Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a JK. Rowling.
Two-Shot participa en el Reto Harmony + Videos = Amor del Grupo HARMONY (HARRY Y HERMIONE) en Facebook. Basado en el video Don't Cry mercy creado por KiwiiChann www . youtube watch? V =3f1rX JnJseM
Parte 1
Don't Cry mercy
«No llores clemencia»
Luego de enfrentarse al terrible Lord Voldemort aquél día Harry Potter no había vuelo a ser el mismo. Recurrentes sueños lo azoraban desde que vio aquellos fríos ojos y conoció la muerte. Pero en esos sueños él no era perseguido por Voldemort para ser asesinado, sino que él era el señor tenebroso, él era la despiadada bestia que terminaba con la vida de sus seres querido.
Es noche fue horrible para Harry, en su pesadilla él se encontraba de pie en un lugar que no conocía pero que le era tan familiar que seguro había esta allí alguna vez. Una mano fría tocaba su hombro y le decía «Hazlo» y él quería obedecerlo, pero no podía. En frente tenía Hermione, de rodillas, atrapada por un hombre de túnica negra y capucha en punta, un Motifago. Ella parecía decir algo, o por lo menos murmurarlo, pero no llegaba a oírse nada.
Harry sacó su varita, la vos le repitió «Vamos, ¡Hazlo, Harry!»
Hermione lo miró.
«¡Hazlo!»
Y Harry sin piedad obedeció.
Un resplandor verde inundó el lugar y Harry se despertó de manera brusca empapado en sudor. Por un momento no supo saber dónde estaba, todo era un silencio oscuro, hasta que recordó que había pasado la noche en la Madriguera.
—Fue solo una pesadilla —musitó para sí mismo Harry.
La cicatriz le dolía, sentía ese ardor insoportable que lo atormentaba cuando El que no debe ser nombrado estaba cerca.
Llevó la mano a su frente, el dolor parecía disminuir de a poco, pero cuando bajó su mano pudo ver sangre escurriéndose entre sus dedos. Un horrible escalofrío bajó por su espada y su cuerpo comenzó a temblar.
De inmediato corrió hacia el baño, encendió la luz y con pánico observó su cicatriz. Nada.
No había nada en su frente, ningún corte, ni siquiera sangre. Harry volvió a mirar su mano, la cual se encontraba completamente limpia.
«Fue solo mi imaginación —pensó Harry, un poco más tranquilo—. Una alucinación por el dolor de mi cicatriz »
Respiró apoyado sobre el lavabo y contempló el espejo, las ojeas de sus ojos era cada día más oscuras, parecía tener diez años más a causa de estas pesadillas que todas la noche lo visitaban.
Aunque esta fue distinta a otras, no se sentía otra persona, se sentía el mismo y era capaz de hacer cualquier cosa, sin nadie que se lo impida y le gustaba.
—Fue solo un sueño —volvió a repetirse.
.
Al día siguiente cuando bajo las retorcidas escaleras de la Madriguera con su Baúl de Hogwarts y la jaula de Hedwig, se encontró a todos reunidos en la cocina de los Weasley con su equipaje listo. Harry no tardó en darse cuenta lo tarde que se había levantado, pero cuando llegó al último escalón no se encontró con caras desesperadas o enfadadas, sino que vio rostros de preocupación en todos y todo lo hizo más raro aún cuando vio que sentado en la punta de la mesas se encontraba el profesor Dumbledore tomando una taza de té.
—¿Te encuentras bien Harry? —le preguntó la señora Weasley cundo bajó las escaleras.
Esto desconcertó mucho a Harry, pues ella lo miraba como si hubiese tenido una grave accidente, claro que lo único malo que tuvo la noche anterior fue esa pesadilla y la alucinación pero no era para tanto «¿Acaso me habrán escuchado salir del cuarto anoche »
La señora Weasley lo miró esperando una respuesta y Harry dijo.
—Nada, ¿Por qué lo preguntas?
—Estas mañana no te levantabas y… —la señora Weasley hizo ademan de decir algo más pero se calló.
Arthur Weasley apoyó una mano el hombro de Harry y lo apretó con fuerzas, parecía querer contenerlo, pero ¿Por qué?
A Harry le estaba irritando ese exceso de preocupación después de todo él se encontraba bien.
—Deberíamos marcharnos ¿No lo creen?
