Los personajes de JK Rowling (esos como Severus Snape, Harry Potter, Ginny Weasley y demás, no me pertenecen), por ello declaro que no gano económicamente al escribir sobre ellos. Los personajes originales si son de mi autoría.
Yo ya se el final de Harry Potter and the Deathly Hallows, a quién le interese saber, cómprese el libro y léalo, en mi historia jamás tocaré el tema de ese libro porque sigo mi propia dirección¡por amor a Snape! No faltaba más, así que esta historia será una historia de Universo Alternativo y no habrá spoilers del séptimo libro. Están avisados entonces.
El Dragón y el Fénix: Batalla final.
Prologo
No es una coincidencia que Harriet La Row Potter fuera melliza junto a su hermano Rowen James Potter. No eran realmente gemelos, ambos tenían características distintivas y solo compartían el hecho de haber nacido en un mismo parto, solo los dioses saben que el único destinado a nacer era Rowen. Como un milagro, su madre aquel mes donde fueron concebidos, expulsó dos óvulos y dos criaturas habían sido creadas simultáneamente, en aquellas vacaciones en las que Ginevra Weasley y Harry Potter comenzaban a afrontar su vida como recién casados. No es coincidencia que Harriet naciera de la primera mujer y la menor de los Weasleys así como tampoco que hubiese heredado los ojos de su abuela Lily y su padre Harry. Desde antes de nacer, ella había elegido ese momento para venir al mundo y pasaría una parte de su vida sin conocer esa elección.
Tampoco es coincidencia que Maynard Elias Snape, naciera de Florence y Severus Snape, cuando ambos sabían que debido a las circunstancias, tener otro niño más aparte de su hija Eileen, sería poco apropiado. Florence vivía constantemente huyendo de la justicia y el había regresado a dar clases como profesor en el colegio Hogwarts de magia y hechicería. Entre los dos, pudieron criar a Eileen, pero con algunos fallos y ausencias, dos exmortifagos no son los mejores padres del mundo, aunque hicieron un gran esfuerzo por serlo.
Pero fue algo sobrenatural la manera en que Florence, sin poseer total dominio de sus actos había deseado tanto ese hijo y como aquella noche de luna llena, la pasión desbordo a los dos esposos una vez más, sin precauciones ni resguardo, dando como resultado nueve meses más tarde el nacimiento de un niño que se llamaría Maynard. No es coincidencia que Maynard naciera de la primera mujer y la menor de los Harringtons. Se sabría lo que vendría y justo ahora lo iban a entender. Maynard se había criado prácticamente solo, queriendo mucho a sus padres y sin mucho sentimiento de cómo las familias deberían ser, pero tenía una misión, junto a Harriet y no podrían ser felices hasta que no la cumplieran.
Harriet era estudiante de Slytherin, tenía 16 años y había sido capturada por los neo-mortífagos, consideraba que aquel año había sido muy doloroso. Maynard por su parte era estudiante de Gryffindor y descubría muchas cosas que el desconocía de si mismo, que poco a poco dejaba salir. Había logrado escapar de las garras de los neo-mortífagos y había ayudado a la Orden del Fénix a dar con el paradero de la chica. Ahora ellos reconocían sus diferencias y similitudes. Debían odiarse, tal como sus padres, debían manifestarse desprecio, pero algo resultó ser diferente.
Ya ellos no eran niños, no eran inocentes. Poco a poco se iban a explicar como había sucedido todo. Como habían creído tener el control. Que todo estaba planeado desde hace mucho y que no existen las coincidencias. Que de vez en cuando las pesadillas podían desaparecer momentáneamente dando paso a la realización de los sueños y fantasías más profundas.
Por un momento el miedo dejó de tener lugar y el tiempo no existía. Donde todo dio como resultado el descubrimiento de un nuevo sentimiento indescriptible sin nombre aun. Que pasaremos a los hechos y posteriormente a las explicaciones. Porque todo tiene un comienzo y un final, siendo este el principio del final. Luego de la resurrección, la batalla final.
Que no importa ya quién eres, sino lo que llegas a hacer. No importa tu familia, ni de donde vienes, ni a quién dices odiar. Porque al final solo el amor te salvará y tu capacidad de saberlo usar. Donde el miedo ya no tiene espacio. Porque a los dioses no les importa si la familia Potter odia a la familia Snape o viceversa, ya que es irrelevante para lo que viene después.
