¡Hola! Nuevo fic. ¿Qué tul? Espero que les guste si no les gusta lo saco.
Disfruten!
Llegué corriendo a la estación de tren. Corrí el riesgo de mirar hacia atrás, solo para ver que los Capitales nos pisaban los talones. "Rápido…." Supliqué mentalmente, aunque a nadie en específico. Miré a mi amigo, Jack, quien estaba a mi lado, tomándome la mano con fuerza, aunque no percibí nada romántico en el acto. Sabía que solo era para calmarme y, tal vez, para calmarse a sí mismo. En cualquier caso, nos reconfortaba a ambos, por lo que no nos soltamos.
Cuando creí que todo estaba perdido y que los Capitales nos atraparían, escuché una sirena, una sirena de tren. Dejamos escapar un suspiro. Ese tren era el más rápido del país y, si algo podía salvarnos ahora, era ese tren.
Las puertas se abrieron y subimos. No teníamos boleto, pero supuse que podríamos amenazar al conductor. Odio amenazar a alguien, pero no teníamos alternativa.
Por suerte no había conductor, al parecer había dejado a cargo a su mono, Bongo, que obviamente no sabía cobrar. Que hombre horrible, haciendo trabajar a un Tití Emperador como humano. Pero por muy terrible que sea, necesitamos su ayuda.
Corrimos al fondo del vagón y nos sentamos en los dos únicos asientos libres del fondo. Las puertas se cerraron justo a tiempo, antes de que los Capitales entraran. Se escuchó el sonido de unos disparos y en tren arrancó, obra del asustado monito.
¿De qué huimos? De lo que nuestros tiranos llaman "Justicia". Nos acusan de robo, estafa y curiosidad (que es un crimen en este condenado país). ¡Ah! Y practicar magia elemental ¿qué problema hay en manipular un como de hielo y fuego? Claro, alguien con esos poderes sería capaz de terminar con la malvada mujer que nos domina, Gothel.
Además, creo que el robo y la estafa es la única forma de sobrevivir en nuestro país. En mi aldea, Arendelle, cultivamos, pero dos tercios son enviados a La Capital donde reside Gothel. Practicamos cría de ganado, pero apenas podemos comer carne. Exportamos hielo y lana, pero no podemos usar nada de eso. Solo podemos usar y comer lo que compramos en las tiendas de Los Capitales, que tienen un precio altísimo para cualquier ciudadano de Arendelle.
Miré por la ventana y pensé en mi hermana, Elsa. Hace tres años que no la veo. Recuerdo perfectamente como era. Físicamente, se parecía mucho a Jack: alta, delgada, con la piel pálida, ojos azules, cabello blanco y una pasión por el color azul. Que yo recuerde, nuca la vi usar un vestido que un fuera azul en su mayor parte o totalidad.
¡Ah! En mi pueblo (y en todo el país) las mujeres tienen prohibido usar una prenda que un fuera vestido. Ya no se fabricaban calzas, polleras, remeras femeninas, etc. Todas usan vestido, hasta yo. Los hombres, en cambio, no pueden usar vestido, pero eso era así mucho antes de que Gothel llegara.
Aunque tampoco tenemos mucha ropa. Jack, por ejemplo, solo tiene dos mudas completas de ropa: una es una remera blanca con una capa marrón, el mismo color que sus pantalones. Y la otra es (con unos pantalones idénticos… ¡No me malentiendan! No es que me fije mucho en sus pantalones) una sudadera con capucha celeste que combina perfecto con su cabello blanco.
Seguro se preguntarán cómo es posible que un chico de dieciocho años tenga cabello blanco. Muchos confunden a mi hermana (bueno, la confundían) y a Jack con albinos, pero no es nada de albinismo. Es algo similar: Leucismo. Alguien albino carece totalmente de melanina (la sustancia que le da color al cuerpo) y tiene cabello y piel completamente blanca. Además de ojos rojos. Ser albino, dicen, es una tortura, pues no hay melanina que te proteja del sol, y en la nieve la cosa es todavía peor, porque refleja la luz solar. Ellos son Leucistas, cabello blanco, piel y ojos pigmentados… el sol además no les hace nada, y la nieve menos. Tanto Elsa como Jack aman la nieve.
