Los personajes pertenecen a Rick Riordan. AU

Nunca había días en los que el ala de emergencias estuviera vacía, pero si había días que podrían pasar por tranquilos. Ese no había sido el caso. Había permanecido despierto por obra de la cafeína ingerida en las últimas horas, justo lo necesario para llegar a su turno de salida con algo de consciencia, no tanto al llegar a su departamento, ya que pasó cerca de 15 minutos tratando de meter la llave en la cerradura, mientras su vecina la señora Hestia, una ancianita, le reprendía por estar tan delgado. Siempre era la misma charla cuando llegaba a las primeras horas de la mañana y la señora Hestia lo abordaba en el pasillo del edificio al sacar a su pomerania a dar su paseo matutino. Algunas veces esperaba en la esquina de la calle hasta ver a la anciana ir rumbo al parque, pero el cansancio lo hacía temerario. También sospechaba que la anciana lo esperaba a propósito.

Había pasado algún tiempo desde que alguien se preocupó por su salud, pero la señora Hestia solo lo hacía porque Nico le recordaba a su nieto adolescente rebelde. Lo había visto una vez visitarla, y definitivamente le recordó a su propia adolescencia, no es que fuera muy viejo, pero habían pasado tantas cosas que pareciera que había sido en otra vida, una de la que quisiera olvidar algunos detalles, aunque fue eso lo que lo llevó a la situación en la que estaba. Odiaba pensar en eso, y si no dejaba de pensar en el pasado perdería la oportunidad de dormir a pesar de que lo había ansiado mucho; era mejor pensar en otras cosas, tampoco en su trabajo como enfermero, mejor en algo más simple. Como en una hamburguesa con doble queso.

Algo lo estaba molestando, y no era la luz del sol, ya que se había asegurado de cerrar las cortinas de su habitación antes de dormir para evitar esas molestias. Era otro estimulo físico, algo húmedo contra su cara...Nico se levantó abruptamente, y al tratar de enfocar la vista un par de ojos amarillentos le devolvían la mirada molestos. ¿Qué hacía un gato en su habitación? No era la primera vez que un gato se metía a su departamento, ya que la anterior vecina del 311 tenía una gata blanca que creía que el departamento de Nico era parte de su territorio. Pero hacía tres meses que esta se había mudado, además de que este nuevo gato era amarillo y ligeramente peludo. Le gustaban los gatos, pero no se podía permitir tener uno, no cuando apenas si podía cuidarse a sí mismo, además de que los horarios en el hospital eran imposibles.

El reloj indicaba que era la 1:00 pm y que era imposible volver a dormir, por lo que se levantó a buscar algo de comer, con el gato siguiéndolo. El turno nocturno lo estaba matando y a pesar de que había dormido 4 horas sentía que no era suficiente, pero quería hacerse un lugar en ese hospital para cuando terminara con las prácticas de su especialidad como enfermero, así que podría sacrificar un poco. No se sentía que perteneciera a ese lugar-hospital, departamento- pero se estaba acostumbrado, llegando a una cómoda rutina; trabajo, regresar a casa y de vez en cuando salir. El vecindario no era malo, los vecinos no eran tan molestos y conocía a Reyna, una paramédico de la zona. La había conocido en una emergencia, cuando recién había ingresado en el ala de urgencias; había sido paciente con su inexperiencia, ayudándolo a mantener estable al paciente resultante de un choque de autos que había llevado la chica y su compañero de ambulancia Dakota, hasta que uno de los médicos pudo hacerse cargo. Los dos eran algo serios y reservados son su vida privada, tal vez por eso lograron congeniar y hacer una amistad. Reyna realmente le agradaba, no de manera romántica, si no como de alguien que pudiera ser un apoyo, tal vez como la hermana que perdió, aunque no trataba que ella supliera ese lugar. Pero ciertas actitudes de ella que le eran imposibles no asociarlas con ese puesto.

-Toma esto, Hylla preparó demasiada comida y no queremos desperdiciarla-la paramédico le había dicho antes de iniciar su turno. Reyna tenía ascendencia puertorriqueña y vivía con su hermana mayor, quien era un poco más relajada y era chef de su propio restaurante. Reyna había aprendido que era mejor obligar a Nico a aceptar la ayuda en vez de ofrecerla y darle oportunidad de rechazarla. Así que esa vez, gracias a ella solo usaría el horno de microondas en vez de ir a comprar una hamburguesa. Aunque incluso había soñado con comer una.