Esa noche, el horror, placer, dolor y euforia se dieron cita, no juntos, sino cada uno a su momento. Dando una lección valiosa. No más agonía, aun falta mucho por vivir. Es aquí donde comienza.
Capitulo 1: Siente
Harriet Potter estaba desnuda en la bañera esperando el momento, esta vez respiraba profundo, gemía de dolor. Había muchos rasguños en sus brazos y una cicatriz en su costado. En una de sus piernas, había una herida honda, que se pudría lentamente y que parecía estar infectada. Respiraba con dificultad y cerró los ojos humedecidos por las lágrimas. Le dolía todo, la piel enrojecida la sentía al rojo vivo y sus labios sangraban. Maynard Snape sostenía una cacerola humeante, un líquido hirviente y con mucho valor, se acercó a ella.
- Hazlo, hazlo o será peor. – Dijo Harriet jadeante sin fuerzas. –No me dejes agonizando en este dolor. ¡Hazlo!
- Lo siento. – Dijo Maynard fríamente conteniendo el aliento. Vertiendo sobre Harriet el líquido viscoso y caliente. Harriet gritó del dolor con mucha intensidad. Maynard arrojó la cacerola a un lado y retrocedió, sentándose en el inodoro algo asustado. Harriet lloraba intensamente sin consuelo. Cada poro de su piel ardía en llamas, estaba siendo quemada viva por aquel líquido.
- Todo va a estar bien, todo va a estar bien. – Dijo Maynard cerrando sus ojos y dándose cuenta que Harriet no volvió a gritar más, de repente se había calmado y el vapor seguía saliendo de la bañera donde ella se encontraba. No tuvo el valor para asomarse, su corazón palpitaba a mil por hora. Su padre había realizado aquello algunas veces, pero él nunca había tenido que presenciar aquella medida tan desesperada para salvar una vida. Harriet ya debía estar muerta, pero había sobrevivido agonizante oculta en el sótano de aquella casa, en aquel pueblo fantasma donde todos habían muerto calcinados.
- ¡No debiste sobrevivir y lo hiciste! – Dijo Maynard abriendo sus ojos de nuevo. – Tienes mucha suerte últimamente. Harriet, di algo.
- ¿Dónde estoy? – Preguntó Harriet hundida en la bañera. Su voz sonaba algo débil, pero sin dolor.
- En lo que una vez fue el pueblo de Cobham, condado de Surrey. – Dijo Maynard. La puerta del baño se abrió y tres magos se asomaron preocupados.
- Escuchamos gritos. – Dijo un joven mago temblando de miedo. - ¿Cómo se encuentra la chica?
- Aparentemente bien. – Dijo Maynard. – Aun no he visto si sus heridas sanaron.
Maynard se aproximó hasta la bañera y sin mirar a su ocupante cerró las cortinas, abriendo la regadera. Aun respiraba algo asustado, agitado. Los magos se miraban entre si.
- Ha sido muy arriesgado Snape. – Dijo Johnson, un mago de color bastante alto y elegante. – Pero has salvado a la chica.
- ¿Cómo sucedió esto? – Preguntó otro de los magos sin dejar de mostrar su asombro. – Pensé que la joven Potter iba a morir.
- No lo se. – Dijo Maynard avanzando hacía los magos. – Mañana podremos irnos. Harriet, debes bañarte y enjuagarte piel, luego vístete. Te esperaré en la habitación para examinar las heridas.
Harriet no respondió, pero la regadera seguía sonando. El sonido del agua quedó atrás cuando los tres magos y Maynard abandonaron el baño.
- Ella no se encuentra bien. – Dijo Dylan. – Nosotros haremos guardia en la entrada de esta casa. No sabemos si algo o alguien aun andan rondando por allí, esta noche será larga. Snape, creo que ahora que el peligro ha pasado para la joven Potter, puedes ocuparte de ella. No abandones esta habitación y cuida de ella.
- Si. – Dijo Johnson. – Aun debemos preparar la jornada de mañana. Partiremos temprano antes del amanecer. Corremos peligro si permanecemos aquí.
- Bien. – Dijo Maynard, el peligro había pasado. Cerró las ventanas y cortinas. Los tres magos salieron de la habitación, cerrando la puerta. Maynard sacó su varita y se sentó a esperar en uno de los sillones. Luego de aproximadamente media hora escuchó como la puerta del baño se abría. La regadera se había detenido unos minutos antes. Una chica de cabello húmedo y rostro asombrado se asomaba envuelta en su túnica rota y dañada. Al mirarla a los ojos, se sintió aliviado.
