Disclaimer: Los personajes mencionados, pertenecen a JK roliwng
Two-Shot participa en el Reto Harmony + Videos = amor del Grupo HARMONY (HARRY Y HERMIONE) en fb.. Basado en el siguiente video: Harry & Hermione II Roses por Bojiva777
Summary
Han pasado varias décadas desde que Harry y Hermione se conocieron en un viejo expreso a Hogwarts; ahora, Harry se encuentra dándole el último adiós a su mejor amiga y compañera de la vida, una que se le escapa de las manos en aquella habitación que vio maravillosos despertares y anocheceres a su lado.
Hermione está muriendo, y por primera vez, Harry no puede ser su salvador.
Capítulo 1Las pastas del álbum de fotografías que le había obsequiado Rubeus Hagrid hacía muchos años estaban casi cayendo del cuadernillo, las hojas estaban de un tono amarillo, desgastadas. Pero las fotografías permanecían intactas.
Una imagen de sí mismo, a la edad de once años, le sonrió en medio de sus dos mejores amigos. Por supuesto que ahora en lo único que se parecían era en las gafas redondas.
Harry había envejecido.
Tuvo que pasar muchos obstáculos para estar donde estaba ahora. Dejar entrar y despedirse de muchas personas a lo largo de su vida, pero la que siempre recordaría sería a aquella niña castaña de alborotado cabello e incisivos grandes.
Hermione Jean Granger. La mejor amiga de su infancia. Su amor de adolescencia. Su esposa y compañera de la vida.
Parecía haber sido tan sólo ayer cuando escuchó su voz por primera vez, presentándose en un vagón de tren con destino a Hogwarts. Su tono, que creyó mandón, sólo demostró la inteligencia y determinación en alguien demasiado maduro para su edad. Y él, demasiado temeroso por ése nuevo mundo que descubría, se sintió inmediatamente intimidado.
Harry sonrió ante el recuerdo, dando vuelta a la página.
Otra imagen, de su segundo año, lo recibió cuando se vio siendo abrazado por Hermione, después de ser despetrificada. Hermione había sido su primer y segundo abrazo. El primero, demasiado impactado y abrumado para corresponder. El segundo, largo y memorable para compensar los meses de angustia sin ella.
Recordar todas las aventuras que vivieron durante ése año y el siguiente no fue un esfuerzo, a pesar de su encarecida edad. Las luchas que vencieron, los obstáculos que enfrentaron. Su amistad atravesó por todo, intacta. Hermione y Ron estuvieron ahí en cada momento que importó.
La siguiente fotografía le trajo un sentimiento de orgullo en el pecho al observar lo hermosa que se veía Hermione, de 15 años, en una túnica de gala, caminando con firmeza, como una diosa, acudiendo al Torneo de los Tres Magos. Lo ciego que había sido para reconocer entonces lo que se encontraba justo frente a sus ojos.
Y sin embargo…
— ¿Abuelito?… — lo llamó una joven voz femenina, trayéndolo de sus recuerdos.
Harry alzó la mirada del álbum, encontrándose con la mirada gris de su nieta Lily, la hija de Rose y Scorpius, hijos respectivamente de Ron y Luna Weasley, y Draco y Astoria Malfoy. La viva imagen de ambos abuelos, los ojos grises del ex Slytherin, el cabello pelirrojo del ex Gryffindor.
— Ya está lista.
Y sin embargo, incluso ahora, todos ésos momentos vividos le parecían insuficientes. La sonrisa de Harry decayó, sintiendo su corazón comprimirse dolorosamente.
Dicen que los magos viven muchos años, como fue el caso del poderoso Merlín y el alquimista Nicolas Flamel, hasta la impresionante Morgana y la encantadora Circe. Incluso Albus Dumbledore había vivido más años que cualquier muggle, hasta que una maldición acabó con eso.
Pero ¿alguna vez, algún hijo de muggles disfrutó del mismo privilegio otorgado por la Muerte?
Sentado en una silla junto a la cama donde reposaba Hermione, con un viejo álbum de fotografías en sus desgastadas manos, Harry Potter se rehusaba a contestar aquella pregunta de una manera negativa.
Ochenta años habían pasado desde que vio por primera vez a Hermione Granger en el expreso a Hogwarts. Ocho décadas desde aquella lejana noche de Halloween en que una valiente e inteligente niña entró en su vida y se convirtió en su mejor amiga.
