¡Hola! Bueno, aquí dejo esta nueva historia. Aviso desde ahora que no esta revisada por lo que si encuentran algun error o muchas fallas, por favor disculpen. Solo nació de mi necesidad de apartarme un poco de mis obligaciones por lo que aprovechando mi primera hora libre frente a una computadora en mucho tiempo me decidi a escribir algo y aunque mi intención inicial era finalizar el capítulo de mi otra historia. Termine escribiendo algo muy distinto. Espero les guste

A quienes siguen Mi pasado y Mi futuro. Ya estoy saliendo de todo lo que me tenía ocupada. Asi que lo mas probable es que la semana próxima ya vuelva a actualizar


Las manos le temblaban mientras trataba una y otra vez de cerrar la valija, que las últimas dos horas la mantuviese ocupada. Estaba listo, no podía seguirlo retrasando sin correr el riesgo que su ropa se desarmara. Cada pieza había sido desguindada, doblada, estrujada, colocada y retirada tantas veces que ya ni siquiera estaba segura de lo que portaba. Pero de eso se preocuparía luego de arribar a su destino, por los momentos lo importante era lograr reunir las fuerzas suficientes para llegar hasta él, sin intentar cambiar de rumbo… o escapar en el camino.

-Flashback -

-¡Qué yo qué!

-Srta. Granger ¿me está gritando?

En otras circunstancias Hermione Granger se hubiese ofuscado, preocupado y quizás hasta desvanecido al comprender que se había atrevido a chillarle nada más y nada menos que a su jefe, el Ministro de Magia. En ese momento en cambio, la reacción de este solo logro irritarla… ¡si, le gritó, era cierto!... pero tenía un motivo bien importante, este acababa de informarle que sus múltiples esfuerzos, su entrega devota al trabajo, recibía la más cruel de las gratificaciones: un viaje directo al infierno… con quien consideraba si bien no el diablo, un demonio bien aventajado como anfitrión particular.

Aun así sabia que debía mantener las apariencias, respirar profundo… y tratar de negociar.

-Lo siento Sr. Ministro, pero es que… la verdad creo que debe escoger a otra persona, en estos momentos estoy rebasada de trabajo, tengo… tengo el caso…

-Otro se encargara

¡Maldición! Hermione observo al hombre que se encontraba tras el escritorio justo frente a ella. La manera como había interrumpido sus palabras y despachado las mismas solo le decía que estaba decidido, bueno… ella también lo estaba.

-Si, podría… pero nos retrasaría. Es más fácil que yo me haga cargo de los casos del que usted escoja, porque… disculpe mi falta de modestia, pero es de conocimiento público que acostumbro a realizar el trabajo en la mitad del tiempo que el resto, y ahora que…

-Srta. Granger, la decisión está tomada. Lamento darle la noticia de esta manera tan apresurada, pero dado el repentino fallecimiento del Sr. McLaren y la imposibilidad de reprogramar la misión que tenia encomendada, nos hemos visto obligados a acudir a usted, a quien él mismo indico en nuestras múltiples reuniones como su asistente más destacada – El Ministro guardo silencio y Hermione supo que era para que su último comentario la hiciera sentir alabada. No lo logro. – Se que conoce las leyes mágicas como pocos y podría arriesgarme a afirmar que hasta mejor que yo, de hecho su jefe lo decía. Debe entender además, que se ha dedicado mucho tiempo en seguimientos e investigaciones para saber la seriedad y fines de los embajadores y las distintas naciones, ahora ha llegado el momento de enviar a nuestro mejor negociador y este solo puede ser alguien que este empapado en el tema tanto como usted que ha trabajado en el mismo por meses, lo está. Por eso es la indicada para sentarse con ellos y buscar el mayor provecho para nosotros sin levantar dudas o sospechas sobre nuestras reservas, al fin que fuimos uno de los primeros países en apoyar la unión internacional de Magia… Mas eso no nos frenara de escoger solo los pactos que nos convengan, no deseamos asociaciones indeseables.

-¡Pero eso me llevara meses! – Exclamo Hermione perdiendo la compostura. Al instante trato de controlarse, aunque no era fácil… no cuando aun contra su voluntad comenzaba a asumir la derrota - Tendría que reunirme con los Ministros, embajadores, comerciantes… - ¡Bingo! Fugazmente la esperanza brillo en su mente - eso, ¡comerciantes!... a diferencia del Sr. McLaren yo solo conozco de bases jurídicas, pero de negociaciones de ese tipo no… por lo menos no más que las legislaciones que las rigen, ¿Cómo voy a reconocer una trampa o la desventada de un trato si…

-Srta. Granger – La interrumpió el Ministro - Aunque no acostumbro hablar de los fallecidos, mucho menos de los que fueron mis amigos, me siento obligado a aclarar el hecho de que el Sr. McLaren tampoco tenía conocimientos sobre el tema. – El hombre se permitió una pequeña sonrisa triste y Hermione se pregunto si estaba recordando alguna historia o suceso en específico - Precisamente, ese es el otro motivo por el que nuestro investigador es tan importante. Proviene de una casta de hombres de negocios y como tal, sabrá aconsejarla de la manera adecuada, al fin que sus propios beneficios futuros dependerán del resultado de los acuerdos que usted logre. – De pronto su voz se volvió se torno extremadamente seria - Y quiero dejarle claro que él goza de mi absoluta confianza, conozco sus pasadas desavenencias pero no deseo que eso nuble su juicio.

Desavenencias… ¡Merlín! Sin duda era la definición más incompleta y diplomática sobre su "relación" que hubiese escuchado jamás. Hermione se hundió en la silla, mientras inconscientemente se mesaba el cabello, mitad frustrada y el resto avergonzada. No había escapatoria. El Ministro conocía la razón por la que no deseaba ir (la cual no hablaba muy bien ni de su madurez ni de la valoración y prioridad que otorgaba a su trabajo) y le importaba un comino, total, que eran años de maltrato y odio injustificado contra su persona, ante los beneficios de esos contratos y asociaciones para el mundo mágico.

-Podrían por lo menos reconsiderarse los detalles… de la estadía – dijo de pronto. Aceptando de manera tacita su destino (Que otra cosa podía hacer ¿renunciar? Ni pensarlo) pero tratando en lo posible de minimizar el impacto del mismo

-Srta. Granger… – un suspiro cansado enmarco las palabras del hombre y Hermione supo que su paciencia se estaba agotando – No estoy acostumbrado a dialogar y razonar mis órdenes, pero dado lo irregular del caso decidí darle la información personalmente y no por medio de terceros o un memorándum. Sabe mejor que nadie que las acciones a seguir están planeadas de esta manera. Se quedara allá porque es la única forma que tenemos de que funcione y si usted permitiera que la razón y no la obstinación guiara en estos momentos sus pensamientos, no tardaría en comprenderlo. Cuenta con solo tres semanas antes de la primera reunión y en estas tiene que estudiar y comprender los dieciocho meses de investigación que ha realizado su ahora compañero. Además claro, de establecer sus vías de acción, dado lo cual ambos deben sentarse y basado en los conocimientos de cada uno decidir cómo proceder en cada ocasión - El Ministro se reclino en su asiento y observo a Hermione por unos segundos, claramente estudiándola, luego suspiro y miro hacia la ventana – También está al tanto de nuestra intención de resguardar a nuestro negociador de posibles intentos de sobornos, manipulaciones o algo más escabroso que eso. Y ese lugar es la mejor opción. Hace años su dueño desapareció de la vida pública y se desconoce el paradero, es más, el mismo está protegido por un hechizo fidelius – suspiro nuevamente y dirigió su mirada hacia ella - Lograr su apoyo en este punto me ha tomado meses de conversaciones y ha cedido solo porque están en juego muchos de sus intereses personales. Él no está más deseoso que usted de compartir su espacio, pero tampoco acepto entregar la totalidad del material recopilado y quedarse a un lado.

