¡Bienvenidos a la tercera temporada de Duelo Legal!

Los disclaimers son los mismos que en las anteriores entregas.

Espero seguir estando a la altura de las expectativas y no defraudar en el intento. Agradezco de antemano la lectura y los reviews que pueda recibir, siempre tan energéticos para seguir adelante con fuerzas renovadas capítulo a capítulo.


#DUELO LEGAL III: ACECHO#

1. Cada loco con su tema

Acechar:

1. Observar con atención y con cautela a alguien sin ser visto. Aguardar.

2. Amenazar.

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Hospital. Entrada la noche.

Saga ya había guardado en una bolsa de deporte casi la totalidad de sus pertenencias. A la mañana siguiente le daban el alta, y el fiscal ya no podía recontar con más exactitud las horas que faltaban para ello.

Esa misma tarde Shaka le había traído una muda casual con la que poder vestirse cómodamente en el momento de saborear la primera bocanada de una nueva vida, regalada por el destino o arrebatada al siempre incierto porvenir.

Shura hacía rato que se había dirigido a su casa con los nervios a flor de piel y cubierto con las terribles dudas que le asaltaban a la hora de elegir un atuendo adecuado para una cita que esa noche sí...esa noche deseaba llevar un paso más allá.

Kanon aún se había quedado un rato más, haciendo tiempo para acudir a "The Wyvern's Cave" para ayudar a Rhadamanthys a sacar adelante la noche. Hacía días que Kanon suplía con más o menos éxito la falta de Valentine, que todo lo que no tenía de espabilado al tiempo de encarar su vida, lo tenía de rápido y eficiente desempeñando las labores tras la barra.

La última cena con sabor a penicilina fue servida alrededor de las siete de la tarde, y Saga se congratuló a sí mismo el hecho de haber protegido de la vista de Kanon el panecillo y la manzana que acompañaban un plato de verdura sin sal y un pedazo de merluza hervido sin ninguna gracia. Ahora debían correr las nueve de la noche, y su estómago empezó a rugir de nuevo, momento en el que descubrió su secreta despensa armada con instinto de ratón y dio buena cuenta de ella.

En la acolchada silla-mecedora asentada al lado de la cama, Shaka había caído rendido. Saga se sentó sobre el articulado catre con soltura, aunque todavía sintiendo latigazos y punzadas de dolor en pleno pecho, dónde la extensa cicatriz seguía bordándose. Con avidez acabó con la manzana, obviando el informativo de deportes que retransmitía la televisión pre-pago y centrándose exclusivamente en el dormido rostro de Shaka a su lado. Su mano vaciló un instante antes de claudicar ante la urgencia de prestar devoción a quién descansaba cerca de él, pero finalmente se deslizó por su frente, apartando con delicadeza los rubios mechones que cubrían la velada mirada. Shaka suspiró profundamente, pero fue necesario escuchar la voz de Saga susurrando su nombre para regresar de vuelta al mundo de los sentidos despiertos.

- Saga...me...me he quedado dormido...Lo siento...- Se disculpó Shaka, apoyándose con ambas manos en el reposabrazos para erguir un poco su posición.- ¿Qué hora es?

- Pasadas las nueve.- Respondió Saga sin dejar de observarle.- ¿Por qué no vas a casa y duermes como es debido? Hace días que no necesito compañía por las noches.

- Lo sé, pero no creo que allí duerma mejor que aquí.- Shaka le devolvió la mirada, forzándose a mostrar una sonrisa que le costaba horrores acudir a sus labios.

- Pues quizás si me cuentas todo lo que ocurre consigues descansar mejor...- Le invitó Saga, tomándose el turno de ser él el apoyo de Shaka.

- No...espera que estemos en casa, tranquilos...

- Aquí estamos tranquilos, Shaka. No hay nadie en la cama contigua.

- Pero es que todo es un tanto...delicado...

Shaka seguía resistiéndose. Una parte de él aún temía los ataques de ego y soberbia que sufría Saga de vez en cuando, pero descubrir la mirada afable y conciliadora del gemelo, acompañada de unas palabras redactadas con una suavidad lejana y casi olvidada fue crucial para comenzar a relajarse lentamente.

