Irremediablemente .romántica, la curvilínea profesora Sakura Haruno siempre había soñado con una boda de cuentos de hadas. Cuando su novio banquero le propone matrimonio, Saku piensa que los sueños sí se hacen realidad. Cuando Sasori se revela a sí mismo como un estafador homicida y la abandona en el calor del Serengeti durante sus vacaciones, ella pensó que los cuentos de hadas mentían. Y mucho.

Sasuke Uchiha es el alfa de la ancestral manada de cambiaformas. Por lo general, él solo se molesta cuando los humanos descuidadamente tiran cosas en su territorio. Cámaras, equipos para acampar, y en ocasiones... a personas. Síp, ¿no saben acaso que los humanos saben horrible? Pero hay algo intrigante acerca de la dulce Saku, con su sedosa piel, sus pechos prominentes y generosas caderas. Su lujuria comienza a arder al instante en que la ve y reclamarla como suya parece ser lo más lógico por hacer. Una vez que ella termine de gritar, por supuesto.

Este historia NO me pertenece, es de la autora Lizzie Lynn Lee, los ersonajes aquí mencionados NO son míos son del Mangaka Masashi Kishimoto.

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Les tengo que decir que solo son cuatro capítulos nada más. Espero que les guste.

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Capítulo Uno

Sakura Haruno luchó para mantenerse despierta, a pesar de que sus ojos se rehusaban a cooperar. Una intensa somnolencia se apoderó de ella, y mantener los párpados abiertos se convirtió en un gran problema. Frustrada, decidió morderse fuertemente el dedo. Un destello de dolor la sacudió hasta despertarse, zarandeándola de las garras del sueño que no quería dejarla ir.

Sus ojos se abrieron de golpe. Su boca tenía gusto a sangre. Debió haberse mordido demasiado fuerte, pero no le importaba. Sabía que tenía que mantenerse alerta.

Si quería sobrevivir…

Rodó sobre su estómago y se forzó a gatear. Pestañeó y observó los alrededores. El calor sofocante llegó a ella primero. A continuación, el olor a hierba seca y tierra asaltaron sus fosas nasales. Su estómago se hundió. Su corazón se aceleró, igual como le había sucedido cuando vio la salvaje danza tribal de anoche.

¿Eso fue anoche?

¿O fue hace dos noches atrás? Había perdido la noción del tiempo.

La última cosa que recordaba era a su prometido, Sasori, llenándola de alcohol.

Ella era una bebedora ligera. Un cóctel era suficiente para dejarla borracha. Se acordó que estaba en su cuarto Martini cuando Sasori sugirió que fueran a dar un paseo. La noche era joven y la luna era llena. Una noche romántica, había dicho Sasori, y no quería perderse el momento. Ella no quería decepcionarlo, así que lo acompaño a una excursión en jeep; un recorrido a medianoche bajo el cielo nocturno del Serengeti.

Después de solo unos minutos, todo se agitó y ya no podía recordar nada más. Debió desmayarse. ¿Cómo es que terminó en este lugar? ¿Algo le había sucedido a Sasori?

Saku se detuvo y se sentó. Un escalofrío por sus terminaciones nerviosas.

¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Qué es este lugar?

Cerró sus brazos frente a su pecho, queriendo llorar. A pesar del calor implacable, ella tembló. No quería pensar que Sasori la había olvidado y abandonado ahí. Sasori la amaba. Le había dicho muchas veces que no podía vivir sin ella.

Algo terrible debió de sucederle a él y terminaron por separarse. ¿Habían sido atacados? ¿Se encontraba él en problemas?

Ahogando un grito, Saku se encamaró para tener una mejor visión de donde de hallaba. Sus rodillas cedieron antes de poder levantarse completamente. Una vez más, se estrelló contra el suelo. Su cabeza dio vueltas.

Maldita sea.

Saku se agarró la cabeza cuando todo parecía doble. Maldijo a su puta resaca.