Por los siguientes minutos la oficina permaneció fundida en un total silencio. Hermione trataba de colocar los pensamientos en orden, en medio del caos que era su mente en esos momentos. Las palabras del Ministro la bombardeaban desde varios francos. Claro que estaba consciente de todas esas cosas, pero es que antes cuando no estaba involucrada, lo veía todo de manera distinta, ajena. Hasta había llegado a verle el lado positivo y porque no decirlo divertido, al imaginar las discusiones y arrebatos que los caracteres de su jefe y su compañero de misión producirían. Pero ahora no se reía... no podía hacerlo.

¿Hace cuanto que no lo veía? La pregunto centelleo en su mente siendo incapaz de responderla. No recordaba con exactitud. Habían pasado siete años desde la guerra y aunque sabía que en una u otra ocasión su imagen se cruzo frente a ella, lo único que tenía claro es que desde los últimos tres años eso no ocurría y solo porque periódicos, revistas y cotillas llevaban la cuenta del tiempo que tenia alejado de Londres o por lo menos del mundo mágico, dado que a decir verdad no es que ella lo hubiese extrañado y contara los días para volver a encontrarlo.

-Él no sabe que iré por el Sr. McLaren ¿verdad? – La posibilidad se abrió paso entre el resto de sus reflexiones y aunque Hermione la formulo como una pregunta, bien sabia que conocía la respuesta

-El hombre la miro unos segundos en silencio mientras se ponía de pie.

-No, no lo sabe, pero lo hará cuando usted llegue – dijo a la vez que comenzaba a caminar hacia la puerta de la oficina. Obviando la mueca de horror que se dibujara en el rostro de la joven que lo acompañaba – Como le dije, me tomo meses de conversaciones convencerlo y no los arriesgaría comunicándole un cambio de compañero a último momento. Pero no tema… – se adelanto a aclarar sin darle tiempo a reaccionar a una Hermione, que por su parte se encontraba demasiado contrariada para hacerlo - … al igual que usted, no le quedara de otra que aceptarlo. Al fin y al cabo Draco Malfoy sabía que usted ayudaba al Sr. McLaren y reconoce su valía. Es solo cuestión de que superen el impacto inicial, luego le aseguro que ambos estarán de acuerdo en que el ser asignado compañeros de equipo, es de hecho lo mejor que podía sucederles

- Flashback-

Hermione se dejo caer boca arriba en la cama, justo al lado de la violentada compañera de viaje y desgracias que acabara de lograr cerrar finalmente. Deseo entonces poder tener la misma fuerza y destreza sobre su mente, porque a pesar de llevar todo un día tratando de encarcelar sus temores en una zona aislada y olvidada, estos no hacían más que retornar y atacarla nuevamente.

Lo mejor que podía sucederles… Como para demostrar que era cierto, las últimas palabras del Ministro retumbaron una vez más en su mente. Después de ellas, su cerebro se había oficialmente convertido en un colador, por lo menos en lo referente a las ideas y pensamientos con sentido, porque en cuanto al pasado, bueno, la capacidad de almacenaje y recuperación de recuerdos le pareció desconcertante. Ni siquiera el sorpresivo mensaje de la Directora McGonagall hacia unas pocas horas, había logrado un cambio en su estado de ánimo. Es más, por primera vez no lograba entender la totalidad de sus palabras (mucho menos comprender la razón que la llevo al envió de las mismas), no obstante, por lo menos debía agradecer el que le dieran las fuerzas suficientes para comenzar a empacar.

"Recuerda Hermione, ver más allá de la apariencia y no comparar jamás con el pasado. Te equivocarías al hacerlo, porque un alma puede resurgir gracias a las cicatrices y estas a su vez son capaces de ocultar a todos ese verdadero milagro"… ¿Qué se supone que tenía que pensar ella de eso?... ¿Qué ahora el adorador de la pureza mágica podría no odiarle? ¿Qué a pesar de su rostro adusto, sonrisa despótica y mueca de asco ya no sentía tanta repulsión por su sangre? ¿O quizás, que había sufrido una extraña metamorfosis impulsada por los recuerdos, la vergüenza y una finalmente adquirida consciencia que logro transformarlo en… ¡dios nos libre! una persona agradable?... Un suspiro escéptico broto de sus labios. Eso era tan poco probable como imaginar al perfeccionista y ególatra Malfoy con un cabello fuera de lugar o una postura poco menos que correcta. Aun así, suponía (no de muy buena gana, valdría la pena aclarar) que si deseaba que las cosas funcionaran, debía darle un relativo margen de duda, por lo cual esperaba, que al menos hubiese madurado lo suficiente como para aceptar dedicarse al trabajo, dejando a un lado los problemas y diferencias personales… o en su caso en particular: sus traumas ególatra - existenciales.

La campanilla del reloj de pared que años atrás le regalara el Sr. Weasley retumbo en sus oídos apartándola de sus pensamientos e informándole que el tiempo se agotaba. Apesadumbrada pero sintiéndose al menos un poco más calmada que minutos antes (o por los menos así pretendía creerlo), se dirigió entonces a su escritorio. Ya había escrito y enviado las notas comunicándole a sus amigos y familiares las "buenas nuevas". Claro, tuvo que cuidar muy bien sus palabras en algunas, como por ejemplo la de Ron. La verdad aun no entendía por qué decidió incluirlo entre las personas a quien deseaba informarle su paradero o mejor dicho, la indisposición de conseguirla en su casa u oficina en las semanas, quizás meses venideros. Hacía ya casi un año que terminaran pero por alguna razón se sintió obligada a hacerlo. Además, antes que todo eran amigos (aunque en estos momentos no se hablaran como antes… o en lo absoluto) y sabia que si se enteraba por terceros lo más probable es que terminara en medio de uno de sus ataques posesivos y sin sentido… o tal vez, es que solo quería engañarse, e inventaba esa escusa al fin de mantener una esperanza de que aun pudiera importarle.

Hermione reconoció el rumbo que tomaban sus pensamientos y rápidamente cambio el camino de los mismos, lo único que le faltaba en esos instantes era comenzar a lamentarse porque su vida sentimental luego de tanta espera e ilusiones no había llegado a ninguna parte. Necesitaba ahora más que nunca ser fuerte, así que decidida a sacar todos los otros problemas de su mente, se concentro en el que en estos momentos tenia prioridad… Meticulosamente guardo en su maletín las leyes y artículos que pensó podrían servirle para el trabajo que le esperaba. De ultimo dejo la nota que el Ministro le enviara a primera hora de la mañana informándole la hora en que pasarían por ella, además de las fechas ya establecidas para las reuniones y las referencias de las que aun tendrían que fijar, dependiendo de cómo avanzaran en sus conclusiones, punto en el cual se encontraban resumidas todas sus preocupaciones, ya que claramente para obtener resultados precisaba lograr la colaboración de Malfoy… y que esta se diera sin que en el proceso alguno o los dos terminaran en San Mungo…

...O peor… en Azcaban


-Señor Malfoy… Señor… por favor despiértese… Señor… ¡Maldición Draco! - El hombre que aun se encontraba entre las sabanas, gruño gravemente y dirigió una mirada feroz al anciano que sin ceremonia alguna, había comenzado a tironear el extremo opuesto del cobertor que lo cubría – Sabes que me da igual como me mires o cuanto ladres, levántate de una buena vez, es tarde y tienes que arreglarte para estar presentable…. Señor

-¿Qué coño te pasa? – La pregunta, en un tono ronco que claramente informaba que su dueño aun no se encontraba del todo despierto, retumbo en la habitación mientras este de un jalón recuperaba las cubiertas de su cama. - No, mejor no me lo digas… - rectifico rápidamente, consciente de la costumbre del viejo a las largas y confusas disertaciones - …solo vete a joder a otro lado y déjame en paz.

