Viernes por la tarde, el inicio de vacaciones y Kurama ya se encontraba en su habitación, acostado, esperando a que sus padres llegaran de trabajar. Tras esperar un poco más llaman a la puerta -¿Shuichi?- dice suavemente Shiori.
Kurama se levanta rápidamente –Adelante, madre.- Shiori abre la puerta y entra al cuarto. Ambos se sonríen.
Kurama se sube una vez más a su cama pero esta vez en lugar de acostarse se sienta en medio de la cama colocando una pierna sobre la otra, mientras tanto Shiori toma la silla del escritorio de su hijo y la pone a manera de que quede frente a la cama del chico, una vez la silla en su lugar la señora se sienta.
Su hijo le había dicho que quería hablar con ella en privado cosa que la preocupo mucho ya que apenas hace unos meses el chico se había atrevido a contarle su mayor secreto, y ella tenía mucho miedo de que se pudiera meter en algún asunto siniestro y no volver a saber nada de él.
-Bien. ¿Qué es lo que quieres contarme?- dice en un tono preocupado.
Kurama mira fijamente a su madre –Estuve hablando con mi padre sobre la Universidad y el trabajo en la escuela… - Shiori se tranquiliza un poco al escuchar a su hijo hablar sobre la universidad – Y pensamos que podría ser mejor que no asista a la Universidad y me dedique a trabajar en su empresa. –
-No- responde secamente su madre. Sin duda lo que su hijo le acababa de decir era casi tan malo como el tener que irse quién sabe cuántos días a una peligrosa misión.
Kurama había pensado que su madre lo tomaría con calma y como siempre le permitiría hacer lo que él quisiera –Muchas gracias, me hace muy feliz que a….- antes de que pudiera terminar de dar las gracias su cerebro pudo descifrar el rotundo "no" que le dio su madre. –¿No?- pregunta confundido.
La cara y voz de Shiori muestran una total decepción –Mira- cierra los ojos –He dejado que hagas muchas cosas pero esto que quieres hacer no lo puedo permitir- Abre los ojos y dirige su mirada hacia su confundido hijo –Sé que el trabajo que te podemos ofrecer en la empresa será muy bien pagado y que de todas maneras un día la empresa pasará a ser tuya y de tu hermano, pero no puedo dejar que simplemente quieras dejar los estudios – sonríe un poco – Además estoy segura que tú estarías mucho mejor en el campo de la medicina o la biología-
Kurama suspira -¿Hay algo que pueda hacer para que cambies de opinión?- Kurama empieza a hacer algunas caras raras, así como si quisiera estornudar.
-No. No hay nada. Esa es mi última palabra- Observa un poco extrañada las extrañas muecas que hace su hijo. -¿Te sientes mal?- se levanta de la silla y se acerca a la cama. -¿Shuichi?-
El gesto que parecía terminaría en un gran estornudo se detuvo y ahora más bien parecía que el chico iba a caer desmayado. Shiori se acerca rápidamente a él para evitar que se golpeara la cabeza contra la pared cuando una extraña neblina comenzó a rodear el cuerpo de su hijo. A pesar de que la niebla se extendía sobre el chico lentamente no pasó mucho tiempo hasta que su cuerpo desapareciera completamente dentro de la niebla. Shiori, preocupada, solo pudo observar y esperar.
-¿Shuichi?- pregunta desesperada –¿Shuichi?- La niebla comienza a desaparecer y la mujer no puede ver señal alguna de su hijo.
Finalmente la niebla desapareció en su totalidad dejando ver a un pequeño bebé dormido, y vestido con un pequeño mameluco azul adornado con la cara de un lindo perrito. Shiori parpadea repetidamente, completamente asombrada. No había duda ese bebé era su bebé, Shuichi.
Tras el asombro Shiori no podía hacer otra cosa más que observar a su lindo bebé. Shiori estaba tan entretenida observando al bebé que muy apenas alcanzó a escuchar que su esposo estaba llamándola. Antes de bajar con su esposo y su otro hijo, acomodo al pequeño bebé en medio de la cama que se encontraba pegada a la pared y coloco algunas almohadas en el borde de la cama y algunas sabanas bien dobladas a los pies de la cama para así evitar que el bebé cayera al suelo mientras ella iba a atender a sus otros familiares.
Shiori bajo, ve a su esposo y a su hijastro, ambos cargando una pequeña mochila.
-¿Dónde está Shuichi?- pregunta el señor.
Shiori trata de esconder su nerviosismo –Platicamos un poco y después se quedó dormido. Siento mucho que no pueda bajar a despedirlos.-
El señor Hatanaka se sorprendió un poco al escuchar que habían hablado -¿Entonces te habló sobre la Universidad?-
Shiori le lanza una mirada de culpa –Sí. Cuando regresen de con tu madre tendremos que hablar, tú y yo, acerca de eso- se acerca a la puerta que es en dónde ya se encontraba su esposo e hijo –Mientras ustedes dos tengan una linda semana- se despide dándoles un tierno beso en la mejilla a cada uno.
Shiori espero a que el auto arrancara para poder tomar el teléfono que se encuentra casi a la entrada de la casa. Después de haber sonado tres veces le contesta una vieja voz.
-¿Maestra Genkai?- pregunta Shiori.
-Así es ¿Quién habla?-
-Buenas tardes, maestra. Habla Shiori, la madre de Shuichi. Siento mucho tener que molestarla pero algo raro le ha pasado a mi hijo.-
-¿Algo raro, exactamente qué le pasó?- pregunta extrañada de que si paso algo raro porque es que es la señora Shiori quien pide la ayuda y no Kurama.
-Creo que es mejor que usted lo vea personalmente. ¿Le molestaría si voy hoy mismo a su templo?-
-No, no hay ningún problema. Solo que no estoy sola, los demás muchachos han venido a pasar un tiempo aquí en el templo. Yo soy quien espera que a usted no le moleste eso- Genkai habla con mucha tranquilidad, por el tono calmado de Shiori puede suponer que no pasa nada realmente malo con el pelirrojo.
-Por supuesto que no. Supongo que mientras más personas relacionadas a lo que le pasó mejores opiniones de cómo solucionarlo, ¿no?-
-Muy bien. Entonces la espero-
Ambas mujeres cuelgan casi al mismo tiempo.
Shiori corre al cuarto de su hijo y lo observa dormir tranquilamente.
