A/N: Hola! Lo prometido es deuda. Os dejo el primer capítulo de la historia que os prometí en Dreaming with a broken Heart. Preparad vuestro corazones para un romance al estilo Swan Queen. Espero que lo disfrutéis. Los comentarios son siempre agradecidos ;)
Disclaimer: No me pertenece ninguno de los personajes, si lo hiciesen, Regina y Emma no estarían juntas solo en mi imaginación. La canción que utilizo es Hot Blooded de Foreigner.
La cena inesperada
Cualquier otro día, Regina no disfrutaría de su tarde sola en casa sabiendo que su hijo correteaba por la ciudad con la Sheriff rubia de dudoso pasado, pero hoy era distinto. Después de la semana de problemas que había tenido intentando controlar a la marea furiosa de población, después de sufrir un apagón general en todo Storybrooke, había decidido que esta tarde iba a ser para ella.
Primero se había regalado un baño largo y relajante. La bañera estaba llena de agua, el bote de burbujas estaba vacío y se había ido formando una neblina con olor a vainilla a causa de las velas aromáticas encendidas. No fue hasta que se acomodó en la bañera cuando se dio cuenta de toda la tensión que había estado acumulando durante toda la semana. Cerró los ojos y se dejó llevar por el sonido relajante de la música. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro, todavía le quedaban otras tres horas de silencio y descanso.
Después del baño y de negarse a subirse de nuevo a los tacones, bajó a la cocina dispuesta a cocinar una tarta de manzana para Henry. A pesar de que su relación no había sido la misma desde que leyó el libro, Regina tenía la esperanza de que todo volviese a ser como antes, aunque poco podía hacer ahora que la tal Emma Swan había decidido quedarse. Regina estaba enfadada, ya se había encargado de dejarlo claro, pero lo peor era que también estaba triste y eso parecía que nadie lo veía, ni siquiera su hijo. El efecto del baño se estaba pasando y sentía que si no hacía nada para volver a subir su ánimo, acabaría llorando o rompiendo algo. Apartando esos pensamientos que habían inundado su mente, cogió su móvil, puso el volumen al máximo y comenzó a cantar Hot Blooded mientras terminaba de poner la tarta en el horno e iba dando saltos por su cocina.
Ya era la décima vez que la canción se repetía, pero las copas de sidra que había ido bebiendo habían hecho que su ánimo no decayese. Sacó la tarta del horno y se preparó para volver a cantar el estribillo de la canción.
'I'm hot blooded, check it and see. Feel the fever burning inside of me. Come on baby, do you do more than dance? I'm...' – Subida a la mesa de la cocina había comenzado a cantar utilizando una cuchara de madera como micrófono, y para su horror, cuando abrió los ojos, vio con espanto que su hijo la miraba divertido y que a su lado, una rubia con la boca abierta no le quitaba los ojos de encima.
Su reacción no fue rápida, todavía estaba procesando la información. Emma se había dado cuenta de eso y se anotó un punto mentalmente, había logrado pillar por sorpresa a la alcaldesa y la sensación le gustaba. Con las mejillas coloradas, sin saber exactamente si era a causa del alcohol o de la vergüenza, Regina se bajó casi tirándose de la mesa y corriendo fue a poner lejos de la vista de la intrusa la botella, ahora medio vacía, de sidra. Acabo de interrumpir la fiesta privada de Regina, otro punto para mí, pensó Emma.
El silencio que se creó en la sala no era más incómodo que ver a Regina fulminando a Emma con la mirada, así que Henry decidió que era el momento de intervenir, aunque sabía que no iba a mejorar las cosas.
'Mamá' – El tono de su voz no pasó desapercibido por Regina, intentó ocultar el dolor que le producía saber que solo se dirigía a ella de esa forma porque quería pedirle algo, aún así, una sonrisa se formó en sus labios. 'He invitado a Emma a cenar a casa, ¿te parece bien?' – La sonrisa fue el toque final para que Regina no pudiese negarse. Su hijo sabía bien ganarse a su madre.
'Sube a tu habitación a cambiarte. La señorita Swan y yo, prepararemos la mesa.' – Eso no se lo esperaba, ¿solo hacía falta una sonrisa para ganarse a la fría y manipuladora alcaldesa? Emma quería huir, pero no tenía ninguna intención de decepcionar al niño. 'Henry, acuérdate de lavarte las manos antes de bajar.' – La máscara había vuelto de nuevo a la cara de Regina y mientras su hijo feliz subía las escaleras, le dirigió una mirada a Emma dejando muy claro que presentarse en su casa por sorpresa no había sido una buena idea.
'Ahora, señorita Swan, si no le importa, ya que se ha autoinvitado a cenar a mi casa, podría ayudarme a poner la mesa.' – Era obvio que la sugerencia era una orden y Regina lo sabía, porque ya se había dado la vuelta y había empezado a andar hacia donde se encontraban los platos.
Para su sorpresa, Emma se quedó demasiado tiempo mirando a la morena caminar. Incluso su pijama estaba perfecto. Esto le sorprendía más que nada porque el espectáculo que había dado bailando encima de la mesa debería haber hecho que se despeinase o al menos, que el pijama se arrugase, pero no, era perfecta hasta cuando una persona inesperada llegaba a su casa a las diez de la noche. 'Sheriff, mi paciencia tiene un límite y parece que le gusta jugar con él.' – La voz de Regina la sacó de sus pensamientos y su sonrisa se hizo más evidente pues la morena había acertado. Jugar con los nervios de la alcaldesa era una de sus actividades favoritas, aunque solía ser peligroso.
Sin esconder la sonrisa, llegó hasta donde se encontraba Regina y comenzó a coger vasos. Un olor a vainilla llegó hasta ella e instintivamente, se giró para ver de donde procedía. Era Regina. '¿Algo divertido, Swan?' – La alcaldesa estaba a punto de perder los nervios, pero las palabras estaban fuera de la boca de Emma antes de que pudiera hacer nada. 'Así que, apasionada.' – Acompañó sus palabras con un guiño dándose cuenta de que había invadido el espacio personal de Regina, pero esta no parecía tener intención de apartarla.
'¡Tarta de manzana!' – El grito de Henry hizo que las dos volviesen a la realidad y dejasen el juego de miradas. Emma entonces fue consciente de lo que había hecho y rezó para que Regina no la tirase de su casa. Obviamente bajo otras circunstancias, la alcaldesa lo habría hecho, pero ver a Henry tan contento merecía la pena. 'Ese es el postre, cariño. Habrá de sobra para los tres.' – Regina se dio cuenta de que había incluido a Emma, pese a que su presencia le molestara. ¿Por qué lo he hecho?, pensó.
Mientras Henry se sentaba listo para terminar lo antes posible de cenar y llegar al postre, Regina volvió a dirigirle una mirada asesina a Emma. Si fuese otra persona, la rubia juraría que la alcaldesa disfrutaba tanto como ella de la tensión que creaban. 'Te aconsejo que te guardes tus comentarios infantiles durante la cena. No me gustaría tener que hacerte callar, Swan.' – Con esas palabras, Regina fue hacia la mesa para unirse a su hijo. Emma, sin embargo, continuaba analizando las palabras de la morena. No estaría mal comprobar si las técnicas de Regina Mills para hacerme callar funcionan, pensó mientras se unía a la cena.