Eso lo dijo Hermione. «Hermione» y de repente la cabeza de Harry volvió a la pesadilla de la noche anterior donde una voz le decía «Hazlo» y el frío desconsuelo volvió a invadirlo.
—Precisamente por eso he venido —dijo Dumbledore, poniéndose de pie y haciendo que Harry regrese a la realidad—. He conseguido un traerles un traslador de los llevará a King Cross antes que el expreso salga. —Dumbledore se dio la vuelta y desapareció. No supo bien por qué, pero Harry tuvo la sospecha que no fue a la Madriguera solo para eso.
OoOoO
Ya en el tren de camino hacia Hogwarts, mientras buscaban un compartimento vacío, Ron comentaba sobre el extraño objeto que había sido el traslador. Estaba fascinado, casi como lo estuvo su padre.
—Enserio Ron, nunca viste un estetoscopio —comentó Harry, incrédulo.
—No, para que sirve.
—Para escuchar el corazón —le explicó Harry, tratando de explicárselo de la mejor manera.
—No me tomes como un tonto Harry, los corazones no hablan.
Harry tuvo mucha suerte que Hermione haya encontrado un compartimento vacío porque no tenía mucha paciencia ni ganas de explicarle a Ron cómo funcionaba un estetoscopio.
El viaje estaba siendo muy silencioso, Hermione leía un libro de Historian de la magia, mientras Ron devoraba unas ranas de chocolate. Harry iba apoyado sobre la ventanilla del tren con muchas ganas de dormir.
No fue sino hasta que los mellizos vinieron a buscar a su hermano para mostrarle su nuevo invento, que Hermione bajó el libro y miró directamente a Harry que se encontraba distante.
—Harry, ¿te pasa algo? —Preguntó Hermione en tono preocupado—, no tiene porque ocultárselo a todo el mundo.
Pero Harry estaba muy cansado como para responderle a su amiga, solo se limito a mirarla con los parpados caídos.
—Se que te molesta —continuó diciendo ella—, pero tienes que contar lo que te sucede, Harry me preocupas. Últimamente estas muy… muy…
—Cansado… —le espetó él de mala gana. Harry sabía que Hermione tenía razón, pero algo dentro de él no quería admitirlo.
Algo dentro de él lo mantenía enojado y algo dentro de él temblaba cuando veía a Hermione por aquél perturbador sueño «Nunca dañaría a Hermione».
—¡Odio que te cierres tanto! —le reprochó Hermione, molesta por su actitud.
Otra vez ese rencor, algo que le recordó a aquel sueño, volvió a sentir esas ganar de abandonar el niño bueno que le decía que haga lo correcto. Pero se contuvo cuando encontró la mirada preocupada de Hermione.
—Lo siento Hermione —se disculpó—, he dormido muy poco en el último mes, y todo lo que está pasando… —se movió nerviosamente el pelo—… no se qué pensar.
—De acuerdo —comprendió Hermione, aunque no le gustaba nada aceptar que no podía hacer nada por él —. Duerme, yo te avisaré cuando lleguemos a Hogwarts.
—Gracias.
—Ya sabes Harry, cuando quieras hablar búscame. Confía en mí. No sirve de nada que te cierres en ti mismo.
Harry asintió y se terminó desplomando sobre el asiento. Hermione regresó la vista al libro y con solo dos pestañeos Harry quedó completamente dormido.
Cuando llegó la noche, las gotas de una tormenta comenzaron a golpear con violencia las ventanas del tren. No había luz en el compartimento, solo la que entraba del pasillo por el vidrio empañado de la puerta.
Harry abrió los ojos. Alguien lo llamaba.
« Harry —lo llamaba una voz seseante—, Harry. Levántate, Harry»
Esa voz era conocida, esa era la aguda voz de Lord Voldemort. Le estaba hablando. Pero aunque esa voz sonaba muy clara, Voldemort no se encontraba en el vagón, sino que resonaba en su cabeza.
La cicatriz comenzó a arderle de dolor, lo que obligó a levantarse agitadamente y a tocársela haciendo presión para que el dolor cese.
«Hazlo» Le susurró la voz, como en su sueño.
—¿Qué?
«¡Hazlo!» exclamó la fría vos de Voldemort otra vez. «Está ahí no se dará cuenta»
Harry levantó la vista, acostada en el asiento de enfrente vio la silueta de Hermione. Ella también se había quedado dormida, con el libro entre sus manos. Harry caminó hacia ella como poseído, mientras la vos le susurraba «Hazlo».
