My inmortal
Mis manos se unen por sobre mi regazo en un intento estúpido por no sentirme débil y el silencio se ha vuelto sepulcral desde que él pronunció aquellas palabras.
Más pronto que tarde suelto un suspiro y mis manos viajan inconscientemente a mi cabello tirando levemente de él. Estoy frustrada, cansada, y ¡Mierda! Incluso jodida, por mi situación actual. Las palabras no saben cómo salir de mis labios, y mis ojos no dejan de arder en una clara señal de reprimir las lágrimas. Malditos miedos infantiles y maldito sea él.
El sonido de él estornudando me regresa a la realidad, este no es el momento para dejarme llevar por mis estúpidos sentimientos, me digo a mí misma dándome valor.
Soltando un nuevo suspiro me pongo de pie –me tengo que ir, mañana presentaré un examen –digo sacudiendo la falda de mi uniforme.
–¿Eh? –tarda en reaccionar y más pronto que tarde se pone de pie yendo tras de mí. –¡Espera, no puedes irte!
Muerdo mi labio, no quiero girarme, no quiero hacerlo en verdad, pues sé que si lo hago mi corazón se partirá en dos con solo ver sus ojos fijos en mí. –Si tú te tienes que marchar –intenté que mis palabras sonarán duras –me gustaría que simplemente te fueras –dije antes de continuar con mi camino.
Cortar de raíz esto era lo mejor para ambos…
Aun cuando yo lo amara y supiera que mis sentimientos eran correspondidos.
…
–Shiko-chan ¿Estas bien? –la voz de mi hermana me separo de mis estúpidas cavilaciones, sus ojos marrones se clavaron en los míos y no pude más que romper el contacto visual.
Asenti regresando mi vista al libro entre mis manos.
Diez días.
Ese el tiempo que llevaba desde que él se había ido de nuevo a la sociedad de almas y me había dejado sola con aquellas heridas que no parecen curarse.
"... una frase tan simple como "quizá deberíamos ser sólo amigos" se convierte en una astilla de vidrio que se te va hundiendo en el corazón. Duele. No sólo en la imaginación. No sólo en la mente. Es un alma herida, un verdadero dolor que se te mete dentro y te rasga en pedazos. Odio el amor." –Estupido –murmure antes de dejar de lado el libro donde se leía la poesía de Neil Gaiman. Necesitaba tomar aire y pronto.
–Todo estará bien –fueron las únicas palabras que se me ocurrieron mientras frotaba su espalda y sentía la humedad en mi hombro.
–No lo estará –mi cuerpo fue atraído con más fuerza hacia él -¡Mierda! fue mi maldita culpa, sí Yuzu no despierta seré el peor hermano, decepcione a Ichi-nii, no pude protegerla, no pude.
–No fue tu culpa –acaricie su cabello dejando que aquella acción tranquilizara un poco el dolor, jamás había sentido la necesidad de consolar a alguien, pero por primera vez quise ayudar a alguien a sobrellevar el dolor, yo sabía que se sentía la pérdida de alguien especial, no necesitaba ver que él pasara por ello.
Aun cuando mi conocimiento era nulo en estas situaciones quise intentarlo...
–¿Cuántos años han pasado? –me pregunté a mi misma. Había terminado de ducharme, mi hermana estaba en la planta baja terminando de preparar la cena, estabamos solos en casa asi que tenia la tranquilidad suficiente para pensar. –¿Tres? –murmure de nueva cuenta.
Mi cabello estaba esparcido a lo largo de la cama humedeciendo en el proceso las sábanas, pero claro aquello me tenía sin cuidado. Extendí mi mano hasta poder verla perfectamente, era pequeña, delgada y frágil, si la comparaba con la mano de él…
–No estoy acostumbrada a esto –murmuré con el rubor cubriendo mis mejillas.
–Yo tampoco –contestó él con una sonrisa despreocupada antes de tomar mi mano.
La sensación era nueva, extraña, pero no desagradable…
–Y ahora tengo que olvidarte –...pero tú, todavía tienes todo de mí.
...
