Bueno este es mi primer fic espero que sea de su agrado.
Esta es mi versión de la historia de como España conoce al Nuevo mundo y todo lo que paso para que él y México (Nueva España) se volvieran hermanos. Disfrútenlo y si no por favor no sean muy crueles por fis.
Ps: no solo va aparecer mi OC femenino de México también un OC masculino que representa al pueblo indígena desde Mexica hasta Zapoteca y otros pueblos excepto el Maya, ya entenderán el por qué en la historia.
2Ps: Los personajes de Hetalia no me pertenecen sino al señor Hidekas Himaruya, así como el de varias referencias que pertenecen a sus respectivos dueños.
Tu nuevo hermano Mayor
Todavía tengo el recuerdo en mi cabeza todo lo que pase para volverme en tu nuevo hermano mayor.
No fue una tarea fácil puesto que no te atrevías a verme a menos de que fuera para cumplir tu promesa para salvar a tu hermano y no te culpo después de todo lo que hice cuando los conocí no fue lo mas civilizado ni lo más correcto, aunque en ese momento lo creí necesario.
¡Oh! Es verdad ni siquiera me he presentado ante ustedes. Para los que todavía no me reconocen soy Antonio Fernández Carriedo menor conocido como España (actualmente) y esta es la pequeña-gran historia de como conocí a mi pequeña y dulce hermana México, en ese entonces nombrada por mi como Nueva España
Todo comenzó cuando acababa de terminar la guerra de Sucesión y empezaba a expulsar a los musulmanes por órdenes de los reyes católicos. Cuando se me fue notificado que el hombre que habíamos enviado para crear una nueva ruta de comercio…. un tal Cristóbal Colon, un loquito que decía que la tierra era redonda (en ese entonces la idea era absurda jajaja… equivocarse es algo normal incluso en nosotras las naciones -.-) que había regresado con riquezas y maravillas de las Indias, cosa que me sorprendió ya esperaba que estuviera muerto (esa era la idea que tenían mis lideres para deshacerse de él, ya que por lo que entendí era de la realeza o algo así, jamás me aclararon la duda) bueno continuando con la historia … grande fue mi sorpresa cuando llegue a la sala del trono con los reyes, Colon y todo lo que había traído y si les soy sincero no parecían de las Indias, digo ya había ido allá para hacer comercio con Asia y conocía su mercancía incluso con los ojos cerrados, pero nada de esto se le parecía, bueno tal vez una o que otra cosa pero no me convencía. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de mi rey que me pidió que me acercara para hablar entre susurros.
-Antonio quiero tu más sincera opinión, ¿en verdad crees que estos tesoros sean de las Indias? Te pregunto porque tengo entendido que tu ya estas relacionado con sus productos- dijo el rey casi como un susurro para no ser oído mas que por mí que estaba a su lado izquierdo y por la reina.
-Bueno, si le soy sincero mi rey hay mercancía que no familiarizo, sin embargo los esclavos que trajo son muy parecidos a los que yo conozco pero no estoy seguro alteza- dije sin mucha seguridad en mis palabras
-No te preocupes y gracia por tu sincera opinión, ya puedes retirarte. Necesito hablar en privado con este hombre- dijo el rey con seriedad, cosa que me incomodo lo que dijo puesto que ya debería estar presente después de todo tenia que estar informado de los movimientos de mi propia gente.
Iba a objetar pero una mirada fría de parte del rey y un movimiento de insistencia de mi reina para que yo saliera me dejó mudo y salí sin decir nada.
No fue hasta un tiempo después que recibí la orden de ambos monarcas para preparar una embarcación en dirección a las, ya esclarecida, nuevas tierras junto con un grupo de hombres bien armados pero sin entrenamiento, algo me decía que eran reos o parias del imperio por la apariencia de estos (claro, dejen a la representación de una nación con unos tipejos de mala fama ) por suertetambién iban varios soldados y capitanes. Así empecé mi viaje a nuevas tierras aunque fuera de la manera más inesperada y sin que me tomaran en cuenta (que malos son conmigo T.T).