- ¿Todo bien? – Preguntó Maynard mirando sus ojos.
- No lo se. – Dijo Harriet avanzando descalza hasta acercarse al joven Snape. Estaba reducida y sus ojos se observaban algo hundidos llenos de tristeza. El verde de sus ojos lucía algo apagado.
- ¿Qué ocurre? – Maynard sabía que algo atormentaba a la chica, lo sentía.
- El quiere que yo sea como él. Quiere que deje de sentir, me está haciendo como él y no se si pueda evitarlo. Extirpó mis deseos maternales, me quitó a mis hermanos y a mi abuelo. Me separó de mis padres y sigue tras de mi. ¿Por qué yo?
- Eso es algo que pronto deberíamos saber. – Dijo Maynard. – Algo oscuro se ciñe sobre nosotros sin duda. Debemos ser fuertes.
- Vi como todos murieron. – Harriet recordaba con repugnancia los hechos de la tarde anterior. - Era una lluvia, de color rojo fuego, casi naranja, el humo salía de sus poros. Los vapores ahogaron a los que se refugiaron bajo techo y todos murieron calcinados, con las pieles al rojo vivo y deformados. Gritaban del dolor por aquella lluvia asesina y antes de huir. Pero yo no sentía nada, y la lluvia no me lastimó. ¿Por qué¿Hay una maldición sobre mí?
- El quería que así sucediese.
- Estaba allí parada en medio del camino, siendo mojada por la lluvia asesina, sin perecer. Uno de ellos conjuró una docena de dardos venenosos. La lluvia no me hizo daño, pero los dardos me debilitaron, me volvieron fría y me causaron delirios. Vi muchas cosas, hasta que decidí ocultarme en aquel sótano. ¿Cómo me curaste?
- Un bezoar pulverizado en agua hirviente. Simple pero doloroso, con un resultado satisfactorio. – Dijo Maynard respirando profundamente. – Mi padre ha recurrido a esas medidas para salvar a algunas personas, no muy buenas personas, pero eso es parte del pasado.
- Sentí mi cuerpo en llamas y desde sentir la poción hirviente, no sentí más dolor. Pero ahora no siento mi cuerpo¿estoy realmente viva? - Dijo Harriet sentándose en otro sillón frente a Maynard. Con su varita, Maynard prendió el fuego de la chimenea ya que comenzaba a hacer algo de frío. Harriet tenía una mirada perdida.
- Estás viva. – Dijo Maynard. – Pasará algo de tiempo hasta que vuelvas a estar en dominio de tus sentidos. No puedo creer que estés viva. Pensé que no volvería a verte – Dijo Maynard con voz de alivio. - ¿Cómo hiciste para no morir?
- No lo se… - Dijo Harriet, mientras su cabello goteaba agua y sus manos pálidas frías se sujetaban al sillón.
- Déjame verte. – Dijo Maynard. – Debo ver tus heridas.
Harriet se levantó de nuevo lentamente, avanzaba poco a poco. Alzó un poco su túnica y le mostró a Maynard su pierna, algo herida pero lucía mejor que momentos antes. Tardaría unos días en sanar completo, pero ya el peligro había pasado. Maynard se acercó y se arrodilló, miró detenidamente su pierna, y aun asombrado por el poder de aquella poción sencilla y drástica que su padre le había enseñado y que nunca había utilizado hasta aquella noche. Aproximó sus manos y tocó la superficie de su piel, comprobando que el ligero hematoma que rodeaba la pierna de Harriet sanaría pronto.
- Esto ha sido asombroso. – Dijo Maynard mirándola arrodillado. - ¿Y tu costado?
Harriet dejó caer la túnica y desabotono lentamente la parte de arriba, con mucho cuidado dejó abierto solo un lugar donde Maynard podía apreciar la cicatriz que tenía en su costado.
- Te quedará una cicatriz en las costillas. Como a mí. – Dijo Maynard observando la herida que había cerrado bastante, pero aun le faltaba sanar y evidentemente una cicatriz quedaría. Asombrosamente, los rasguños de sus brazos y cara, habían desaparecido. Se levantó a observarla detenidamente y apenas quedaban unas pequeñas marcas que mejorarían con el tiempo.