Cuando llegó, se arrodilló junto a ella y corrió algunos cabellos de su cara para dejar al descubierto el hermoso rosto de Hermione. Ella respiraba pausadamente, seria, pero con gran tranquilidad. El libro se había quedado a medio leer entre sus manos, pero ella lo tenía aferrado fuertemente para que no se lo quiten.
«¡Hazlo!»
Con mucha tranquilidad Harry rodeó con sus manos el delicado cuello de Hermione, por un momento solo se dedicó a acariciar la piel suave que palpaba. Entonces la voz le decía que actúe, le rogaba que lo haga. Pero cuando Harry se propuso asfixiar con un rencor inusitado a Hermione, el tren frenó en seco. Las luces se encendieron y por causa del sacudón Hermione abrió los ojos.
Al verse encimada por Harry un rubor le llenó los cachetes a la vez que Harry retrocedía asustado por lo que casi ocurre.
—¡Qué pasó! —Exclamó Hermione, sobresaltada incorporándose en el asiento— ¿Me quedé dormida? ¿Llegamos?
—Creo que sí —le contestó Harry, aunque sin mirarla. Se sentía horrible por lo que había intentado hacer; pero lo que le daba autentico terror fue no saber porque estaba dispuesto a hacerlo.
—Me asústate un poco Harry —comentó Hermione tomando su mochila—, pero gracias por levantarme.
Harry seguía sin poder mirarla. No sabía que decirle, solo hizo un gesto con la mano y esperó a que ella saliera del compartimento. Cuando lo hizo, la miró y se tocó la cicatriz y murmuró.
—¡Qué quise hacer!
OoOoO
Dentro del castillo los alumnos de Hogwarts se metieron de inmediato dentro del gran comedor, el viaje había sido largo y la mayoría moría de hambre, y el que no moría de hambre tiritaba de frío. Sin dudas una llegada atípica a la de siempre.
En el gran comedor el sombrero seleccionador hizo su habitual tarea como todos los años, para luego dar paso al discurso anual de Dumbledore.
Todos, alumnos y maestros, escuchaban muy atentos al viejo director de Hogwarts hablar sobre los días que se vienen; salvo Harry. Él tenía una mano apoyada en la cicatriz que le ardía. No quería estar allí, prefería estar en su dormitorio descansado, al diablo la comida, el discurso de Dumbledore y todas las voces que hablaban allí. Solo deseaba descansar.
Por un momento pensó en escabullirse, pero en diagonal a él se encontraba Hermione vigilándolo, se la veía preocupada, eso se lo hizo saber más temprano en el tren. Por eso sabía que si se marchaba en medio de la cena conseguiría preocuparla aún más. Y no quería eso.
Harry se aguantó todo el banquete de bienvenida sin probar siquiera una sola lenteja, un nudo en su estomago no lo dejaba comer y cuando todo terminó fue el primero en marcharse a la torre de Gryffindor.
Allí en la completa oscuridad de su cuarto tuvo tiempo para pensar en eso extraños arrebatos de violencia que le estaban ocurriendo y la piel se le heló cuando volvió a recordar su escena en el tren junto a Hermione. Él sería incapaz de dañarla, la quería mucho para hacerle daño y mucho menos matarla; ni si quiera él mismo sabía por qué le pasaba eso, lo único que podía recordar que en ese momento, al igual que en sus sueños, estaba dispuesto a hacerlo y sin remordimientos.
Pero por qué siempre oía aquella voz, por qué siempre su mente de persona cuerda se nublaba cuando oía la voz de Lord Voldemort dentro de su cabeza. ¿Qué podría significar eso? ¿Quizás era el señor oscuro quien lo llamaba, o era él quien quería ser llamado por el señor tenebroso? O ninguna de ella. «Quizás » pensó Harry, quizás todo este delirio era solo porque moría de sueño y la maldita cicatriz no paraba de dolerle.
No pasó mucho tiempo, unos diez minutos tal vez, cuando Harry dejó de preocupase y vio una luz. Un destello verde al que se dirigió, pero no lo hacía a pie, no, era extraño, parecía estar flotando, sus pies no rozaban el frio contacto del piso sino que parecía moverse por encima de oscuro vacío.