Su cabello, antes castaño y alborotado, estaba blanco y peinado pulcramente en un moño que colgaba entre su cuello y hombro, enmarcando un rostro cubierto de arrugas. Su piel, que solía broncearse cuando visitaban el bosque de Dean, o sonrojarse cuando se emocionaba por algo, había sido una vez lisa, y ahora cada arruga pálida delataba alguna de sus muchas aventuras compartidas, las risas que la gastaron. Aquellos ojos castaños a los cuales Harry se había hecho adicto a contemplar, permanecían cerrados, apagados por todas las maravillas que observaron juntos.
Y aunque Harry se veía igual de viejo que ella, todo en su interior era diferente, pues los órganos de Hermione enfermaron con el transcurso de los años, y los suyos siguieron funcionando tan bien como cualquier otro día.
No. Nunca nadie se había cuestionado si una bruja con sangre muggle viviría tanto como una con sangre mágica corriendo por sus venas. Y es que la respuesta era negativa. Y todos lo sabían ya.
Flash Back
—… lo comprendo, Minerva, todos están preocupados, pero no puedo hacer mucho mientras no sean despetrificados. Sus cuerpos están desgastándose.
— Pero son magos y brujas, Poppy.
— Hijos de muggles, — le recordó madame Pomfrey — lo que quiere decir que aunque puedan hacer magia, su sangre no es pura.
— ¿Tú también con eso?; Merlín, ya es suficiente escuchar ésa palabra de los Slytherin, es tan repulsiva. Como si las personas fueran encasilladas por alguna mezquina clase de pedigrí — la voz de la profesora McGonagall se alzó, haciendo que Harry se escondiera por instinto, olvidando momentáneamente que estaba bajo la capa de invisibilidad, escuchando a hurtadillas en la enfermería de Hogwarts.
— Me refería a términos clínicos, Minerva — le amonestó.
— Oh… — un tono rosado cubrió las mejillas de la profesora en la escasa luz de las velas.
— Ellos son diferentes a los magos que son hijos de un padre o ambos padres con sangre mágica. Dumbledore, por ejemplo, ha vivido más años que cualquier persona normal haría. Pero si lo comparamos con alguno de ellos… La señorita Granger, por ejemplo, ella tendría suerte de vivir un par de años más que un muggle, por su ascendencia no mágica.
La profesora McGonagall permaneció en silencio, por primera vez inquieta desde que empezaron a hablar, su atención vagando a la cama donde Hermione estaba acostada, una mirada de preocupación cubriendo sus ojos.
— Por eso es importante que Pomona se dé prisa. Si las mandrágoras no maduran a tiempo, bueno…
Las voces se alejaron cuando se encaminaron a la oficina de la enfermera, pero Harry no necesitó escuchar el resto. Con doce años de edad, era lo suficientemente inteligente para imaginar el resto.
Sintiendo que la capa pesaba varios kilos de más, Harry se la quitó, bajando la mirada hacia su mejor amiga.
Un nudo de preocupación apretó su pecho al observar lo frágil que se veía en una camilla. Y pensar que apenas un par de meses atrás había estado ahí también, cubierta de pelo de gato en todo su rostro gracias a una equivocada poción multijugos.
Él había ido a visitarla casi cada tarde, llevándole la tarea y charlando un poco con ella. Pero ahora su mejor amiga parecía encerrada en su propio cuerpo. Uno que podría fallar en cualquier momento. La presión corrió a su garganta, sorprendiéndole cuando lágrimas hicieron escocer sus ojos.
Después de sus padres, no había perdido a nadie. E incluso cuando sus padres murieron era demasiado pequeño para siquiera recordarlo. Pero perder a Hermione, el simple pensamiento de hacerlo le daban tremendas ganas de salir corriendo a llorar.
— Te pondrás bien, Hermione. Ellos encontraran la cura, ya lo verás… — le aseguró con la voz ronca de emoción. Humedad cubrió sus pestañas cuando observó la mirada de sorprendido terror en el rostro de su mejor amiga — Te necesitamos. Ahora más que nunca.
Fin Flash Back
Él siempre lo supo, y aun así calló.
Calló por temor. Por inseguridad. Por su cariño hacia ella. Pero más que nada, por no querer dañarla.
