Sean tolerantes con las faltas de ortografía.
Apenas y podía mantenerse en pie. Las heridas causadas por aquellos a quienes más quería todavía ardían fuertemente sobre su cuerpo. El dolor, las lágrimas, la sangre… que escurría de cada una de las marcas dejadas por la magia y el acero. Él quería odiar, quería odiarlos por todo lo que estaba sufriendo. No era el sufrimiento mismo de su cuerpo; no por los huesos rotos; no por las heridas que todavía sangraban dejando un camino rojo detrás de él. Quería odiarlos por el sufrimiento causado en lo más profundo de su corazón. No tenía nada que ver con la espada que atravesaba su pecho, eso hubiese sido lo de menos. Era el dolor causado a su mismísima esencia, sus más puros y devotos sentimientos, todo fue traicionado, mancillado y finalmente desechado como un trapo sucio. Se convirtió en un bufón, un bufón de aquellos que significaron tanto para él.
-Mao, Raspberyl, Sapphire… -Por primera vez en toda su vida, habló con veneno puro al mencionar cada nombre que había destrozado por completo su vida desde que llegó a este mundo. Y aun así, él no podía odiar.
Su garganta estaba tan seca que apenas pudo volver a hablar, y lo hizo solo para rogar, implorarle a los cielos solo una cosa –Quiero odiar… -Imploró antes de caer de rodillas. Los cielos oscuros que se imponían sobre el comenzaban a llorar por la pena, o a escupirle en un acto de desprecio por su absurda petición. Aun así, él no paro. -¡Yo quiero odiar! –Utilizó cada gramo de su fuerza de voluntad para gritarle a lo que sea que se oculte más halla de eso sombríos cielos. Ya sea Dios quien lo escuche, o incluso el Demonio. Ya no importaba.
-Por favor, concédeme este único deseo –Sus lagrimas caían como las gotas de lluvia sobre el estéril suelo por el que se arrastraba. –Dame odio, odio a aquellos a quienes respeté; odio a aquellos por los que estuve dispuesto a dar la vida; odio por quienes quise; odio por los que amo; odio por mis amigos y aquella quien es dueña de mi corazón. –Sus manos se cerraron fuertemente ante esta petición, sus uñas atravesaron su carne agregando nuevas heridas a su ya maltrecho cuerpo.
-Si este corazón que poseo no es realmente mío y si el de un demonio, entonces yo también debo ser capas de sentirlo. Sobreviviré a cual quiera que sea el castigo por el odio que te pido, renunciare a la espada que juré utilizar para proteger en el nombre de quien amo, te daré el ultimo regazo de lo que me queda de humanidad, yo… yo… te entregare mi cuerpo y mi alma con tal de cumplir mi deseo.
-Por todo eso… ¡Dame ODIO!