Al fondo, donde la luz era más intensa, se distinguía una silueta y como en todos los sueños de los últimos días la fría voz de Voldemort le repetía «Hazlo, hazlo, hazlo…» y reía maliciosamente.
Nuevamente vislumbró a Hermione, amordazada y con lágrimas.
La voz le daba la orden y él, como buen vasallo, levantó la varita a la altura de su pecho y…
—¡NO! —gritó Harry, abriendo los ojos bruscamente para encontrase con la nocturnidad de su cuarto. Un sudor helado bajaba por su espalda, y si no estaba equivocado, podía sentir cálidas lágrimas rozando sus mejillas—. No, otras vez no.
Harry apretó con fuerzas sus cabellos intentado olvidar aquella pesadilla. Estaba temblando de miedo, le asustaba ver Hermione tan vulnerable frente a él, le aterraba entender que era él quien causaba su muerte, pero lo que más lo angustiaba en ese momento era que no sabía qué hacer o como actuar.
Con el peso de cien libros sobre el pecho se sentó en la cama y agachó la cabeza con resignación.
El cuarto se veía nítido, notó entonces que se había quedado dormido con los lentes puestos, oyó a Neville roncar y a Ron balbucear, no recordaba el momento en que habían llegado sus compañeros, pero seguramente él no había estado despierto en ese momento.
Cerró sus ojos y los presionó con sus dedos. No sabía qué hacer, pero sentado allí no iba a conseguir nada. Entonces hizo lo que siempre hace cuando tiene una duda; se coló la túnica y miró el reloj, marcaba las 5:08 de la mañana.
—Espero que no se moleste —susurró para sí mismo Harry.
Agarró su capa de invisibilidad y se machó.
OoOoO
—¡Pishh! Hermione… —musitó suavemente Harry, mientras tímidamente movía un hombro de Hermione para que despierte—. Hermione despierta…
Pero Hermione seguía con los ojos cerrados, completamente dormida.
—¡Hermione despierta, vamos! —volvió a repetir Harry un poco más fuerte, temiendo despertar a sus compañeras de cuarto no a ella, mientras la sacudía con más fuerza—. Dale, tengo que hablar contigo.
—Hummm… no mamá —gruñó Hermione, aún adormecida—, un ratito más ¿sí?
Harry ahogó una risa.
—Soy Harry, Hermione, despierta ahora.
—¿Harry? Aquí…. —poco a poco Hermione empezó a abrir los ojos y de un salto se reclinó al ver a Harry con el mentón apoyado en su colchón. —¡Harry! Que haces aquí— exclamó haciendo todo lo posible para no pegar un fuerte alarido y no despertar a todo el mundo.
—Necesito hablar contigo —respondió él.
—Pero… —Hermione miró su reloj—… a las cinco de la mañana.
—Tú dijiste que cuando quiera hablar te busque.
—Tienes razón, pero no esperaba que tu… que fueras a… ¿Cómo conseguiste entrar aquí?
—Con la capa de mi padre —le contestó Harry, levantando las cejas y mostrándole un bulto de tela que llevaba en su mano —. Nadie me vio.
—Como no se me ocurrió antes de preguntar —dijo Hermione. Luego intentó salir de la cama, pero Harry seguía allí. —Harry, puedes esperar afuera, tengo que cambiarme. ¿O acaso quieres ver cómo me cambio?
Harry rió nerviosamente y salió bajo la capa de invisibilidad. Parecía irse tranquilo, pero lo cierto es que en ese momento toda la sangre se le fue a la cabeza mientras su cara ardía pensando en esa posibilidad.
Cuando Hermione salió con su tunca puesta caminaron hacia el puente. Como estaba a punto de amanecer ese sería un buen lugar para ver salir el sol, además en ese lugar ellos habían tenido muchas chalas antes.
En el trayecto Harry pudo escuchar la voz acosadora de Voldemort pidiéndole que dañe a Hermione, pero el solo la ignoró y se concentró en lo que le diría a ella.
—Y bien —dijo Hermione cuando llegaron — ¿Qué quieres decirme?
—Por los de esta mañana —comentó Harry mirando el horizonte—. Al parecer eras la única que entendía que no quería habla. También por lo que me preguntaste en el tren.