- Gracias… - Dijo Harriet suspirando algo tensa.
- Es impresionante. – Maynard observaba con atención sus manos y sus brazos. Al tocarla nuevamente, sintió un impulso eléctrico entre él y su piel. Harriet algo perturbada aun se abrazó al joven Snape, permanecieron unidos alrededor de cinco minutos.
- Algo o alguien quiere que aun sigamos vivos. – Dijo Harriet mirándolo a los ojos. – Hemos tenido suerte, no lo hubiéramos logrado solos. Tengo miedo aun¿Volveré a sentir? Quiero dejar este frío atrás y que el sol vuelva a calentarme la espalda. Quiero sentir y vivir… siento que mi alma está congelándose cada día y que hoy debí haber muerto, hemos desafiado a la muerte.
- Quizás hemos cambiado el rumbo de la historia. – Dijo Maynard mirándola de nuevo. – Pero debemos hacerlo, mientras seamos libre de hacerlo. Mañana regresaremos a Londres, iremos en escoba. Seremos discretos para evitar que nos perciban. – Dijo Maynard explicándole, pero notaba que aun estaba a una corta distancia de la chica. Harriet tenía una mirada sombría.
- Volveremos a Hogwarts… nadie creerá que aun estamos vivos. Yo pensé ayer que iba a morir, que más nunca vería a mis padres, a Rowen, a mis amigas… a ti. Maldita sea, mientras agonizaba en la oscuridad pedí un ultimo deseo. – Harriet estaba temblando frente a él.
- ¿Cuál deseo? – Maynard la seguía de cerca, no podía alejarse ni acercarse más.
- Verte por última vez. Para sentirte. Para caer en tus brazos una vez más. – Dijo Harriet precipitándose un poco sobre él. Nunca habían estado tan cerca de besarse como aquella vez y aunque ya antes lo habían hecho, Maynard parecía dispuesto a prolongar el juego el mayor tiempo posible.
- Nuestra situación ha quedado intacta. – Dijo Maynard. – Quiero que sea así…
- Nosotros… ¿existe un nosotros? – Dijo Harriet, sus ojos comenzaban a perder la tristeza y un brillo reemplazaba.
- Aquí estamos una vez más, pero no será la última vez que nos veamos. – Dijo Maynard respirando sobre ella, percibiendo su aroma húmedo ya que aun su cabello escurría agua de la regadera y sus manos estaban frías, tomándolas lentamente.
- ¿Y si esta fuera la última vez? quiero que te quedes conmigo hasta el final. – Dijo Harriet a punto de sucumbir en la boca del joven Snape.
- Voy a quedarme contigo. Hasta el final. – Dijo Maynard inmóvil.
- Quiero comprobarlo Maynard, quiero saber si aun puedo sentir, quiero despertar de esta pesadilla a tu lado. – Dijo Harriet suspirando - ¿Podrías ayudarme?
"Is that you doing that to me
With your stare…
Maynard la observó detenidamente unos segundos, ella sentía que sus manos sentían de nuevo, despertaba lentamente, el calor se apoderaba de sus manos y se extendía por todo su cuerpo. ¿Cómo era posible que Maynard lograra tan solo eso con una mirada? Un calor agradable que se expandía en toda la habitación. Sin moverse y sin tocar la varita, la puerta de aquella habitación se cerró con seguro. El fuego de la chimenea creció mucho más.
Era el momento de dar el primer paso o retirarse para siempre. ¿Quieres sentir? Acércate al festín. ¿Quién daría el primer paso para el contacto físico? Aquella conexión no se iba a perder tan fácil y parecía duradera, al menos en aquella noche. Harriet decidida, pasó una de sus manos lentamente por la mejilla del chico que ya no se encontraba tenso, sino más bien, comprobando placenteramente el efecto magnético que su mirada tenía en la chica. Su cabello era grasoso y negro, sus ojos grises le dominaban y seducían, aquel primer contacto se sentía demasiado bien y él también despertaba de aquella pesadilla, ya no estaban en Surrey, estaban lejos y solo ellos dos existían en ese momento.
…I feel the temperature start to rise
And I
Really take it from there…
Maynard se acercó un poco más, la sujetó suavemente por la espalda, sin vacilar ni decir una palabra la besó en los labios lentamente, apasionada e intensamente. Como nunca antes había besado a ninguna de sus chicas, sin dejarla respirar, conteniendo el aliento e introduciendo su lengua en su boca. Y su boca sabía diferente, sabía a gloria mezclada con euforia.
