Jimin miraba por la ventana, viendo cómo la gente corría por las calles, buscando protegerse de la lluvia. Claramente los había atrapado por sorpresa, después de todo casi todos los noticieros habían reportado que sería un día soleado. Sin duda señal de un mal presagio.

Tomó otro sorbo de café. No es que los días como aquel no fueran de su agrado, le encantaban en realidad. Nada podía compararse a estar recostado en su cama, acurrucado con su amante, con el ruido de la lluvia arrullando a ambos chicos mientras hacían un vano intento por finalmente terminar un tonto documental que a Jungkook seguramente le había parecido interesante en su momento. No, la lluvia no era un problema en absoluto. La cuestión era que se trataba de un viernes en la mañana y en aquel momento el joven se encontraba preparándose para ir a trabajar y, debido a que no contaban con un coche aún, iba a tener que caminar.

Llegar empapado al estudio nunca había sido una de sus cosas favoritas.

Miró la hora, a penas eran las 8:00, por lo que podía tomárselo con calma. Con suerte y para cuando saliera la lluvia habría parado y haría el clima tan agradable que le había prometido el hombre con el chistoso bigote de las noticias.

Jimin bajó su taza y dirigió su atención hacia la entrada de su habitación. Además del suave ruido de la lavadora y el de las gotas golpeando contra las ventanas no había ni un solo sonido en el apartamento. Lo cual era extraño, normalmente a esta hora el menor de los dos ya estaría terminando de arreglarse para ir a su trabajo. El mayor sabía de alguien que iba a llegar tarde.

Se estiró y entró a su cuarto. Increíble, de verdad increíble. No solo Jungkook estaba dormido, estaba completamente muerto. El cabello por ningún lado, la almohada babeada y el pantalón de la pijama por las rodillas. Puede que él no se viera perfecto cuando dormía, pero esto era ridículo. A pesar de eso Jimin no pudo evitar encontrar a su novio adorable.

El chico fue de puntillas hasta la cama y pegó un salto, cayéndole encima al pelinegro.

—¡JEON JUNGKOOK!— Jimin comenzó a retorcerse en la cama dándole patadas y algunos manotazos —Brilla, brilla solecito. Es hora de despertar— Paró con las agresiones cuando el menor finalmente dio señales de vida.

Cuando Jimin pensó que al fin había tenido éxito, Jungkook se tapó con la sábana por completo soltando un gruñido. Pronto pudo escuchar como la respiración de éste volvía a tornarse ligera. Se había vuelto a dormir.

Jimin ni siquiera estaba sorprendido, Jungkook tenía un increíble don para quedarse dormido, sin embargo no tenía tiempo para lidiar con sus berrinches. Anoche le había dicho que se fuera a dormir temprano, pero el joven terco se había quedado jugando en su celular. Como buen novio que era no podía dejarle llegar tarde a su trabajo, aún si él se lo había buscado.

Volvió a sacudirlo con fuerza.

—Jungkook, oye Jungkook. Oye, despierta Jungkook, oye.

—¡Agh, ya!— Jungkook lo empujó quitándoselo de encima. Jimin sonrió, ahí estaba el gruñón al que tanto quería en las mañanas. Pronto el mayor se vio capturado por su novio, quien lo jaló a la cama con él.

—No quiero, cinco minutos más.

Jimin soltó una risita.

—Ya no hagas berrinche, ayer te dije que no te desvelaras y poco te importó.

—¿No podrías ser un poco más tierno? No sé, levantarme con un beso o simplemente ser un poco menos violento.

Jimin alzó una ceja.

—Ah, disculpa— tomó un almohada dándole en la cara —Mira, ahora fui más suave—.

Jungkook suspiró y volvió a empujarlo. Se incorporó, no estando del todo despierto todavía. Jimin le lanzó su ropa a la cara parándose de la cama.

—Anda, ve a bañarte que se te hace tarde.

El joven no le respondió. Simplemente se paró dirigiéndose al baño, cerrando la puerta tras de sí con brusquedad. Jimin tan solo rodó los ojos, que genio.

Jimin regresó a la cocina tomando su taza nuevamente. Le había tomado tanto tiempo despertar a Jungkook que su café se había enfriado, hizo un puchero de desagrado. Si tan solo tuvieran un microondas...