—Es que últimamente te veo… muy cansado, tus ojeras son cada vez más grandes y me preocupa. Hoy tenías una cara de ogro cuando bajaste con tu baúl, no quería que te sientas acosado, pero estando en el tren no pude evitar preguntártelo, después de lo que anoche escuché…
—¿Anoche? —La interrumpió Harry—, escuchaste algo.
—Fue extraño que no te hayan escuchado todos en la Madriguera —admitió Hermione —, gritabas mucho y luego…
«¡Hazlo Harry! Mátala, que estás esperando, sabe mucho»
—¿Gritaba? —Le preguntó sorprendido— ¿Qué decía?
«¡Harry! Mátala, se lo merece, sin misericordia»
—Bueno, desde mi cuarto solo escuchaba alaridos —hizo una pausa y trago saliva—, luego gritabas mi nombre. Pero no me llamabas, era diferente.
—¿Diferente?
—Sí, era como una súplica —Hermione apretó la mano de su amigo, se sentía muy fría y temblaba exageradamente. —Entonces cuando iba a subir escuche que la puerta de tu cuarto se abría y ruidos en el baño. No me animé a subir, pero sabía que eras tú.
«Miente Harry, ella miente. Todo su vida lo hizo, no le creas y mátala »
—Tengo que decirle estoy a alguien, Hermione —se aventuró a decir Harry—, siento que voy a explotar si no lo digo… es sobre mis sueño…
«Matala Harry, esa sangre impura no se merece estar a tu lado»
—¡QUIERES CALLARTE! —gritó desgarradamente Harry, no pudiendo ignorar más aquella aguda voz, tapándose la cabeza.
—¡Que te ocurre Harry! —exclamó Hermione visiblemente asustada al ver a su amigo inclinado, con las orejas cubiertas.
—Es él —confesó casi entre lágrimas—, me habla y no de deja en paz.
—Quién, ¿Voldemort?
—Sí —su vos comenzaba a entrecortarse por causa de el terrible dolor que le trasmitía su cicatriz—. Es él, se mete en mi cabeza, en mis sueños, me pide que te mate y yo lo hago.
Hermione quedó pálida ante esta confesión.
—Me habla… intento no hacerle caso… —continuó diciendo entre jadeos Harry—… pero no puedo controlarlo.
—Si puedes —replicó Hermione, inclinándose para auxiliarlo. En ese momento miro su rostro y por un breve instante los ojos verde esmerada de su amigo habían tomado un color rojo sangre—. Vamos Harry esto lo tiene que saber Dumbledore.
—NO —se apresuró a decir Harry, casi tirado en el piso—, esto no lo tiene que saber nadie.
—Pero Harry, necesitas ayuda, y dudo que Dumbledore no lo sepa ya.
—Nadie puede ayudarme —dijo intentando incorporarse—, que no lo entiendes. Este es mi problema.
Con pasos torpes y a tumbos, por causa de su guerra interna, Harry comenzó a alejarse de Hermione.
—Harry, detente, no estás solo —le espetó ella, mientras veía cómo su corazón se arrugaba al verlo huir. Pero él parecía no escucharla. Y cuando Hermione intento seguirlo éste lanzó un hechizo de obstrucción que la dejó sentada en el piso.
Sin poder hacer nada, Hermione vio desaparecer la silueta de un Harry Potter muy distinto al que había conocido tiempo atrás.
OoOoO
Ese día Harry se ausentó a todos sus clases y no se lo vio por ningún lado.
OoOoO
Tal vez perdió la conciencia en algún momento, porque cuando Harry se dio cuenta, había despertado en medio de un oscuro pasillo. Solo se veían los claros que dejaba la luz de la luna; y se sobresaltó a notar machas de sangre en sus brazos y sobre su ropa que, al parecer, no eran de él.
Aturdido por un dolor latente en su cabeza Harry se apoyó contra la pared de piedra y barrió el lugar con la mirada, notó que se encontraba en el segundo piso del castillo. A su derecha un metal frio palpó su piel, su sorpresa fue inmensa al notar que llevaba una daga, muy afilada, que goteaba sangre por la punta.
El corazón comenzó a bombearle tan fuerte que creía que iba a salirse del pecho. Un sudor frio le bajó de la cabeza a los pies y comenzó a deambular por el pasillo a tientas. Harry no llegaba a tener pensamientos claros y nada bueno se le ocurría cuando pensaba en lo que podía haber ocurrido con él y esa daga.