Harriet sabía que esto vendría, inmersa en las emociones que sentía, oh si, sentía de nuevo y los últimos días habían quedado atrás. No recordaba sus heridas, ni el ataque, ni el haber estado tan cerca de la muerte, simplemente vivía aquel momento y no había un después, ni un antes, solo podía sentir y para eso había nacido. Maynard la aprisionaba contra la pared, pero ella nunca antes se sintió tan libre como aquel momento, él la acorralaba sin necesidad ya que ella no iba a huir.
El la besaba mientras acariciaba su cabello húmedo, y bajaba con su cuello donde sentía la yugular palpitando fuertemente, su pecho explotaba en temperatura y su cintura parecía una invitación a seguir hasta las últimas consecuencias. Estaba sobre ella como lo había deseado desde ¿siempre?
¿Como no se había dado cuenta antes?, estaba allí para él solo, mientras ella rodeaba su cuello con sus manos y lo acariciaba atrayéndolo hacía él, apartando su boca de sus labios, besando su cuello, mordisqueando su oreja y susurrándole.
…I start to press my skin to you
I'm craving it
I'm feeling you…
¿Aquello había sido un error¿Qué seguiría después de aquello? Ellos antes habían jugado, besándose, pero nunca de esta manera, ni con la facilidad de perder el control como ahora. Harriet mostró sus talentos, lo hizo retroceder sin decir una palabra, mientras empujaba su pecho y el sujetaba su cintura, en lo que parecía una danza frenética. Si ella hubiera sabido un año atrás que esto sucedería, le parecería una locura y a él algo improbable.
Maynard retrocedió hasta tropezarse con el sillón, sentándose en él haciendo que la chica se sentara en sus piernas mientras lo acariciaba cada vez con menos inocencia y colando sus manos bajo la túnica del chico. Aquella sensación parecía una montaña rusa de emociones, el vagón iba hacía la cima y cada vez con más velocidad. Ninguno de los dos parecía querer detenerse, sin pensar en las consecuencias, ni en las pesadillas, ni en sus familias.
En pocos minutos, las túnicas de ambos yacían en el suelo, estando tan solo vestidos de su ropa interior y de aquella pasión irrefrenable. Ella ya no era Potter, porque cuando el la desvistió pasó a ser simplemente Harriet e iba a ser suya aquella noche. Cuando el fue desvestido por la pelirroja, era solamente Maynard sin tomar en cuenta si se apellidaba Snape, ya que él estaba dispuesto a complacerla y hacer realidad sus más alocadas fantasías.
…Will you relieve me fast?
Feast your eyes on my display…
Precisamente, tenerla sobre él era algo que no se daría todos los días y un deseo desesperado por perdurar aquel momento lo invadió, estaba desnuda frente a sus ojos, no había necesidad de ser odioso ya que ella se le había revelado tal como era, desnuda de inhibiciones, desnuda de todos sus temores y desnuda de cualquier disfraz, era autentica.
Los ojos verdes de Harriet ya no lucían tristes sino radiantes, su cabello rojo como el fuego parecía más desordenado que nunca, pero ante los ojos Maynard, aquel era un festín que sus ojos disfrutaban a cada segundo, haciendo que el vagón de aquella montaña rusa subiera con rapidez en dirección a la cima, todo iba lento, pero a la vez tan rápido que tenían la impresión de que el tiempo no existía, aun así aquello no había comenzado realmente.
Harriet se sentía a salvo, nadie podría quitarle puntos o mandarla a detención, aquello que se sentía tan bien y sin un poco de culpa. Donde a medida que avanzaba, la tentación la hacía ceder y no había vuelta atrás. Aquella línea delgada entre la cordura y la irracionalidad, se iba disipando y el placer tomaba cada célula de su cuerpo y transpiraba por cada poro de su piel. Su respiración entrecortada ahora era una manifestación de lo que estaba por venir. Ella estaba debajo de él, mientras el la calmaba con sus caricias y atreviéndose cada vez a más, llegando más de allá de lo permitido y cruzando el limite del placer mezclado con la locura.
