Disclaimer: Soy rubia, inglesa, millonaria y mentirosa compulsiva.


Se encontraba perdido en la inmensidad de un hermoso bosque, repleto de flores, pequeñas cascadas, riachuelos, y pequeños insectos. No sabía que hacia ahí, pero ese lugar lo llenaba de paz.

—¿Cariño?

El chico se volteo dispuesto a ver quien lo había llamado, aunque esa voz la reconocería en todos lados.

Una chica le sonreía a tan solo unos metros de distancia, que poco a poco se fueron reduciendo hasta que la tuvo entre sus brazos.

Él la apretó contra su cuerpo, aspirando su aroma, gravando cada gesto de ella en sus recuerdos.

—¿Estás bien? —cuestionó ella colocando una de sus manos en la mejilla del muchacho. El asintió, para luego perderse en los ojos achocolatados de la muchacha, aquella que estaba en sus sueños cada noche sin falta.

—Hermione… —susurró él para luego levantar el rostro de la chica con delicadeza y aproximarse a posar sus labios sobre los de ella.

—Harry… Harry, ¡HARRY!

Harry Potter abrió sus ojos asustado, mirando a su alrededor, su mejor amigo estaba frente a él sonriendo burlonamente.

—Pensaba que nunca te despertarías, generalmente Ronald es el dormilón —escuchar eso le basto para terminar de espabilar, detrás de su mejor amigo se encontraba Hermione Granger, novia de su mejor amigo y dueña de todos sus sueños.

—Yo también te quiero, cielo —dijo el pelirrojo sarcásticamente mientras pasaba uno de sus brazos por la cintura de la chica.

—¡Bien! Basta de tonterías, se nos hace tarde —exclamó la chica mientras empujaba a Harry hacia el baño— ¡Apresúrate! —y con ese último grito lo dejo encerrado en el baño, bueno no encerrado, ustedes me entienden.

El chico se vio frente al espejo y sonrió, un chico de ojos verdes, cabello azabache rebelde y una cicatriz en la frente le devolvía la sonrisa desde el espejo. ¡Por fin había llegado el dichoso día! Era hora de dejar su cómodo apartamento muggle a las afueras de Londres para dirigirse a la casa vacacional que los Longbottom le habían prestado, en la costa de Irlanda.

A tres años del final de la guerra, el trió dorado quiso darse un respiro, por lo que luego de culminar sus estudios (por parte de Harry y Hermione) habían decidido mudarse al mundo muggle por un tiempo. Alegando que a Harry le haría bien.

Neville y su esposa Hannah había adquirido esa casa como herencia de parte de Augusta la abuela de Neville, pero como Neville había comenzado a trabajar en Hogwarts no tenían mucho tiempo para vacacionar, así que el trió dorado estaría un tiempo por allá disfrutando de la paz y tranquilidad que se merecen.

Ron y Hermione habían comenzado a salir días después de la Batalla de Hogwarts, él no podía estar más feliz por ellos, incluso el también estuvo saliendo con alguien, Ginny Weasley, la hermana de su pelirrojo amigo, pero habían tenido que dejar la relación hacia ya más de un año por el trabajo de la chica como jugadora de las Arpías de Holyhead. Al principio Harry se veía altamente contrariado al respecto pero con el tiempo se podría decir que lo superó.

Así que ahora vivía con sus dos mejores amigos, haciendo mal tercio (como le gustaba decirle George Weasley) pero no se la pasaba mal, de hecho a comparación a sus años de estudiante, se la pasaba de maravilla, de no ser porque últimamente le había dado por soñar con su castaña amiga, y había notado el renacer de aquella bestia verde que llevaba tanto tiempo dormida cada vez que veía a sus amigos compartir muestras de afecto.

No sabía a qué se debía, pero tenía que controlarlo. No le podía gustar Hermione, el amaba a Ginny, y Hermione a Ron y el a ella. ¿Verdad?

En fin, basta de torturarse Harry. Y con ese último pensamiento salió del baño, dispuesto a pasar ¡las mejores vacaciones de su vida!

Continuará.


Bien esto es lo que mi muso(?) me ha traído, espero que sea de su agrado y me lo notifiquen en unos lindos reviews... si no les ha gustado pues... DEJEN UN REVIEW.