-¡Ya es hora de levantarse Señor! – Exclamo el hombre a la vez que se encaminaba a la ventana y abría las cortinas dejando colar la luz del sol - ¡De hecho sino se apura le llegara el momento de dormir aun tirado allí!

-¡Maldita sea Gael! – Exploto Draco, cerrando los ojos ante la repentina claridad - Llegue tarde y me acosté…

-Borracho… señor

-… luego del amanecer. – Draco conscientemente paso por alto el comentario, aunque su cuerpo lo tomo muy en cuenta, al instante comenzó a sentir los efectos de la resaca. – Es mucho pedir que no me… - Draco detuvo su perorata y observo a su mano derecha – ¿qué es esa mierda de "señor"? … ¿y por qué coño vistes así?

-Hoy llega el enviado del Ministerio… – respondió el viejo con aire suficiente a la vez que revisaba el estado de su traje. Cuando fijo los ojos nuevamente en Draco, bufo exasperado – No pensaras que con invitados en la casa voy a andar en las fachas de siempre… y en cuanto a lo de señor, la formalidad va con el traje… – sonrió irónicamente –… además, creía que te gustaría, eso no eras lo que me exigiste por mucho tiempo.

-De haber sabido que lo que necesitaba era un saco y una puta visi….

-Igual te hubieses resignado a no escucharlo jamás – le corto el hombre mientras se dirigía a la puerta – Ahora… Señor, vístase. Hace mucho que el sol está en lo alto y falta muy poco para que nuestro ilustre nuevo inquilino llegue…

-McLaren no es más que un imbécil

-…Y merece… – siguiendo su ejemplo de minutos antes el anciano no interrumpió sus palabras a pesar del comentario - … que su anfitrión lo reciba de manera adecuada

-Como si fuera posible… - el susurro aunque bajo fue lo suficientemente claro como para que Gael detuviera su avance y girara hacia él

-Lo es. – Le afirmo, dejando a un lado toda su formalidad ficticia. – Eres un Malfoy… y el único que ha valido la pena en todo ese execrable linaje. Ya es hora que dejes lo que eras atrás… en todos los sentidos y aceptes el Draco de hoy. Si lo hicieras descubrirías que este, el del presente es el que en verdad tiene valor, a pesar de lo que te aferras a creer y la amargura que te empeñas en cargar a cuestas – nuevamente se encamino hasta la puerta pero al tomar el picaporte giro su rostro hacia el hombre que aun lo miraba desde la cama – Ojala dejaras de buscar respuestas en el pasado o en la bebida y comenzaras a hacerlo en tu trabajo, tus logros, lo que has hecho estos últimos años. Reconoce tu valía muchacho, admítela y libérate de comparaciones… a veces las mejores cosas vienen como consecuencia de las peores situaciones.

Por unos segundos los dos hombres se miraron fijamente, uno con ojos llenos de expectativa y esperanza, el otro desbordante de frustración… y aprensión. Al final, el primero cedió y abandono la habitación, sellando la puerta, dejando atrapadas sus palabras en el ambiente y mente de su aun observador. Por los siguientes minutos la amplia estancia se mantuvo en silencio, hasta que este fue destrozado por el lento repiquetear de un lejano pero audible reloj. El ocupante entonces, perdió el hilo de sus reflexiones, recuperando su cordura y acostumbrada afectación, colocando nuevamente las defensas en su sitio, consciente de que en ese día dependería al máximo de ellas… que literalmente estas serian su soporte y salvación.


Subir defensas, bloquear evidencias y minimizar reacciones… Como lo hacías antes… al igual que en Hogwarts.

-¿Llegamos?

-Aun no Srta. Granger, pero solo hasta aquí estoy autorizado a acompañarle.

Hermione observo a su acompañante y luego paseo su mirada alrededor del campo que les rodeaba, mientras digería la información recién escuchada y trataba de mantener su poca estable calma… No se lo esperaba. Si bien desconocía los detalles del traslado (medida de seguridad acostumbrada por el Ministerio… que hasta ese momento le pareció una excelente idea), cuando abrió la puerta de su casa y encontró al Sr. Gustav frente a ella, imagino que el secretario y mano derecha del Ministro sería el encargado de llevarla hasta la final de la trayectoria y no solo a la siguiente parada.

-¿Y ahora? – pregunto fijando su mirada nuevamente en el hombre que la acompañaba, al tiempo que se preparaba para la posible respuesta de la inquietud que pensaba exteriorizar – ¿Vendrá alguien a buscarme?

-No, Srta. Granger. – dijo el hombre a la vez que le sonreía amablemente – Tiene que buscar un traslador que la está esperando. No sé cómo es… – se adelanto a explicar - … pero me aseguraron que se encontraría aquí y que usted no tendría problemas en encontrarlo.

¡Fantástico! Si Hermione no hubiese sabido que era imposible, abría jurado que Malfoy ya estaba comenzando a fastidiarla. Irritada por el nuevo giro que habían dado las cosas, asintió brevemente a la explicación y acto seguido volvió a hacerlo ante la rápida despedida de quien por pocos minutos fuera su escolta. Ya encontrándose a solas, comenzó a buscar el dichoso traslador, tarea nada fácil en un terreno de ese tamaño, pero que por lo menos le hizo concentrarse en algo más que su inevitable destino. Le llevo alrededor de 25 minutos pero al final observo en el lado oeste como algo brillaba tenuemente bajo los rayos del sol… "Al menos pensaron al escoger una jarra de plata y no una bota o cinturón" – pensó sarcástica mientras se inclinaba para recoger el artilugio y se preparaba para la sensación nada agradable que sabia experimentaría, diciéndose que igual esta no duraría mucho, siendo solo al principio y luego todo mejoría.

O eso era lo que creía.

-¡Maldición! – El juramento de Hermione rompió el silencio del lugar donde fue trasladada, luego de que esta, sin ninguna ceremonia y en total violación de cualquier norma del decoro, apareciera y se precipitara al suelo, aterrizando estrepitosamente sobre su espalda - ¡Maldición! – Repitió mientras rápidamente intentaba sentarse, sintiéndose inundada por una mezcla de dolor, rabia y humillación… Sin duda por sucesos como estos prefería las apariciones y odiaba los trasladores, al igual que en esos instantes detestaba al Ministro, Gustav, Malfoy y todos los que tuviesen que ver con ese desgraciado viaje - ¡Malnacidos todos por hacerme pasar por esto!

-Espero que eso no me involucre señora, en mi vida la he visto. Aunque debo reconocer que me será difícil el creerle que es usted el Sr. McLaren.

Hermione, quien hasta ese momento ni siquiera se había preocupado por la posibilidad de estar acompañada, giro su rostro rápidamente hacia el lugar donde provenía la voz, sintiendo al instante como su cuello se resentía por el movimiento. Haciendo caso omiso a la molestia, fijo sus ojos sobre el anciano (basto solo una rápida evaluación a sus cabellos platinados y rostro surcado de arrugas para determinarlo) que se encontraba a pocos metros de ella.

