Aclaración: Robotech y sus personajes no me pertenecen.
Sé que pensarán soy una irresponsable por no terminar los pendientes, y lo acepto porque no hay excusas válidas al respecto. El tema aquí es que comencé a escribir de nuevo y se me está haciendo más fácil comenzar nuevos que retomar antiguos.
Importante: Si no te gusta mi propuesta, simplemente deja de leer.
Amor Tras las Sombras de la Muerte
Historia basada en "Robotech-Macross"
.
.
.
Parte I
...
.
La tierra comenzaba a perdonar la gran herida causada por las armas Zentradie y se manifestaba en forma de pequeñas pero bellas flores silvestres que abarcaban extensiones enteras de prados. Los primeros informes del resurgimiento de la naturaleza que fue aniquilada llenaron de alegría a muchas personas, pero una entre todas ellas no era capaz, o más bien, no sentía que aquella noticia fuese el estímulo necesario para sonreír. Pues Lisa Hayes sonreiría sólo si Rick Hunter le decía que la amaba, o por último, que dejó de querer a Minmey…si por conformarse con migajas se trataba.
—De veras Claudia, Rick parece más entusiasmado que nunca con la idea de reencontrarse con Minmey. Si hasta se arriesgó a obtener una sanción por ir a verla cantar .¡Ja! Está cada día más loco por ella y dudo que la locura se vaya de un rato a otro. Podría morir de vieja esperando a que ese amor acabe.
—Te pasas, en serio que sí —Claudia rió de la exageración de su amiga—. No morirás esperando porque estoy segura que encontrarás un nuevo hombre, uno que sí estará a tu altura.
—No. —Lisa se negaba a creer en esa ilusión.
—Será un hombre muy guapo. —Insistió Claudia.
—Rick lo es.
Ahora Claudia si que se estaba divirtiendo. — ¡Cómo se nota que estás enamorada hasta los pies!
— ¿Me quieres decir que el amor me tiene ciega?
—No. Quiero decir que estás tonta para no detenerte un día a mirar en rededor y darte cuenta que Rick es normal entre tanto hombre guapo que tú no ves.
—No insistas.
—Insisto porque eres mi amiga y ya quiero que dejes babear por un tipo que es un bruto y que nunca tendrá ojos para ti —Cruzó sus brazos en señal de indignación. Se suponía que Lisa debería estar molesta, no ella. —. Bien, no insistiré.
—No te enojes ahora. Entiéndeme. —Lisa suplicó.
—Lo intento Lisa, pero…
—De acuerdo. Trataré de abrir los ojos, pero no prometo nada.
—Ahora mismo deberías abrirlos; estamos en una cafetería militar y está llena de hombres.
Lisa barrió el lugar con la mirada y nadie entre tanto prospecto llamó su atención.
—Los hay guapos, no puedo negarlo…
—Pero ninguno de ellos es Rick Hunter—Dijo levantándose. La conversación sin sentido la había retrasado y seguramente Global ya estaba preguntando por ella. —.Pero está bien, no te puedo pedir que cambies a Rick de un momento a otro.
—Así es.
Y de un instante a otro, Lisa se vio sola frente a un café que después de tanta discusión quedó frío. Según la hora, era tiempo de visitar el hospital militar y no dudó un segundo en levantarse y tomar rumbo al recinto donde hombres y mujeres retirados de sus funciones pasaban sus días intentando rehabilitarse física y psicológicamente. De pronto todo lo que conocía tomaba un tono más oscuro con tan solo poner un pie dentro de aquél edificio que desprendía un aura cargada de melancolía y dolor.
Allí pasaba sus días Max, alguien que impensadamente cayó en desgracia un día. Él, quien se había vuelto sordo ante las voces de aquellos que lo apreciaban, todo porque le fue arrebatada su razón de vida.
Como siempre, encontró a Max en el balcón del segundo nivel de la unidad de rehabilitación, lugar desde donde observaba el cielo constantemente.
—Debes seguir adelante. —dijo. Él se volvió calmadamente y le regaló una pequeña sonrisa. —Así me gusta. Vamos mejorando.
Lo decía porque cada vez que llegaba y murmuraba esas tres palabras él respondía agresivamente. Durante la última visita habían discutido y ella fue dura, porque estaba cansada, porque estaba herida por Rick y se descargó contra él.
.
—Sea bienvenida capitana Hayes. La esperaba. Créame que a pesar de todo siempre es un gusto poder charlar con usted.
—Deja las formalidades Max, no me trates de usted.