…Take control
Fall over me
Cover me in ecstasy…
Aquello era éxtasis para los dos. Maynard estaba sobre ella, y nunca había visto a una chica como Harriet entre sus brazos, tan frágil y tan fuerte, a quién deseaba como a nadie y a quién quería solo para él. Por quién sería capaz de ir al infierno y regresar, a quién seguiría hasta el fin del mundo. Se dio cuenta que no solo con ella lograría satisfacer los deseos y placeres desbordados de su cuerpo, sino también como una necesidad espiritual que se extendía más allá de los confines de la Tierra, que recién había descubierto por primera vez y que no quería terminar tan rápido, tenía la sensación de estar vivo por primera vez en toda su vida.
El magnetismo entre sus cuerpos era evidente. El momento había llegado por fin, luego de la espera que parecía haber sido desde el momento de nacer. Y estaban tan bien conectados, que solo se miraban. El vagón aun le quedaba un trecho para llegar a la cima, pero iba cada vez más rápido.
- ¡Maynard¡Maynard! – La chica imploraba sin remedio. - ¡No te detengas!
- Harriet… no me pienso detener. – Dijo Maynard algo agitado cubierto en sudor, ya que el frío hace un buen rato que había quedado atrás. Concentrándose lo más que podía, era la primera vez que lo hiciera y no sería la última.
…Let me ride to heaven
Let me feel the swelling
Oh let me concentrate…
- ¡Maynard! – Harriet gemía levemente.
- ¿Qué tan lejos quieres llegar? – Preguntó Maynard sobre ella sin poderse detenerse.
- Hasta el cielo, déjame conducir hasta el cielo, déjame sentirlo… quiero sentirlo. – Dijo Harriet perdiendo la cordura. - ¡Maynard, no te detengas!
- Se lo que hago – Dijo Maynard cerrando sus ojos. – Harriet… Harriet, si. Eres mía.
- No dejes que acabe… – Harriet ya no sentía el control de ella, y sentía como el tren de aquella montaña rusa estaba en la cumbre. Sin apartar su mirada de él, sentía que convulsionaba, era dolor, mezclado con placer, una descarga de adrenalina. El chico, apenas podía respirar. Fue entonces que ella comprobó plenamente que en efecto, podía sentir.
Nunca había apreciado lo satisfactorio que se sentía poder sentir, y más aun todos sus sentidos conectados en un solo acto: visión, el olfato, tacto, audición y gusto. Mientras que Maynard saboreaba la gloria una vez más, donde la montaña rusa comenzaba su paseo hacía el vacío y todo iba mucho más rápido. Era una descarga que le hizo estremecer.
…I can feel it
When I taste
Like the wind
I breathe
Crawling inside of me baby
Oh oh oh…
- ¿Puedes sentirlo? – Preguntaba Maynard mientras le susurraba al oído. – Dime que se siente.
- Puedo sentirlo, puedo probarlo… es como el viento. – Harriet le costaba respirar. Aquel momento le había dejado hipnotizada. Respiraba una vez más con dificultad y su pecho se inflaba. – Extendiéndote dentro de mí.
Maynard cayó a su lado, sin poder evitar saborearla una vez más, besándole su frente, aspirando su aroma inconfundible que ahora era su favorito. Besando su cuello, besando una vez más sus labios. Ella estaba a su lado, le miraba con una sonrisa cálida, mientras el joven de cabello rojo cerraba sus ojos conteniendo sus emociones.
…Now's the time for you to let go of
All your inhibitions…
Ya no había inhibiciones entre ellos, el la tenía entre sus brazos. Mientras ella le acariciaba, como si aquello fuera natural en ellos desde siempre. El la volvió a mirar, mientras sonreía maliciosamente.
- Es la primera vez que me pase algo parecido. – Dijo Maynard. – Por eso no contarás a nadie como me has visto perder el control hoy. Ni las cosas que hemos hecho.
- No, ni siquiera las que vamos a seguir haciendo. – Harriet le besó otra vez. – Se ha sentido tan bien, tan…
- ¿Satisfactorio? – Maynard completó la frase. – Vaya que si.
…We can do this one more time
With a little
Tease and conversation…
- ¿Cómo ha sucedido esto? – Preguntó Harriet.
- No se, pero deja que recupere mis fuerzas. – Dijo Maynard.
- ¿Puedo preguntarte algo? – Harriet le miró a los ojos y el se sentía devastado y encantado por su mirada. Peligro y calma, pasión y sentimientos. Eso significaba Harriet para él.
- Ya lo has hecho. – Dijo Maynard con calma.