-No, no lo soy… – confirmo mientras introducía su mano en el bolsillo de la capa y aferraba su varita, solo por precaución. Tampoco recordaba haberlo visto antes en el Ministerio u otro lado y por mucho no se trataba de Malfoy… Gracias a dios – … Mi nombre es Hermione Granger y ahora quisiera saber quién es usted y porque esperaba al Sr. McLaren

-Granger… me suena. ¡Ah, Claro! La chica del trío dorado… – Luego de la afirmación, el hombre sonrió cálidamente haciendo que unos ojos verdes centellaran y comenzó a acercarse a ella. Hermione noto entonces que cojeaba pronunciadamente, –…Me llamo Gael y mi jefe espera al Sr. McLaren, el que según teníamos entendido utilizaría ese traslador… pero en cambio llego usted y no estoy muy seguro de cómo actuar en esta situación.

Hermione, quien unos segundos atrás dirigiera la mirada hacia la jarra de plata que señalara su acompañante, guio nuevamente los ojos hasta su rostro. Entonces… ¿ese señor hasta ahora amable trabajaba para Malfoy? Mierda, más importante. ¿Eso quería decir que ya había llegado? ¿Qué se encontraba en sus dominios?

-Todo depende de a quien llame usted Jefe – dijo mientras por primera vez se interesaba por el paisaje que la rodeaba. Era… bueno, parecía el claro de un bosque. Uno hermoso, tenía que reconocer, pero a todas luces inhóspito. – Pero si se trata de Draco Malfoy… – añadió decidida a terminar con lo que vendría a continuación lo antes posible - … lo mejor es que siga con lo que tenía planeado anteriormente… El Sr. McLaren falleció y fui enviada en sustitución para continuar su trabajo.

-Al Señor no le informaron nada – mientras hablaba Gael le ofreció la mano y solo en ese momento Hermione recordó que aun permanecía sentada sobre el pasto

-No hubo tiempo… – respondió desenfadada poniéndose de pie… "ni intención" quiso agregar al recordar las palabras del Ministro – …fue todo de imprevisto y algunos detalles no pudieron concretarse

-No creo que al…. Señor le guste esto... – Gael prosiguió como si no hubiese escuchado sus palabras. Mientras hablaba, Hermione noto que empalidecía brevemente. De pronto se detuvo y la observo unos segundos en silencio, luego se atrevió a agregar –...No, no lo hará.

-Yo tampoco estoy que bailo de la alegría… – dijo sinceramente Hermione. Obligándose a acompañar la afirmación con un encogimiento de hombros, aunque el súbito cambio de actitud del anciano estaba comenzando a intranquilizarle -… pero debo seguir ordenes. Si a su le ofende mi presencia o no me cree calificada, bueno, que se encargue él de informarlo al Ministro.

-Srta... no entiende… no se trata...

-Claro que entiendo Sr. Gael…. – se apresuro a aclarar Hermione creyendo entender la situación. Seguramente el hombre conocía su pasada (y por lo visto aun perdurable) enemistad –…Créame que lo hago perfectamente, así que por favor… lléveme hasta su jefe o tráigalo hasta aquí para terminar con esto. Este no ha sido precisamente mi mejor día, hace poco fue testigo de cómo me ha tratado, así que por favor, no sigamos perdiendo tiempo.

-Gael la observo en silencio por unos segundos antes de asentir finalmente. Luego y sin mucha parafernalia se acerco y recogió el traslador, bajo la mirada de una asombrada Hermione que no lo había visto desactivarlo anteriormente.

-¿En qué momento lo desactivo? – le pregunto a la vez que llegaba a su lado

-¿Yo? En ninguno, no tengo esa habilidad… de hecho, no poseo alguna… – mientras respondía el hombre saco un pañuelo de lino y comenzó a limpiar la jarra de plata, por lo que no vio la cara escéptica de Hermione ni después la mutación de esta a una de asombro – …Soy un squib. Uno con suerte debo agregar, no muchos pueden decir que cuentan con la ayuda y protección de elfos, aun hoy a mi mismo me parece difícil de creerlo. – Como para comprobar sus palabras hizo lo que parecía ser una seña con la mano y al instante la jarra desapareció de entre sus dedos. Giro entonces su rostro hacia la mujer que lo miraba con la boca abierta - ¿Preparada para su encuentro con el Señor Malfoy? – paciente espero el asentimiento – Bueno, entonces acompáñenme… – dijo amablemente mientras le ofrecía su brazo - …según tengo entendido, como guardián debo mostrarle la dirección solo cuando estemos frente a la entrada, y para eso debemos caminar un buen tramo, el jefe se negó a que el enviado apareciera más cerca o que fuese trasportado por los elfos, obligándolo así a recorrer una gran distancia… - suspiro y luego le regalo una sonrisa - …aunque no lo crea en ocasiones puede llegar a ser en realidad un desalmado.

"Que si lo sabré yo… conmigo nunca ha sido algo diferente"… A pesar de sus pensamientos Hermione se obligo a devolver la sonrisa antes de fijar su mirada al frente. Los comentarios de ese hombre habían logrado desconcertarla... y no se refería solo al último… ¡Un Squib!... Jamás hubiese pensado que Malfoy siquiera pudiera querer estar cerca de uno, pero si lo dicho por el Señor ¿Cómo se llamaba?... Ah, si… Gael… era verdad, de hecho debía ser una persona de muchísima confianza para él… de que otro modo podía ser su guardián.

"No comparar jamás con el pasado… Puedes equivocarte al hacerlo"… Un fragmento de las palabras de McGonagall centelló en su mente y Hermione se pregunto si era a esto a lo que se había estado refiriendo… "Bueno, espero que lo sea"… Concluyo, a la vez que comenzaban su caminata, sintiendo como por primera vez en las últimas veinticuatro horas, una pequeña esperanza encontraba cabida en su interior, al fin que si Malfoy había cambiado lo suficiente como para mantener a su lado a un Squib, bien podría haberlo hecho tanto como para trabajar con una hija de muggles… aunque esta fuese al mismo tiempo su ex – compañera de colegio y enemiga publica del pasado. Total, bien que ella tenía que hacer un lado igualmente esas agravantes... y vale… nadie podía decir que no lo estaba intentando.


"Caisteal nan Leannanachd. Escocia"

"Escocia… Así es que aquí es donde…." Los pensamientos murieron en la mente de Hermione cuando frente a ella comenzó a aparecer, lo que rápidamente considero la fortaleza más espectacular que hubiese visto (y en cuanto a castillos conocía muchos, comenzando por Hogwarts). Construido en piedra de color ceniza coronada con tejado grafito, bordeado de bosques y jardines, y con torres tan altas que gran parte de ellas quedaban cubiertas por la densa neblina, no pudo evitar compararlo a los dibujos que poblaban los libros infantiles muggles, esos que contaban historias fantásticas de pobres doncellas y príncipes encantados, donde un escenario como este sería sin duda el lugar escogido para enmarcar el nunca lo suficientemente explotado: "y vivieron felices para siempre"

-¿Qué le parece?

Hermoso…Digno de un rey… y todo de Malfoy… La voz de Gael aparto a Hermione de sus devaneos mentales y le recordó donde estaban y a quien pertenecía tan fastuosa residencia. No era de extrañar que ese hombre se creyera dueño del mundo, lo más probable es que lo fuera por lo menos de una buena parte de él.

