PELEA
- Bien!
- Bien! - respondió el albino.
- BIEN!, Por mi puedes hacer lo que te de la regalada gana! - gritó la peliceniza para después salir corriendo con dirección al colegio, donde se perdió entre el laberinto de pasillos que era Shibusen; mientras tanto, el chico corrió escaleras abajo hasta llegar al estacionamiento de la escuela, se montó en su motocicleta y se alejó lo más rápido que podía sin rumbo alguno , zigzagueando entre las calles de Death City y dirigiéndose hacia el gran desierto de Nevada.
Dentro de la escuela, la ojiverde entró en un salón grande en el que se encontraba un hermoso piano de cola; cerro la puerta y se acomodó en un rincón de la habitación. Estaba llorando, odiaba que Soul se metiera frecuentemente en mitad de sus peleas, como si ella no supiera cuidarse sola y para colmo ponía su vida en riesgo saliendo gravemente herido, él simplemente no entendía como le había sentir cuando lo veía todo lastimado y ella completamente bien; por algo eran compañeros y el hecho de serlo implicaba que ambos debían enfrentarse a sus enemigos, no sólo el.
Al cabo de un rato, la puerta del salón se abrió, dejando ver a una chica de cabello azabache y hermosos ojos azules, que al ver a la joven, rápidamente fue a su lado a consolarla.
Por otro lado el ojirrojo conducía por pleno desierto de Nevada mientras caía la noche; en el horizonte se veía al sol con cara de cansancio ya listo para cederle su lugar a la luna.
Soul simplemente quería regresar lo más tarde que fuera posible, ya que sabía que tendría que regresar a su departamento en Death City, y que al abrir la puerta se encontraría a su técnico; cenarían con el típico silencio incomodo que sólo sería interrumpido por Blair, que intentaría nuevamente coquetear con el, para luego caer por la ventana, víctima de un Maka-chop que le daría la chica antes de irse a acostar.
Quería evitar todo eso, si llegaba lo suficientemente tarde, Maka ya estaría acostada al igual que Blair y así podría comer su cena tranquilo he irse a acostar para descansar por fin un poco, ya que tenía varias heridas tras enfrentarse a un huevo de Kishin bastante fuerte que terminó por dislocarle el hombro.
Cuando por fin el sol fue reemplazado por la luna que sonreía de manera sarcástica, el joven arma decidió regresar a Death City; pensó que era lo suficientemente tarde como para que no pasara nada al llegar a casa.
Disminuyó notablemente la velocidad de su moto y cuando se disponía a girar en "U" su celular empezó a sonar. Frenó completamente a mitad de la carretera vacía y tomó el artefacto de entre sus ropas.
Cuando reviso su celular, le extrañó ver que decía ser de un número privado, por un momento pensó que debía tratarse de Black*Star, ya que él cambiaba con frecuencia su celular debido a que los rompía o perdía fácilmente.
- Hola? - preguntó el ojirrojo.
- Hola Soul, Como has estado?
Al momento de escuchar la voz al otro lado de la línea, la reconoció de inmediato.
- Que quieres Wes? - dijo con un tono bastante bajo.
- Así me saludas después de todos estos años? - dijo su hermano del otro lado de la línea.
- Dime, queue es lo que quieres y como rayos conseguiste mi número?
- Lo del número fue bastante fácil, sólo busque en el directorio de Death City que pedí por encargo, lo demás ya te lo puedes imaginar.
- Y que es lo que quieres? - se estaba empezando a hartar de esa conversación, suficiente tenía ya con el regaño de su técnico como para ahora soportar a su hermano.
- Verás, en estos momentos me encuentro en las Vegas, ya que se me pidió dar un par de conciertos en el Coliseo.
- Y eso que tiene que ver con que me llames? - replicó el menor.
- Pues verás, quería saber si serías mi acompañamiento en los conciertos, puesto que sólo conozco a un pianista que podría seguir mis improvisaciones.
- No te interesa? Por supuesto nuestros padres no están en este momento, se encuentran en Inglaterra y además yo pagaré todo por hacerme este favor; comida, alojamiento, ropa y demás gastos. Que me dices hermanito?
El menor suspiró.
- En condiciones normales, rechazaría de inmediato la oferta, pero esta vez aceptaré tu ofrecimiento Wes.
- Me alegro de escucharlo Soul, cuando llegues quisiera escuchar tus razones; enviaré por ti en este momento, te encuentras en Death City, No es así?
- No te preocupes por eso - dijo el menor mientras sonreía de lado - Ya voy en camino, sólo dime el nombre del hotel donde estás y llegaré en menos de una hora.
- Vale Soul, te veo en el hotel y gracias por aceptar esta vez.
- No te alegres demasiado Wes - dijo sarcásticamente - No lo hago por ti.
- Me consta que no - rió el mayor - te enviaré la dirección por mensaje.
El albino colgó y retomó su rumbo hacia la ciudad de las Vegas; quizá el no ver a su técnico por unos días lo haría sentir menos enfadado y también permitiría que Maka se calmara un poco.