¿Qué podía decirle?, ¿cómo podría mirarla a los ojos y confesarle lo que escuchó aquel día?, ¿en dónde encontraría el coraje para ser brutalmente honesto?
Por eso calló. Y lo olvidó.
Flash Back
Restregando la mano sobre su ceja izquierda, Harry giró el rostro hacia el otro lado, alejándose de lo que sea que le causaba picazón, regresando a su sueño. Una leve risilla se coló entre su somnolencia, antes de que sintiera la misma sensación en su otra ceja, haciéndolo fruncir el ceño, dando un leve manotazo, sin abrir los ojos.
— Es imposible — susurró una voz femenina.
— Te lo dije — le respondió otra con diversión, una que estaba muy familiarizado en escuchar.
— Como sea, verás que yo sí logro despertar a Ron sin problemas.
— ¡Ginny, no!, — le advirtió en un susurro — no te atrevas a…
— ¡DESPIERTAAAA!
El grito retumbó en la pequeña habitación, haciendo que Harry despertara abruptamente, sentándose de golpe, sus ojos, abriéndose como platos, se cerraron con rapidez, llevándose la mano a la frente cuando chocó contra algo que dejó salir un quejido igual de adolorido que el suyo.
— Merlín… — gimió la voz. Al mismo tiempo en que Ginny decía:
— Esto sí es imposible — contemplando a un todavía inconsciente Ron. Y Harry volvía a abrir los ojos, enfocándolos en su mejor amiga, quien masajeaba su propia frente.
— ¡Hermione! — exclamó.
— Hola… — lo miró con una tímida sonrisa.
— Parece que funcionan más los gritos que pasarle una pluma por el rostro — se encogió de hombros Ginny, desviando la mirada con las mejillas sonrojadas.
Harry la regresó a ver interrogante, pero ésta salió casi de manera despavorida de la habitación, murmurando un saludo y una disculpa.
Hermione chasqueó la lengua, bajando la mano. Harry mordió sus labios cuando observó el círculo rojo en medio de su frente.
— Ni se te ocurra reírte — le advirtió la castaña.
No pudiendo evitarlo, eso fue justamente lo que hizo Harry; haciendo caso omiso de que su frente se veía igual. Hermione se rió cuando lo notó.
— Vamos, tiro al blanco. Nos espera un largo día; después de todo, no siempre tenemos la suerte de presenciar la Mundial de Quidditch en vivo.
— ¿Desde cuándo tan impaciente por ir a un partido de Quidditch?; incluso anoche sugerías quedarte y acompañar a la señora Weasley — le recordó con humor.
— Eso fue antes de que pensara bien en las recompensas de asistir a éste partido — replicó con astucia.
— ¿Recompensas?; ¿apostaste? — la miró con incredulidad.
Hermione sonrió de medio lado, una mirada sagaz brilló en sus ojos castaños.
— No dinero. Pero según recuerdo, insististe demasiado en que fuera al partido…
Harry la contempló con cautela.
— ¿Y?
— Y, — continuó Hermione — te lo recordaré durante todo el año. Te esperan unas largas horas en la biblioteca, compañero de estudios.
Harry gimió, dejándose caer sobre su espalda.
— Sabía que había una trampa en alguna parte — musitó, cerrando los ojos.
Halando las sábanas con que se cubría, lanzándole una ráfaga del frío clima matutino; Hermione soltó una risa cantarina.
— ¡De prisa!; ah, y te toca despertar a Ron. No sé cómo lo logra, pero a Ginny no le funcionó ni echarle agua.
Harry regresó a ver al pelirrojo roncando en la otra cama.
— Acércate… — le instruyó a la castaña, moviéndose a un costado para dejarle espacio para que se sentara. Una vez Hermione estuvo lejos del pelirrojo, Harry pronunció en apenas un murmullo: — Ron, desayuno.
— ¡YA VOY!, ¡YA VOY!, ¡NO SE ACABEN LOS PANECILLOS!, ¡MAMÁ, NO DEJES QUE SE COMAN TODO EL TOCINO! — todavía enredado en las sábanas, chocando a los pies de la cama de Harry, donde momentos antes había estado Hermione, y golpeando el marco de la puerta al salir, Ron pasó como una estampida, arrancando la risa de Harry y que la castaña volteara a ver a la salida con una expresión pasmada.
— Impresionante — musitó Hermione, sin dar crédito a sus ojos.
