Bravo

Near se da cuenta de que Mello ha dormido en sus sábanas, que ha hecho más de lo que las barreras de la cortesía permitirían y adivina sus motivos con las mejillas ligeramente coloreadas. Le parece tremendamente infantil, pero no quiere hacer más que respirar ese rastro y no se molesta en cambiar las sábanas y desde la puerta entre abierta lo miran con odio, dientes apretados en una envoltura de chocolate y el juramento de llegar incluso más lejos con tal de recibir la atención que merece. Ninguno de los dos sabe que Roger los observa en una pantalla a blanco y negro, bebiendo una taza de té, entre culpable y feliz de tener un acercamiento tan considerable entre ambos. Solo espera que no devenga en ningún acto violento.