—Lo intentaré capitana. —la invitó a volver al interior con un ademán.
La sala se encontraba absolutamente vacía ya que muy pocos preferían el encierro en un día bonito. Casi todos se encontraban en el jardín o bien en sus agotadoras sesiones de rehabilitación lo que daba a esta ocasión el ambiente necesario para una conversación más relajada e íntima. Lisa no sabía que al momento de sentarse en el sillón frente a Max sería sometida a cuestionamientos.
—Entonces, ya que estamos a solas podemos hablar más a gusto. Quisiera hablar contigo sin muchas formalidades…
— ¿Como dos amigos? —Max interrumpió a Lisa.
—Somos amigos —Lisa aclaró.
Max supo que esta era la oportunidad para cumplir con un favor a su mejor amigo que necesitaba aclarar las cosas.
—De acuerdo —se ajustó los anteojos mientras pensaba en sus primeras palabras—. Dígame algo y trate…trata de no asustarte ni incomodarte.
— ¿Tendría qué? —por desgracia su instinto le decía que sí sería provocada, sobre todo porque al observar la expresión de Max notó una naciente suspicacia de la cual temer —.Muy bien, trataré.
—Rick…
Silencio que incitaba alguna reacción frente al mencionado nombre. Por obviedad ante los últimos hechos acontecidos, Lisa se perturbó un poco.
—Es un patán. Alguien desobediente. Irritante. Excesivamente atolondrado.
—No estoy pidiendo una descripción—Dijo Max, riendo—. Sabes de qué hablo con exactitud.
—No me gusta este inicio de conversación. —Tenía que ser clara al respecto; no había llegado a ese lugar a ser sometida a un interrogatorio. — ¿Te parece si solo hablamos de lo concerniente a tu salud?
—Está relacionado.
—No te entiendo…
—Durante meses has venido aquí pidiéndome que deje de llorar por una causa perdida, que es necesario dejar de lado las cosas dolorosas y mirar hacia adelante, escribir nuestro propio futuro y caminar sobre él. Pero tú…tú no eres capaz de dar el ejemplo.
—No sé a qué te refieres. —Si lo sabía.
—Hablo de Rick. Hablo de tu amor por él.
—No te metas en algo privado que no te incumbe.
—Me incumbe porque la vez pasada me afectó de forma directa, de modo que discutes con él y el resto paga las consecuencias de dichas peleas.
—Yo…—en vez de reaccionar a la defensiva como había estado haciendo desde un tiempo atrás, ahora simplemente bajaba la guardia. —De acuerdo. Continúa.
Max se sorprendió de la respuesta y bajó el tono. —Sigue tu camino—dijo casi en un susurro. No pretendía, pero a éstas alturas ya estaba sintiendo lástima por una persona que mendigaba amor—. Quiero verte feliz, no sufriendo por un idiota que ya se decidió por otra…
— ¿Qué? —Eso no lo sabía y la sorpresa la dejó literalmente con la boca abierta.
—Eso. Él se decidió por ella, y sabes que lo hizo hace tiempo. Tal vez tú hiciste todo lo posible, pero no eres visible ante un par de ojos que solo ven a la señorita Minmey.
Lisa negó con la cabeza. —No es tan así—dijo—.La verdad es que nunca tuve valor para confesarle mi amor.
—Pero se nota a leguas que lo quieres; todo el mundo puede advertirlo…
—Todos menos él—Se levantó. Tenía ganas de tragarse su gusto amargo de boca en completa soledad—.Me voy…
—Te molestaste. —Era una afirmación.
—No —Besó la mejilla de Max—.Me hubiese gustado enamorarme de ti. Tú si que mereces el amor de cualquier mujer…
Las últimas palabras de Lisa le indicaron que era tiempo de tomar parte en el asunto. Toda la reacción provocada lo llevó a salir del hospital e ir a visitar al cabeza dura de su amigo. De pié frente a su puerta, esperaba pacientemente. Era la tercera vez que tocaba y no había respuesta.
"Vamos Rick, tienes que estar —Pensó —.Tienes hacer algo al respecto o la perderás sin darte cuenta"
Y por más que parecía que insistir no tenía caso, de pronto se oyeron ruidos en el interior y la puerta se abrió en breve.
—Max, ¿tú aquí? —Rick se mostró positivamente sorprendido por la inesperada visita.
—Vine porque es necesario. —asomó la vista al interior—¿puedo pasar para que hablemos?
Rick se incomodó; miró al interior algo nervioso y volvió a mirar a Max.