— No lo has visto cuando digo que es Navidad — continuó riéndose Harry, contagiándola.
Fin Flash Back
Un nudo se formó en la garganta de Harry al recordar el sonido de su risa, una que fue apagándose conforme su corazón enfermaba y la dejaba sin fuerzas.
— Hola, amor mío… — la saludó, tomando su mano entre las suyas. Reprimiendo el nudo que quiso ascender por su garganta cuando sintió su fría piel en contraste con la de él — Encontré el álbum que me dio Hagrid hace muchos años, ¿sabes?; tenías razón, estaba donde lo habías guardado — le contó.
Incorporándose de la silla, se sentó a su lado; y, sin soltar su mano, abrió el álbum de fotografías.
Un marchitado pétalo que alguna vez fue rojo y blanco, pero ahora era casi marrón con tintes amarillos, cayó en su regazo. Y una triste sonrisa se dibujó en sus labios al tomarlo entre sus dedos, sintiendo su textura áspera, delgada, envejecida por los años.
— Recuerdo ésta flor. Nunca había admirado rosas rojas y blancas… — dijo, depositando el pétalo sobre su palma — Pero el aroma que portaba era una delicia. ¿Lo acuerdas?, tú siempre fuiste aquel aroma.
Flash Back
La suave llovizna que había empezado a caer a mitad de la clase de Herbología se había intensificado para el momento en que Harry, Ron y Hermione abandonaron el invernadero. Patinando en los charcos lodosos, se apresuraron a esquivar a sus compañeros y dirigirse al castillo para el almuerzo.
— De prisa, de prisa, Dobby dijo que nos guardaría salchichas — los apuraba Ron, casi arrastrando a Hermione del brazo por ser la más lenta.
— Tú lo has dicho: guardaría — le amonestó la castaña, luchando por colgarse bien su bolsa y no tropezar por culpa del pelirrojo.
— Pero ¿qué tal si no?
— ¿Qué tal si te hechizo si no dejas de jalonearme?
— ¿Qué tal si corres en lugar de arrastrarte?
— ¿Qué tal si yo te hago correr?
— ¿Qué tal si…?
Harry se perdió el hilo de su discusión cuando vaciló sobre sus pasos, aminorando su marcha al detectar un aroma floral impregnando el aire. El mismo aroma que había detectado en la clase de Slughorn, y días después en el Gran Comedor. Ron y Hermione, todavía peleándose, no se dieron cuenta que lo habían dejado atrás.
Harry inhaló profundamente, olfateando el aire. Regresando un par de pasos, se dirigió a la izquierda, cerca de los setos a un par de metros lejos de los invernaderos. El aroma se intensificó conforme se acercaba. Ya ni siquiera la lluvia parecía importarle cuando su mirada se enfocó en unos pequeños brotes de flores rojas con blanco. Su mano cosquilleo cuando se inclinó y paso sus dedos por la suave textura de uno de sus pétalos.
Antes de darse cuenta de lo que hacía, arrancó una flor y se apresuró a alcanzar a sus amigos.
Hermione estaba parada casi en la entrada que conectaba al castillo, esperándolo bajo un hechizo Impervious. Harry casi se patea por no haber pensado en hacer lo mismo, pero olvidó su molestia cuando aferró el tallo entre sus dedos. Valía la pena un poco de lluvia. Finalmente tenía en sus manos ésa aroma que no podía sacarse de la cabeza.
— ¿Dónde estabas? — le preguntó Hermione cuando la alcanzó, lanzando el hechizo sobre él también. Harry le sonrió, agradecido.
— Por ahí. ¿Y Ron? — respondió vagamente.
— En el comedor, dejando a todos sin almuerzo, probablemente. ¿Por ahí? — lo miró interrogante.
— Yo… la vi y… — Harry extendió su mano casi por inercia, ofreciéndole la rosa.
Hermione lo regresó a ver con confusión, después sorprendida, haciendo que las mejillas de Harry se tiñeran de escarlata, dándose cuenta de lo que había hecho inconscientemente.
— Gracias — musitó la castaña, tomándola.
El sonrojo se incrementó en el rostro de Harry. Entonces recordó en que momento detectó por primera vez ése aroma.
— Es el olor que detecte en la Amortentia… — le confesó.
— Mi perfume es de éstas rosas — replicó Hermione al mismo tiempo.
Ambos regresaron a verse con idénticas expresiones de asombro.