Dejó la taza a un lado y comenzó a hacer el desayuno. Generalmente cada quien se hacía de comer lo que quisiera, pero el mayor era perfectamente consciente de que si quería que el mal humor del otro no fuera a durar hasta la hora del almuerzo se iba a tener que esmerar con los mimos. No que se quejara.

Jimin estaba poniendo todo el amor y empeño en hacer que aquellos huevos estrellados fueran perfectos. Se estaba comenzando a frustrar. Tal era su concentración que no notó cuando el otro joven salió de bañarse, dándose cuenta de ello al sentir los brazos de alguien rodeando su cintura.

—Jimin— susurró en su oído.

El joven por poco y le da un golpe. Pegó un brinco en cambio, dejando caer más sal de la que debía. Una vez se calmó volteo como pudo, dirigiendo a su novio una mirada fulminante.

—Si me vas a llegar por la espalda por lo menos avisame.

—Lo siento— el otro tan solo lo abrazó con más fuerza. Jimin miró aquello algo desconcertado aunque feliz. Generalmente era él quien iniciaba el contacto físico, no al revés. El rubio se derritió en el abrazo, inhalando la colonia de su pareja. Era en muy pocas ocasiones cuando la usaba, sólo en momentos especiales, por lo que el mayor tenía que disfrutarlo al máximo.

—Hoy te esmeraste.

—Sí, bueno, tengo una junta importante con uno de mis clientes.

El joven asintió. Últimamente Jungkook se había estado viendo muy estresado, suponía que las cosas en el trabajo no estaban yendo precisamente bien.

—Oye, Jungkook.

—¿Hmm?— el menor aún no lo dejaba ir.

—Voy a llegar tarde hoy. Quede de verme con Hobi.

Se hizo un largo silencio entre los dos. Jimin se tensó ligeramente ¿por qué no decía nada?

—Bueno, solo te avisaba. Uhm ¿estás molesto?

—¿Qué? No, no, para nada— Jungkook se apartó y finalmente Jimin lo pudo ver mejor. Ya llevaba su traje puesto, salvo por el saco. Aún a pesar de eso se veía intimidante, decir que eso no lo provocaba sería una completa mentira. Tenía que enfocarse —No me molesta en lo absoluto, es uno de tus mejores amigos después de todo— Jungkook parecía ser completamente genuino con lo que decía. Ningún indicio de que estuviera enojado o le estuviera mintiendo.

—Oh, bueno. Pensé que quizá querrías que hicieramos algo juntos.

—Ya tendremos más tiempo, además estoy muy cansado, creo que preferiría llegar a dormir. Tú ve y diviértete con Hobi, no te preocupes por mí.

Jimin asintió algo extrañado. De verdad apreciaba que Jungkook estuviera siendo tan considerado, pero normalmente le hubiera rogado más, ahora parecía no importarle.

Suspiró. Bueno, después de todo Jungkook de verdad se veía agotado, quizá simplemente no quería que pasara una noche de viernes encerrado en el apartamento con él. Aunque a Jimin no le hubiera molestado en lo absoluto.

—Bueno, están algo arruinados pero te hice de desayunar.

Su pareja le sonrió suavemente y le dio un beso en la sien, tomando asiento en el comedor poco después.

—Que hambre tengo.

—No te relajes mucho, es para llevar. Vas tarde.

Jungkook suspiró y se paró.

—De acuerdo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

—A ver, desde el inicio. Procura saltar un poco más ahora— Jimin volvió al frente poniendo la música. La chica delante suyo tenía mucho talento, sin embargo podía llegar a ser muy torpe, dando en el clavo cuando se trataba de pasos complejos pero fallando con los más básicos.

En un día normal hubiera tenido mucha más paciencia, de verdad adoraba a sus estudiantes, pero hoy no estaba siendo su día. Dado que había arruinado el primer huevo que había preparado para Jungkook tuvo que repetirlo. Jimin se comió el que había echado a perder. Estaba demasiado salado. Después de eso había ido a cambiarse y salió de la casa, llevándose la desagradable sorpresa de que, en contra de todo pronóstico, seguía lloviendo.