Una vez había tenido una fuerte resaca durante su primer año en la universidad, pero nunca de esta manera. El mareo fue tan intenso que casi se sintió como si hubiera sido drogada.

Cuando era una adolescente, su apéndice explotó en medio de un partido de voleibol y tuvo que someterse a una apendicetomía de emergencia. Cuando salió de la cirugía, se encontraba extremadamente aturdida y somnolienta por la anestesia, exactamente como se sentía ahora.

¿La había drogado Sasori?

Rápidamente apartó la loca sospecha. Sasori jamás haría algo así. La amaba.

Ella sabía que así era. Tenía que haber una explicación razonable para esto. Saku se obligó a gatear otra vez. Sus rodillas y codos se rasparon contra la tierra seca, dejándole moretones en la piel. Ella se encontraba varada en medio de Dios-sabe-dónde y ciertamente no era seguro quedarse en ese sitio. Había visto a los enormes felinos merodeando por el lugar. Tenía que mantenerse en movimiento. Buscar ayuda y salir de este sauna infernal.

Después de unos cuantos metros, Saku tuvo que parar. Jadeó. El calor era insoportable. Su garganta de hallaba seca y estaba hambrienta como el demonio. De pronto, el entorno se volvió silencioso. Oh-oh. No era bueno. Incluso las ruidosas aves dejaron de piar. La piel de gallina golpeó su carne. El cabello en la nuca se levantó. Un bajo gruñido retumbó detrás de ella.

Su corazón se congeló en su pecho.

Oh, Dios, no. Saku se paró para correr. Solo logró dar una docena de pasos cuando la fuerza la abandonó. Cayó nuevamente a tierra, dejándola demasiado cerca de su pesadilla viviente.

Un león gigante apareció ante ella. Su majestuosa y dorada melena de suave oro fundido se meneaba por la seca y caliente brisa. Unos ojos negros estudiaron su cuerpo, calculando. El león agitó su cola. Otro gruñido brotó de su garganta.

"Lindo gatito", susurró Saku. Se desplazó hacia atrás. "No me comas. No tengo buen sabor".

Por un momento, le pareció oír la risa del león. Imposible. ¿Resopló? Nah. No podía ser.

Ella corrió a un arbusto cercano mientras el león se acercaba más, listo para saltar. Su mirada se paralizó en las enormes garras del león. Eran más grandes que los platos de la cena. Oh, Dios. Estoy condenada.

Los ojos de Saku se ampliaron en terror cuando un segundo león marchó por la densa maleza.

Estoy muerta. Estoy malditamente muerta. Ellos van a comerme viva. Ella chilló cuando el primer león puso sus garras en su pecho y la olió, y entonces la oscuridad la envolvió.

Sasuke Uchiha estaba divertido.

Él nunca antes había conocido a una humana tan asustada por su especie. Ella se desmayó en el momento en que la tocó. Usualmente, los humanos corrían y gritaban primero. Y después que se cansaban de correr, ellos le rogaban que les perdonara la vida antes de desmayarse completamente.

Típicos turistas.

No era como si a Sasuke le gustara comer humanos o algo así. A él simplemente le gustaba jugar con ellos. Su manada, K'stal, leones cambiaformas ancestrales que gobernaban el Serengeti desde hace siglos, nunca comían personas para su sustento. Muchos miembros del K'stal reclamaban a humanos como sus parejas, así que la práctica de comerlos estaba prohibida. Pero la mayoría de ellos no podía resistir perseguirlos y asustarlos cuando veían a uno.

Era la naturaleza de las bestias.

Su mirada se enfrentó a la de su hermano Itachi, y su éste sonrió en su forma de bestia. Lucía extraño.

A ésta me encantaría lamerla toda, dijo Itachi comunicándose con su mente. Tal vez la comeré también. No de la manera no-sexual si sabes a lo que me refiero.

Te gustaría. Sasuke rodó sus ojos. Yo la vi primero.

¡Merde! No es justo.