—Sucede que no estoy solo—se rascó la cabeza en un gesto nervioso—Pasa que ella vino anoche y pues…
—Ah! Entiendo—No era necesaria mayor explicación—. Supongo entonces que podemos dejarlo para otra ocasión.
—Si es que no es muy importante.
—Lo es...
—De acuerdo.
Rick volvió al interior y regresó al rato con una chaqueta en manos. Le señaló la dirección y anduvieron rumbo a la primera cafetería cercana.
—Tengo poco tiempo. Le prometí un paseo a Minmei y…
—Es muy corto. —Lo miró un intenta y se decidió ir directo al grano. —Se trata de la Capitana Hayes…
—Lisa—soltó un bufido en señal de molestia. —Pensaba que no jodería mi día libre y tú vienes y me la nombras.
—Así que esta es la situación…
—Lisa es molesta e insiste en meterse en mi vida. —Rick contestó enojado —Y si te mandó a hablar conmigo para arreglar las cosas, te digo de inmediato que pierdes tu tiempo…
—Por lo visto sí…
— ¿Pero qué haces? —preguntó viendo a su amigo levantarse—Max, acabamos de llegar.
—Pues ya tengo la respuesta que buscaba.
—Explica que no te entiendo. —se cuadró ante Max con expresión demandante.
—No tienes nada que entender. Vuelve con Minmei. Te ha costado demasiado conseguir su atención y al parecer ahora la tienes. No la dejes ir.
—Max…
—Adiós Rick. Supongo nos veremos pronto.
El aire olía a humo cuando Max salió de la cafetería. En las cercanías se elevaba el humo proveniente de fogatas iniciadas por los insurgentes colados en la ciudad. Más de alguien saldría herido, él lo sabía, y ardía por dentro tras pensar que uno de los efectos de dejar una de las cosas que más amaba , permitía que inocentes sufrieran los daños colaterales de las acciones del resto.
Siguió su camino en línea recta, aturdido por las circunstancias.
Se maldijo. No fue claro con Rick, y debió serlo.
Y Lisa…probablemente esa mujer iba a recibir un baldazo de agua fría al momento de enterarse que su amor estaba con Minmei.
—¡Demonios Rick! Tienes un imán que atrae problemas de índole amorosa…
Minmei terminaba de retocarse el maquillaje en la habitación cuando sintió la puerta. Supo que alguien llegó y se llevó a Rick, pero no tenía la menor idea de quién era ese alguien. De modo que la curiosidad la hizo salir de inmediato en dirección a la sala donde Rick se encontraba colgando su chaqueta en el perchero al lado de la puerta.
—Por un momento pensé que tendrías que ir a la base debido a los incidentes que se anuncian por la radio.
—Sólo fue Max—contestó Rick despreocupadamente.
—Creí que él estaba internado en el hospital.
—Reside allá, y puede salir cuando se le plazca —suspiró—Creo que es la primera vez que sale, y en verdad…
Dejó de hablar al instante de darse cuenta de lo bonita que se veía Minmei bien arreglada. Pocas veces la había visto con el cabello recogido y esta era una de esas pocas ocasiones.
—Te ves fenomenal…
Minmei rió.
—Estoy casi igual que antes de meterme al cuarto—giró para mostrarse ante Rick, señalando una simple coleta —Esto, y un poco de retoque de maquillaje, es todo lo que me hice.
—Pues te queda muy bien…—A tientas, volvió a recoger su chaqueta colgada a sus espaldas. — ¿Nos vamos?
—Claro. Voy por mi cartera…
La razón de visita de Max quedó relegada a un segundo plano dado que el interés principal era distraerse en buena compañía, no obstante el bichito que tentaba la curiosidad de Minmei aún seguía merodeando y no se cansaría hasta verse satisfecho.
Paseando tomados de la mano a orillas del lago, conversaban amenamente.
—…Al llegar a ciudad Macross, ya no tenía personas con lazos de sangre directos. Roy era lo más cercano que tenía. Pero eso tú lo sabes. —dijo Rick, en respuesta a una pregunta casual de Minmei que involucraba a la familia. —La soledad era parte de mi vida, hasta ese entonces…y te conocí a ti, volví a la compañía de mi mejor amigo, y todo el tema de sentirse solo quedó en el olvido. Así te respondo tu pregunto acerca si conozco la verdadera soledad, porque la viví gracias a la vida que me quitó todo lo que tenía.