- ¿Qué tanto…?
- Es mi primera vez Harriet. – Dijo Maynard sin dejarle terminar. – Has tenido el privilegio de desvirgar al hijo menor de Severus Snape. Por más que parezca increíble, es verdad.
- No vuelvas a mencionar a tu padre mientras estemos en la cama, no me parece apropiado. – Dijo Harriet abrazándolo. – Acércate a mi otra vez.
- ¿Lista? aquí vamos de nuevo. – Maynard le acariciaba el abdomen suavemente.
- Ya lo estoy, desde siempre. – Dijo Harriet levantándose, sentándose sobre él y calentando aquel ambiente de nuevo, ella ahora tenía el control. – Mírame, no quites tu mirada de mí. ¿Qué se siente?
- Como si me derritiera de tan solo verte, pero al mismo tiempo que soy más fuerte y que debo tenerte. – Dijo Maynard observando a la pelirroja sobre él.
- Así es. – Dijo Harriet en aquella danza frenética. – Así, así debería ser.
…Watch the way my body moves
Feel the rhythm melting you
Mmm this is how it should be…
- Si, una vez más. – Decía Maynard cerrando sus ojos y respirando rápidamente. – Si, así es…
- No…te… detengas… ¡Maynard! – Dijo Harriet antes de comenzar a aullar sin cesar. De cómo el sonido de su voz jadeante, hacía que Maynard se sintiera aun más incitado a continuar.
- ¡Harriet! – Dijo Maynard sonriéndole. Mientras se encaminaban juntos de nuevo a la subida de aquella montaña rusa de sensaciones y emociones.
- Quiero que aprendas como gritar mi nombre, una vez más. – Dijo Harriet, mientras el chico le miraba con malicia y deseo. Faltaba poco, ella le dominaba, ella le pertenecía y eran uno solo, aquel acto que era como un instinto natural recién encontrado y experimentado. Hasta la ultima chispa, sin poderse detener, apenas pudiendo respirar, queriendo gritar, sabiendo que era bueno aquello que acababan de descubrir, sabiendo que era maravilloso.
- ¡Eres mía Harriet¡Eres mia! – Decía Maynard con deleite sonriéndole. – Lo serás por siempre.
Crawl over you
I'll dominate
Your destiny
I'll be your faith
I will be your fantasy
Let me ride to heaven
Let me feel the swelling
Oh let me concentrate
I can feel it
When I taste
Like the wind
I breathe
Crawling inside of me oh baby
Oh oh oh
If I've fallen in love with the soul
If I've fallen in love with myself
I'll take it all in one time
I can feel it
Oh, aquella noche tenía sensaciones mezcladas, algunas inducidas pero otras incontrolables. Pero nuestra historia, no empieza aquí, sino varios meses antes. Una vez que entres será muy difícil poder volver atrás. Todo tiene una explicación. Acércate y verás.
No tardes mucho tiempo en abrazarme, hemos esperado tanto tiempo y es hora de que escuches mi historia. ¿Cada cabo será atado¿cada misterio resuelto?... averígualo, porque las explicaciones te esperan.
¿Qué había sucedido realmente entre Maynard Snape y Harriet Potter¿En que se había convertido el mundo para albergar tanta hostilidad y horror¿Cómo iba a terminar todo esto?
Cuatro meses antes….
Mucho revuelo y disgusto había causado el nuevo artículo que Dolly Tanem-Skeeter había escrito sobre la familia Potter. El verano recién comenzaba para los mellizos Potter y el quinto año había quedado atrás. Lo que apareció en la revista corazón de Bruja en la mañana del cumpleaños de Harry, hizo enojar mucho al mismo Harry y su familia.
LA FAMILIA PERFECTA, NO ES TAN PERFECTA. Por Dolly Tanem-Skeeter.
Cómo salido de un cuento de hadas el matrimonio Potter vive en el Valle de Godric junto a sus cuatro hijos. Dos de ellos atienden a Hogwarts, y los otros dos aun están muy pequeños para entender que su padre es famoso por derrotar al mago más tenebroso de todos los tiempos. Harry Potter es un hombre de 40 años, que vive la vida tranquilamente a pesar de que nada es perfecto como muchos podrían pensar. Aun es recordado por haber sobrevivido a una maldición imperdonable siendo un bebé, sus días rebeldes en Hogwarts y de su heroísmo al detener con tan solo 17 años al mago más perverso que haya existido. Su esposa afronta la tragedia de haber perdido a su padre y a uno de sus bebes, mientras que sus hijos han hecho camino por su cuenta.