-Muy al estilo Malfoy… – dijo fingiendo indiferencia, a la vez que giraba a observar a su guía. Este sonrió al escuchar su respuesta

-¿Lo creé? – preguntó, a la vez que con un pequeño tirón le indicaba que comenzara a caminar hacia la entrada - A mí en cambio me parece todo lo contrario, quizás es la única propiedad que no se asemeja en nada a los Malfoy… y eso tal vez porque ninguno antes de mi jefe quiso ocuparla… – agrego mientras traspasaban un inmenso arco realizado de setos que determinaba la entrada - … solo fíjese y compárela con alguna de las otras casas, esta tiene luz, color… es un castillo y ni siquiera lo rodean murallas, mientras que la Mansión oficial no es más que una cárcel oscura cercada por muros de piedra tan altos y gruesos, que logran apresar en su interior la maldad y parecen surtirse de ella para seguirse manteniendo en pie.

Tenía razón… en todo lo que decía. Hermione observo fijamente al hombre mientras hablaba y lo siguió haciendo hasta mucho después que sus palabras fueran robadas y alejadas por el viento… algo en ellas… quizás la veracidad de sus definiciones, habían llamado su atención y más aun, se encargaron de traer de regreso unos cuantos recuerdos de su estadía en la mansión Malfoy durante la guerra, unos que raramente evocaba despierta, pero que una que otra noche se apoderaban de sus sueños convirtiéndolos en pesadillas… unas muy vividas y cuya remembranza resultaba dolorosa.

-¿Usted estuvo también allá? – pregunto en voz baja, sabiendo que el anciano entendería la dirección en la que se dirigía la pregunta.

-Si… - dijo el hombre sin dirigirle la mirada - … por mucho tiempo y no solo en esa sino en casi todas las casas Malfoy, así que créame que se de lo que le hablo. – al fin giro su rostro y le sonrió - Pero las cosas han cambiado para mi Srta. Granger y en lo posible trato de dejar los recuerdos en el pasado. La vida me sonríe y no tengo el menor interés de sentirme encadenado bajo el peso de las imágenes de todos esos años. – su sonrisa se amplió fugazmente al observar el asentimiento de Hermione. Luego su gesto se contrajo en un semblante de formalidad - Aquí nadie la va a atacar ni violentar de ninguna manera, así que no debe sentir miedo por esa posibilidad.

-No lo tengo… – se defendió Hermione, mas por orgullo que por otra cosa. Bien sabia que estando cerca de de Draco Malfoy la "posibilidad" existía - …además vengo en una misión del Ministerio, estoy más que calificada para cuidar de mi misma y…

-…Esta a la defensiva - concluyo Gael, acompañando sus palabras de un breve asentimiento

-Bueno, si… - dijo Hermione, pensando que no tenía sentido negarlo - … quizás usted no sepa que su jefe y yo, no…

-Srta. Granger… – La voz compasiva del hombre interrumpió las palabras de Hermione - …seré un Squib, pero estoy al tanto de los sucesos de la guerra, de hecho forme parte de la misma aunque como muchos otros no figure posteriormente en las reseñas. Se de sus victorias y también de los padecimientos que vivió en la Mansión Malfoy, pero más importante aún, conozco demasiado bien la cantidad de prejuicios que rodeaban a la familia y eran la base de su supuesta superioridad… así que me es fácil hacerme a la idea de qué tipo de relación pudieron tener usted y mi jefe, como también las razones por las que piensa que hoy en día las cosas entre ustedes no serán diferentes.

-¿Y es que usted no opina igual Sr. Gael? – pregunto Hermione recordando su reacción al saber que ella sustituiría a McLaren – ¿No me dijo que a Malfoy no le gustaría mi presencia?

-Mi reacción no estuvo basada en su persona Srta. Granger… - respondió el anciano con voz calmada a la vez que fijaba su mirada en la entrada principal de la casa - …de venir otro negociante y aunque este fuera sangre pura y un Slytherin, no hubiese sido diferente.

-Eso es difícil de creer

-Imagino que para usted debe serlo, sus opiniones se basan en el Draco Malfoy que recuerda, mientras que las mías se rigen por el comportamiento del actual. – Gael dirigió nuevamente su mirada hacia ella – Le recomiendo Srta. Granger que no permita que los eventos del pasado distorsionen su percepción del presente o su comportamiento y reacciones futuras… Recuerde que todos tenemos derecho a equivocarnos y lamentablemente algunos estamos obligados a padecer los errores y maldades de los otros… – una sonrisa triste se dibujo en su rostro y Hermione se pregunto cuánto tiempo y que cantidad de abusos ese hombre abría soportado - … pero solo unos pocos logran sacar algo bueno de eso y seguir adelante, puedo asegurarle que mi jefe lo ha hecho y me gusta pensar que lo mismo ha pasado conmigo… solo espero que también este sea su caso.

-Suelo pensar que lo es… – respondió Hermione en un susurro mientras internamente, se sentía como una retrograda ignorante que lamentaba por primera vez su falta de interés por la vida de Malfoy en los últimos años. Gracias a ello, desconocía esos cambios y logros que por lo visto hoy en día lo hacían una persona redimida y admirable a los ojos del Ministro, McGonagall y su propio empleado… y un total extraño a los de ella

Y pensándolo bien… eso no le gustaba… no… Ni siquiera un poco


-Lo lamento, pero fui yo quien envié a Hermione Granger a ese lugar y mi decisión es total y absolutamente inamovible.

-Pero…

-Harry, no lo repetiré… y si eso es todo lo que deseabas tratar conmigo y creo que lo es, no tengo más nada que decirte aparte de buenas tardes.

¡Maldición!... Las mandíbula de Harry, ya de por si tensa se volvió de piedra mientras asentía bruscamente y se ponía de pie dispuesto a abandonar la habitación. Por primera vez el Ministro se había negado a apoyarle, a tomar en cuenta su opinión y ahora no tenía la mejor idea de lo que podía hacer para ayudar a Hermione, ya que ni siquiera había logrado sacarle su ubicación

-¡Joder! – Apenas dejo atrás la oficina, su exclamación retumbo en el pasillo correspondiente logrando sobresaltar a los presentes, pero él no se amilano por ello… Que pensaran lo que quisieran al final, igual hablaban de todo lo que hacía… ¡bueno, esta vez solo dirían la verdad!

"Por la repentina muerte del Sr. McLaren, he tenido que tomar su puesto y encargarme de la investigación que desarrollaba en este momento junto a Malfoy. Por esa razón estaré un tiempo indefinido fuera, ya que debemos trabajar en conjunto para crear un plan de acción y estaba decidido previamente que el enviado del Ministerio se trasladara hasta su dirección. Estaré bien, no te preocupes, se cuidarme y defenderme. Te quiere. Hermione"

Harry recordó una vez más las palabras de Hermione y eso no ayudo a mejorar en lo más mínimo su humor. Se las sabía de memoria, resultado habitual pero en él extraordinario que se lograba después de leer la misma nota una y otra vez tratando de encontrar allí algún indicio de lo que su amiga podría estar pensando. ¡Joder… a la casa de Malfoy! Y no a una conocida, ya eso estaba más que confirmado, sino a cualquiera quien sabe donde… lo que lo llevaba a preguntarse si esa mujer obstinada había desarrollado últimamente inclinación por el masoquismo o más claramente a la estupidez.

