¡Hola! al fin tras un largo tiempo he decidido escribir una historia un poco larga (un poco madura) sobre estos personajes que tanto me gustan, si bien, no va a tener nada de la magia de miraculous (porque no sé como escribir una historia así) espero de corazón que esta nueva idea les guste. Donde nuestros protagonistas tiene más de veinte años de edad, jamás se han visto en la vida, y en donde nuestro protagonista principal será nuestro querido Adrien. Suelo hacer los títulos con frases de la canción utilizada para dicho escrito, así que si gustan pueden ponerlas de fondo para dar ambientación. Y algunas situaciones en esta historia, están basadas en experiencias personales.
Sin más los dejo leer, y para próximos capítulos estas notas de autora se verán en la parte final. Agradeceré a quien sea haya querido leer esto conmigo.
¡Disfruten!
Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen, fueron sacados de Miraculous Ladybug que por ende pertenece a Thomas Astruc y Jeremy Zag, al igual que a Zagtoon, Toei Animation, entre otros.
Lo único que me pertenece, es esta historia que he creado sin fines de lucro.
"Saca todos tus ahorros, porque si no salimos de esta ciudad puede que jamás lo logremos"
Sleeping on the floor - The Lumineers
Capitulo I
I was not born to drown
París, Octubre 2016. Era una mañana de pleno otoño, cuando Adrien de veintidós años de edad, salió de su casa, con maleta en la mano y las llaves de un viejo auto en la otra. Dentro de aquella casa un hombre mayor, de quizás pasados los cuarenta años, lo observa por la ventana. Gabriel Agreste, magnate hombre en el círculo de la moda es quien lo está observando, y en su rostro no hay más que una ligera decepción mientras observa a su único hijo partir.
Hay personas listas tomando fotografías, necesitan algo para poner como titular en revistas y blogs famosos, así que, ¿qué otra noticia sino otra, que Adrien Agreste se retiraba del modelaje profesional y por ende, dejaba de trabajar para su padre?
Adrien responde con simpleza, no da detalles. Tampoco trata de ser grosero, al contrario, trata de ser lo más amable posible (a como lo amerita la situación), no es hasta que Gorila (apodo dado a su guardaespaldas Frank en broma cuando niño, y que se le quedó en lengua) aleja a los reporteros, que Adrien puede subirse al auto. Se despide de su robusto amigo con la mano, y en el hombre se ve una marca de tristeza en su rostro (no era de sorprenderse, había visto crecer a Adrien y se había encariñado de él). Pero no se detiene, pese al miedo que tiene (porque va a lo desconocido para no dar vuelta atrás, irá al viaje más importante de su vida) y al pequeño ataque ansioso que le está llegando coge las llaves y las introduce para encender el auto. Se coloca el cinturón y checa que no haya gente en su camino.
Pisa el pedal, y se va de la residencia Agreste sin mirar atrás.
El aire se siente más ligero conforme va conduciendo, y eso se siente tan desconocido para él que necesita un tiempo para poder organizar todos los pensamientos que tiene en su cabeza. Había dejado su casa, más no su hogar. Ese lugar desde que su madre murió cuando él era solo un niño ya no era más un hogar. Solo era un lugar donde no pasaba frío ni hambre, algo que una posada u hotel podría brindarle también.
Su celular está vibrando, seguramente es su manager Nathalie (ya la está escuchando, está inventando miles de cosas para que de media vuelta y se prepare para una sesión de fotos). Pero no contesta, y en su lugar solo pone el celular en la guantera, no necesita ver como la pantalla se ilumina, eso solo lo distraería.
Vamos, no lo juzguen sin siquiera conocer su historia. Que Adrien Agreste es más que solo un chico con la cara bonita. Es un chico con sueños y ambiciones que jamás pudo tener al alcance de sus dedos. Adrien quería ver el mundo, quería tocarlo todo, probarlo. Quería dejar atrás tantas dietas estrictas, saber lo que era verse en el espejo con la peor combinación de ropa posible y salir a la calle de esa manera, quería tener un pedazo de comida entre los dientes y no preocuparse de que alguien tome una foto de ello. Quiere conocer gente que le pregunte de lo que quiere, y no de qué tratará su nueva sesión de fotos o preguntas sobre otros modelos. Por eso hace unos días le dijo a su padre Gabriel, que quería dejar las pasarelas por un tiempo, para en su lugar viajar un poco para ver el mundo por sus propios ojos (pese a su edad y trabajo, el pobre no ha tenido tiempo para consentirse, y vaya que quiere). Pero se negó a darle un sí a su único deseo, alegando que Adrien estaba en el mejor de sus momentos y que si se alejaba de los medios lo iban a olvidar, y probablemente lo sustituirían con alguien más.
—No me molestaría mucho, sabes. Al fin de cuentas, nunca quise ser modelo. Eso fue lo que tú quisiste que fuera. — Había dicho Adrien, ante la molesta mirada de su padre.
Eso era algo que Adrien habría querido decirle en otra ocasión, con más calma. Pero entonces Gabriel había comentado que, si no modelaje, ¿qué otra cosa haría?
