Saint Seiya no me pertenece, por desgracia. Es propiedad de Masami Kurumada y la Toei. Danae y la trama de esta historia son todas mías.
Recuerdos al ritmo de ópera.
Hoy le pareció un lindo día a Danae para caminar por los templos. Había terminado con sus quehaceres del día y francamente todavía no quería ir a su casa. Así que inició su marcha cuesta arriba.
Cuando estaba cerca de la entrada de Géminis, escuchó música. Específicamente música de ópera. Reconoció la melodía, ya que pertenecía a Turandot, la obra inacabada de Puccini. Fue despacito hasta el templo y entró silenciosamente.
Saga estaba en una pose relajada en un sillón, escuchando Nessum Dorma. La joven escudera no pudo resistir el llanto. Esa melodía la llevaba a su pasado. Específicamente a sus siete años, cuando hablaba el griego realmente mal y Saga le prestaba libros para ayudarla con el idioma.
Saga volteó hacia donde se encontraba Danae y se sorprendió al verla llorando. De inmediato se levantó de su asiento y le dijo:
—Danae, tranquilízate, no llores amiga. No me gusta verte triste.
—Estas lágrimas no son de tristeza, señor. Es que la melodía que escucha me trajo recuerdos de mi infancia. ¿Sabe? Recuerdo que usted me enseñaba el griego…
—Oye, espera. No recuerdo haberte conocido desde hace tanto tiempo.
—¿Ah, no?— Eso había sido un golpe algo duro para la joven, pero decidió no demostrar eso.
—No, pero no creo que tú me estés mintiendo. Tal vez Ares se encargó de borrarme algunos de los recuerdos felices respecto a nosotros… pero, ¿qué tiene que ver Turandot con las clases de griego?
—Bueno, señor… usted ponía ópera después de las clases. Por eso es que se me quedaron en la memoria algunas de ellas y adquirí el gusto por la buena música gracias a usted.
—¿De verdad? Bueno, es una pena no recordarlo, pero que bueno por lo menos tú sí te acuerdes de eso, amiga.
Danae le sonrió desde su lugar, mientras Saga la conminaba a sentarse a su lado a escuchar ópera. La escudera fue hacia el sofá y se sentó a su lado.
Las notas de Turandot se hacían escuchar en la sala, mientras Danae sonreía y Saga colocaba su brazo sobre los hombros de la escudera. Era increíble como una simple ópera podía traerle tan buenos recuerdos a la chica.
—¿Sabes de qué trata esta ópera?
—Creo saberlo: era sobre una princesa que mataba a sus pretendientes en venganza a lo que le hicieron a una de sus antepasadas. Pero antes de matarlos, les ponía tres acertijos. Un príncipe acierta los acertijos, pero para liberar a la princesa de su compromiso, la desafía a adivinar su nombre. De hecho, la melodía de Nessum dorma es como una afirmación de que la princesa no sabrá su nombre.
—Me sorprendes, amiga. Creo que nunca hubiera sabido que a ti te gustaba la ópera, ya que no das esa impresión. Bueno, ahora sé quien me acompañará a ver alguna ópera algún día— Saga se sonrió, mientras la joven se sonrojaba.
—Bueno… sería un placer hacerle compañía el día que eso ocurra.
Definitivamente, este final de día estaba resultando todavía mejor de lo que había planeado, al menos eso pensaba Danae mientras el abrazo del Santo de Géminis se estrechaba y ella se acomodaba mejor para seguir escuchando el disco con la ópera Turandot.
Volvemos con las historias de este par de amigos. Danae recuerda que Saga le enseñaba griego un poco antes del asunto de la usurpación del trono del Patriarca. Saga no lo recuerda, pero eso no importa mucho, ya que son buenos amigos de todas formas.
Les recomiendo muchísimo la ópera que menciono en este escrito, sobre todo el aria