Yo soy el alfa. Acéptalo. Después de que su hermano regresara de un año de estudios en Konohagakure, su fanfarronería siempre se regodeaba en un exasperante acento francés, haciendo que Sasuke quisiera golpearlo cada vez que lo hacía.

Casi todos los cambiaformas del K'stal habían abandonado el Serengeti en algún momento de sus vidas, vagando por los siete continentes para ampliar sus horizontes.

El mismo Sasuke pasó una década en Otogakure, estudiando gestión empresarial y después leyes en prestigiosas universidades antes de aburrirse y decidir regresar a Sunagakure.

Al final, todos los cambiaformas siempre regresaban a casa. El llamado del Serengeti se sentía como un canto de sirena para los de su clase.

¿Qué es lo que vas a hacer con ella? Preguntó Itachi .

Llevarla a casa.

¿A nuestra casa?

No, a la casa del gobernador. Por Dios santo. Sasuke rozó a su hermano al pasar. Muévete.

Itachi se sentó. Su espeluznante sonrisa se amplió. Ajá. Estás planeando quedarte con ella.

Quizá.

¿Quizá? No puedes llevarla a nuestra morada si no estás planeando planeandoquedarte con ella.

Cállate. Cierra el pico de una vez. No lo he decidido aún.

¿Y eso por qué?

Porque no es simplemente una turista perdida. Ella fue drogada antes que la dejaran.

¿Lo viste todo?

Anoche. Esperé a que se despertara. Sasuke paró y se cambió a su forma humana. Se inclinó sobre ella y acarició su mejilla. La bella durmiente continuaba inconciente y no lucía como si fuera a despertar en un futuro cercano.

La examinó más de cerca. Era una encantadora mujer. Lindo rostro. De figura curvilínea. Senos exuberantes. Justo su tipo. Su cabello rosado, largo hasta los hombros, se encontraba enmarañado con hojas y hierbas, y su pálida piel se hallaba sucia por la tierra, pero aún lucía impresionante. ¿Qué clase de monstruo podía descartar a una hermosa mujer como ésta en medio de la nada y dejarla para morir? Él había dado un paseo a través del territorio de la manada anoche para mirar el atardecer, cuando vio un jeep que se desvió rápidamente.

Algo abultado voló desde el vehículo, aterrizando cerca de un pozo de agua. Sasuke casi no podía creer lo que vio cuando fue a investigar.

Al principio, pensó que el jeep había tirado un cadáver. Él se hallaba sorprendido cuando descubrió que la mujer aún se encontraba con vida.

Decidió esperar, haciendo guardia en caso de que hubiera sido un error. El hombre en el jeep podría no saber que había perdido un pasajero. Los turistas a menudo hacían mierda increíblemente estúpida. Doce horas después, y aún nadie había regresado por ella. Sasuke estaba convencido que esta mujer era una víctima de un pobremente orquestado intento de asesinato. Juzgando por el olor, ella había sido drogada antes de ser arrojada.

Su mirada viajó hasta su mano. Su dedo se hallaba coronado con un anillo de compromiso.

Una gran roca, pero tristemente, era falsa. Su ojo entrenado fácilmente notó la diferencia entre un diamante verdadero y una Zirconia. El prometido de esta mujer debió engañarla para que pensara que derrochó un montón de dinero en ella con un costoso anillo de diamantes.

Pobrecita, pensó.¿Qué fue lo que hiciste para merecer esto?

Su hermano también la observó con gran interés. Sus ojos negros se iluminaban.

Exquisita.

Lo es. Pero mantén tus manos alejadas de ella. Es mía.

Idiota. Itachi resopló.

¿Y qué? Sasuke decidió que era tiempo de moverla a un lugar más refrescante. Él adivinó que ella había sido miserable en este calor. Además, necesitaba ser aseada. La tomó en sus brazos y la llevó a la morada de la manada. Itachi se encontraba detrás de él, siguiéndolo con un andar perezoso y depredador. Sasuke sintió como si estuviera llevando un precioso premio a casa.

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Merde= es mierda en francés.