— Tú no usas perfume. Tu cabello huele a canela y vainilla, pero… Quiero decir, nunca había…
— Se me terminó hace poco — le contó, haciendo caso omiso del sonrojo bañando las mejillas de ambos.
Harry frunció el entrecejo con confusión.
— Pero, entonces ¿qué quiere decir?
Hermione sonrió divertida.
— Un día lo averiguarás. Vamos, me antojaste un bollo de canela con una taza de café con vainilla.
— Ya te pareces a Ron.
Fin Flash Back
Fue una rosa lo que inició todo. Lo demás, vino por sí sólo.
Meses vagando alrededor de Inglaterra, enfrentando días de incertidumbre y conflictos. Semanas de hambre y frío. Y cuando Ron los abandonó en medio de su búsqueda por los Horrocruxes, la unión que habían estado creando se volvió más fuerte, hasta que Harry finalmente lo comprendió.
Pero incluso entonces tuvieron que enfrentar sus propios temores.
Flash Back
— Sabía que te encontraría aquí.
El sonido de la voz de Hermione resultó más cautivante y tranquilizador que el producido por las olas chocando contra la arena blanca en Shell Cottage. Girándose, el entrecejo de Harry se frunció con preocupación al notar la palidez en las mejillas y labios de su mejor amiga. La ropa de Fleur, colgaba holgada, apenas deteniéndose en sus huesudos hombros.
Había perdido peso considerablemente, y gracias a las múltiples capas de ropa que siempre usaba, no lo había notado. Pero en aquel sencillo vestido, dejando expuestas sus clavículas y parte de sus pantorrillas; ése hecho no pudo pasar desapercibido.
Una línea roja corría en trayectoria horizontal por su cuello, donde Bellatrix había presionado la hoja de un afilado cuchillo.
Las manos de Harry se crisparon a sus costados al recordarlo.
— Deberías estar descansando.
Hermione continuó caminando, sus sandalias hundiéndose en la arena, formando huellas que con la marea de la tarde desaparecerían al igual que el rocío matutino, imperceptible y lentamente, cual si nunca hubieran estado ahí.
Una amarga sensación de desazón oprimió el pecho de Harry cuando tomó su siguiente respiración.
— ¿Y dejar que encuentres excusas para alejarme?… — le preguntó Hermione, como si le leyera el pensamiento. Y quizás lo hacía, porque ella siempre parecía comprenderlo, incluso cuando él no se entendía la mayoría de las veces. Si tan sólo fuera… — No soy Ginny, Harry… — continuó. Y éste casi pega un respingo al verse atrapado otra vez — No puedes sólo decir los peligros que conllevan estar contigo para mantenerme aparte. No puedes… — un repentino sonido ahogado la hizo detenerse, torciendo su rostro en un gesto de dolor.
Un momento antes Harry se aseguraba de mantener la distancia, reiterándose que eso era lo mejor, al siguiente Hermione estaba entre sus brazos, su frágil cuerpo presionado contra su pecho.
— No debiste levantarte, aun estás débil — le dijo, sintiéndola temblar.
— ¿Y si hubiera sido demasiado tarde para entonces?, ¿si ya te hubieras marchado? — murmuró con dolor.
Sus palabras fueron como una patada en el estómago, sabiendo que probablemente eso era lo más seguro. Si Hermione no estuviera aquí, quizás él tampoco lo estaría ya.
— Hermione…
— No puedo decir que no me importa la guerra, porque así es. Y tampoco puedo pedirte que le des la espalda a ésta misión, porque jamás sería capaz. Pero si puedo prometerte que así tenga que atravesar un campo de batalla, y luchar contra el mismo Voldemort para estar a tu lado, lo haré… — su voz, temblorosa por la emoción, no vaciló al pronunciar: — Así que mejor cállate y abrázame, Potter. Porque de mí no te escapas.
Una sorprendida carcajada salió de los labios de Harry al escucharla, sintiendo la presión de su pecho deshacerse como mantequilla derretida.
— ¿Y qué pasará dentro de algún par de años?, ¿seguirás pensando lo mismo? — tanteó terreno. Su estómago dando tumbos nerviosos.
Hermione dejó escapar un suspiro contra su cuello. Y Merlín lo hechizara si eso no erizó hasta el último vello de su nuca.
— Eso depende de sí sigues huyendo.