Seguro que si… y todo gracias a Ron. El pensamiento centelleo en su mente justo en el momento en que alcanzaba la puerta de su oficina. ¡Fantástico! Allí podría patalear por lo menos sin observadores y drenar su frustración antes que esta se convirtiera en la portada de un número especial del profeta, seguramente llamado: "el día que el niño que vivió al fin se arre…" ¡Oh demonios… a quien quería engañar! Como si encerrarse allí fuese a mejorar sus probabilidades, ya seguramente debía estarse imprimiendo la edición y quien quita si hasta les daba material para una tercera, porque aun faltaba la reacción de su esposa a la negativa del Ministro… y si algo se podía decir de Ginny Weasley de Potter, es que tenía un carácter que no le permitía guardar la compostura ni mucho menos las emociones… Oh si, esto solo amenazaba con ponerse jodidamente mejor

¡Maldito Ron!


Y aunque por fuera era hermoso… nada se comparaba a su interior

Espere aquí Srta. Granger, voy en busca del Sr. Malfoy… Hermione recordó las palabras del… ¿mayordomo? Mientras recorría con la mirada la poca iluminada estancia en la que se encontraba. ¿Aquí donde? Se pregunto, dudando si se refería al lugar donde estaba parada o la indicación englobaba la totalidad del salón… ¿o es que era solo el vestíbulo?... Un suspiro broto de sus labios. Daba igual, independiente de la denominación, ciertamente en ese espacio cabria fácilmente su casa… sin molestar el lugar ocupado por los cuadros, tapices y la variedad de muebles que comportaban el extenso mobiliario de la habitación... y que su curiosidad la obligaba a e detallar

Si tan solo hubiese más luz… se quejo internamente, mientras que daba una rápida ojeada a la puerta por donde minutos antes desapareciera el anciano, maldiciendo el hecho de no saber la distancia que debía recorrer, para así promediar el tiempo de tardanza y aumentarlo debido a su incapacidad física. ¡Basta Hermione!… ¡no puedes ser tan insensible, estás pensando como una vulgar ladrona! Se reprendió al ser consciente de la frialdad de sus pensamientos, achancándolos rápidamente al lugar donde se encontraba… si… sin duda el estar allí era suficiente para adquirir ciertos rasgos Malfoy… Además… se dijo entonces, a la vez que abandonando toda precaución comenzaba a desplazarse… la realidad es que ella no tenia que temer o esconderse ¿Por qué debía hacerlo si solo deseaba mirar lo que estaba a la vista?

Veinte minutos, suspiros y exclamaciones ahogadas después

Bramante, Caravaggio, Da Vinci, Garófalo, Ghirlandaio, Hughet, Miguel Ángel, Pacher, Rafael, Rubens, Van Cleve… y mas... Hermione distraídamente acaricio la pequeña placa que descansaba en el borde inferior de la pintura frente a ella mientras englobaba en una rápida mirada el resto de cuadros que en los últimos minutos observara…. No se movían, hablaban o cambiaban… Eran muggles… tanto como las manos que los crearon... artistas venerados por ese mundo de donde ella provenía y que los Malfoy por siempre habían jurado detestar… Y eran invaluables… acoto mientras se dirigía a la pared siguiente… Piezas autenticas (no necesitaba ser una especialista en el área, la lógica así se lo dictaba) dignas de pertenecer a cualquier museo, pero que en cambio se mantenían ocultas y desvaloradas sin razón alguna, entre la profusión de posesiones que por siglos sus segregacionistas propietarios acumularan.

-Y luego dicen que el crimen no paga… - susurro distraídamente mientras con los dedos de su mano izquierda recorría los relieves que decoraban las paredes del salón – … sin duda el autor de la expresión nunca se cruzo con los Ma… -El final de las palabras de Hermione murió en sus labios, al sentir como sus dedos arrastraban una parte del decorado - ¡Ay No!... - La exclamación en tono apagado retumbo en los oídos de Hermione seguida de un gemido profundo, ¡solo a ella podían pasarle estas cosas!... Ni media hora y ya había destrozado algo del bello Castillo de Malfoy… y con su suerte, él de alguna manera se enteraría, y claro, la detestaría por ello… como si no la odiara ya lo suficiente.

Dejando sus pesimistas pensamientos a un lado, Hermione giro dispuesta a ver la magnitud de los estragos, mientras rogaba que lo que estuviese entre sus manos no se precipitara al suelo, solo le faltaba que Malfoy se enterara de que algo andaba mal por medio de un estruendo. Lo que encontró sin embargo fue algo muy diferente a lo que sus temores aguardaban, de hecho, el decorado seguía tan perfecto e impresionante como lo estuviera antes, cosa que confirmo al retirar el contacto de sus dedos de la irregular superficie. Mas la pared ahora mostraba una variante importante, una división había surgido dividiéndola en dos, lo suficientemente pequeña para pasarla por alto de no encontrarse uno cerca, lo bastante grande para mostrar a la mujer frente a ella, la iluminación de lo que sea que allí atrás se encontrara.

-Una puerta secreta… - susurro Hermione paladeando las palabras, sintiendo al instante como su curiosidad reaccionaba a ellas…. ¿Sera un pasadizo o una habitación oculta?... se pregunto entonces a la vez que su cuerpo de manera inconsciente se inclinaba hacia la pequeña rendija y sus manos buscaban apoyo en la pared decorada que apenas un minuto antes pensara haber destrozado… "Sea lo que sea esta en uso"… reflexiono… "de lo contrario no estaría ilumin…"

-¿Granger?… - El corazón de Hermione se congelo y sus pensamientos se desvanecieron inconclusos, al retumbar en sus oídos su apellido en una interrogante cargada de sorpresa o incredulidad, y pronunciado por una voz que aunque más grave de lo que recordaba, aun conservaba la cadencia e inflexión que la hacían única y adecuada para su dueño… Malfoy…- ¿Qué coño haces tú aquí?

No lo sé…. Hermione casi gimió de frustración al escuchar el rugido que envolvió la pregunta de Malfoy mientras sentía como su cuerpo se tensaba reaccionando al mismo… Era un reflejo, involuntario pero efectivo que había desarrollado años atrás, cuando en incontables ocasiones el se dirigiera a ella de la misma forma y por medio del cual, ella se preparaba para enfrentar sus insultos y agravios. Olvidándose de la puerta y la situación sospechosa en la que se encontraba se irguió y cuadro los hombros, dispuesta a girar y darle la cara… si él aun quería comportarse como en el pasado, pues bien que le recordaría como lo hacia ella.

"Y pensar que llegue a creer que en verdad podría haber cambiado"… se dijo mientras giraba dispuesta a encararlo… "Bueno, quizás es mejor así, de esa manera se exactamente co…" Hermione jamás supo el final de sus pensamientos, estos se esfumaron apenas poso sus ojos sobre el hombre que se encontraba entre las sombras del lado opuesto de la habitación y que debía suponer se trataba de su antiguo enemigo de colegio… y si, era adecuado utilizar el término "debía", porque a pesar de la distancia y la poca iluminación, con lo poco que veía podía asegurar sin duda una cosa: ese no se parecía al Draco Malfoy que ella recordara

En nada… Afirmo internamente mientras con disimulo (o por lo menos eso esperaba) recorría los contornos del hombre que al mismo tiempo estaba segura, la observaba. Llevaba un traje oscuro… seguramente negro, que desde donde se encontraba bien podía pasar como muggle y una gabardina larga y gruesa a juego, aun así la línea de sus hombros y el ancho de su torso le dejaron en claro que ya no existía el chico "quizás" guapo de rostro… (Vale, si no hubiese sido tan detestable su calificación seguramente fuese más complaciente en ese sentido)… pero enjuto y a su modo de ver desgarbado que ella recordaba, y que por algún motivo que se escapaba de su comprensión volvía locas a la mayoría de las chicas de las distintas casas.