Aun le quedaban dos horas para su turno en el hospital, el tiempo suficiente para tratar de arreglar un poco el desastre que era su departamento, no es que fuera a tener visitas algún día, pero así descubrió que había dejado la puerta del balcón ligeramente abierta. Seguro el gato se había metido por allí. Y aun no se iba, es más se había adueñado de su sillón preferido. Preguntar a los vecinos por la procedencia del gato era algo molesto, aunque también pasó por su mente quedarse con este, tal vez si lo intentaba podría ser un buen dueño, habría alguien quien dependiera de él y quien lo esperaría al llegar a casa...pero por suerte sonó el timbre.

No tenía idea de quien podría ser, ya que se había asegurado de pagar la renta a tiempo. Incluso era responsable de sacar la basura, odiaba escuchar quejas. Pero solo se trataba de un tipo rubio.

-Hola, soy el nuevo vecino del 311; estoy buscando a mi gato...-el chico ni siquiera terminó de hablar cuando el minino invasor pasó entre las piernas de Nico para ir a restregarse contra las del chico-vaya, sí que estaba cerca, siento...-Pero no lo dejó terminar, cerrando la puerta. Puede que incluso la azotara un poco. Sabía que fue grosero, y en si no había una razón para eso, pero le molestó que el gato tuviera dueño, algo tan absurdo porque sabía que no podía hacerse cargo de él. No es que fuera la persona más amable, le gustaba guardar las distancias, no aferrarse a alguien o algo; al menos el nuevo vecino mantendría su distancia, no como la señora Hestia a quien empezaba a alucinar. Tal vez la situación del gato solo sacó el estrés que había estado acumulando. Era mejor ir ya al trabajo.

En el camino trato de quitarse el mal humor, no era bueno que los pacientes se quejaran, aun cuando trataba de ser lo más eficiente, estaban los demás enfermeros con enormes sonrisas, porque estuvo a punto de llegar tarde, por distraerse más de lo esperado. Él por alguna razón no podía hacer eso, siendo una de las razones por la cual no se sentía parte del grupo; con la única que congeniaba era con Reyna, pero ella no estaba de planta en el hospital. Que en ese momento estaban bastante agitados, no por una emergencia como era costumbre, si no que era un ambiente diferente. Hasta que la jefa de enfermeras trató de poner orden y los llevó a la sala de espera principal, donde ya se encontraban los médicos (cuyo número era menor al de los enfermeros) con su correspondiente superior y al lado de este un médico rubio. Su cara se le hizo familiar a Nico, aunque dudaba de en donde lo había visto; tal vez se lo había topado en la entrada, no solía fijarse mucho en el rostro de las personas.

-Gracias por estar aquí, sé que tienen mucho trabajo que hacer, pero tengo que presentarles a un nuevo médico, William Solace, que se unirá a nuestra plantilla de trabajo en el hospital Iatros, sean amables con él-el chico rubio no dejaba de sonreír amablemente, lo que hacía que las chicas soltaran risitas y parlotearan entre sí. Ahora entendía el porqué del ambiente diferente pese a la multitud. Había visto algunas bienvenidas a nuevo personal tanto administrativo como médico, pero había algo en ese nuevo médico que le llamaba la atención al personal femenino. Eso era patético. No era la gran cosa, solo alto y rubio, con una estúpida sonrisa que le empezaba a sacar de quicio...y que al parecer lo estaba saludando de lejos.

-¡Hey! Hola de nuevo vecino-Había dejado las formalidades de la bienvenida para acercarse a donde estaba Nico, que como de costumbre se encontraba hasta atrás, lo cual comprobó al voltear a ver si había alguien más, porque ¿Por qué demonios le estaba hablando a él?

Hola, gracias por leer.

Bueno, traigo una nueva historia Solangelo producto de mi estrés en la tesis, así como de leer tantos mangas y anime BL (soy nueva en eso y me he quedado enganchada). Algunos de los fics Solangelo AU que son mis favoritos, ponen a Nico como un artista, lo cual me encanta y en un principio iba a seguir, pero algo (ni yo se que fue) me hizo ponerlo como enfermero y con lo cual se acomodó la historia en mi mente (mas adelante él mismo dará sus razones para elegir esto). Con mi prima enfermera empecé a hacer trabajo recopilatorio de las jerarquías y especialidades, pero desaté a la bestia y terminó hablando de todo y nada, así que terminé en google, lo cual a veces no es tan ilustrativo, por lo que puede que algunas cosas en el hospital Iatros (uno de los epítetos de Apolo, cuyo significado es "médico") sean medio raras. También espero que sirva Dr. House y Grey's Anatomy .

Se supone que primero iba a publicar el primer capítulo de mi otro fic Solangelo "Chico conoce a chico" y la continuación de "I Belong To You", pero la inspiración es muy extraña.