Encontró el baño y fue directo a él. Sin pensarlo dos veces arrojó la daga sobre el lavabo y empezó a lavarse las manos, los brazos y las muñecas para quitarse toda la sangre que llevaba encima.
—Que demoños pasó y por qué no recuerdo nada —se preguntó Harry, apoyado sobre el lavamanos mirándose al espejo.
«¿Acaso no lo recueras?» dijo una voz fría y aguda, casi en tono burlón y arrogante.
—¡Quién dijo eso! —exclamó Harry. Miró como un loco paranoico hacia atrás y hacia sus costados, pero no vio a nadie.
«Aquí Harry, enfrente tuyo» lo guió la voz, aquella que siempre le hablaba en sus sueños.
Harry movió la vista hacia el espejo que tenia frente a él, y en el que antes mostraba su reflejo se veía el rostro pálido de Lord Voldemort sonriéndole malignamente.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Harry, intentando no mostrar miedo en sus palabras.
—Que malos modales —repuso Voldemort, parodiando una ofensa—. Solo vine a darte las gracias por el favor que me hiciste.
—¿Un favor?
—Sí, esa maldita lechuza que mataste llevaba y traía información sobre mis movimientos a ese viejo decrépito de Dumbledore.
Harry retrocedió de un saltó y miró sus manos, que aún tenían pequeñas manchas rojas.
—Que estás diciendo —le espetó intranquilo—, no recuerdo haber hecho eso.
—Es una pena que no lo recuerdes, fue magnífico ver como cortabas su cuello… —Voldemort hizo una seña con su dedo índice y lo pasó de izquierda a derecha por debajo de su mentón, dibujando una decapitación.
—Mientes —murmuró Harry, aunque no muy convencido de sus palabra—, por qué lo haría.
—Porqué yo te lo pedí —sentenció Voldemort, sonriendo—. Eres muy obediente cuando te lo propones.
Para Harry todo tembló en ese momento. Sus piernas no soportaron más el peso de su cuerpo (o el peso de la cumpla) y cayó de rodilla al suelo.
—Voy a decirte la verdad Harry —continuó diciendo Voldemort, satisfecho al ver la reacción de Harry —, matar a esa lechuza fue solo una prueba. Quería saber si el gran Harry Potter era lo suficientemente leal para formar parte de mi ejército. Y veo que no me equivoque.
Harry comenzó a reír sobre el piso, hasta que recobró el valor y enfrento al espejo por primera vez.
—No sé que estas pensando —dijo, de frente a la imagen de Voldemort —, pero yo siempre le seré leal a Dumbledore.
—Harry, tu eres un gran mago—musitó Voldemort —. No desperdicies tu talento apoyando a ese mentiroso de de Dumbledore.
—Dumbledore jamás…
—Sabes que eso no es cierto —le espetó Voldemort, interrumpiéndolo—. El no té ha dicho ni siquiera una pizca de lo que deberías saber. Dime, ¿qué sabes sobre la Orden del Fénix?… ¿He?... Apuesto a que nada. Solo que me buscan y siguen mis paso —Voldemort volvió a mostrar satisfacción, la frustración de Harry le indicaba que su plan marchaba a la perfección. —Únete a mi Harry y formarás parte de al único.
—Pero… pero tú matarte a mis padres —terció Harry, como última defensa.
—La familia de mortifagos te recibirá con los brazos abiertos, Harry.
—Una… familia.
—Sí Harry, una familia. Donde nadie te dará la espada, ni te ocultará cosas —le aseguró Voldemort, rozando la victoria. —Se que lo deseas, no te resistas más.
—Yo… yo.
Y ese momento de duda fue el que Voldemort aprovechó para dominarlo por completo.
Harry salió del baño con otra expresión en su rostro y sus ojos verdes tintados de rojo, mientras en su cabeza aquella voz le decía.
«Ahora ve tráeme a Granger»
Continuará…
NA: Muchas gracias por haberlo leído.
Pido perdón por lo errores que puedan encontrar, pero tenía una fecha límite para entregar el fic y no me dio tiempo de corregir.
Un agradecimiento a Nanny PGranger y a Evilies por la idea de este reto. A mí me encantó participar del mismo.
Espero que les guste y espero seguir escribiendo, que lo que me gusta.
Un saludo!
Espero leer sus comentarios con el numero 8
Saludos Atte la admin de retos
