin subo el prefacio de Verano Fugaz. (:
Espero disfruten de este fic medio sacado de onda y que promete ser bastante extenso. Cabe mencionar que es Crack Pairing y SemiAU :D
Por último, mis agradecimientos a quienes han sido mi apoyo y a quienes, con sus consejos, han influenciado los borradores de este fic.
Besos.
Atentamente
Cereza Prohibida