-¡Maldición Granger! – bramó de pronto Draco sobresaltándola - ¡Piensas hablar o dejamos de perder el tiempo y te corro sin saber la respuesta!

¡Jodete Malfoy!... Hermione molesta, abandono la observación y giro su rostro apartándolo de él y fijándolo en un elaborado candelabro que reposaba a pocos metros de ella… ¡En eso no se había redimido!... se dijo, confirmando así su veredicto de que no había cambiado, por lo menos internamente y más específicamente respecto a ella. Seguía siendo el mismo patán, imbécil, capullo…

-McLaren falleció y el Ministro decidió enviarme en su lugar - Lo dijo así, sin más. Total, a ella tampoco le dieron la noticia calmadamente. Además, ¿el no quería una respuesta? ¡Pues, allí la tenia... Que viera que deseaba hacer con ella!… Y como sabia como seguramente reaccionaria Malfoy, simplemente se dedico a esperar mientras sonreía mentalmente, era solo cuestión de segundos para que comenzara a…

-En ese caso puedes irte Granger. Dile al Ministro que no te acepte aquí, muerto McLaren, no hay trato.

nada. Hermione observo pasmada la figura de Malfoy notando como este comenzaba a retroceder ampliando aun más el especio entre ellos, mientras sus palabras y el tono aliviado de estas retumbaba en su mente. ¿Qué?¿Así?¿Sin sorpresa, insultos o quejas? ¿Sin enfrentarla?... Solo la despachaba… ¿educadamente?... No podía creerlo, no luego de sus airadas intervenciones anteriores, no después de la noticia que acababa de darle... esa que sin el menor miramiento decidió desestimar y rechazar. La realidad de lo que en verdad representaban sus acciones la golpeo duramente, él simplemente había decidido no trabajar con ella, sin ni siquiera detenerse a discutirlo, sin peros ni tribulaciones, solo la hizo un lado como si no valiera nada, como si no fuera nadie. Este pensamiento hizo que la rabia explotara en su pecho, al darse cuenta de cómo eran las cosas en la actualidad: ese imbécil aun no la consideraba digna, mas ahora su asentada confianza le daba una falsa creencia de que podía eliminarla solo porque era su deseo… bueno, estaba demente.

-Las cosas no son tan fáciles Malfoy… – dijo entonces de manera cortante, adelantándose unos pasos hacia donde él se encontraba. - … yo tampoco estoy feliz con estar aquí, pero no acepto que dañes todo solo porque fui escogida como sustitut….

-Para el tren Granger, no te creas tan importante…. – La voz de Malfoy en un tono desbordante de desdén interrumpió las palabras y los pasos de Hermione, quien observo furiosa su silueta - Me da igual quien sea. Yo acepte tener aquí a McLaren, si él muy imbécil se murió, ¡pues que se jodan, a mi casa no viene nadie más!

-Ya yo estoy aquí Malfoy y no….

-¡Pero de inmediato te largaras! - La exclamación de Draco retumbo en las paredes del salón y en los oídos de Hermione, quien con la boca abierta lo observo dirigirse hacia la puerta entreabierta por donde ella misma entrara minutos antes… ¡Eso si que no!... se dijo mientras comenzaba a avanzar… ¡Él no se iría de allí dejándola con la palabra en la boca!..y menos aun, con la idea de que se marcharía. Justo cuando solo la separaban unos pocos metros lo observo detenerse en el resquicio de la puerta y gritar nuevamente, manteniéndose de espaldas a ella - ¡Gael!... ¡Maldita sea!... ¡Mueve tu culo y ven aquí ahora mismo!

Desgraciado Malfoy… Hermione literalmente vio rojo cuando escucho sus últimos aullidos y comprendió lo que deseaba hacer. El muy… ese… Merlín no encontraba palabras para calificarlo, pensaba enviarla de regreso de una vez, sin siquiera... sin dejarle explicarle… sin darle la cara. Bueno, estaba muy equivocado porque si bien deseaba más que nada estar de vuelta en su casa, no tenía la mas mínima intensión de ser señalada como incompetente o peor aún, como la culpable de que las negociaciones no se realizaran, además claro, de que no le daba la gana que él se desentendiera de ella como si no fuese más que una piedra en el zapato. Así que, decidida a cantarle las cuatro verdades que se merecía, acelero su marcha hasta alcanzarlo, eludió su cuerpo y paso por el pequeño espacio libre entre la puerta y él, dispuesta a girarse para enfrentarlo y demostrarle que no sería ella quien cedería y regresaría a la oficina del Ministro con el rabo entre las piernas

Por lo menos no antes de hacerlo comer a él un poco de su propia mierda

-¡Mira Malfoy yo…

Por dios… Hermione enmudeció al mismo instante en el que sus ojos se posaron sobre el rostro de Malfoy, sintiendo como en el momento su rabia se esfumaba y su corazón parecía detenerse. Que le… como era que… Merlín ni siquiera lograba concordar un solo pensamiento mientras lo observaba, lo que sí pudo su mente fue mostrarle con claridad una imagen del chico que recordaba y salvo los ojos (de un gris mercurio único e inconfundible) y el color del cabello (el cual mantenía su mismo tono platino, solo que ahora lo llevaba al estilo de esos cortes desiguales donde era más corto por detrás que por delante y cuyos mechones eran capaces de cubrir su mirada de los extraños ), no encontró nada mas en él que pudiera sembrar una leve semejanza… quizás porque eran las únicas dos cosas que se mantenían en realidad intactas.

¿Qué te ocurrió Malfoy? La pregunta retumbo en su mente mientras detallaba las cicatrices de sus mejillas (una recta y gruesa en la derecha que bajaba hasta su barbilla y dos que formaban una figura muy parecida a una hoz en la izquierda), y la que parecía tener un comienzo en su barbilla, cuyo final se encontraba debajo del cuello de su camisa. … Dios… estaba irreconocible… No era de extrañar que no se dejara ver por Londres.

-Entonces… ¿horrible Granger? – Draco rompió el silencio que los envolvió a la vez que dibujaba una sonrisa sardónica en su desfigurado rostro que no la engaño ni por un segundo. La tensión en su voz era palpable y Hermione no pudo más que maldecirse a sí misma al darse cuenta que la sorpresa la había llegado a observarlo de manera descortés, peor aun, a demostrarle lo que pasaba por su mente. Estaba a punto de disculparse cuando Malfoy volvio a tomar la palabra - ¿Recordando con sarcasmo los tiempos en que llamaba a tu amigo cara rajada o simplemente regocijándote por las supuestas acciones y consecuencias de eso que las personas patéticas como tú denominan Karma?

Hermione no se sintió herida, molesta o tentada por sus palabras. Las tomo como lo que eran, un método de defensa, que unido a la amargura que refulgía en su mirada le decía muy bien lo afectado que se encontraba él mismo, por el hecho de que alguien de su pasado lo observara. Pensando en esto, reflexiono sobre la mejor manera de responderle, decidiendo al final que la única manera era diciéndole la verdad de lo que pasaba por su mente

-La verdad… me preguntaba que te había ocurrido – respondió calmada, manteniendo el contacto visual con él.

-¡Eso no es tu problema!… – salto Draco a la vez que se apartaba de la puerta y caminaba nuevamente al interior del salón. Fue en ese momento que Hermione comprendió la media luz, el alivio al decirle que se marchaba, su variante humor y más aun, el hecho de que él hubiese mantenido las distancias en los minutos anteriores. De no haberse acercado para enfrentarlo, simplemente la abría botado de su casa sin siquiera permitirle una mirada - … Gael debe venir en cualquier momento y se encargara de llevarte de regreso al Ministerio o donde sea que vayas.

