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Harry Potter y la Reliquia de los Fundadores
Por Susan Lupin
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Declaraciones: nada de esto es mío mas que unos cuantos personajes por ahí… todo es propiedad de una genio llamada J.K. Rowling... Una genio muy mala que dejara a Hermione con Ron... así que yo escribiré mi propia versión del libro 7…
Capitulo 1: Comienzo
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Siempre he dicho que la gente esta loca, unos mas que otros… y siempre se expresa en maneras diferentes. Por ejemplo, los grandes escritores del romanticismo eran unos maniacos que escribían con religión, pasión, terror y sangre; los fantasiosos, se encerraban en mundos de dragones, magia y poderes especiales; los dramáticos lloraban y plasmaban sus sentimientos… Pero no solo los escritores estan locos. Oh, claro que no. De hecho, estamos rodeados de locos. Piensa en tu madre cuando eras adolescente… "limpia tu cuarto, lava los trastes, portate bien, no te quiero ver con…" ¿no decías "mi madre va a volverme loco(a)"? Pues a final de cuentas, te volviste loco. Y si dices "yo no estoy loco", puede que crees un trauma con tratar de demostrar que no estas loco y, en efecto, actuarás como un loco. ¿A que si?
Y si te preguntas que demonios tiene que ver todo esto de la locura, pues en realidad nada; bueno casi nada. ¿Lo ven? También estoy loca. Pero no crean que lo dije solo por decirlo, no. Mencioné la locura por que en esta historia habrá muchos locos y locuras. Algunas simples ocurrencias, o asesinatos maniacos; ideas y traiciones… Pero el principal psicópata de esta historia, es un tipo traumado por vivir en un orfanato como un bicho raro: Tom Ryddle, o si prefieres llamarlo, Lord Voldemort… shh… pueden escuchar la mención de su nombre…
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Era una noche fría, llena de espesa neblina y escasa de estrellas que alumbraran la oscuridad que reinaba. El sombrío clima solo complementaba los terribles sucesos que acontecían en aquella grande y descuidada mansión… La mansión Ryddle.
Se oían gritos de tortura y se podía oler el podrido hedor de la muerte, acompañados de una risa cargada de maldad y locura.
Severus Snape gritaba, y estos, a su vez, resonaban por toda la habitación, llegando hasta el mas profundo rincón de los oídos de los mortífagos presentes, quienes observaban a su compañero mientras era torturado.
Lord Voldemort descargaba su furia en ese mortífago incompetente. Estaba más que enojado por lo que había ocasionado, y casi todos los servidores del tenebroso mago sonreían malvadamente. Solamente Narcisa Malfoy sufría penas en su casi inexistente corazón (aparte de Snape, obviamente).
Después de que Snape y Draco escaparan de Hogwarts la noche del asesinato de Dumbledore, "Draco se había logrado escapar de Snape, huyendo de él y de todos los problemas que había creado". Y al no tener mas remedio, Severus había vuelto con los mortífagos varios días después. No cabe mencionar que a Voldemort no le agradó mucho que digamos la noticia; el que Malfoy hubiese escapado sin recibir su castigo por haber fallado la misión lo irritaba bastante.
-¡Crucio! –Volvía a salir de lo que se podría llamar la boca de Voldemort, llenando de exclamaciones de dolor toda la habitación. Solo paró para tomar la palabra- Severus, me haz decepcionado. ¿Cómo un chico de 16 años pudo escapar de ti? ¿Es, acaso, una gran tarea? ¿Fue tan difícil? ¡Eres un idiota! ¡Crucio! -. Y continuó con su tortura hasta que creyó que ya era suficiente. Para esto, Snape estaba casi muerto, tendido en el suelo, jadeando de dolor y respirando entrecortadamente- Pero haz acabado con el viejo inútil, por ello me compadeceré de ti y te perdonaré la vida. ¡Levántate! -. Ordenó. El hombre se levanto con dificultad y se unió a la fila de mortífagos que lo rodeaban, contemplándolo, hacía solo unos instantes- Ahora -. Volteó la mirada y la fue poniendo en los ojos de cada uno de los presentes, hasta posarla en el par de ojos grises y profundamente tristes, pertenecientes a una mujer rubia-, Narcisa… -. Susurró con desprecio.
La mujer dio, temerosa, un paso adelante- ¿S-si-si, señor?
-¿Por que lo hiciste? –
- ¿S-señor? –Preguntó, pero, obviamente sabía de que le hablaba.