Después de meses de viaje en la embarcación llegamos a unas hermosas playas, era el paisaje más hermoso que hubiera visto en mi vida definitivamente no eran las Indias pero no me importo. Cuando desembarcamos grande fue mi sorpresa el de, no solo encontrar hermosa vegetación, sino también de habitantes… esperen, dije habitantes, si efectivamente había personas esperándonos en las costas (oohhh! en verdad se parecían a los hindúes, con razón la confusión de Colon) y antes de que pasara cualquier cosa nos ofrecieron comida y vestimentas muy extrañas con adornos en oro (creo que si en ese entonces hubiera existido el signo de dólar juro que a mis hombres y a mí se nos hubieran aparecido un par de ellos en los ojos de tanta cantidad de oro).
No entendía por qué nos habían dado tan buen trato, digo éramos extraños en esas tierras y nos trataban como a reyes, bueno eso lo menos que esperaba después de esa tortura llamada viaje de meses casi sin comida o agua y creo que algunos hombres parecían enfermos más de lo que estaban al iniciar el viaje y no estoy exagerando.
Cuando despertaba de mis reflexiones ya no estaba en la playa sino en medio del bosque en dirección a una aldea según me había informado uno de los soldados que me había explicado que en lo que yo me perdía en mis pensamientos el capitán Cortes había aceptado los regalos de esos extraños y pidió hablar con su líder aunque al parecer no le entendían lo escoltaron a la aldea a donde nos dirigíamos ( como es que me perdí de tantas cosas mientras solo pensaba lo que había ocurrido y como es que mi tripulación empezó a movilizarse sin mi autorización, como odio que me hagan esto T.T).
Cuando llegamos al pueblo quede asombrado, a pesar de que era pequeño no dejaba de ser resplandeciente con casa de piedra pero bien formadas, con personas haciendo sus tareas solo deteniéndose para observarnos tenían la piel obscura no tanto como la de los esclavos negros pero si bronceada por el trabajo hecho bajo este sol tan intenso de esas tierras o al menos eso supuse (es gracioso pero me recordaban a los gitanos del sur de mis tierras) los hombres eran altos y fornidos, hasta me daban envidia (solo un poco), los niños felices, agiles y bien alimentados (con razón están así de fuertes los adultos) y las mujeres eran… eran hermosas, si no había otro calificativo para esas mujeres bien torneadas, de cuerpo delgado pero con sus atributos bien proporcionados, piernas firmes, rostros con facciones finas y ojos tan brillantes (creo que si Francis las hubiera visto tendrían que amarrarlo al barco para evitar una desgracia ^^)
De repente nos paramos en seco y cuando me di cuenta habíamos llegado a una especie de palacio por así decirlo ya que era mas grande que las demás casa. Ya adentro nos sirvieron comida que jamás había visto en mi vida pero tenía tanta hambre que no me puse quisquilloso a decir verdad mucha de esa comida era deliciosa definitivamente tenía que llevar de estas delicias a mi gente, seria un pecado no hacerlo.
Después de satisfacer nuestra hambre apareció un hombre alto con vestimenta mas decorada por lo que supuse que era el líder y este empezó a hablar en lenguaje extraño que no entendíamos, al ver que no entendíamos el hombre pidió la presencia de un anciano, que no se diferenciaba de los otros excepto de que su nariz era más grande y rasgos que parecían ser el conjunto de todos los aldeanos y su vestimenta era más ostentoso y en el cuello poetaba una figura de jade.
Nos miro por un tiempo, analizando a cada uno de nosotros finalmente poso su mirada en mi, sentí un escalofrió por mi espalda al ver que fijaba su mirada no solo en mis ojos sino también en mi alma, fue un momento incomoda hasta que finalmente hablo pero a diferencia del otro hombre a él si lo entendí pero solo yo lo comprendía y la razón de eso era simple, era igual a mi era un representante de su pueblo.