-Yo no me voy Malfoy… - afirmo Hermione con voz calmada haciendo a un lado momentáneamente sus reflexiones y concentrándose nuevamente en lo que la había llevado hasta allí. – …Escúchame… - agrego ingresando a la habitación apresuradamente, al notar como él se daba la vuelta. No necesitaba ver su rostro (nuevamente indefinible gracias a las sombras) para saber que se preparaba a refutar sus palabras… y la realidad, es que por mucho que le asombrara lo recién descubierto y a él le molestara ese hecho, eso no tenía que ver con la razón de su presencia en ese lugar, ni debía afectar lo verdaderamente importante: sus trabajos. - … aunque digas que no es por eso – continuo mientras se dirigía hacia él - tú y yo sabemos que no nos caemos bien. Tenemos una historia turbia pero que es solo eso, pasado. Yo no quería venir, ni trabajar contigo, pero eres quien ha llevado la investigación y la persona más indicada para guiarme en las negociaciones. Tu no me quieres aquí pero soy la única que puede suplir a McLaren… además… – acoto algo dudosa de sus próximas palabras y el efecto que podrían ocasionar - …si lo que temes es que alguien te vea, ya yo lo he hecho y si lo que deseas es que nadie sepa detalles sobre ti, prometo no decir nada.

-Cómo si pudiera creerte Granger… – El rencor en la voz de Malfoy fue tan palpable que la hizo detenerse – Tú y tus amiguitos… "El trío dorado". – escupió las palabras a la vez que retrocedía un par de pasos buscando ampliar una vez más el espacio entre ellos - Sin duda seré la causa de más de una buena tarde de té… ¿o me vas a negar que tus comentarios no dibujaran una sonrisa en los labios de Weasley?

Hermione trago. Claro que lo harían. Por más que le molestase aceptarlo, la verdad es que Ron en el fondo y a pesar de los años transcurridos y todos sus logros aun era un acomplejado. Ese siempre había sido una de las causas principales de sus discusiones. Para él nunca era suficiente y disfrutaba enormemente cuando alguien que acostumbrara rebajarlo en el pasado, se encontraba en posición de desventaja en el presente… y si hablamos de Malfoy…

-No se los diré Malfoy – declaro mientras alejaba los pensamientos de su cabeza, no hacía nada pensando en Ron y ciertamente su recuerdo no es lo que más le ayudaría en ese momento.

-Las promesas no valen nada… – pronuncio él con amargura – …y no te quiero aquí Granger

Las promesas no valen nada… Las palabras de Draco, pero más aún, la aflicción latente en ellas, paralizo a Hermione quien en ese instante y por primera vez, experimento una especia de empatía hacia el hombre que por años no había considerado más que su némesis. Alguien lo había herido… tanto como a ella… Y aunque muchos pensarían que dado el estado actual de Malfoy era estúpido el siguiera dudarlo, ella bien que conocía la pena que se ocultaba detrás de esa afirmación y la cual no tenía que ver con las marcas que sus ojos veían, era la misma que experimento en su interior meses atrás y que todavía de vez en cuanto lograba trasnocharla… esa que te carcome al saberte burlado, cuando te toca comprender a la fuerza que a diferencia de ti, a los otros no les molesta hacer juramentos, pactos… propuestas en vano.

-Las mías si Malfoy. – Afirmo entonces, haciendo caso omiso al resto de sus palabras, a la vez que comenzaba a caminar nuevamente hacia él, esta vez dispuesta a alcanzarle – Piénsalo… – agrego justo cuando se colocaba frente a él - … más vale malo conocido que bueno por conocer y te aseguro que en mi departamento las cosas maravillosas no existen – En este punto Hermione se detuvo brevemente al percibir la esencia de Malfoy. Inconscientemente hizo una respiración profunda. Era una mezcla de Madera, Whisky y algo mas… ¿loción para después de afeitar?. Interesante – Además… - se apresuro a continuar no fuese a propiciar su silencio que él se apartara nuevamente - …sabes que soy buena en lo que hago y yo he visto partes de tu investigación. No nos retrasaremos y bueno, creo que aquí hay espacio suficiente para no encontrarnos si no lo deseamos.

Aunque demasiado oscuro para detallar cualquier gesto, Hermione sintió como el aire alrededor de ellos se relajaba. Si no se equivocaba eso significaba que Malfoy estaba sopesando sus palabras, y tomando en cuenta de quien estaban hablando y su renuencia anterior, ya de por si ese hecho se podía considerar más que una buena señal… claro, si podía denominarse de esa manera la probabilidad de quedarse en ese sitio al lado de ese hombre.

¡Merlín! quien diría que me encontraría en esta situación alguna vez… pensó entonces mientras nuevamente el inconsciente la traicionaba y volvía a respirar profundamente absorbiendo el olor que la rodeaba… "Yo, Hermione Granger tratando de convencer a Draco Malfoy para que me deje quedar en su casa"… Pero extrañamente mientras reflexionaba sobre ello, no sintio el usual rechazo que desde el dia anterior la acompañara. No estaba feliz , por supuesto que no. Es más, ni siquiera podía considerarse complacida… mas ahora, parecía haber llegado a un punto en el cual comenzaba a aceptar la idea, quizás debido a la finalmente hallada resignación o… Bueno, lo que fuera era bien recibido, mientras la ayudara a soportar a su renuente anfitrión y cumplir con sus obligaciones… Si, con eso estaría más que satisfecha, porque al final ella estaba allí por trabajo y eso era lo único que importaba… ¿o no?

-De acuerdo Granger… – dijo al fin Draco sacándola de sus pensamientos - … probemos si esto funciona. Pero te aclaro… – agrego mientras se apartaba de ella y se dirigía nuevamente hacia la puerta, despojando a Hermione no solo de su cercanía - … simplemente lo hago porque tengo mucho que ganar o perder en los acuerdos que realizaras. No confió ni quiero nada de ti, así que mantente alejada de mí en lo posible y háblame solo lo imprescindible… - detuvo sus pasos en la puerto y giro a mirarla - … Espera a Gael aquí, cuando se digne a aparecer te llevara a tu habitación y se encargara de enseñarte los lugares que precisaras conocer mientras dure tu estadía.

No espero respuesta. Antes que Hermione siquiera pudiera asentir ya él había abandonado la habitación, dejándola con la única compañía de sus pensamientos… unos que se encontraban inmersos en el rescate de unas líneas, un párrafo… de un consejo… cuyo real significado la mantuviera en vilo desde el momento de leerlo, pero que ahora al fin tomaba forma frente a ella, haciéndole pensar en las posibilidades de que el mismo fuese mas profundo, literal y verdadero de lo que alguna vez podría haber supuesto.

"Recuerda Hermione…Ver más allá de la apariencia y no comparar jamás con el pasado… Te equivocarías al hacerlo, porque un alma puede resurgir gracias a las cicatrices y estas a su vez son capaces de ocultar a todos ese verdadero milagro"…

Un tímido susurro irrumpió en el inmenso salón rompiendo efímeramente el silencio. Mas este no se esfumaría, desde ese instante quedaría grabado en cada pared, en todos los lienzos, como la señal de lo que no era otra cosa que un nuevo comienzo… uno en que lo dado por sentado no existe y lo imposible se hace realidad, siempre y cuando sus protagonistas cierren sus ojos y abran su alma en búsqueda del amor… de la verdadera felicidad

-Comprendo