¡Ah! No supongan que voy sin ropa, jaja, no. La verdad solo tengo tres vestidos. Si, es deprimente. Mi favorito (y el que llevo puesto ahora) es uno de la cintura para arriba negro y con una falda azul marino, con diseño de rosemaling ("pintura de rosas" en noruego) por todas partes. Además de una capa magenta y un pañuelo en la cabeza que me cubre parte del cabello, el cual tengo recogido en dos trenzas.
Volviendo al tema de mi hermana, la verdad no me gusta mucho pensar en lo que pasó, pero tengo pesadillas sobre eso todas las noches. Recuerdo bien como su mejo amiga, Mérida, al parecer se había revelado (no conozco bien esa parte de la historia) y la habían atado a un poste en la plaza y la habían comenzado a torturar, golpeándola con el látigo mientas todos los ciudadanos miraban expectantes la escena.
Elsa no había dudado en defenderla: golpeó varias veces a los Capitales (las personas que trabajan para Gothel) hasta llegar a Mérida. Trató de desatarle las sogas que la mantenían atada al poste, pero entonces un Capital la atrapó y se la llevó entre la multitud. Con Jack la buscamos hasta que todos abandonaron la plaza. Y jamás la volví a ver. Lloré por semanas.
Pero, esas lágrimas no fueron tantas comparadas con las que derramé cuando murieron mis padres. Todos mis recuerdos de ellos son buenos. Mi madre no hablaba mucho, pero era muy buena, y se nos cuidaba con su vida.
Mi padre, por otro lado, era más serio y severo. No le gustaba mucho la imaginación ni los juegos, ambas cosa… siento que son parte de mí. Pero era bueno, nos trataba muy bien a ambas y sé que nos quería.
Ellos murieron. Dicen que de hambre, pero no estoy segura. En sus últimos días, que yo recuerde, nunca escuché que le rugieran los estómagos, ni tampoco estaban TAN famélicos, aunque no recuerdo bien. Tenía solo once años.
Todos en Arendelle sufren de hambruna, sobretodo los niños. La mayoría de ellos mueren de hambre, salvo los más fuertes. Algunos en la escuela dicen que soy la más fuerte de la aldea: nunca que quejo de hambre, ni me canso, ni me debilito por el hambre y el cansancio… bueno, creo que ya dije eso recién.
Aún así, el hambre me hace sufrir. Me hago la fuerte, pero en realidad siento que me estoy muriendo de a poco. Cada vez que me voy a bañar y me quito la ropa, veo mis costillas a través de mi piel. Cuando era pequeña eso me espantaba, pero pronto comprendí que no podía hacer nada, que era algo normal.
Elsa estuvo siempre mucho peor: uno no necesitaba quitarle la ropa para verle las costillas, cuando caminaba parecía que le dolía y, por mucho que me duela decirlo, era bastante débil físicamente.
Recuerdo que el único día que me alimento bien es mi cumpleaños, cuando mis padres me compraban una barra de chocolate Milka. Amo el chocolate Y más si es Milka. Pero desde que murieron, Elsa se convirtió en "la madre". Casi literalmente. Era muy maternal y madura para su edad, sacrifica mucho por mí y me sobreprotege a veces. Corrección: me sobreprotegía.
Sentí una lágrima deslizándose por mi mejilla, pero inmediatamente me la limpié de mi rostro. Tenía que ser fuerte. Por Elsa, por Jack, por Arendelle y por mí.