-Bienvenidos sean a esta pequeña aldea, mi nombre es Imperio Maya- dijo el hombre de manera suave y tranquila
-Buenas tardes señor, gracias por su recibimiento mi nombre es…- dije con cortesía pero me contuve de decir mi nombre pues no sabía como reaccionaria ante la idea de tener a otro imperio en frente. Y si se ponían agresivos, no podía permitir que lastimaran a mi tripulación por lo que pensé en decirle mi nombre humano para no alterarlo. –mi nombre es Antonia y disculpe por mi falta de cortesía pero me cuesta entender su lengua señor- dije lo más natural posible, digo una mentirilla para mantener la paz no estaba de sobra, ¿no?
-Ya veo, entonces ustedes no son de estos lugares ¿correcto?- dijo un poco desconfiado en su voz y no lo culpo después de todo es difícil creer que un extraño que solo ha estado en su pueblo unas horas pueda entender un lenguaje ajeno al suyo.
-Así nosotros vinimos de un lugar más allá del horizonte, un lugar muy diferente al suyo, podría decir que no podría creerlo aunque se lo explicara- dije con las palabras que creí más apropiadas y al parecer acerté pues dejo su escepticismo lejos y le conto al líder lo que había dicho a lo que todos se emocionaron y nos empezaron a tratar mejor que al principio.
-No sé lo que hiciste para que nos dieran tan buen trato pero lo hiciste bien- me felicito Cortes, uno de los capitanes que venían con mi tripulación. Después de felicitarme nos pidió acercarnos para hacer una estrategia provisional.
-Bien señores debemos prepararnos para dar el siguiente paso en el plan, ya hicimos contacto debemos conocer más de ellos para finalmente atacar- dijo Cortes de manera muy seria y determinada puesto que por lo que me explicaron los tripulantes durante el viaje en barco es que tanto el rey como la reina decidieron que los más indicados para guiar el viaje de reconocimiento de nuevas tierras serian los capitanes y ellos serian los que tomarían las decisiones que consideraran más apropiadas para cumplir los mandatos que pedían, los cuales eran investigar las riquezas de esas tierras que puedan servir al imperio, descubrir si hay habitantes y si de ser así convertirlos al catolicismo o sacarlos del camino si oponían resistencia de ser necesario si saben a lo que me refiero, de ahí en fuera los capitanes tenían la libertad de hacer lo necesario para enriquecer al imperio español.
Mientras oía los planes sus majestades tenían para los capitanes me hacia sentir como una cosa insignificante, ya que los capitanes eran los que cargaban con todo el trabajo mientras que a mí, ni siquiera me avían avisado cual era el propósito del viaje, prácticamente solo iba para revisar lo que hacían los tripulantes y avisar a sus majestades de cada movimiento de relevancia a sus altezas. Eso no me hubiera molestado tanto si al menos ellos mismos me lo hubieran dicho o al menos enterarme por medio de una carta suya pero no, todo esto lo tuve que averiguar ya en la embarcación y preguntando a los tripulantes, hasta ellos, simples marineros que sacaron de quien sabe dónde, sabían mas que yo, quien conoce y convive con gente importante como si fueran mis iguales (lo dije y lo repito son malos conmigo T.T).
Pero bueno, lo pasado ya no se puede cambiar así que de regreso con la reunión de planes provisionales. Escuchaba a todos diciéndome que les explicara comes que podía entender a ese anciano. No estaba seguro de que si fuera buena idea decirles que ese anciano era como yo, pero era mi deber decirles la verdad para saber que hace. Después de todo solo obedecía órdenes.
-Lo que sucede es que ese anciano es... como yo, el me entiende porque entre nosotros nos entendemos, el idioma no es un problema entre nosotros… los representantes de algún imperio- con mucho pesar pues sentía que el revelar la identidad del anciano iba a traer problemas pero debía ser honesto, además como podía explicarles que lo entendía con una mentira (ahora que lo pienso si debí mentir con algo como que por ser un imperio entendía a los humanos sin importar el lenguaje pero ya era tarde para retractarme).
Bueno con esto termino el primer capítulo, lo sé todavía falta mucho por explicar, no se preocupen pronto aparecerán mis OC, solo espero lograr que la historia quede bien y nada cucha, especialmente para que concuerde con el titulo y el intro.
Por favor comenten quiero saber su opinión ya sea buen