Harry la abrazó con más seguridad.
— Ya no más.
— Entonces mi respuesta es sí. Seguiré pensando lo mismo. Sintiendo más. Dentro de un par de años. Y mucho tiempo más.
Fin Flash Back
Soltando un suspiro, Harry acarició la mano de Hermione entre las suyas, recordando con claridad que ambos habían cumplido con sus promesas.
O al menos casi siempre…
Flash Back
La había engañado, Harry se lo continuaba repitiendo mientras caminaba bajo la capa de invisibilidad, dirigiéndose fuera del castillo, hacia el bosque prohibido, donde Voldemort lo esperaba. Le había prometido no huir más, y ahí iba, alejándose de ella, de todos, enfrentando un destino que nunca le habían dado la opción de elegir, pero del cual no podía escapar.
Sus pies pesaban varios kilos de más conforme daba un paso seguido de otro. Un último tramo de escaleras y finalmente estaría afuera. Del castillo, de sus vidas. Tan lejos de Hermione que habrían pasado décadas antes de reencontrarse una vez más; tiempo en el cual ella ya no iría hacia él, sino a reunirse o esperar a alguien más, aquel hombre que sí cumplió sus promesas y se mantuvo a su lado.
Un nudo se formó en su garganta mientras empezaba a bajar escalón tras escalón, y una imagen ficticia desfilaba frente a sus ojos de cómo sería si ella supiera lo que estaba haciendo ahora, de la decisión que nunca fue suya, sino de un plan maquiavélico para acabar con todo.
Casi podía verla.
Parada al pie de las escaleras, mirándolo preocupada, implorante; apresurándose a alcanzarlo, lo detendría con uno de sus abrazos roba alientos, rogándole, ofreciéndose voluntariamente a ir con él, aun cuando eso le aseguraba también a ella la muerte. El aroma dulce de su cabello lo envolvería cuando inclinaba la cabeza y respiraba en su cuello, sintiéndola temblar. Percibiendo aquella otra fragancia que por meses no supo su origen, hasta que supo que eran rosas. Ella. Y la rodearía con sus brazos, aferrándola contra su cuerpo con la misma fuerza que ella a él para no dejarlo marchar. Y él, egoísta y débil ante sus deseos, cumpliría a sus anhelos, olvidándose de los riesgos, permitiéndole acompañarlo, porque entonces, sólo así, ella sería lo último que vería, ganándose la entrada al paraíso.
Pero no fue así, porque al llegar al final de las escaleras, Harry estaba solo. Y la Hermione que él imaginó se evaporó junto a lo poco que quedaba de su valentía.
Hermione no estaba ahí para detenerlo. Para darle un último abrazo. Aquel beso que debió darle cuando compartieron un baile en la tienda.
Y Harry moriría, arrepintiéndose de nunca haberle dicho con palabras que la amaba, de nunca haber tenido el coraje para demostrárselo como debería.
El resto del camino pasó en un borrón. Sus padres, Sirius y Remus, desaparecieron en el momento en que tiró la piedra de la resurrección y se adentró en el claro donde lo esperaba Voldemort.
Y cerró los ojos, recordando a Hermione Granger. La persona que le enseñó a amar. La mujer que dejaba atrás. La mejor amiga, que lo fue todo.
— Te amo — susurró. Viendo tras sus párpados el haz de luz dirigirse hacia él.
Fin Flash Back
Harry había marchado solo a enfrentar a Voldemort, y aunque ésa experiencia cercana a la muerte no pasó de eso, y al final derrotó al señor Tenebroso, Hermione no lo dejó marcharse tan tranquilamente.
Flash Back
— ¡Lo hiciste!, ¡Harry, lo…!
¡PLAF!
Las exclamaciones extasiadas de Ron se cortaron abruptamente, deteniéndose de golpe, cuando Hermione apareció frente a Harry cual si se hubiera materializado de la nada, girándole el rostro de una bofetada. Desconcertado, el aludido regresó a verla con los ojos como platos, tocando su palpitante mejilla.
— Hermione…
— ¡¿Tienes alguna idea de lo que pasé cuando no te encontré?!… — chilló la castaña, su rostro enrojecido, cubierto de lágrimas, haciéndolo callarse de inmediato — ¡¿Lo que sentí?! — otra bofetada. Retumbando en el Gran Salón. Haciendo que todos jadearan, conteniendo el aliento cuando las gafas de Harry salieran volando por el impacto, pero demasiado impresionados para siquiera reaccionar.