Jimin había llegado empapado al estudio porque su paraguas decidió que ese era el mejor día para romperse. A parte de la lluvia un coche había pasado demasiado cerca de él, terminando el trabajo. Su día había empeorado cuando, al llegar, le comunicaron que el salón donde normalmente practicaba se había inundado, por lo que tendría que moverse de lugar.

Realmente no era su día, por lo que su tolerancia y respeto hacia los demás estaba en 0. Cuando la chica se volvió a equivocar, que poca sorpresa causó en Jimin, éste tuvo que contener todas sus ganas de explotar en ese mismo lugar.

—Sun Hee, hermosa, ¿Qué te parece si mejor vas con el resto a ensayar un rato y después tú y yo nos ponemos a practicar mejor esta parte otra vez? Para que no te canses. Todo lo demás está perfecto, de verdad tienes talento— Le sonrió lo más dulce que pudo. Aquel último cumplido, más el tono que Jimin utilizó, fue suficiente para que la chica se retirara con los ánimos altos.

El joven suspiró y fue a una banca a tomar agua. Les daría un breve receso de 5 minutos. Sólo eso necesitaba para recuperar sus ganas de vivir.

Había puesto su celular en silencio por lo que no se había dado cuenta que Hoseok, muchas, varias veces, había estado tratando de llamarle. A parte del lindo detalle de dejarle al menos 20 buzones de voz, Jimin tenía otros 40 mensajes de la misma persona. Oh, espera, 41, Hoseok seguía mandando más. Tenía que reconocer que era persistente. Ni siquiera decían nada importante, en su mayoría eran gifs.

Desbloqueó su celular y por un momento se quedó admirando su fondo de pantalla. Era una foto de él y Jungkook en algún parque de diversiones, cuyo nombre Jimin ya no recordaba. Sonrió bobamente y abrazó su celular con fuerza. Dios, cómo necesitaba a Jungkook ahí con él en ese mismo instante. Era el único con el que no había tenido que fingir nunca estar bien todo el tiempo, lo había visto en sus peores momentos y aun así se había mantenido con él siempre. Lo adoraba en serio, aquella foto fue justo lo que necesitaba para recuperar toda la fuerza que le hacía falta.

Perdón Hobi, estaba en clase ¿Qué sucede?

Jiminiiiiiiieee luz de mi alma

Ah

Hola

Perdón, solo quería confirmar ¿A las 8 cierto? ovo

¡Sip! Allá te veo :^)

:****

Jimin guardó su celular, sonriente. No tenía ninguna razón para estar de mal humor: pasaría un buen rato con Hobi y regresaría a dormir abrazado del amor de su vida. Sintió su pecho cálido y se puso de pie emocionado.

—A ver todas y todos, desde el inicio ¡Vamos!— se escucharon algunos gruñidos, pero de igual forma se pusieron en sus posiciones al instante.

Mientras bailaba, Jimin no podía evitar perderse en su pequeño mundo. En su imaginación, él llegaba completamente sobrio a su casa y Jungkook lo esperaba despierto. Encargarían una pizza y verían una película romántica que, después de un rato, tan solo se volvería un sonido de fondo puesto que, por supuesto, Jimin no iba a dejar a su novio en paz, y menos con lo guapo que lucía en la mañana.

Ese era el sueño.

Jimin ahora no podía evitar desear que siguiera lloviendo en la noche. Haría mucho más romántico todo.

-.-.-.-.-.-.-

Jimin se encontraba estirando en el salón preparándose para el siguiente grupo. Su clase anterior aun no lograba dominar por completo la coreografía, pero hubo bastante progreso por lo que el joven estaba sumamente orgulloso.

El grupo que venía iba mucho más avanzado, por lo que Jimin estaba realmente emocionado. Ya iban a llegar al clímax de la canción, una de las partes a la que le había puesto más empeño que a las demás.

Alguien tocó a la puerta, lo que logró sacar al joven de sus pensamientos. Jimin se quitó uno de los audífonos que traía puestos.

—Adelante— Era demasiado temprano para que comenzaran a llegar sus estudiantes aún.

—Hola Jimin.

—¡Hye!— se trataba de su coordinadora, quien le sonreía amablemente desde el otro lado de la puerta. El joven se paró sonriente y corrió hacia ella abrazándola —Pensé que ya te habían despedido, ¿Hace cuánto no me vienes a visitar?—.