No quise pensar en ella, pero los recuerdos vuelven a mí. Desde la muerte de mis padres Elsa me compraba los regalos de cumpleaños, aunque ahora se limitaban a un pequeño chocolate. Yo siempre insistía en que se lo comiera ella, pero se negaba.
Yo, por otra parte, ahorraba todo el año para comprarle uno en su cumpleaños, pero me lo entregaba siempre. Y esa es la historia de cómo terminó famélica.
Jack percibió mi estado de ánimo y apretó mi mano. Le dirigí una mirada llena de tristeza. Jack es lo más importante en mi vida (otra vez, no me malentiendan, es solo mi amigo) y mi razón de vivir. Lo conozco desde que tengo memoria, el es mi mejor amigo. Me acompañó en la muerte de mis padres y en la desaparición de Elsa. De verdad, lo quiero mucho.
Recuerdo que comenzamos a robar y a estafar cuando Elsa despareció y sus padres murieron. Teníamos quince años y no podíamos trabajar, así que comenzamos a estafar a algunas familias ricas. Pero era demasiado difícil, así que comenzamos a robar directamente. También era difícil, pero no tanto como estafar.
Cuando los Capitales nos atraparon, tuvimos que dejarlos inconscientes para poder escapar. Sabíamos que nadie vendría a buscarnos.
Entonces nos escondimos en la biblioteca, un lugar clausurado por orden de Gothel. Jack y yo nunca fuimos muy lectores, pero la biblioteca era un lugar impresionante, lleno de estantes con libros y lugares para esconderse. Encontramos un libro extraño, lleno de runas nórdicas. Por suerte, un amigo de Elsa, Hiccup, sabía leer runas y nos ayudó a escribir el alfabeto en español y en runas antiguas. Y así pudimos traducir el libro (aunque Hiccup jamás se enteró).
Era un libro de magia y brujería. Al principio no nos creímos nada, pero al final entendimos que era real, y nos aprendimos todo lo que pudimos del libro ¡Hasta aprendimos a leer runas nórdicas! Al final, aprendimos a hacer magia elemental. Jack quedó encantado practicando Magia del Hielo. Pero a mí me encantó la Magia del Fuego. Pronto terminamos controlando a la perfección nuestros nuevos poderes y viviendo, literalmente, en la biblioteca, pero al principio fue desastroso, y si nos asustamos, enojamos o alteramos se salen de control y causan muchos problemas.
De hecho, fue eso lo que causó que tuviéramos que irnos de Arendelle. Los Capitales me confundieron con otra chica (creo que se llamaba Mary Katherine) que se había revelado y trataron de capturarme. Para protegerme, Jack congeló a tres de ellos. Entonces trataron de atraparlo a él. No pensé en que hacía en ese momento, solo prendí fuego el trasero de otro Capital. Habría sido divertido si no hubiera estado tan asustada en ese momento.
Pero en ese preciso momento todos los Capitales trataron de atacarnos. No queríamos lastimar a más personas, por malos que fuesen. Así que tomamos la segunda opción: huir.
Corrimos a nuestra casa (la biblioteca) y agarramos lo esencial: cepillo de dientes, comida, agua, ropa, y algunas cosas más. Agarramos el libro y corrimos directamente a la estación de trenes.
Miré por la ventana. El cielo había comenzado a oscurecerse y las estrellas a aparecer. La villa fue desapareciendo dándole paso al campo, poblado únicamente por algunas granjas y las vacas. Estoy segura de, que si tuviéramos vacas, podríamos comer mejor.
¡Pero ahora somos libres! Dejamos Arendelle para siempre, ahora podremos vivir de verdad. Pero hay muchos peligros afuera, nunca salimos antes. ¿Qué pasará ahora?
Me llamo Anna Arendelle y esta es mi historia.
Bueno ¿qué me dicen? Ya fue, se que nadie leyó esto. Me inspiré en Los Juegos del Hambre. Díganme si quieren que lo continúe.
Fan-de-caidos-del-mapa fuera