—Y de acuerdo a eso yo solo exagero —sonrío sintiéndose estúpida—.Siempre me he quejado tras pensar que soy una persona abandonada. Sin embargo, siempre tuve, tengo, y tendré el cariño de mis tíos que, desde que tengo memoria, han sido más padres que mis propios padres…Yo digo estar sola debido a que Kyle me da la espalda, pero tú en verdad estas solo, y si te murieras en combate…—se cubrió la boca al darse cuenta de lo que hablaba.
Ambos se detuvieron y encararon.
—Si muriera mi línea de sangre se perdería totalmente. —Rick dijo, atreviéndose a dar lo que creyó era la respuesta de Minmei.
—S-sí…Lo siento, no quise sonar cruel.
—No lo eres…
Era su oportunidad, la que había esperado por días y noches desde que la conoció. Podría ahora pedirle que fuese su esposa, y ella podría aceptar, de eso estaba seguro. Aunque lidiar con la sensación de que un probable "sí" se debiera a la circunstancia que la orilló hacia él una vez más, lo perseguiría por siempre, perturbando su mente con ideas de que no lo amaba realmente. Y él quería casarse con alguien que lo amara de verdad.
—…Algún día, antes de mi muerte, me casaré y dejaré por lo menos una semilla de mi sangre. —dijo al final, en vez de aprovechar la oportunidad y pedirle matrimonio.
—Supongo que ese "algún día" se debe a que no has encontrado a la mujer de tu vida. —murmuró un poco decepcionada.
—Tal vez sí la encontré. Es sólo que estos días que vivimos no son los mejores como para pensar en bodas…Hay gente que se esfuerza en amargar mi vida y estropear mis planes…
—Lisa Hayes es una de esas personas…
—Y Max también se ha sumado, o quiere sumarse a la lista.
—Hablando de él….no terminaste de contarme algo relacionado.
—Ah sí…dijo querer hablar algo importante y luego desistió. No entendí bien. Tal vez delira nuevamente.
—Oh, qué terrible por él.
—Sí—le señaló el camino. —¿Retomamos nuestro andar?
Ella asintió.
Desde las alturas, en el SDF-1, dos personas miraban la escena.
—Solo míralos: caminan de la mano como dos románticos enamorados.
—Ve el lado positivo: entre tanta guerra, el romance se alza con toda su fuerza—Claudia señaló divertida.
—¿Por qué Minmei no estaba en tierra al momento del holocausto Zentradie? —Lisa preguntó entre dientes.
—Por que no tienes tanta suerte, cariño.
—Es la verdad —respondió en tono de resignación—.Aunque mejor decimos que no tengo suerte. Cero suerte es la que tengo, y eso es deprimente.
Claudia se había volteado para recargar su espalda contra el barandal y vio al muchacho del correo parado tras su amiga. —Error—dijo entonces, señalando al joven con un movimiento de cabeza. —Mira atrás y dime que tengo razón.
Lisa se giró.
—¡Ay no! Seguramente son las conejitas la que me están jugando una broma. Intentan levantarme el ánimo y todo se vale para eso, incluso inventar a un admirador secreto que me envía regalos...
—No cariño. —Claudia corrigió tomando la tarjeta adjunta al hermoso ramo de flores en manos del chico. Ella leyó:
"Dijiste que debiste enamorarte de mí y eso me hizo sentir halagado. Tomo tus palabras para decirte que tú también mereces el amor de cualquier hombre.
M.S."
Claudia suspiró soñadoramente. —Guau! No sé de quién se trata, pero ya me conquistó. —dijo.
—Te morirías si lo supieras. —Lisa dijo tomando el ramo. —Eres muy amable. Que tengas una excelente tarde.
—Y usted, Capitana. —respondió el chico antes de irse.
—Dime Lisa. —Demandó la morena, mientras la aludida olía el fresco aroma de las flores.
—¿No te dicen nada las iniciales?
—¿Max Sterling? —Preguntó a modo de broma—Pues si es así, yo me lanzo al lago inmediatamente.
Lisa tomó rumbo al interior.
—Morir por suicidio es igual. —respondió con simpleza.
—¡No! —Claudia exclamó incrédula—Es que no puede ser.¡Lisa! ¡Lisa!
Pero Lisa se perdió en el interior del Sdf-1.
Fin Primera Parte
Nota de autor: La idea es para una historia corta, tres o cuatro, no más. No estimo fecha de publicación de la siguiente parte porque ando limitada con otras obligaciones y esto nada más resulta ser un escape de los dolores de cabeza cuando tengo que cumplir con muchos quehaceres.
Estimado escuadrón: Va dedicado a ustedes chicas:)
