¡Feliz cumpleaños para el Dragón y millones de gracias a todo aquel que leas esto!


Para el Dragón del Lago Azul:

Hola, majestuoso Dragón de Ojos Azules.

Perdona mi letra quizás ininteligible, perdona mis palabras quizás carentes de elegancia, por favor perdona mi ortografía quizás comparable a la de un niño. Sé que Seto Kaiba merece que se le entregue todo lo mejor de uno mismo porque asimismo es lo que él da: lo mejor de sí.

Los mejores Discos de Duelo, la mejor compañía multinacional dedicada a la creación de juegos y la mejor trayectoria tanto personal como profesional en todo lo ancho del globo terráqueo. Sin una sola mancha qué señalar.

Todas esas cosas vienen a mi mente cuando escucho «Seto Kaiba». Pero, ¿sabes qué ocurre cuando divorcio tu nombre del apellido? ¿Cuándo el sonido de tu nombre, a solas, susurra en mi oído y acaricia mis tímpanos? Un niño se adueña de mis pensamientos. Primero juega en el parque con una pelota roja. Después le observo entre la espesura de un bosque, jugando a capturar mariposas y animalitos. Más tarde le da un beso en la mejilla a la mujer que lo carga entre sus brazos y, cuando la noche cubre los cielos, abraza al hombre que sentado en su cama le cuenta una historia antes de dormir.

¿Sabes qué ocurre cuando el sonido de tu apellido, a solas, silba en mi oído y arisca mis tímpanos? El niño que jugaba feliz en el parque llora, porque buscando la pelota ha tropezado y caído a tierra provocándose un pequeño raspón en la rodilla. Visita el bosque y cree atrapar una mariposa bella, pero cuando abre sus manitas resulta que está muerta. La mujer a la que obsequiaba un tierno beso en la mejilla ya no lo carga entre sus brazos y, cuando la noche cubre los cielos, mira tembloroso el armario porque teme que el monstruo allí escondido se aproxime a devorarlo.

Es entonces cuando me pregunto: ¿Cuál de las dos versiones del niño eres tú?

¿Es acaso Seto aquel niño que, sin temor a ser visto, muestra cuán feliz le hace jugar con su pelota en el parque? ¿Es acaso Seto aquel niño que persigue sus sueños en la espesura de la adversidad como persigue mariposas y animalitos en la espesura del bosque? ¿Es acaso Seto el niño que se rinde a la dicha de expresar con acciones cuánto ama sus seres queridos? ¿Y es acaso Seto aquel niño que todas las noches duerme con una sonrisa en los labios?

¿O es acaso Kaiba aquel niño que, en busca de su felicidad, terminó lastimándose a sí mismo? ¿O es acaso Kaiba aquel niño que, persiguiendo sus sueños en la espesura de la adversidad, les vio fallecer en sus manos como una mariposa sin alas? ¿O es acaso Kaiba aquel niño que ya no tiene a quien dar un beso en la mejilla o quien le acune entre sus brazos? ¿O es acaso Kaiba aquel niño que todas las noches no puede conciliar el sueño por el temor a que el monstruo escondido en lo más profundo de su alma se aproxime a devorarlo?

He allí la razón por la cual dirigí esta carta al Dragón del Lago Azul, porque desconozco si quien la recibirá será Seto o será Kaiba.

Pero eso no importa, ¿verdad, mi querido Dragón?

¿Que te hago perder el tiempo en cuestiones absurdas y que en nada te suponen un bien extraordinario?

¿Quién lo dice? ¿Seto o Kaiba?

¿Que te vale un comino lo que suceda con mi existencia? ¿Quién lo dice? ¿Seto o Kaiba?

¿Que esta carta no estremece un solo vello de tu piel? ¿Quién lo afirma? ¿Seto o Kaiba?

Pero, sobre todo, Dragón, ¿tú cuál de los dos deseas en verdad ser? ¿Seto o Kaiba?

Yo les amaba a los dos.

Anhele con todo el ímpetu de mi alma poder ganarme un pequeño espacio en tu corazón. Tan sólo un pequeño rincón. Pero Kaiba te ayudó a revestirlo con una armadura impenetrable, y yo llegué a exprimir mi propia sangre para que actuara como ácido y así lograr derretirla.

Mas en vano fue todo mi dolor.

Arrojé sobre mí todo el peso de la culpa. Eras tan perfecto que incluso parecías irreal. El príncipe sin cuyo beso de amor no existe un final feliz.

Seto Kaiba merece todo lo mejor de uno mismo porque eso es lo que él da. Yo no complacía esa definición. Sin embargo, cuando divorcié tu nombre del apellido y descubrí las dos versiones de aquel niño, me pregunté, con el corazón en la mano: ¿Qué entregaba Seto que le hacía merecedor de recibir? ¿Qué entregaba Kaiba que le concedía el premio de que le fuera dado con la misma afinidad?

Seto Kaiba entrega los mejores Discos de Duelo, lo que sin duda le merece contabilizar las cifras de utilidad impresa en los Estados Financieros, la admiración, el respeto y favoritismo unánime de todo duelista habido y por haber en el mundo.

Seto Kaiba entrega la mejor compañía multinacional dedicada a la creación de los juegos, lo que sin duda le merece el reconocimiento universal de todas las naciones como empresa única e incomparable.

Seto Kaiba entrega la mejor trayectoria tanto personal como profesional, sin una mancha qué señalar, lo que, por supuesto, le merece que mes tras mes se reserve para él un espacio en el periódico y las revistas de farándula, cubriendo de elogios y chismes todo hecho trascendental acontecido en su carrera.

¿Pero, y Seto? ¿Y Kaiba?

¿Cuál de los dos niños eras tú en realidad?

Entonces lo comprendí.

Seto lucha contra Kaiba.

Es una batalla que nadie más que tú puede librar. Por eso yo te estorbo, el amor te estorba, el mundo te estorba.

Porque ni siquiera tú sabes quién será el vencedor.

Y eso te aterra.

Las cartas están barajadas, el campo está preparado, el contador marca los Life Points y ambos han gritado «¡Duelo!».

¿Quién ganará?

Sea quien sea. Sea Seto o sea Kaiba...

Yo lo amaré por siempre.

Con amor:

La mujer sin nombre voz u rostro que alguna vez te amó.