"Ha sido muy doloroso perder a mi padre y a mi hijo, por ello me distraigo y soy adicta al trabajo" – Nos ha dicho Gimmebra Weasley-Potter en exclusiva. – "Quiero pensar que es toda una pesadilla".
Rowen James, es el retrato de su madre, con los mismos ojos cafés y el mismo temperamento inquieto. Es bastante aplicado en sus estudios y fue nombrado como prefecto de su casa Gryffindor en Hogwarts, hecho que se vio opacado por la intromisión de un profesor quién designó a su hijo Marcus a pesar de las negativas.
"La fama nos ha enseñado a mi hermana y a mi, que las cosas pueden ser bastante difíciles. La gente no nos conoce, pero nos juzgan. Nadie sabe lo que se siente ser como yo, a veces solitario y a veces incomprendido".
Por otro lado Harriet La Row, guarda más semejanza con su padre, con ojos verdes pero con un cabello rojo escandaloso, rebelde y desordenado que seduce a muchos chicos en Hogwarts. Sus notas no son malas, pero su mayor interés es la moda y los chicos. Ha tenido muchos romances, el primero con Marion Taylor su compañero de casa de Hufflepuff, así como Marcus Snape, Dan Henriquez y Christian Valdemarr. Su ex mejor amiga Martha Macinsale, aun se niega a hablar de lo sucedido por el amorío que Harriet tuvo con su novio Marcus, muchas fuentes confiables afirman que Harriet ha sido un dolor de cabeza por sus costumbres arrogantes y por ser bastante caprichosa. También le gusta saltarse las reglas y busca ser el centro de atención casi siempre que puede. Ella misma declara: "No soy amante de la atención, aunque es bastante bueno cuando te dan reconocimiento por tus buenas acciones. Soy un poco rebelde e incomprendida, mi padre siempre nos enseñó a ser humildes y sencillos, pero muchas veces cuando eres una persona como yo, es imposible que ciertas reglas para personas normales se aplique. Soy extraordinaria."
Los pequeños Greg y Myriad, ya tienen asegurados las escobas exclusivas Silver Ray 2040, además de una fortuna al igual que sus hermanos. Su padre siendo uno de los jugadores de Quidditch más exitosos y además un héroe contra las Artes Oscuras. Greg tan solo de siete años nos cuenta: "Mi papá es el mejor, mi madre también. Mi papá es un heroe y merece ser tratado como un Rey". Sin duda, el egocentrismo es algo que se hereda, mientras que Gimmy Potter-Weasley, esposa de Harry admite que le gusta perderse en las últimas tendencias de diseñadores actuales de bolsos y que de vez en cuando excede su cuenta de galeones al no poder evitar comprarse la mejor de las túnicas.
"Me ha ayudado a olvidar la muerte de mi padre. Nací en un hogar pobre y algo miserable. Este cambio de vida ha sido fabuloso e impresionante, poder tener todos los hijos que quieras y poder pagarles todo. Gran error que mis padres cometieron, traer más hijos de los que podían alimentar. Fui la menor y sufrí carencias. Mis hijos son la prioridad, cuidar a Harry también."
- ¿QUE DIABLOS ES ESTO? – Rugió Harriet Potter cuando el artículo llegó a sus manos. – Yo no he tenido todos esos novios, ni soy seguidora de la moda y las tendencias de… ¡ARGGGGGGH!
- Yo no soy un solitario. – Dijo Rowen molesto.
- Dolly Tanem-Skeeter, se ha excedido. – Dijo Harriet arrugando el periódico.
- ¿Cómo se atreve a insultarnos así? – Ginny estaba molesta mientras Greg y Myriad jugaban cerca con algunos tacos mágicos voladores.
- Voy a hablar inmediatamente con ella. – Harry se levantó y desapareció por la Chimenea.
FIN DEL CAPITULO
Aquí viene la última parte de esta historia. La respuesta de muchas interrogantes. Se vienen muchas cosas. Espero sus opiniones, un saludo para todos. Esta es la continuación de Ojos de Dragón y con un nombre más apropiado.
La canción de este capitulo, citada en los párrafos se llama "Feel it" y es del grupo canadiense Jakalope.