Mi día había sido pésimo, ser alguien inteligente te daba el tiempo suficiente para reflexionar sobre tus problemas durante clases. Para cuando la campana sonó decidí irme de la escuela, aún faltaban dos clases pero solo tomé mi mochila y salí sin que me importase nada más. Con los audífonos puestos caminé por las calles, ganaba miradas extrañadas por parte de varias personas pero ignorando los murmullos y con la cara de pocker que me caracteriza continúe sin mirar a los lados.
Cuando llegué a la colina desactive la música, tiré mi mochila antes de sentarme sobre la hierba, mi falda era corta pero para mi suerte nadie nunca pasaba por aquel lugar.
El atardecer aun no estaba próximo, pero eso poco o nada podía importarme. Mirando el horizonte una sonrisa tira de mis labios, recuerdo tu sonrisa, maldición, esa sonrisa socarrona que podía hacer saltar mi helado corazón, era fascinante como podias irradiar tanta luz aun cuando no lo intentabas, pero ahora solo estoy atada a la vida que tu dejaste atras.
–¿Qué haces? –me giré ante aquellas palabras encontrándome con la persona que menos quería encontrar, Yukio Hans Vorarlberna.
–La misma pregunta deberia hacer yo –solté con voz plana.
–Aun lo extrañas –fruncí el ceño al sentir que se acercaba.
–Eso no es de tu incumbencia –estaba por levantarme hasta que él tomó asiento a mi lado.
–Realmente no, pero es patético verte deprimida –intento ignorar su presencia cuando toma asiento junto a mi.
–No necesito tu ayuda –fueron las únicas palabras que salieron de mis labios antes ponerme de pie y dejarlo atrás.
…
–¡Asombroso! –sus ojos brillaron con mayor intensidad mientras seguía devorando las galletas. –¿Los cocinaste tu?
Asentí mientras me rascaba la nuca en signo de nerviosismo –Matsumoto me convenció de hacerlo –expliqué.
–No creí que supieras cocinar.
–¡Hey! –me quejé cruzando los brazos.
–Es solo una broma –y para rematar mi mal humor revolvió mi cabello como lo hacía desde que tenía once años. –Por eso me gustas –mis mejillas adquirieron color al sentir el beso depositado en la frente.
–¡Alejate!
–Eres tan linda, Toshiko-chan
Me incorporé de inmediato, mi corazón latía desbocado, mi respiración era irregular y mis pensamiento eran un desorden, ¿Por qué aun lo sentía aquí? ¿Por qué aún no lo olvidaba? soltando un bufido me tiré sobre la cama, no podía seguir así, ya no, necesitaba encontrar una solución rápida.
Su rostro seguía frecuentando mis sueños, y su voz, maldición, aún hacía mi corazón palpitar dejando mi cordura atrás. Mientras mis ojos ardían ante la inminente presencia de las lágrimas, y mis puños se contraen ante la frustración, estas heridas no parece que se curen, este dolor es demasiado real, hay demasiadas cosas que el tiempo no puede borrar.
–Él ya no está, no volverá, no puedo hacerlo volver, él tiene quecumplir con sus deberes de capitán –me digo mientras me llevó las palmas a a la cara.
–Pero eso no significa que no pueda regresar –me incorporo para buscar en la oscuridad su figura.
–¿Qué haces aquí? –pregunté en cuanto pude verlo sobre el escritorio.
–Yuzu me dijo que no debía dejar las cosas así –quiero decir algo más no encuentro las palabras. –Y sé que colarme en tu habitación no fue la solución más inteligente pero no sabía como hablar contigo y … –mientras él divaga en aquél discurso de disculpa decido levantarme hasta estar frente a él y sin dejarlo continuar callo todos sus miedos con un beso.
Cuando llore quiero volver a secar sus lágrimas, cuando grite quiero enfrentar sus miedos, quiero tomar su mano por más años, porque aunque él me dejara aún tiene todo de mí.
Notas de la autora:
1.-Y bueno una pequeña aportación a la semana Hitsukarin organizada por el grupo Universo Hitsukarin de Facebook, y participa en la Temática Gender Bender y Karin capitana y toshiro humano, es mi primer trabajo en este estilo así que acepto críticas y sugerencias.
2.- Agradezco a quienes leen y un poquito más a quienes dejan review.
3.- Personajes de tite Kubo, historia mia, sin mas me despido, cuidense y sayonara.