- Intuyo que durante el proceso te inclinaste del lado de Kanon, ocultándome información que a él sí le ofreciste...

- Yo sólo_

- Escúchame, por favor. No te reprocho nada.- Le cortó Saga, tranquilizándole con la recién adquirida calma.- Comprendo que tu sentido de la justicia te guiara hacia lo que creíste más adecuado...Es más...tú mismo me advertiste de mi error, aunque en su momento mi ambición no quiso escucharte...

- Yo solamente actué como creí más correcto.- Se justificó Shaka, rindiéndose a un espontáneo acto reflejo.

- Lo sé.- Saga suspiró profundamente al tiempo que Shaka bajaba la vista sin saber muy bien qué decir.- Kanon y yo hemos hablado bastante estos días. Más de lo que hicimos durante los últimos meses, y a pesar de seguir siendo un tremendo capullo me ha abierto lo ojos en muchos sentidos. Aquí he tenido mucho tiempo para reflexionar...para aprender a valorar todo lo que tengo y que tanto he despreciado últimamente.- Shaka había alzado su azul mirada de nuevo, perdiéndose dentro del profundo verde mar que adornaba los ojos de Saga.- Kanon me ha pedido que me una a él para desentrellar muchas intrigas, y también deseo ayudarte a ti...más que a nadie, Shaka.

- Nunca he pretendido traicionarte, Saga...- Avisó Shaka, sintiendose a punto de empezar a derrochar toda la rabia y temores que le dibujaban una ojeras difíciles de ignorar.

- Cuéntame todo lo que te carcome...Necesito saberlo todo para poder actuar en consecuencia una vez salga de aquí...

- Está bien...- Dijo Shaka, exhalando un largo suspiro por la nariz al tiempo que se medio cruzaba de brazos sobre el colchón.- Todo empezó con Valentine...

- Vuestro practicante en el Instituto Forense...

- El mismo...

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Piso de Marin y Aioria

El juicio de Ikki había terminado, Thane se hallaba en libertad a la espera de saber nuevos avances sobre la reapertura de su caso y Regulus por fin se había dormido.

Por fin porqué el pequeño apenas seguía unos horarios marcados después de la llegada de su padre. Su infantil cabecita aún no comprendía que Aioria no volvería a desaparecer por tiempo, y la excitación que le asaltaba hacía que se amarrara a él como una garrapata imposible de arrancar.

Pero esa noche Marin al fin había conseguido hacerle dormir a una hora más decente y habitual.

En el comedor Aioria se encargaba de descorchar una botella de vino tinto. La cena estaba servida, preparada íntegramente por él, y Marin demoró su aparición el tiempo suficiente para conseguir que la amada voz de Aioria la reclamara a su lado. Y entonces llegó el momento que ella tanto había deseado. Su silueta se personó en el umbral del salón, apagando la luz y adornando la repentina oscuridad con una vela que la siguió desde la habitación.

Aioria la observó con intensidad, descubriéndola apoyada coquetamente contra la puerta, sosteniendo la vela de forma que las voluptuosas curvas de su cuerpo se intuyeran bajo la picardia que envolvía el conjunto de lencería fina que finalmente hallaba fecha de estreno.

Aioria sonrió al tiempo que un nuevo apetito despertaba dentro de él, y acercándose con decisión hacia su juguetona esposa, cambió la vela por una copa de vino, tomándola de la mano y acercándosela hacia su pecho. La vela halló asiento sobre la mesa, y Marin probó el vino sin apartarse de Aioria ni un ápice. El apuesto soldado hizo lo mismo, y cuando el sabor de la sangre de las uvas hubo impregnado sus paladares, ambos agradecieron que la cena que les debería esperar un rato más ya fuera servida fría.

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"The Wyvern's Cave"

La noche se había presentado menos movida de lo esperado, por fastidio de Rhadamanthys y alegría de Kanon, que empezaba a notar el cansancio de un día muy largo. Aún no había llegado la hora estipulada de cierre, pero aprovechando la desaparición del Wyvern dentro del almacén y la marcha del último grupo de amigos previo pago de sus consumiciones, Kanon se apresuró a sellar la entrada a cal y canto.