- ¡SABES BIEN DE LO QUE HABLO! –Rugió, levantándose de su asiento de tela roja- ¡Le pediste a ese -, señalando a Snape- que cumpliera la misión de tu estúpido hijo! -. Blandió la varita con furia y gritó- ¡Crucio! -. Narcisa cayó y se retorció en el suelo, conteniéndose a gritar, pero las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos. Paró, viendo como la mujer se abrazaba a si misma, tratando de auto reconfortarse. Voldemort regresó a su asiento y, sonriendo maquiavélicamente, dijo- ¿Y sabes cual es el premio por la incompetencia de tu hijo de tu desobediencia al revelar la misión?-
Narcisa levantó la mirada cristalina al despiadado ser frente a ella, aun abrazándose, y tan solo pudo murmurar- ¿Lu-Lucius?
El mago soltó una carcajada que provocó escalofríos en todos los presentes –Si, querida, Lucius. Tu amado esposo esta muerto y pudriéndose en una celda de Azkaban, y dudo que alguien se haya enterado, ya que estaba vuelto loco cuando lo mataron –Los ojos de la mujer se llenaron de mas lágrimas que los desbordaron se cubrió el rostro con las manos y lloró con angustia-. ¿No era eso lo que verdaderamente anhelabas, Cissy? ¿Qué ese hombre te dejara en paz? Creí que deseabas que dejara de golpearte… -. Narcisa lloró con mas fuerza y el mago sonrió con la maldad brillando en sus ojos, sabiendo que aquellas palabras herían mas a la mujer que mil cruciatus- Pero -. Cissa levantó la vista, parando de llorar-, su muerte, fue su castigo; el tuyo -. Se levantó del sillón y caminó hasta quedar frente a ella-, la tuya… -. El silencio que hubo en ese momento fue roto solo por un claro gemido, proveniente de entre los mortífagos- ¡Ah! Bella querida –La hermana de Narcisa dio un paso adelante, presentándose ante su señor-, ¿te duele? ¿Tienes algo que argumentar en contra de esta… esta atentación en contra de tu propia sangre?-
Bellatrix se mostró fría e insensible, pero muy en el fondo, sabía que la razón por la que había querido impedir que Narcisa hablara con Snape, era para salvarla de Voldemort, pues por mas asesina, malvada o mortífaga que fuera, era un ser humano y siempre había querido a su hermana, a pesar de que ella y Lucius los hubieran abandonado en Azkabán a ella y a su esposo.
-No –Dijo rotundamente, con fingida indiferencia.
-Bien, entonces –se acercó a ella, sonriendo-, hazlo tu.
Por primera vez en la historia, Bellatrix Lestrange, la más fiel servidora de Voldemort, se había helado ante alguna petición de su amo y señor. Había matado a Sirius, pero siempre lo había odiado a él por traidor a la sangre, juntarse con un Potter, ser un estúpido arrogante… Pero era muy diferente matar a su propia hermana. Dio un paso atrás, sorprendiendo a muchos.
-¿No puedes? –rió burlón. Los demás lo imitaron; todos menos Snape (y obviamente Narcisa tampoco)- ¡Imperio! –. Los ojos grises de Bellatrix se pusieron en blanco un momento, y luego regresaron, completamente vacíos- Deshazte de ella.
-¡No! -Exclamó Snape en un susurro ahogado cuando Bellatrix se volteó de frente a su hermana, alzando la varita. Narcisa se paralizó de miedo y de angustia; volteó hacia los mortífagos y se dirigió a uno en especial.
-Lo amo, díselo… y protégelo –Susurró, y se enfrentó ante su hechizada hermana.
-¡Avada Kedabra…! –exclamó, monótona, y Narcisa Malfoy cayó muerta, a los pies de Bellatrix Lestrange, su hermana, quien en ese momento era liberada de la maldición.
Abrió los ojos y la vio: tendida en el suelo, con los ojos abiertos y apagados, pero con esa cara de tristeza disfrazada de dignidad; muerta. Las piernas le fallaron y cayó junto a ella, abrazando con fuerza el cuerpo sin vida de su hermana, y, oyendo las carajadas de Voldemort, se echó a llorar. Jamás se había derrumbado ante nada ni nadie, pero no podía soportarlo más. Tal vez era verdad que era extremadamente cruel, pero era una persona con sentimientos; y la persona por la que mas sintiera eso parecido al cariño, era su hermana, su compañera, su amiga. Sintió como unos brazos la sujetaban por los hombros e intentaban que se levantase.
-Movilicorpus –Susurró Snape señalando a Narcisa con la varita y guiando a Bellatrix lejos de ahí-. Vamonos… -. Salieron de la sala en donde estaban, tomando como destino el cuarto de Bellatrix en la guarida, donde la dejó. Cerró la puerta de la habitación con cuidado de no hacer ruido y comenzó a caminar, guiando con su varita el cuerpo de Narcisa. Llegó afuera deshizo el encantamiento, sujetando el cuerpo con fuerza, concentrándose. Sintió que pasaba por un tubo de goma y luego todo volvió a la normalidad. Estaba en una sala vacía de San Mungo; dejó a Narcisa en una camilla y una pequeña nota. Volvió a desaparecerse y ahora estaba frente una hilera de casas. "Calle de la Hilandera", era lo que rezaba el letrero en la esquina del lugar. Entró a una de las casas sin tocar y se dirigió a un pasillo secreto detrás de un librero. Corrió por el pasillo hasta llegar al final de este, donde había una única puerta. La abrió y encendió un candelabro…
-Tenemos que irnos –Dijo empujando al chico que dormía recostado en la "cama" de aquel cuarto.
