INTRODUCCION:

Mi nombre es Hermione, Hermione Granger, conocida como la sabelotodo o sangre sucia por los Slytherins, no les doy mayor importancia a sus insultos porque solo son personas envidiosas que no soportan que otras las superen y se han mejores que ellos, y trato de ver las cosas en otra perspectiva. Me enamoré de aquel chico de cabello platino y ojos grises sin querer, sin razón, sin motivo no sé cómo fue pero me enamoré, te imaginas escuchar tu nombre en los labios del chico al que amas?... Yo sí, eso fue lo que me llevó al abismo, al abismo de la decepción y el engaño y ahí fue donde aprendí que llorar no te va a traer a la persona que has perdido.

De rodillas:

-Mimi! Por Merlín! Que traes es tus baúles?- Gritó Harry sudoroso y sonrojado- la piedra filosofal?

-Muy chistoso Harry. No! Solo son mis libros.

-Que tonto yo…- murmuró sarcásticamente Harry- libros? Era obvio.

-Tienes más libros que ropa!- Preguntó burlonamente Ron.

-Quizás...?- susurró sonrojada y encogiéndose de hombros- Saben qué? Ustedes encárguense de mis baúles, tengo que volver al tren.

-MIMI!-Gritaron desesperados los dos, pero ella ya se había ido. -o-o-o-o-o-

Hermione caminaba por el pasillo del tren buscando la foto muggle de sus padres. La llevaba siempre con ella porque así los sentía más cerca y ella se sentía más segura como si ellos estuvieran ahí para protegerla, como un talismán y se le había caído del bolsillo trasero del pantalón.

-Por qué no la guarde en mi bolso? Pamplinas!

-Muévete! Quítate de mi camino-dijo bruscamente un chico alto mientras la empujaba.

-Oh! Disculpa..- murmuró alzando la mirada tímidamente-Malfoy!

-Granger!-Abrió los ojos sorprendido de ver a la castaña. Ella… ella estaba diferente. Estaba más alta que la última vez y su cuerpo tenía más curvas que la hacían ver sexy. Su cabello era castaño, largo y enmarañado. Su rostro había cambiado, ya había perdido su toque infantil, y sus ojos eran como dos gotas de chocolate, tan oscuros pero hipnotizantes. Pero que mierda le estaba sucediendo. Con voz fría le dijo- que esperas sangre sucia? Muévete.

-Mmm?-lo miró la castaña con gracia- Me olvidaba que tienes un ego tan grande que no te quepa en el pasillo… lindo día Hurón.

Hermione giró sobre sus talones dejándolo con la palabra en la boca. Se alejaba por el pasillo cuando alcanzó a ver un papel en el piso y sí esa era su foto muggle, la recogió rápidamente para alejarse de Malfoy pero una mano blanca y fría como la nieve se entrecerró en su muñeca.

-Ni creas que me ibas a dejar con la palabra en la boca Sangre sucia, aprenderás a arrodillarte ante mí, porque no eres más que una insignificante rata de biblioteca que vive con la cabeza metida entre los libros.

-Suéltame Hurón!- dijo Hermione forcejeando.- Tus insultos no me hieren. Solo me das pena porque no tienes nada mejor que hacer a más de insultar a cualquiera que sea mejor que ti.

-Cómo te atreves-la agarró del cabello con su mano libre- tú no vales NADA!- y la soltó bruscamente.

-Valgo más de lo que crees Malfoy. Observa y aprende.

Y con un rodillazo le pego en su parte más sensible haciendo que este caiga en el piso de rodillas.

-Qué ironía, ahora mira quien está de rodillas frente a mí! DRACO MALFOY EL REY DE LAS SERPIENTES! De rodillas frente a una sangre sucia me has dejado sin palabras.

Lo miró por última vez y se alejó del pasillo con una sonrisa victoriosa y a la vez confundida, después pensaría lo que había hecho.

-o-o-o-o-o-

Malfoy arrodillado en el piso estaba furioso con esa maldita Sangre sucia, lo había humillado y había visto la sonrisa de victoria que se le dibujo en el rostro a la castaña, pero eso iba a cambiar, porque muy pronto ella se lo pagaría. Y con ese pensamiento se levantó y se dirigió hacia Hogwarts.