Pairing: Rin x Haruka
Warning: Yaoi [HxH]
Disclaimer: Free! le pertenece a Kyoto Animation
N.A: En serio, Free es tan... ;u; ¿Me explico? xDD Está plagado de Feels, feels everywhere. ;/; Y de yaoi, yaoi escondido por todas partes. (?) Y yo ya no sé ni a quien shippear. D: ¿MakotoxHaruka? ¿RinxHaruka? Puede que hago uno de Makoto&Haruka, pero por ahora voy con Rin. :DD
Los ojos de Haru eran azules, como el océano, como el agua, y era fácil perderse en ellos. Eso fue lo que hechizó a Rin, por decirlo así.
Él amaba el agua, sentirse como un tiburón en el mar, demostrando su superioridad a los demás, que solo observaban fascinados como se movía. Pero Haru nunca le había mirado de esa manera, porque lo único que el pelinegro admiraba era el agua, la amaba con locura y vivía para ella, pero no la dominaba, como hacía Rin, la acariciaba, el oji-azul era más bien un delfín, saltando y deslizándose, sin importar las miradas, los tiempos, los premios… Con único objetivo el sentir aquel líquido sobre su cuerpo. Quizás en eso eran diferentes, pero no importaba, eso era lo divertido, si fuesen iguales no sería lo mismo, no tendrían esas competiciones que hacían felices tanto a Rin como a Haru, aunque este último prefiriese no decirlo.
Pero pronto Rin se dio cuenta que ya no solo estaba en el club de natación por su pasión, si no por otra cosa, por alguien, la alegría de ir hacía la piscina ya no era por nadar, por mucho que él tratara de convencerse a sí mismo, en el fondo sabía que lo que proporcionaba esa alegría era saber que vería a Haru, una vez más, que vería esos preciosos ojos azules que le hacían olvidarse de los demás, ¡Hasta de las competiciones y de los premios se olvidaba cuando sus miradas chocaban! Más de una vez el propio pelinegro le había preguntado si estaba bien o es que tenía algo en la cara, él se limitaba a quitarle importancia o decir que estaba mirando algo detrás de él. Y el pelinegro simplemente asistía, confiaba en el pelirrojo y no encontraba razón para que este le mintiera. Pero poco a poco las cosas se fueron complicando, no era fácil para Rin el evitar la mirada de Haru, y ya no sabía qué hacer, porque ahora el pelinegro ocupaba un lugar en su cabeza, que simplemente le impedía pensar en otra cosa, y eso era malo, claro que era malo, ¿Dónde quedaban sus sueños de llegar a ser nadador olímpico? Parecían haberse escondido. Y eso era algo que no podía soportar, toda su vida aspirando a algo que se había esfumado de su mente. Por eso lo decidió, se alejaría de Haru, no quería hacerlo realmente, pero estaba en juego su sueño, y podría volver cuando sus estudios terminasen, volver para demostrarle al pelinegro cuanto había mejorado año a año. No parecía un mal plan, volvería en año nuevo y así podría verlos a todos de nuevo.
Pero cuando se lo dijo a los demás, no fue como se esperaba.
-Me voy a una escuela de natación.
Rin se esperaba que le felicitaran, o incluso algún atisbo de envidia, pero no, nada de eso sucedió, Makoto le pidió explicaciones y Haru… Por primera vez Haru mostró algo más que esa frialdad suya o la típica molestia con Makoto… Parecía… ¿Triste? ¿Herido? ¿Traicionado? No quiso averiguarlo, porque sabía que si lo hacía, no sería capaz de irse. Por eso no le preguntó nada a Haru, simplemente se limitó a animarle para que nadase con él, cosa que consiguieron, y después se fue, dejando atrás amigos y recuerdos, pero, sobre todo, dejando atrás aquella mirando azul que tanto le turbaba.
Pero nunca se puede escapar de las cosas eternamente, por eso, cuando cumplió los 17 años, y se encontró en su antiguo club de natación con aquella mirada, supo que nunca más sería capaz de sacársela de la cabeza, esos ojos no tenían secretos para él, en su niñez los había observado meticulosamente, buscando una explicación a esa atracción que sentía por ellos.
Pero no había explicación lógica.
Nunca la hubo.
Pero él se negaba a admitir que era así.
Quizás por eso le reto allí mismo, para demostrarle que ahora él era el mejor, que ya no le necesitaba, que ya lo había superado, que era más rápido, más fuerte.
Pero al final su competición no pudo ser allí, si no que fue días más tarde en su propio instituto, era de noche, y aún así, esos ojos azules parecían brillar, cuando Haru le retó, se limitó a sonreír, por fin podría demostrar que tanto había mejorada tras lo que le había pasado aquella vez en año nuevo. Mentiría si dijera que fue sencillo ganarle a ese pelinegro, era cierto que sus patadas eran más fuertes, pero el ojiazul no se quedaba atrás, por eso cuando llegó primero lo sintió como una victoria en un campeonato. Pero para Haru no fue así, él parecía estar contento aún cuando había perdido. ¿Por qué? ¿Por qué eres feliz? ¿Y por qué yo no puedo serlo? No pudo contener su ira, y le agarro de las lentes para gritarle, fue un solo roce con el cuerpo de Haru, pero algo dentro del pelirrojo se encendió, algo que no había sentido desde que se había ido cuando era pequeño, algo que no sentía desde que no había tocado a Haru, de pequeño lo abrazaba constantemente, por eso no se daba cuenta, de lo adicto que era a esa piel.
Pero ahora ya no era un niño pequeño y se dio cuenta, por eso se apartó, jurándose que algún día sometería a esos ojos azules, le haría quedar debajo de él, gritar su nombre, por que los tiburones son los reyes del mar, y un delfín podía seducirlos, pero nunca someterlos. Pero en ese momento entró un profesor, ¿Habían hecho demasiado alboroto? No tuvo tiempo de responderse porque el profesor fue directo a por él, mientras los otros se disculpaban y llevaban al pelinegro a la fuerza, puesto que él quería quedarse en el agua sin importar qué.
Y viendo como Haru se iba, lo tuvo claro, le había ganado en el agua, en su terreno, ahora le ganaría en la tierra, le mordería para marcarlo como suyo, para darle a entender que le había ganado en todos los sentidos, pero se tomaría su tiempo. Lo planearía todo bien. Porque sabía que ahora que esos 3 estaban juntos no tardarían en hacer un club de natación o algo del estilo, y esa sería su oportunidad.
