Declaimer: los personajes aquí mencionados pertenecen a la Serie Naruto, de Masashi Kishimoto… Salvo con en esta ocasión es un ½ gender bender.
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EL CABALLERO Y LA PLEBEYA
CAPITULO I
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Konogakure 1901
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La oscuridad de la Noche envolvía el distrito principal de Konoha, las personas ignorantes a su exterior dormían plácidamente en sus casa, ni una sola alma se veía en la cuidad.
Las calles de piedra crujían con el pisar de aquel jinete, los perros aullaban y ladraban desconsolados… que mal augurio, que nefasto suceso estaba a punto de acontecer.
El caballo se detiene frente al hospital principal, y de esta baja un hombre de estatura prominente, se le veía cubierto de una capa negra que apenas dejaba visibles unos cuantos mechones de su grisácea cabellera, en sus brazos cargaba lo que parecía un gran bulto, envuelto en una manta de color naranja.
Entra a las instalaciones y en paso acelerado abre puerta con puerta… ¿parece desesperado? ¿Buscando algo?
Sube los escalones a toda prisa, su respiración esta acelerada y sus latidos son fuertes… parecía su corazón querer huir de aquel cuerpo.
Al fin sus ojos se posan en una puerta color blanco con las letras "Neonatos"…
Abre la puerta de golpe, y entra a la habitación.
-Señor este es un lugar restringido, no puede entrar sin autorización-
El hombre enfoca su vista hacia el origen de aquella voz. Un señor ya de edad, de tez morena y cabellera negra; a la par de este una jovencita, igualmente de tez morena y cabellos largos y rizados color castaño.
Ignorando las palabras del anciano, empieza a observar a cada uno de los bebes que se hallaban en ese lugar, escudriñando entre ellos, como si buscara uno en específico.
-pero que cree que hace salga de aquí de inmediato.
Se detiene frente a un hermoso bebe de cabellos rubios que yacía dormido en su respectivo moisés.
-este es perfecto-
Toma al bebe que estaba dormido, y en su lugar deposita lo que él llevaba en manos.
-Naruko-sama, aquí estará a salvo-
Pero de repente el hombre de cabellera negra había tomado su brazo impidiéndole salir de la habitación con el nuevo bebe en brazos.
-No te llevaras este niño-
El caballero de cabellos grises empuja a aquel hombre que cae al suelo inmediatamente, acto seguido con la mano disponible desenfunda su catana y coloca su punta en garganta del moreno que le veía entre sorprendido y aterrado.
-SARUTOBI-SAMA-
La voz de la muchacha le hizo reaccionar, "el no venía a matar a nadie, NO, el vino a buscar protección para su pequeña damita"
-Cuida de ella, y no permitas que nadie se le acerque-
Avanzo sin guardar la espada, con una mirada amenazante empezó a caminar hacia atrás.
Al sentirse ya en la puerta volvió a enfundar su arma y antes de salir a toda prisa por el lugar pronuncio unas palabras.
-Su nombre es Naruko, por favor… CUIDAD DE ELLA-
Y salió, corriendo por los pasillos del hospital.
Había dejado una niña, pero en su lugar cogió a un pequeño de parecido similar.
Corrió más y más, hasta salir del lugar, su caballo le esperaba justo enfrente, y sin pensárselo se subió en el.
-Corre Colmillo, corre…-
EL caballo hecho galope desenfrenado… haciendo estremecer el suelo que pisaba, así logró salir de aquella ciudad, adentrándose al bosque.
…
¿Cuánto había cabalgado?, eso no le importaba, debía llegar a la capital inmediatamente, debía llegar con aquel pequeño que llevaba en brazos.
-un poco más amigo, un poco más y estaremos a salvo-
Pero al solo terminar estas palabras y su caballo se detuvo estrepitosamente.
Frente a él se encontraban dos hombres con máscaras extrañas en su rostro, y apuntándole con sus catanas.
-Hasta aquí llegas, Colmillo Blanco-
Esa fue la última voz que escucho antes de recibir un golpe de espada justo en la espalda.
-0-
Konogakure en la actualidad.
-NARUKOOOOOOO-
Un fuerte grito se escuchó proveniente de aquel enorme edificio… La Academia de Ciencias y Letras de Konohagakure
-NARUKOOOO VEN AQUÍ INMEDIATAMENTE-
Una pequeña joven de unos 16 años corría presurosa por los pasillos de la Institución, con una sonrisa de victoria en su rostro. Su dorado cabello iba prensado en dos coletas largas que le daban ese aire infantil e inocente.
