Los personajes de Bleach no me pertences, son de Tite Kubo.


Urahara sabía que no saldría vivo de esta. La mirada de una felina Yoruichi sólo se lo garantizaba.

Tragó saliva. Nunca pensó que las cosas llegarían tan lejos. Sí, sabía que iba a recibir su merecido por traer a ella consigo. Pero nunca creyó que Yoruichi en verdad se enfadaría tanto.

—Kisuke… Dime, ¿quién crees que soy? —le preguntó ella, marcando cada palabra con un acento aterrador.

—Yoruichi-san, no se moleste. Si es por la comida, le juro que ella no le quitara nada.

La mirada de Yoruichi cobró un brillo amenazante.

—Además, yo necesito compañía femenina en la casa—continuó, sin percatarse de su compañera.

—¿Y yo no cuento, Kisuke? —le espetó ella, mientras afilaba sus garrar.

Él no sabía que responder. Si decía que sí, seguro su amiga le obligaría a sacar a ella de la casa. Y si decía que no, su cara terminaría destrozada. Yoruichi lo había acorralado.

—Pero Yoruichi-san va y viene. Ella es estable. Y Yoruichi-san permanece la mayor parte del tiempo en forma de gato…

Como reacción automática, la Shihõin volteó a ver a esa.

—¿Y me dirás que con esa hay diferencia, no?

—Eiko-san es tal y como debe ser.

Yoruichi la examinó más detenidamente. No tenía nada en especial para que su amigo se fijara en ella: pequeña, pelo castaño y unos ojos dorados. Había visto más lindas —incluyéndose—. Talvez era porque ella parecía frágil.

—Y es muy cariñosa, además. Me besa cada vez que puede —agregó Urahara, como si la pena de muerte no fuera suficiente.

Yoruichi notó el extraño uso que su amigo le daba a la palabra "beso", pero se limitó a ver a Kisuke a los ojos. Sin más, se convirtió en mujer, frente a los ojos de los dos presentes. Se hubiera detenido a ver la cara de Urahara, pero tenía un propósito. Se acercó al hombre del sombrero, quien intentaba por todos los medios mantener su vista en los ojos de Yoruichi.

—Listo, soy una mujer, estoy en casa y—antes de que Urahara pudiera decir cualquier cosa, ella lo besó, como si fuera la cosa más normal del mundo—te besé. ¿Puedes sacarla de aquí, Kisuke?

Él la miró, luego sonrió. —Si no te conociera, Yoruichi-san, diría que estás celosa.

—En tus sueños.

Él pareció meditar la decisión por algunos segundos. Luego vio a la pequeña que se estaba quedando dormida en el hospital. No podía abandonarla. Se había encariñado demasiado en tan poco tiempo.

—Lo siento, Yoruichi-san. Eiko-san se queda. ¡Alégrese! Será una gran compañía.

—Kisuke…—pronunció cada letra con un tono que parecía marcar una condena.

—Yoruichi-san, tengo una última petición antes de mi inminente muerte —dijo con un tono sarcástico. Ella sólo se le quedó viendo.

Él la besó.

—Esa no fue una petición, Kisuke-tonto.

—Creí que le daría un poco de lástima y me dejaría con vida —le contestó mientras abría su abanico.

Ella sonrió con burla mientras volvía a su forma gatuna.

—Ganaste, por ahora, Kisuke. —le dijo mientras salía por la puerta.

—¡Gracias, Yoruichi-san! —le gritó.

En el sofá, la pequeña gatita emitió un leve maullido.


N/a

Dios... esto es una bazofia. Pero en fin, una bazofia de mí para Pame :3

Sé que debería estar escribiendo las continuaciones, pero hacer esto era, un tanto, "necesario". ¡Mi primer fic en el fandom de Bleach! Me siento realizada. Sin más, saludos.