— Lo la… ¡mmmff!
Su respiración quedó atorada en su garganta, abriendo sus ojos como platos cuando cálidos y suaves labios se posaron sobre los suyos con firmeza, persuadiéndolos por una respuesta que no tardó en llegar. Su primer beso; y era mil veces más extraordinario que ganar la copa de las casas, que tomarse un frasco lleno de Felix Felicis y Amortentia juntos. El cerebro de Harry se vació, sintiendo como el beso enviaba ráfagas de magia a cada parte de su cuerpo, curando sus heridas, borrando su dolor, llevándose el temor que lo corroyó desde el momento en que se alejó.
Hermione lo besaba. Y él estaba besándola de regreso. Y la urgencia y amor en el acto volvió las rodillas de Harry inestables, tomando a Hermione por la cintura, buscando apoyo, embriagándose de ella. Su calor, su aroma, su suavidad. Ningún segundo de vacilación en su ósculo.
Cuando finalmente se separaron, una sonrisa bobalicona se formó en el rostro de Harry, borrándose abruptamente cuando otra fuerte bofetada impactó en su ya enrojecida mejilla.
— ¡… buscando por todos lados!, — continuó Hermione, cual si hubiera estado gritándole mientras lo besaba — ¡Y tú, grandísimo idiota, no estabas!…
Apenas teniendo un segundo para registrar el dolor o lo que decía, el cerebro de Harry se vació de nuevo, más rápido que si le hubieran lanzado un Obliviate, cuando los labios de Hermione volvieron a besarlo, haciéndolo enrojecer.
— ¡Whoa! — exclamó la multitud a coro con el impacto de su siguiente cachetada.
Harry ni siquiera lo sintió, su mirada vidriosa enfocada en la boca que rápidamente volvía a maldecirlo, antes de cubrir la suya.
— ¡… esperando como una idiota que regresaras!
Cachetada. Beso.
A Harry ya empezaba a gustarle éste método de castigo. Sobre todo cuando la elocuencia de Hermione fue perdiéndose gradualmente, dejándole más tiempo a los besos. Las mejillas de ambos estaban escarlatas para el momento en que se separaron, mucho tiempo más tarde que las veces anteriores.
— ¿Siquiera me estás escuchando? — le preguntó irritada, con la respiración agitada.
Harry asintió apresuradamente, sintiéndose mareado.
— Sí, y lo lamento. Cada cosa que dijiste. Lo que te hice sentir. Pero estoy aquí y ya no iré a ningún lado a menos que te lleve conmigo… — le prometió — Ahora, por favor vuelve a pegarme si aún quieres, para que pueda besarte todas las veces que yo quiera.
Un sonido, mitad risa, mitad sollozo, escapó de los labios de Hermione antes de lanzarse a sus brazos, estremeciéndose en medio del llanto.
— Sabía que estabas vivo. ¡Te extrañé tanto!… — susurró en medio de un sollozo. Harry la aferró contra su pecho.
— No volveré a fallarte.
Fin Flash Back
Una sonrisa curvó los labios de Harry al rememorar las cachetadas y besos que recibió ése día, una seguida de otro, dejándolo completamente aturdido.
Hermione enojada era algo que no querías ver. Pero Hermione enojada con él, y feliz de que siguiera con vida, era algo que valía la pena experimentar una y otra vez.
— Nunca me dejaste solo. Incluso cuando me enfrente a él, te sentí conmigo… — le dijo — Hemos enfrentado tanto, podemos con esto, Hermione. Por favor, lucha.
Harry suspiró contra los pálidos nudillos de Hermione, extrañando aquella calidez que siempre la rodeaba. Si tan sólo pudiera hacer algo para ayudarla, curarla, salvarla, como le había prometido que siempre haría.
¿Qué sería de su vida si su castaña ya no estaba ahí para fingir peleas y emborracharse de amor con las reconciliaciones?
¿Qué pasaría con sus mañanas, despertando solo en una cama fría, sin la calidez de su cuerpo enredado con el suyo?
¿Qué haría durante ésas veinticuatro horas que duraba el día, sin ella a su lado?