Su mirada cual zafiro brillaba reluciente. Y su esbelto cuerpo escondido tras ese enorme vestido negro ligeramente acampanado y con unas largas mangas que llegaban hasta sus muñecas.
Lo único que hacia relucir ese tan bien tallado cuerpo era aquel corsé color blanco que presionaba su abdomen, entallando su cintura.
-NO CREAS QUE HOY TE VAS A SALVAR NARUKO-
-Jajajaja Atrápame si puedes Iru-san Jajajaja-
-MOCOSAAAAAA-
La chica corría distraída, viendo de vez en cuando hacia atrás, como buscando señales de su perseguidora y a la vez hermana mayor, Iru Umino.
Una joven de nivel superior de tez morena y cabellos castaños.
En la Institución era de los más normal encontrar a esas dos en plena batalla campal... ya sea porque Naruko no entregaba sus reporte, o no se presentaba a las clases… o porque había hecho alguna que otra travesura.
Si, La señorita Umino era la que recibía todas las quejas de las acciones de su hiperactiva hermana menor, que a pesar de tener 16 años seguía comportándose como una niñita.
-TE ATRAPEE-
-AAAAHHH-
A pesar de sus constantes riñas se querían, pues solo se tenían la una a la otra… no había nadie más que velara o respondiera por ellas… Desde la segunda guerra de naciones habían perdido a sus padres y así mismo a su protector, el Señor Sarutobi.
Pero este aun después de muerto, procuraba por ellas… pues toda su fortuna la empeño para dejar pagados los estudios de ambas chicas… desde la primaria, hasta la secundaria, incluyendo su estancia en el internado de la gran Institución de "Legado de Fuego" donde actualmente se encontraban.
-¿Qué demonios hacen ustedes dos, pequeñas sabandijas de rio?-
Una voz aterradora las hizo tragar saliva, se quedaron paralizadas ante la figura de una mujer… una mujer de piel tan pálida como la nieve, cabellos largos y negros y una mirada que se asemeja a la de una serpiente… y así mismo que aterraba como lo haría una cobra.
-O…O….Orichi-sama-
Iru la veía horrorizada, mientras que Naruko le lanzaba dardos con sus ojos… La odiaba, Odiaba tanto a esa mujer.
¿y porque no se iba? Sencillo… no podía dejaría que esa mujer truncara sus sueños.
-A la dirección, INMEDIATAMENTE-
Bufo aquella mujer.
Iru y Naruko le seguían de lejos, ambas tomadas de la mano, en señal de apoyo.
…
Llegaron a la oficina principal, el lugar más temido de todos en aquella Institución Académica. Las paredes estaban pintadas de color verde oscuro, y llenas de libros y en unas botellas unas serpientes en alcohol.
Orichi Maru, la rectora de la Institución, desde la muerte de Tobirama Sarutobi, había hecho de aquellas dos jovencitas un verdadero infierno desde el momento que apareció.
Se sentó en aquella enorme silla frente al escritorio. Y no permitió que las chicas tomaran asiento.
Parecía personal, parecía que las odiaba… ¿y cómo no? Si según ella eran una mancha en aquella prestigiosa Institución… dos huérfanas pueblerinas, sin clase ni modales.
-Pero no las podía expulsar por más que lo deseara… Malditos Sarutobis, ¿Qué se creen? ¿los salvadores de los pobres? Qué asco, bueno… si no podía echarlas al menos las trataría como la basura que eran. Tal vez ellas decidían largarse por su propio gusto-
-Les he dicho muchas veces que odio que se comporten como niñas malcriadas, en primer lugar ya no son niñas, Es imperdonable su comportamiento- Pronuncio esas palabras con tanto veneno que erizo la piel de ambas chicas.
-De…de verdad lo sentimos, no…no volverá a pasar…-
-CUANTAS VECES HE OIDO ESO-
-De…de…de verdad discúlpenos Orichi-sama-
Iru mantenía la cabeza agachada, realmente le temía a esa mujer, y como no si ella había sido testigo de lo despiadada que podría ser.
Lo recordaba cada vez que veía el rostro de su hermana menor... Esas marcas en sus mejillas, provocadas por esta bruja.