—Más de lo que me gustaría Jimin, pero bueno, sabes bien que no eres el único profesor al que debo estar monitoreando

Jimin se llevó una mano al corazón fingiendo sentir un profundo dolor.

—Vaya y yo que me sentía especial, solo dí que me odias y ya.

—Eres especial, sólo no le digas a los demás— esto provocó que Jimin sonriera ampliamente y abrió su boca —Te voy a detener ahí vaquero, porque por más que ame bañarte en cumplidos no vine a eso— Jimin cerró su boca, otro día sería…

—¿Qué pasó entonces?

—Verás, muchos de los salones se inundaron por la tormenta y estamos dando el mantenimiento necesario… por lo que decidimos mejor cancelar todas las clases del día para que nadie estorbe en nada.

—¿Significa que ya puedo irme a casa?— La mujer rió.

—Sí, Jimin. Ya te puedes ir a casa, nosotros nos encargaremos de comunicarle a los estudiantes que no habrá clases. Ten un bonito fin de semana— Hye se retiró luego de despedirse.

Jimin suspiró. Estaba algo desanimado pero eso significaba que iba a poder pasar un rato más con Jungkook antes de salir con Hoseok. Tomó sus cosas alegre y sacó su celular. Por un largo momento Jimin consideró mandarle un mensaje anunciando que llegaría más temprano de lo previsto pero al final decidió no hacerlo.

Quería darle una sorpresa a Jungkook, antes de llegar pasaría al supermercado y le compraría un paquete de leche de plátano. Jimin tenía la impresión de que ya se le había acabado la última, y por 'tener la impresión' se refería a que estaba seguro que ya se le había terminado puesto que él se había servido lo último.

Estaba decidido, pasaría primero al supermercado y después iría a casa a descansar.

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Cuando Jimin llegó al apartamento no pudo evitar notar al instante que algo raro estaba sucediendo. Eran alrededor de las 7:30 y las luces estaban apagadas. Tal vez Jungkook se había quedado trabajando en la oficina, o tal vez ya se había ido a dormir, que si era el caso, se iba a sentir un poco decepcionado.

Decidió no darle importancia. Entró a la casa en silencio, en caso de que Jungkook de verdad estuviera dormido, y fue hacia la cocina guardando la leche dentro del refrigerador. Ya lo iba a cerrar cuando notó un pequeño detalle. Una de las botellas de vino que tenían guardadas ya no estaba.

Entonces era uno de esos días eh. Para que Jungkook tomará solo significaba que de verdad había sido un día pesado, cancelaría sus planes con Hobi e iría a platicar con el menor, estaba seguro que su amigo entendería.

Jimin salió de la cocina y se dirigió a la habitación que compartía con Jungkook. Antes de poder entrar algo llamó su atención. La botella que faltaba estaba en la sala y junto a ella se encontraban dos copas. El chico caminó lentamente hacia ella extrañado, ¿Tal vez Jungkook lo había estado esperando para tomar? Pero eso no tenía sentido, Jimin no le había dicho que llegaría temprano. Además ambas copas aún tenían algo de vino...

—Kookie.

Era una voz ronca...muy familiar, ¿Taehyung? Jimin miró a su cuarto, de donde provenía aquella voz ¿Qué estaba pasando?

—Callate, por favor. Callate y no lo arruines.

Como en transe Jimin comenzó a caminar en silencio hacia su habitación, estaban jugando a algo tal vez… o solo estaban haciendo algo estúpido como siempre y no querían que nadie más se diera cuenta.

—¿Callarme? Después de lo mucho que me rogaste, no lo creo— seguido de eso se escuchó algo que no podía ser otra cosa que un gemido.

¿Un… masaje quizá?

Llegó hasta la puerta que estaba entre abierta. Tomó la perilla con manos temblorosas y la empujó ligeramente, asomando apenas su cabeza. Lágrimas se acumularon en sus ojos.

Jungkook se encontraba encima de Tae moviéndose a un ritmo constante. Soltaba fuertes suspiros y gemidos mientras Tae lo miraba con profunda adoración y lo sujetaba por la cintura ayudandolo con el movimiento.

Jungkook estaba arqueado y profundamente sonrojado.

—M-mas, más rápido.

—¿Te gusta? ¿Dime cuánto te gusta Kookie?— su voz era grave y acaramelada —Dios, te ves tan hermoso—.

