Esta historia es de mi propiedad. Los personajes de Corazón de Melón pertenecen a: ChiNoMiko. El personaje de Ariadna es de mi propiedad. Y el resto de personajes, pertenecen a sus respectivas autoras.
Esta historia está también publicada en Corazon de melón, y esta es una versión sin censura de ella.
APOCALIPSIS
Prólogo: 'El descubrimiento'
Año 2015 (Antártida).
El profesor Farrés era un reconocido arqueólogo entre todo el mundo. Era muy inteligente, sabia descifrar muchos idiomas antiguos, y siempre iba acompañado de mucho material de calidad para su ayuda. Solía pasar el tiempo de su vida en el trabajo, allí refugiado, pues los acontecimientos de su vida habían terminado por absorberle.
Él había estado en muchos sitios del mundo, algunos eran muy calurosos, como, por ejemplo, el desierto. Y ahora mismo él se encontraba en la Antártida, el lugar más frio de todo el planeta. En el que apenas había habitantes.
Estaba en un pequeño iglú. Hacía poco tiempo que se había despertado. Se encontraba en los últimos días en su expedición por ese continente, y ni él ni sus compañeros de trabajo habían encontrado nada.
Se encontraba tomando un café con leche cuando su teléfono móvil empezó a vibrar. Al ver quien era, inmediatamente cogió la llamada. Era su fiel mejor amigo y compañero de trabajo: Boris. Al parecer había encontrado algo que parecía importante.
Enseguida Farrés, se vistió y se abrigó, y corrió rumbo a la furgoneta que había fuera del iglú donde estaba alojado.
Por el camino iba observando el reloj, esperando llegar lo más pronto posible.
Llegó al cabo de media hora a las excavaciones. Enseguida le indicaron el camino hacia donde estaba Boris.
Era una cueva de hielo. Un lugar bastante gélido, la verdad. En vez de estar hecha de roca la cueva, estaba hecha de hielo y se podía ver perfectamente reflejado quien se adentraba en ese laberinto llamado cueva.
El profesor no tardó mucho en llegar a donde se encontraba su compañero Boris. Pues tenía bastante buen sentido de la orientación. El hombre rubio era una persona muy extravagante, allá donde iba, llamaba la atención.
- ¡Francesc! ¡Te estaba esperando! – saludó Boris, mientras hacía un baile, que solamente él hacía.
- Boris… ¿Qué has encontrado? – preguntó el profesor mientras observaba el ridículo baile que estaba haciendo su mejor amigo.
Boris sacó de su bolsillo una especie de escrituras. Al parecer las había encontrado en el mismo lugar donde se acababan de reunir. Estaban grabadas en el hielo, y ya había empleados haciendo fotos para proporcionárselas a Farrés y Boris.
- No sé qué ponen Boris… ¿y tú? – le dijo Farrés mientras las observaba.
- Yo tampoco, pero habrá que observarlas bien, esto parece una profecía, o al menos eso creo. – le decía el rubio al moreno.