Finalmente llegaba la soledad en el pub, y cuando Kanon regresó sobre sus pasos, la mesa de billar le llamó insistentemente la atención. Sin tener predisposición a insertarle ninguna moneda, Kanon tanteó la apertura de la cascada de bolas propinándole unos sonoros golpes al costado que las cobijaba, desesperando a Rhadamanthys de mil maneras distintas. La caja de cervezas llenas aterrizó con descaro sobre la barra, y con el mismo descaro el Wyvern increpó a Kanon.

- ¡¿Pero qué haces?! ¡Lo vas a romper!

- Oye, Rada...Trae la llave para desbloquear ésto. Me apetece echarte una partida.- Le ordenó Kanon, luciendo su infalible sonrisa.

- ¡Aún no hemos cerrado! - Exclamó Rhadamanthys, al mismo tiempo que, por desagrado empresarial, iba dándose cuenta que allí ya no quedaba nadie más que ellos dos.

- He cerrado cuando se han ido esos chavales.- Le informó Kanon, que ya se había hecho con un taco.

- ¡¿Y con permiso de quién, si se puede saber?! ¡Tú no mandas aquí! - Exclamó el Wyvern, saliéndose de la protección de la barra.

- ¡Joder, Rada! ¡Me apetece celebrar que hoy he conseguido evitar la cárcel a un inocente! Vaaaa...una partida. Y déjame ganar por una vez...

- Ni hablar.- Le informó Rhadamanthys, que se descubrió a sí mismo con la llave maestra en la mano, dispuesta a complacer a su amigo y amante.- Como buen inglés que soy sabes que no me vas a ganar...

- Y sirve una copa de ese whisky tan bueno que tienes...- Ronroneó Kanon contra el cuello de Rhadamanthys al pasar por su lado en busca del mejor taco.

- No tengo Balvenie aquí. Y de los que hay sólo tolero un poco el Jack Daniel's...

- ¡Pues que sean dos copas de Jacky! A mí me da igual.- Sentenció Kanon, apoyando su espalda contra una de las altas mesas que rodeaban el billar, deleitándose en lo fácil que le era convencer de casi todo al Wyvern mientras éste se apresuraba a cumplir su segunda petición.

- No me vas a ganar, Kanon...sé que lo sabes.- Le advirtió Rhadamanthys, acercándose a él con las dos copas.

Kanon la tomó en su mano y las ansias de un nuevo cigarrillo acudieron a él, pero las desechó rápidamente. Otras ansias más urgentes también hacía rato que clamaban ser complacidas, y al fin y al cabo, un cigarrillo siempre sabe mil veces mejor después.

El Wyvern agarró la tiza y con gestos sumamente profesionales la pasó por la punta del taco, todo ante la picarona mirada que Kanon no podía dejar de verter sobre él.

Las bolas ya habían sido colocadas en posición sobre el tapiz, y las ganas de Rhadamanthys para demostrar por enésima vez quién mandaba sobre la mesa de billar no se hicieron esperar.- ¿Rompes tú o lo hago yo?

- Usted mismo, sir...

- Te lo he avisado. Toma asiento que no tocarás ni una bola durante toda la partida.- Dijo el Wyvern abalanzándose sobre el tapiz consiguiendo imprimir sobre su cuerpo un aspecto tremendamente sensual.

- ¿Has pensado en que quizás pueda distraerte y hacerte fallar? - Preguntó Kanon andando hacia él con toda la mala intención del mundo, arrastrándole la camiseta espalda arriba con ayuda del extremo del taco.

- Kanon...No voy a caer. Están las cámaras de seguridad grabando...- Avisó Rhadamanthys sin poder evitar comenzar a experimentar cierta excitación.

- ¿Qué cámaras? Yo no veo que funcionen...- Informó maliciosamente Kanon, fingiendo mirar las pequeñas bolitas apostadas por todo el techo con exagerada atención, consiguiendo que el Wyvern alzara la vista en busca de alguna señal que le avalara el hecho de contradecir sus palabras.

- Serás cabrón...las has apagado...- Se quejó el Wyvern, incorporándose para mandar una mirada de reproche a Kanon ante tanta iniciativa tomada sin permiso.