Jungkook siguió moviendo con fuerza sus caderas. En algún momento bajó y comenzó a besar a Taehyung con necesidad.

Tae acariciaba cada esquina de su cuerpo, pellizcando gustoso algunas zonas, lo cual solo provocaba que Jungkook quisiera más.

—Dime Kookie… ¿Soy mejor que Jimin?

Jungkook se apartó mirándole con la respiración agitada. Por un momento no dijo nada, confundido.

—¿Quién?

Ahí fue cuando Jimin decidió que había sido suficiente. Toda su vida había pensado que él sería de los que irrumpen en el cuarto y hacen una escena como en las novelas y sin embargo, no se encontró con la fuerza de hacer nada.

Jimin volvió su vista hacia la sala. La botella de vino lo estaba llamando. Fue hacia ahí y se derrumbó en el sofá, tomó una de las copas sirviendose hasta el tope. El joven comenzó a tomar. Jungkook no pudo contenerse y soltó un grito ante algo que Taehyung le había hecho.

Jimin tan solo siguió tomando, ignorandolos. Honestamente en ese momento nada podía importarle menos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Jungkook se encontraba acostado en el pecho de Taehyung dibujando figuras en éste con su dedo índice. Hacía un buen rato que habían terminado, ambos estaban agotados por lo que habían decidido tomar un descanso. El menor se sobresaltó cuando el otro repentinamente comenzó a acariciar su cabello, sin embargo, no hizo nada para detenerlo.

Jungkook vio a Taehyung de reojo. Este se encontraba pensativo. Él en realidad aún tenía puesta su ropa, tan solo se había desabrochado sus pantalones y camiseta. La luz de la luna chocaba con su rostro haciendo que luciera aún más atractivo de lo que normalmente era… y eso fue lo que los había llevado ahí.

Desde hace semanas Jungkook había notado que el coqueteo inocente que él y Taehyung llevaban de juego había estado tornándose en algo más. Jamás intentó detenerlo, podía que sonara algo egoista, pero le gustaba la atención que recibía. Tae era alguien muy atractivo y carismático, y Jungkook había sido débil.

Aún amaba a Jimin, con toda su alma y ser, seguía contando los días que faltaban para poder finalmente estar con él para siempre… pero en el momento, Taehyung le había prometido tantas cosas, y le había hecho desear tantas otras. Jungkook no se había podido resistir. Sí, habían tomado, pero el menor en todo momento había estado consciente de lo que hacía y lo que estaba pasando.

El pequeño remordimiento que sentía era apaciguado por el hecho de saber que eso sería algo de una sola vez. Sólo había sido para liberar la tensión que se había estado acumulando durante las últimas semanas, sólo eso. Después de aquel día terminaría todo coqueteo con su amigo y se dedicaría únicamente a ser feliz con Jimin para siempre.

Miró su anillo y sonrió. Para siempre.

—¿Listo para el segundo round?

—Primero ayúdame a ir por un vaso de agua.

Taehyung lo ayudó a pararse y salieron con cuidado de la habitación. Una vez fuera Jungkook vio la hora y suspiró.

—¿Sabes qué Taehyung?, Jimin no tarda en llegar, creo que es mejor que te vayas.

—Sí, sería una verdadera lástima que me enterara, ¿no?

Ambos chicos se pusieron pálidos y rápidamente voltearon al lugar de donde provenía la voz. Jungkook prendió la luz de la sala y todo quedó en evidencia. El aspecto desaliñado de Taehyung, las marcas en el cuerpo de Jungkook. Lo habían hecho.

—Oh, pero no se preocupen, ya me enteré. Adelante, continúen no dejen que eso los detenga— Jimin tomó otro sorbo a su copa con la mirada perdida.

—Creo… que mejor me voy.

—Yo creo que sí— La voz de Jimin era dura.

—Bueno, adios. ¿N-nos vemos después? Uhm— Taehyung salió del apartamento a toda prisa sin siquiera arreglarse la ropa. Cerró la puerta y se hizo un silencio glacial.

Ninguno de los dos decía nada, Jimin tan solo tomaba vino ocasionalmente. Jungkook juraba que podría cortar la tensión con un cuchillo. No sabía qué hacer, honestamente ¿qué podía decir? Sabía que estaba caminando en una línea muy fina. Cualquier idiotez que dijera en ese momento haría que perdiera a Jimin para siempre. Jungkook miró su anillo y ahora fue un sentimiento amargo el que lo lleno. Para siempre.