— ¿Si salieras, qué harías después? sin agencia, sin campañas, no tendrás invitación a ningún otro medio. Y trabajo común no es lo tuyo, Adrien.
— ¡Podría intentarlo!, ¡Tú me has dicho que sin intentar no se puede lograr buenos resultados!
— Jamás aplicado a lo que quieres hacer.
Entonces una semana después, sin haberlo consultado con Gabriel, Adrien había anunciado durante una de sus entrevistas junto a su compañera Lila Rossi, que se iba a retirar temporalmente del modelaje. El público había estado en shock, pero a Adrien no se le escapó el rostro de orgullo de la modelo italiana. Lo miraba como si él hubiese hecho algo que ella también deseaba hacer pero no se atrevía, pero eso lo conversarían después, cuando en los camerinos Lila lo llene de abrazos diciéndole que no se preocupe, que LaRossi (la marca de su padre, y la compañía para la que trabaja) siempre lo recibiría con brazos abiertos. Siempre y cuando estuviera listo para las cámaras.
Pero cuando llegó a la residencia Agreste, Gabriel ya lo estaba esperando en el despacho. Discutieron, claro que lo hicieron. Nathalie incluso se había escondido tras la puerta junto a Frank por si las cosas se salían de control.
Le dijo lo egoísta que era, y que ahora sus nombres estarían en primera plana. Y Adrien le respondió que ya habían hablado del tema, que si en verdad había creído que no lo haría estaba equivocado.
Gabriel le dijo caprichoso.
Adrien lo llamó injusto.
Pero ambos eran adultos, y si Adrien quería equivocarse y echar a perder su carrera (su vida), entonces Gabriel lo dejaría.
— Entonces más te vale ir buscando que hacer, porque no te quiero aquí viviendo de lo que deberías estar haciendo.
— ¿Quién dijo que estaría aquí?
Y así nos encontramos ahora. Con Adrien conduciendo en carretera en busca de lo desconocido, y con la voz de su padre diciéndole que no llegará a nada taladrando su mente.
Pero jamás se había sentido más ligero como ahora que se alejaba más y más de aquella hermosa y gran ciudad como lo es Paris. Si bien, quizás es un poco extremo buscar algo lejos de su ciudad natal (aquella que su madre tanto amaba), pero Adrien quería conocer. ¿Qué lugares habrá más allá de las grandes luces de Paris? Adrien solo conocía las ciudades grandes, no le habían permitido ir a los pueblos mágicos de Francia. Pero nunca era tarde para intentarlo.
Era de noche ya, cuando vio una posada en plena carretera. Necesita dormir, para así pensar bien que haría el día de mañana (por suerte dinero si tiene, antes de todo sacó dinero de su cuenta bancaria, al fin de cuentas este era de las últimas fotos que había echo con Lila).
Si lo reconocieron o no en la posada, no preguntaron por fotos. Solo le sonrieron y le dieron una habitación. Avisándole también que la cena se serviría en una hora, que si quería podía acomodarse y darse un baño mientras tanto. Pero Adrien solo va a la habitación para dejar su maleta y sacar una fotografía de ella. Aún verla en solo papel dolía, pero jamás se perdonaría no tener algo de su mamá en esta nueva etapa de su vida. Espera y ella se sienta orgullosa de él por la decisión que ha tomado.
Es ruidoso durante la cena, hay una pareja de casados, una pareja de ancianos y una familia completa (mamá, padre y bebé). Y a pesar del ruido todos escuchaban sus conversaciones e incluso se pasaban cosas por la mesa. Era la comida más ruidosa que Adrien ha presenciado, y vaya que le gustaba.
— Y dime niño, ¿qué haces tan lejos de tu casa? — preguntó uno de los ancianos, mientras su esposa lo regañaba ¡vas a incomodar al muchacho! le dijo.
— Bueno yo... — se había puesto nervioso —Estoy en busca de la aventura, creo.
— ¡Que emocionante! — Soltó una mujer adulta. —Recuerdo cuando tenía esa edad, me la pasaba de tren en tren visitando todo y nada. ¿Y tienes planeado a donde ir?
Le dijo que no, que realmente no tenía planeado nada. Que mañana seguiría conduciendo para ver a donde llegaba.
— Hay una estación cerca de aquí, una hora, creo — dijo ella, mientras tomaba de su vaso de agua. — Te recomendaría ir a Colmar, es como nuestra pequeña Venecia, pero en Francia.
— He oído hablar de ella, pero jamás he ido. — O mejor dicho, no lo dejaban ir.
— Mi esposa y yo tenemos planeado ir a Lyon y tomaremos un tren mañana, podrías acompañarnos a la estación.
Y Adrien se lo agradeció de corazón, porque estas personas desconocidas habían decidido apoyarlo mucho más, de lo que su padre quiso.
Ahora solo había esperar al día de mañana, para ver lo que Colmar traería para él.
(y por unos momentos, se preguntó si su padre estaba bien).
"Aguantar esa atósfera no es nada fácil, no quiero vivir así"
Sleeping on the floor - The Lumineers
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