El taco del inglés cayó al suelo. Kanon ya se había olvidado del suyo y las bolas corrieron hacia cien direcciones distintas para dejar espacio a la espalda de Rhadamanthys contra el tapiz.

No había cámaras. Sólo la sugerente canción de Muse, "Time is running out", amenizando el momento.

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Restaurante del centro

Shura había sido incapaz de hablar de temas que no fueran del ámbito profesional. Al ayudante del fiscal le costaba un mundo y medio hablar de él en clave más personal, y Phantasos optó por seguirle el juego, hablándole de mil anécdotas ocurridas en la Comisaría que Shura solía frecuentar, desvelándole en total anonimato centenares de filias y fobias que asaltaban a todo el personal.

Alguna tímida carcajada había osado escapar de los labios del sobrio español, y cada vez que su mirada recaía sobre el bello rostro de su acompañante, más ansias sentía de conocerla más y más.

La proposición había sido pulida pero clara: acudir a por una última copa en cualquier lugar que les pudiera ofrecer unas horas de intimidad.

La contra-propuesta hecha por la sensual psicóloga resultó más incisiva: ir directamente a casa de Shura y así no temer por el deber de fingir y aparentar.

La respuesta de Shura, inesperada y fastidiosa: su casa no se abría a casi nadie. No hasta pasada una cuarentena bastante extensa de conocimiento y la adquisición de plena confianza fuera superada.

El plan a seguir de Phantasos acababa de fracasar. En ningún momento hubiera esperado que Shura fuera tan difícil de acceder, pero ahora no podía echar la misión al traste por un contratiempo mal calibrado. Si se retiraba, seguramente perdería la poca confianza que se había ganado. Si accedía, solamente debería perpetrar un encuentro íntimo que posteriormente le abriría las puertas de unas paredes que algunos interesantes detalles debían esconder.

Esa noche tan sólo cabría perpetrar un rápido encuentro sexual en un hotel. Un paso más en su misión, y nada más.

Shura no podía gustarle. Por éso había pasado la noche evitando perderse en la elegancia de sus modales y en la profundidad de sus rasgados ojos.

Y Shura no iba a gustarle.

El inminente sexo sería sólo eso...

...Un paso más...

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Estudio de Valentine

Las curas que le habían aplicado tanto Shaka como Mu parecían ir surtiendo su efecto sobre el maltrecho cuerpo de Valentine, pero el muchacho no había pegado ojo en dos días.

Acudir a la Comisaría y desembuchar toda la mierda que se había tragado durante meses no le calmó el corazón. Únicamente sirvió para que recayeran sobre él unos cargos que en unos días debería evaluar un juez en uno de los conocidos "juicios rápidos". El chaval todavía no tenía abogado, y la única solución que se presentaba viable ante sus pelados bolsillos se llamaba Kanon.

Tontamente, como siempre hacía con todo lo importante que concernía en su vida, había decidido dilatar la decisión de aceptar el abogado de oficio que se le asignaba, temiendo tanto su nombre como el odio que ambos se profesaban con estúpida razón.

Y estúpidamente Valentine estaba convencido que desde el momento de su declaración, alguien le observaba.

O no tan estúpidamente como él deseaba creer.

Las llamadas que recibía en su móvil durante las últimas veinticuatro horas provenían de un número oculto. Nada más que una pesada respiración se escuchaba a través del aparato, y cuando su voz se quebraba reclamando algún tipo de identificación, la llamada se cortaba.

Y para más terror sobre su alma, todavía no se había atrevido a desplegar el papel que le esperaba en el suelo, justo al lado de la puerta.

No sabía cuando había llegado éso allí. Sólo sabía que la última vez que entró en su estudio éso no estaba.

Valentine ya no podía soportar más tanta soledad y tanto pavor gobernando su herido cuerpo y alma, y su última decisión fue desesperada: llamar a quién siempre había estado a su lado en busca de urgente y desesperada ayuda.

Pero Rhadamanthys no contestaba...

#Continuará#


Esta es la introducción a la nueva etapa, un poco fragmentada. Espero que os haya gustado y me ilusionaría saber si así ha sido.

¡Saludos y abrazos para todos los que seguís aquí!

¡Mil gracias a todos!