"así si pareces una zorrita… Naruko la zorrita de Konohagakure"
Pero solo debían aguantar unos años más… y al salir de aquel lugar como profesionales podrían empezar una vida digna y sin tantos miedos.
-Como castigo se quedaran sin cenar, y también barrerán y fregaran los pisos de todo el edificio-
-Pero no podremos terminar antes que comiencen las clases, Acaso insinúa que las perdamos-
Dijo Naruko mirando de forma retadora a la directora.
-Ese no es mi problema, y si te pones desafiante conmigo aumentare vuestro castigo… ya sabéis, si os complace como manejo mi Colegio pueden largarse-
-No es tuyo- susurro Naruko entre dientes
-¿Qué DIGISTE MOCASA?-
-Que…- Naruko estaba dispuesta a gritárselo, pero Iru coloco sus manos en la boca de la rubia impidiendo así que hablara.
-Inmediatamente vamos a cumplir con sus órdenes Orichi-sama, Con su permiso-
Y caminando hacia atrás, jalando aun a su hermana salieron de aquella oficina.
Siguieron caminando hasta llegar a la habitación asignada para Naruko.
-Estas demente Naruko, ¿Cómo se te ocurre decir eso a la directora?-
-ES LA VERDAD…-
-Pero eso a ti no te incumbe, Si Azu se largó y dejo a esa como suplente a su puesto es cosa de ella…-
-Azu es una cobarde-
-Eso no os incumbe-
-Ni siquiera se presentó al funeral del viejo-
-Ya te dije que no os incumbe, mejor apresúrate, que tenemos mucho que hacer-
-Maldita Orichi, ojala le caiga mal la cena-
-Naruko, ya es suficiente, anda vamos hay que retirarnos el uniforme o lo echaremos a perder-
-está bien-
-te espero en la bodega, no tardes-
Iru se encamino hasta su habitación, que estaba un poco alejada de la de su hermana. Mientras que Naruko abría la puerta de su recamara.
-¿Naruko, no te parece excesivo que te castiguen el primer día de clases?-
La recibía interrogante una joven de tez blanca y cabellos largos con tonalidad exótica entre negro y azul, mirada profunda y ojos negros, Uchiha Sasuki, la compañera y amiga de Naruko.
Su cuerpo era delgado, no poseía muchas curvas en su cuerpo, caderas de tamaño promedio y un busto que apenas era visible.
Se encontraba sentada sobre la cama inferior de aquella litera Y en sus piernas parecía descansar un pequeño zorrito de rojo pelaje.
-Lo que más me dolió es que no podre comer, vieja bruja ojala se muera de una diarrea-
Naruko empezó a buscar entre sus ropas la más gastada que tenía. No era difícil, pues sus prendas no eran de alta costura…
-No digas asquerosidades Naruko-
Shikai Nara, otra compañera de cuarto… bajaba de la cama superior de aquella tarima.
-Eso te pasa por problemática-
-Bla bla bla… ya apareció la Señorita "respirar es problemático"-
Shikai camino hacia la salida… su cabello era oscuro, largo, lo llevaba atado en una coleta alta. Su figura era tan bien definida como la de Naruko… Pechos prominentes y anchas caderas. Su tez morena la hacía lucir más provocativa.
-no te preocupes yo guardare algo para que cenes-
Pronuncio una joven desde el escritorio.
-Gracias Sai, al menos tengo una amiga que si me comprende-
Sai Uchiha, prima de Sasuki, de tez excesivamente pálida y cabello negro y corto. Su cuerpo era un poco más voluptuoso que su prima, pechos de un término medio, cintura diminuta, que bien tallaba su corsé, y caderas de tamaño medio.
Naruko empezó a desatar los nudos de su corsé.
-deja, te ayudo-
-Gracias Sasuki-
-¿Te puso a realizar la limpieza otra vez?-
-Si, y también a m hermana-
-No te preocupes, te pasare mis apuntes-
Decía Sasuki mientras desataba con destreza aquel corsé.
Naruko se cambió rápidamente.
-Si pareces una empleada con esa ropa-
Pronuncio Sai
-Qué más da, a limpiar se ha dicho-
Y diciendo estas palabras salió de la recamara en dirección a la bodega de utensilio, donde ya se encontraba su hermana.