Harry cerró los ojos, depositando un beso en los nudillos de Hermione; deseando poder caminar una última vez por aquella playa como hacia muchas décadas atrás. Cuando eran sólo dos jóvenes amantes junto al mar, dispuestos a enfrentar todo para defender su amor.
— Sé que me escuchas, amor mío… y quiero que… — un nudo en la garganta le impidió continuar, sintiendo como las lágrimas bajaban por sus mejillas — que tomes la decisión por ambos… — completó en medio de un sollozo — Cualquiera que sea, te seguiré amando más allá de la m-muerte. Jamás te olvidaré, Hermione. Siempre fuiste mi mejor amiga, incluso en los días malos. Has estado en los momentos más difíciles de mi vida, y has sido la protagonista de los más maravillosos…
Imágenes desfilaron en su memoria, haciéndole imposible hablar a través del nudo en su garganta.
— Enfrentamos todo juntos, vivimos siempre lado a lado. Pero sé que ésta es tu propia batalla y no puedo hacer nada contra eso…
La presión en su pecho se acrecentó al regresar a verla.
— Y aunque nunca me dejaste… incluso a pesar de todos los problemas que tuvimos que pasar para poder estar juntos… comprenderé si ésa es tu decisión ahora.
Mordiendo sus labios, Harry cerró los ojos, apoyando su frente en sus manos, dejando que el llanto llegara.
— Siempre te estaré agradecido por haberme amado, y por dejarme amarte. Por haber sido mi mejor amiga y mi guía… — deslizándose en la cama, se acostó a su lado, abrazándola, como siempre la sostuvo cuando durmieron juntos, dejando que las lágrimas cayeran libremente — Eres el amor de mi vida, Hermione Granger. Eres la mejor amiga que jamás espere que llegara. Y no quiero perderte nunca… pero si eso llega a suceder hoy… — su voz se cortó, teniendo que aclarar su garganta — te pido que por favor esperes por mí, como yo siempre esperaré volver a ti.
Su cuerpo se estremeció cuando el llanto lo venció, liberando la presión de su pecho a través de largos sollozos y lágrimas que mojaron el hombro de su esposa.
Flash Back
— ¿Siempre?
— Siempre — prometió Harry, abrazándola estrechamente, mirándose a los ojos.
— ¿Aun cuando me vuelva fea y arrugada como un gnomo? — continuó Hermione, arrancándole una carcajada.
— Te verás adorable.
— ¿Y mi cabello se vuelva blanco?
— Serás mi albina, en lugar de mi castaña — replicó, haciéndola sonreír.
— ¿Y empiece a perder los dientes?
Harry soltó una carcajada.
— Te haré las mejores papillas jamás inventadas que hasta el más melindroso bebé te tendrá envidia.
— ¿Usando un pañal cuando no pueda controlar mi vejiga, o algo peor?
Harry sonrió divertido, sin dejar de mirarla a los ojos.
— No te preocupes por eso, contrataré un elfo doméstico. Cinco galeones por cada pañal que deba cambiar.
Hermione lo golpeó en el pecho, fingiendo indignación, pero mirándolo con diversión. Mordiendo su labio con preocupación.
— ¿Y si soy incapaz de darte hijos? — le puso voz a su más profundo temor.
Harry suavizó su mirada, depositando un beso en su frente.
— ¿Me amarás tú a mi si no consigo darte un hijo?… — le preguntó a su vez. Lágrimas se formaron en los ojos de Hermione cuando asintió fervientemente. Harry sonrió, acariciando su nariz con la de ella — La única manera de que pudiera dejar de amarte es si muriera, Hermione, y estoy seguro que encontraría una forma para hacerlo incluso entonces.
— Harry, pero…
— Siempre te amaré — la interrumpió.
Hermione asintió.
— Siempre te amaré — dijo ella.
Notando la indecisión en su mirada, Harry acarició su mejilla, tranquilizándola.
— Los hijos son el futuro, Hermione. Tú eres mi pasado, presente, y mi eternidad… — le dijo, viendo cómo se agrupaban las lágrimas en sus ojos — Y si no podemos tener un hijo biológico, podemos adoptar.
La barbilla de Hermione tembló, enterrando el rostro en su pecho.
— ¡Te amo!
Fin Flash Back
Y Harry siguió estremeciéndose, deseando con cada célula mágica en su cuerpo que ella sanara.
continuara...
Espero sus reviews y en el comentario poner el numero 11
saludos
atte La admin de retos
