Una familia en apariencia feliz conformada por un padre, la madre y su pequeño hijo. Todo bien, ¿no? La vida siempre cambia y nada puede quedarse tan y como esta.
Así como muchos llegan otros se irán, la cosa es saber apreciarles mientras estén aquí.
El viejo hombre que respondía al nombre de Fritz llego al hogar que antes perteneciera a su hijo y a la familia de este. Un niño de cabellos plateados y piel tan blanca como la porcelana se encontraba jugando con un pollito de forma inocente, riendo cada vez que el animal piaba. —Gilbert, ven aquí— le llamo, cuidando que su pequeña carga no cayera. — ¿Viejo Fritz, que ocurre? ¿Dónde están Mamá y Papá?—la inocencia que había en la mirada carmesí era suficiente para atravesar la fría mascara del adulto. — Gilbert, ellos ya no están, pero dejaron a alguien para que te acompañe, ¿entiendes? —hablaba lentamente y casi con comprensión. Su nieto acaba de quedar huérfano.
El niño soltó a reír, creyendo que aquello era una especie de broma. — ¿Dónde están, Viejo Fritz? ¡No me mientas! —el adulto negó con condescendencia, a lo que la sonrisa del pequeño fue cayendo de a poco. El bulto se revolvió con fuerza — E-entonces ¿Qué es eso? —Señalo casi con desprecio a la criatura que se encontraba envuelta en una fina manta blanca. —Ella —recalco —es tu hermana, Louise— se hinco hasta la altura del niño, intentando mostrarle a la criatura. — ¿Por eso se fueron Mamá y Papá? —se sentía molesto a lo que pequeñas lagrimas comenzaron a nublar las orbes carmín. — No fue su…— ¡No hablaré de eso hasta que Mamá y Papá vuelvan! —interrumpió, destrozado. En el interior el pequeño se sintió abandonado; muchas dudas le rondaban por la mente y cada una más dolorosa que la anterior. — ¡Yo no la quiero! —chillo al ver como su abuelo se disponía a regañarle.
La niña que hasta hace algunos momentos se encontraba callada comenzó a llorar con fuerza. Fritz intento en vano que dejara de llorar y, tímidamente, Gilbert se acerco a ellos. — ¿Qué le pasa? —frunció de forma graciosa el ceño y el mayor advirtió que solo intentaba ocultar su preocupación con molestia. — Esta triste, su Hermano Mayor no la quiere— le respondió con simpleza, sonriendo apenas cuando Gilbert se asomo entonces azul choco contra rojo. Los brillantes ojos de Louise se encontraron con los levemente apagados de su abuelo y hermano. — Si dejas de llorar dejare que seas mi hermana —le hablo con superioridad, la niña se rio y extendió los brazos regordetes. — Es un trato, Hermanita— dijo él, intentando tomarle en brazos.
Mi primer conjunto de drabbles, a lo mucho seis o siete no estoy segura. Dejo aquí abajo cualquier cosa [agradecimientos, explicaciones etc, etc]
Hetalia no me pertenece, tampoco la historia esta ultima es para mi e'posa que espero no lea esto que me da penita.