-0-
-Ya tienes todo listo, Hino-
-Claro que si padre, podemos partir cuando usted ordene-
-Muy bien, solo esperemos a que tu prima aparezca-
-Claro-
Hino Hyuga, el heredero principal del clan Hyuga, un caballero por naturaleza y herencia… denominadas sangre azul, y la rama más cercana al reino.
Si, su clan era el más prestigioso de la capital de fuego, eran los guerreros más temidos en las cinco naciones.
Ojos color perla, claros, y profundos que al mirarte parecían leer tu alma. Tez pálida y cabellos azulados. De estatura prominente, y cuerpo robusto. Su cabello era largo, amarrado en una coleta baja, un flequillo al frente y dos mechones más largos a los lados.
Hino Hyuga era un joven que a pesar de ser descendiente de los guerreros, poseía un corazón muy noble y gentil. Una mirada cálida, que no producía ninguna especie de temor… y una timidez que lo distinguía de todo el resto de su clan.
Si, para muchos era una aberración y una deshonra, razón por la cual Hiashi; su padre; opto alejarlo de ahí, lejos de las críticas, mandándolo al Colegio de Konohagakure… a estudiar algo más que técnicas de combate. Y en caso de necesitarle como guerrero, estaba seguro que su sangre reaccionaria, pues la sangre del clan Hyuga era especial, y el poder que dormía en ellos se activaba siempre que su alteza los necesitaba… pues Vivian para ellos, pare servir Al Rey Minato y su Esposa Kushina; y así mismo cualquier descendiente de la familia real.
Pero actualmente no eran necesarias las luchas, al fin y acabo los tratados de paz habían sido firmados entre las naciones, y por lo menos ahora se podía respirar paz, ya no tenía solo que ser un guerrero, NO, ahora podía ser algo más, quizás hasta podría cumplir su sueño y ser un doctor. Pues para Hino, salvar vidas era su más grande anhelo. Y eso su padre lo sabía.
-Vamos primo-
-Claro Nejin-Onee-san-
Haría el viaje a ciudad y así mismo a una vida lejos de las influencias del clan, suspiro hondo, al fin se liberaba de esas cadenas.
-Te veo muy alegre Hino-kun-
-Y así es, ¿a ti no te alegra ir a la Ciudad de Konohagakure?-
-No, yo deseaba unirme a la armada y estudiar caballería, tú lo sabes-
-Pe…pe..per Onee-san-
-Ya lo sé, las mujeres no so permitidas, tzs que fastidio-
Nejin Hyuga, prima de Hino, de porte elegante y mirada recia. Digna Hyuga… salvo por el detalle de ser mujer, era casi tan insultante como que Hino fuera un hombre de tibio carácter.
Y ahí iba ella en compañía de su primo, como dos desterrados del clan.
Era alta en comparación a muchas jóvenes de su edad, esbelta y con curvas muy bien definidas. Sus ojos eran iguales a los de Hino, salvo que su mirada si intimidaba… y mucho.
Su cabello era castaño y lo mantenía suelto, cayendo en cascadas hasta sus caderas.
-Ya verás que te gustara-
Hino le regala una sonrisa, pero Nejin solo suspira y se acomoda en el asiento de aquel lujoso carruaje.
Hino suspira y mejor se enfoca en observar la carretera desde la ventanilla.
-0-
-¿Nada Aun?-
-No sobrino, no hay señales de ella-
-No podemos detenernos Jiraiya-sama, yo sé que ella vive-
-Pero buscarla sin una pista es igual que buscar una aguja en un pajar-
-Pero es la esperanza que me regalo Sakumo, en algún lugar la dejo a salvo, y sé que la encontraremos-
-Sabes que buscar esto solo con mi gente es más difícil… porque no…-
-No-
-Minato, pero eso lo hace más difícil-
-Todos creen que mi heredero murió, eso ha mantenido a salvo a mi hija, ordenar una búsqueda desde mi lugar seria indicar a nuestro enemigo que ella está viva, y podría encontrarla antes que nosotros-
-Tienes razón, a veces eres más maduro que yo-
-Busca a mi hija Jiraiya, cuento contigo-
-Claro que si sobrino-
…
NOTAS FINALES:
Como han notado este fic es gender bender, bueno, muchos personajes, principalmente a los padres y mayores procurare dejarlos como son, pero si nuestros pequeños si cambiaran sus roles… Trate de dejar similitudes en los nombre para que no nos confundamos.
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