Draco Malfoy despertó de otra de sus pesadillas.
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Después de escapar de Hogwarts, Draco y Snape habían llegado a la casa del último, donde Draco se quedó escondido con Snape. Durante unos días estuvieron los dos ahí, hasta que la marca tenebrosa de ambos ardía hasta dejarlos casi inconcientes. Entonces Snape supo que debía enfrentarse a ellos (los mortífagos y Voldemort), más no permitiría que Draco fuera hasta el Señor Tenebroso, sabía que lo mataría, y no habría cumplido la palabra dada en el Juramento Inquebrantable de proteger al chico. Inventó que Draco había escapado y se presentó a ellos. Pero no podemos decir que Voldy se puso muy feliz al escuchar tal relato, así que ya saben lo que hizo…
Por suerte (¡Oh! Esperen, que yo también creo que Snape es un estúpido, bastardo de mierda y mas, pero lo necesito vivo… solo por el momento), le concedió la vida y escapó de ahí cuando se suponía que debía regresar después de dejar a Bellatrix en su cuarto. Por ello, era seguro que ya lo estuvieran buscando…
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-¿Qué suce…? –
-Tenemos que irnos, ¡pero ya! -le gritó al soñoliento joven.
-Pero, ¿Qué pasó? -Preguntó Draco levantándose y desperezándose.
-Están muy enojados por "lo que pasó", aparte de que huí de ahí por cierto problema que no te contaré en este momento… -Explicó de manera rápida, mientras ayudaba a Draco a guardar las pertenencias que habían sacado de la mansión Malfoy.
-¿A dónde vamos? –Preguntó, encarando a Snape, que no había podido verlo a la cara.
-Tengo… -Respiró profundamente y cerró los ojos- Tengo que llevarte con los "otros ellos"-
-¿Quiénes? –Preguntó Draco sin comprender.
-Ellos… los otros ellos –
-¡¿Que?! –Exclamó, alterado- ¡Me entregarán a Azkabán!
-No, no lo harán –Regresó junto al baúl con las pertenencias de Draco-. De nada les serviría, aparte de que les serás fiel…
-¡¿QUÉ?! –Volvió a gritar, aun mas exaltado.
-A mi me dieron una oportunidad; te la darán a ti también…-
-Te la dieron y mataste a su "Jefe". Si, claro, me la darán a mi… -bufó con sarcasmo.
-¡Escúchame bien, Draco Malfoy! –Gritó, haciendo que el chico quitara la cara de asco y pusiera atención- En primer lugar, son tan estúpidos que te van a creer si les haces un drama de que estas arrepentido –"¿y si en verdad lo estoy…?"-; segundo, lo maté por que hice el Juramento Inquebrantable con tu madre, jurando que te protegería y cumpliría tu misión si tú no podías y tercero, tú también harás uno: les jurarás lealtad…
EL chico enmudeció de la incredulidad. Estaba arrepentido, si, pero no era para ir a jurarles lealtad.
"¿Qué clase de broma es esta?"
"Ninguna"
"Pero, ¿Cómo voy a sobrevivir con ellos?"
"Te protegerán…"
"Pero…"
"Sabes que puedes vivir con ellos, ni siquiera te caen mal, son solo los prejuicios que te ha metido en la cabeza"
"Pero…"
"Recuerda lo que te dijo en la Torre de Astronomía"
"Yo…"
-¿Estas hablando en serio –
-Completamente –Respondió con seriedad.
-¿Y mi madre? ¿Va ella a venir conmigo? Dumbledore me había dicho que nos protegería a mi mamá y a mi –Si habría algo que lo motivara a ir con ellos, era que iba a estar de nuevo con su madre, y que estarían lejos del mal, protegidos por los que, él sabía, eran los buenos, pero dudaba que fuesen a ganar…
-Draco… -Suspiró- Ella… Luego te diré, ahora hay que irnos…-
Suspiró, resignado, y asintió- ¿Me llevarás a Grimmauld Place?-
-No, yo ya no puedo entrar a ese lugar –
-¿Entonces?-
-Sujeta mi brazo con fuerza, desaparecerás conmigo y apareceremos en el lugar –Draco se agarró con fuerza de él y la sensación de cuando te desapareces lo invadió… Cuando un fuerte CRACK se oyó…
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