- Quizá sea una buena oportunidad, incluso podré apostar un poco - rió entre dientes mientras conducía bajo la luna rumbo a las Vegas.
Cuando las jóvenes salían de Shibusen, se percataron de lo tarde que era; la pelinegra se ofreció a acompañar a su amiga a su casa, quería evitar si podía, alguna otra discusión que podrían tener sus amigos en su departamento, pero no se hacía muchas esperanzas.
Al llegar, no les sorprendió mucho el hecho de que el departamento estuviera vacío, sabían que por lo regular Soul llegaba bastante tarde cuando se peleaban e incluso se iba a casa de Black*Star a pasar la noche.
Ambas chicas se adentraron en el departamento.
- Quieres que te prepare algo Maka-chan? - pregunto amablemente la pelinegra mientras se dirigía a la cocina. Su compañera simplemente asintió y tomó asiento frente a la mesa donde se apoyó sobre sus brazos mientras miraba hacia enfrente.
Al poco rato, la pelinegra colocaba sobre la mesa una cena sencilla, café, fruta picada con yogurt y pan francés.
- Gracias Tsubaki - dijo la peliceniza con un tono de voz bajo y con la mirada gacha.
- Maka...
Ambas chicas ya en la mesa, procedieron a comer sin decir palabra alguna; fue hasta que ambas terminaron cuando la mayor decidió romper el hielo.
- Maka - comenzó Tsubaki con tono comprensivo - Se como te sientes ahora, pero... - dudó un momento ya que su amiga parecía no prestarle atención, ella continuaba con su mirada puesta en su plato vacío; fue un leve asentimiento por parte de su contraria lo que la ánimo a continuar - Debes pensar en lo que siente Soul también, pero no solo como arma, sino como persona.
La ojiverde la miró a los ojos sin comprender.
- Se que es doloroso ver a Soul herido después de alguna batalla, pero para eso estamos entrenados - su tono de voz tomo firmeza - El trabajo de un arma es el protejer a su técnico, si no lo hacemos, cual sería nuestro propósito?
- Pero Tsubaki... - no pudo terminar, la pelinegra alzó su mano en señal de que la dejara continuar.
- Escucha Maka, si algo le llega a pasar al técnico, el arma no tiene muchas posibilidades de defenderse sólo. Necesitamos de manera casi forzosa de alguien que nos manipule. A demás, en el momento en que el arma se queda solo, prácticamente tiene su sentencia firmada, así que uno como arma, procura proteger a su técnico a cualquier costo, incluso si ese precio es la vida.
- Pero Tsubaki! - dijo la técnico colocándose de pie y colocando sus manos sobre la mesa - Eso no lo puedo aceptar! Por que tienen que dar su vida!? Uno como técnico también puede defenderse! Así que por que tienen que cargar con eso solos? No es justo!
- No se trata de ser justos Maka; además, viendo desde un ángulo objetivo, si algo le pasa al técnico lo mas probable es que el arma lo terminé acompañando, ahí se irían dos almas. Las armas defendemos a nuestros compañeros hasta la muerte, de ser necesario nos sacrificamos si así aseguramos que el técnico pueda escapar del peligro y continúe con vida. Un alma a cambio de otra.
- Pero no lo vale Tsubaki! Que uno como técnico continue con vida por el sacrificio de su compañero, es algo que no puedo aceptar - lágrimas cristalinas amenazaban con salir de los ojos jade de la joven, no quería pensar en perder a su compañero por su debilidad, no otra vez.
- Ponte un momento en el lugar de Soul - la voz de la pelinegra tomó un tono serio - Como crees que se sentiría como arma si llegase a pasarte algo por un descuido de su parte? No solo como arma, también como tú compañero y amigo. Como se sentiría si no puede protegerte de algún peligro? Qué haría el después,si te llegará a perder en una batalla?
Por un momento la peliceniza se quedó en blanco. Si a ella le llegará a pasar algo, tendría por seguro que Soul terminaría haciendo alguna estupidez que acabaría con su propia vida.
- Sólo piensalo, si? - Tsubaki se levantó de la mesa y depósito sus trastes en el fregadero - Quieres que hoy me quedé contigo?
La de ojos jade seguía con la mirada perdida, tratando de ordenar sus pensamientos; cuando la pelinegra repitió la pregunta, llamando su atención, Maka sólo asintió, para después imitar a su amiga y dejar sus trastes en el fregadero los cuales lavó distraída mientras Tsubaki le ayudaba a secarlos.
Una vez hubieron terminado, ambas fueron a lavarse los dientes y a cambiarse de ropa ( Maka tenía un conjunto para cuando Tsubaki se quedaba con ella he incluso un cepillo)
Ya listas para dormir, la pelinegra se dirigió a la habitación que tenían designada para invitados, que usualmente usaba Blair, mientras que Maka se iba a su propia habitación.
Al despedirse, la peliceniza se quedo recostada largo rato mirando al techo pensando en su arma.
¿Que estaría haciendo Soul en esos momentos?