—Solo quiero saber ¿por qué?— fue Jimin quien finalmente rompió el silencio, Jungkook pegó un brinco no esperando aquello —Pensé que todo estaba bien, te di todo Jeon, así que ¿Por qué? ¿No fue suficiente para ti? ¿No fui suficiente para ti?—.

—Jimin, no. No es eso.— Jungkook siempre se había sentido orgulloso por su capacidad de siempre mantener la calma aun frente a los abogados más despiadados, y sin embargo, en ese momento, estaba entrando en pánico. Entrar en pánico jamás era bueno —N-No es lo que parece— fue lo único que pudo decir. De todas las cosas más clichés que se le pudieron ocurrir tuvo que decir la peor.

—Ah, ¿Entonces estoy loco? Tú y Taehyung no cogieron, me lo imagine todo— Jimin por un momento estuvo apunto de decir algo más, sin embargo pronto su mirada se tornó cansada —¿Sabes qué? olvídalo, no me importa— Jimin bajo su copa y se puso de pie. Comenzó a caminar hacia la entrada mientras se quitaba el anillo, arrojándoselo al pecho al pasar junto él.

Jungkook sintió su mundo derrumbarse.

—Jimin. Por favor— Jungkook trató de detenerlo pero Jimin lo esquivo. —Por favor no, no me dejes. No va a volver pasar, te lo juro. Te amo, Taehyung no significa nada para mí—.

—¡Callate!— Jungkook apretó los labios —Ya no quiero escuchar nada más de ti, se acabó—.

Antes de salir lo miró una última vez.

—Que tengas una bonita vida, adiós

Jimin cerró la puerta. Casi al instante Jungkook golpeó la pared más cercana, llorando como nunca en su vida lo había hecho. Lo había perdido todo, absolutamente todo. Jungkook cayó de rodillas, se sentía la persona más miserable del planeta.

—Jimin… por favor, vuelve Jimin…— Cómo deseaba que todo esto fuera tan solo una horrible pesadilla.

-.-.-.-.-.-.-.-

Jin miraba al chico en silencio mientras este terminaba de contar su historia. En ningún momento había tratado de decir o hacer algo. Si era sincero no sabía ni siquiera porque estaba ahí. Cuando Jimin término ambos muchachos se quedaron en silencio. Jimin miraba su taza de café como si fuera lo más fascinante que existiera en todo el planeta.

Jin suspiro.

—Uhm, no sé qué decir Jimin. De verdad lo siento mucho, no tienes idea.

Jimin se decepcionó ante la respuesta.

—Perdón, es solo que tu número fue el primero que me apareció y necesitaba a alguien más con quien sacarlo además de Hoseok. Ya lo he estado hostigando demasiado estas últimas semanas.

Jin asintió.

—Si me permites darte mi opinión, no creo que valga la pena que te estas desgastando con ello. Si Jungkook fue capaz de hacerte eso es porque tal vez nunca te quiso lo suficiente, tienes que seguir adelante.

—Lo dices como si fuera la cosa más sencilla del mundo.

—Nunca dije que lo fuera, pero ¿Qué otra opción tienes? ¿Seguir llorando hasta que hartes a Hoseok y te corra? ¿Regresar con Jungkook? Por favor Jimin, yo se que tu eres mucho más inteligente que eso.

Jimin apretó sus puños y miró la mesa. Quizá tenía razón.

—Perdón, no quería ser tan duro contigo.

—No, no, está bien, tienes razón… solo que me cuesta aceptarlo, supongo.

—Que ningún perdedor te hunda Jimin, te lo digo por experiencia. Estás mejor sin él.

Jimin le sonrió débilmente. Se notaba a kilómetros de distancia que no estaba convencido del todo.

—Tal vez.

Jin se recargó sobre la mesa. Bueno, tampoco esperaba que le hiciera caso. Se quedó mirando una servilleta. Entonces Taehyung lo había logrado al fin eh. Jin apretó los labios, de verdad no sabia que estaba haciendo ahí cuando estaba peor que Jimin. Al menos el café había estado bueno.